Tratos y Trampas
— Jamás me dijiste que tenías una hija!— dijo Anna pasando los dedos sobre la pared húmeda y fría.
— Tampoco lo sabía!— dijo él, la estaba mirando. Sabía que Anna era muy rápida, aún que no le tenía miedo tal vez se trataba de una trampa.
— Debería darte gusto que no es igual a ti, eh estado cerca de ella. ¿Ah sí que Jace también es tu hijo?— pregunto ella.
Él solo se limitó a encogerse de hombros.
Ella sonrió.
— Mientes!—afirmo ella.
— Quieres decir que no lo crié yo mismo?— la pregunta que el había hecho iba para otro sentido.
— Apuesto a que sí!— paso su mano sobre la mesa llena de armas. — Yo estuve en esa cabaña, yo leí esos diarios. Yo se lo que le hiciste a Jace y Jonathan.—
Valentine apretó la empuñadura del cuchillo que estaba en su cinturón. — Yo no vine aquí para matarte Valentine, todos los ShadowHunters están buscándote.—
Valentine se quedó en silencio.
— Entonces supongo que sabes quién es Jace!— dijo con toda la calma del mundo.
El corazón de Anna comenzó a agitarse. — Tú plan no va a funcionar, se lo que vas a hacer!— dijo ella.
— Le dirás a la clave?— pregunto el, no sonaba curioso
— No, no le diré a nadie. No podría aún que quisiera. Tu asquerosa marca...— comenzó a caminar alrededor de él.
— Dulce y joven Anna!— entonó Valentine. — Veo que la muerte de tus padres dejó de perturbarte.—
— Tu los asesinaste sucio mentiroso!— Anna mantenía una daga sobre la garganta de él. Valentine se sorprendió por la rapidez de Anna.
— Tal vez! Pero no conoces la historia completa...— él mantenía una sonrisa malévola.
Se soltó del agarre de ella.
— Celine y Stephen Herondale. Sin duda tu padre fue el más débil de todos los Herondale, sin descartar a Tobías.—
El corazón de Anna se precipitó con furia y fuerza sobre tu pecho.
— Me seguía como un perro, al igual que tu madre. Siempre fueron tan manipulables, tan débiles de espíritu.— escupió las palabras.
Anna se sentía mareada, sus ojos se sentían caliente y le ardían.
— Celine, tan enamorada de Stephen. Siempre le di todo lo que deseaba. Tu padre jamás la amó y jamás sintió nada por ella. Tú estás viva gracias a mí, tú eres mi obra. Yo te creé Anna Herondale.—
Sentía como si su sangre fuera drenada, se aferró a la daga en su mano.
— Tú padre, la gran decepción de los Herondale, la gran deshonra. Le ordené que dejara a su esposa, su primera esposa Amatis, solo para que estuviera con Céline, por que así ella lo pidió y yo se lo di. Ella estaba tan enamorada de él pero él nunca la amó no como a su primera esposa.— continuó Valentine.
Sintió algo más intenso que adrenalina correr por sus venas.
Como si inundará todo su sistema.
— Y así como ellos me sirvieron a mi, tú igual estás destinada a servirme...—
Y eso hizo estallar todas las células de Anna.
La magia como niebla púrpura se desbordó a través de ella. Inundando su alrededor con tal fuerza que arrojó todo lo que estaba a su alrededor. Valentine salió disparado hacia una pared para después caer sobre el piso. Vio con asombro a Anna.
Las manos de ella destellaban chispas púrpuras pero la magia a su alrededor de había disipado.
Valentine se levantó tenía una sonrisa horrible.
— Mis chicos demonio...— dijo él. — Él y tú. Traerán desgracia a todo el mundo de sombras...— pero no dejo terminar a Valentine su discurso. La daga voló en el aire hundiéndose sobre el hombro de Valentine. La sonrisa mounstrosa de él fue lo último que vió antes de irse del lugar.
Aún sentía la irá correr por su venas, como si fuera fuego a través de ella.
“No quiero" se dijo.
Le resultaba complicado respirar.
"No seré igual a ellos" su corazón martillaba pesadamente.
"No soy una cobarde y jamás seré cómo ellos"
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