Noches en Londres.
El instituto de Londres era hermoso, parecía un castillo, era muy enorme, el techo pintado con varias runas.
Era el lugar perfecto para tomarse un tiempo, pensó Anna.
" Un Herondale siempre es bienvenido en el instituto de Londres" recordó las palabras de Evelyn.
Cuando era pequeña su padre había dirigido el instituto de Londres, no tenía ningún recuerdo de esa época ya que tenía dos años.
La biblioteca era increíblemente enorme, repleta de tantos libros.
Hace un par de días había salido a comprar viejos discos de vinilo ya que había encontrado una tornamesa en el instituto.
Bridget estaba ojeando un libro de recetas cerca de la ventana.
Puso un disco para reproducirlo. La melodía comenzo a inundar toda la biblioteca los sonidos de la guitarra molestando a Bridget.
Anna solo disminuyó poco el volumen.
— Esto es mágico!.— dijo Anna moviéndose con los sonidos de guitarras y baterías. — Que Raziel proteja a todos aquellas bandas fabulosas como Black Sabbath!— intento imitar la pose de todos los rockeros cuando pretendían tocar una guitarra invisible.
Tal vez había heredado su amor por el rock de su padre. Su padre siempre había estado más inclinado hacia los mundanos. Ella también sentía gran curiosidad por los mundanos y sus costumbres. Le gustaba pensar en la idea de si fuese una mundana, tal vez así no se preocuparía de todo el tiempo de encontrarse con demonios todo el tiempo.
Bridget solía ser muy depresiva pero era una buena persona, siempre solía cantar canciones tristes. Durante los tres meses que llevaba viviendo en Londres solo habían sido ellas tres, ella, Bridget y Evelyn Highsmith. Bridget era la cocinera y cocinaba muy bien.
Los truenos retumbaron por todo el instituto y pronto la gotas de lluvia comenzaron a chocar contra la ventana.
— Sabes que nos vendría bien?— le preguntó Anna a Bridget quien aún seguía metida en su libro.
— Que?— preguntó Bridget con un gruñido.
— Bueno, pues ya casi es de noche y esta lloviendo así que nos vendría bien un Chocolate con galletas...— Bridget no dijo nada, solo se quedó ahí viendo su libro, Anna sabía que la había escuchado pero se rehusaba a responderle. — Vamos, te ayudare!— dijo emocionada Anna.
— Bien! Pero tu limpiaras todo.— espetó Bridget.
Anna había aprendido a cocinar un poco cuando vivía con Magnus, le gustaba ver programas de cocina pero jamás puso todas las recetas en práctica, solo algunas.
Mientras Bridget comenzaba a preparar la harina y los demás condimentos se escucho el estruendo de las puertas abrise. Era raro ya que siempre había sido sólo ellas.
Anna corrió hacia la entrada. Al parecer el instituto no parecía tener una buena iluminación eso daba lugar a las sombras.
" Gabriel" llamo a su cuchillo, lista por si había una ataque. De las puertas emergió una silueta, no la dejaba mirar bien debido a la falta de luces pero parecía ser un chico, la sombra de sus músculos parecía notarse.
Evelyn apareció con una vela y se dirigió al chico entonces. Anna se acercó a él bajando su cuchillo serafín.
En la sala la Chimenea alumbraba suficiente para admirar el rostro del chico. Estaba mojado de pies a cabeza. Parecía un poco más grande que Anna. Las sombras de sus músculos sobre sus brazos y su pecho.
Su cabello parecía rubio, casi dorado.
— Me alegra que hayas vuelto!— escucho decir a Evelyn.
El chico giro su mirada a Anna, la miraba de una forma rara lo que hizo tensar a Anna.
El chico parecía ser conocido por Evelyn así que ella decidió volver con Bridget. Esta ya estába revolviendo la mezcla para las galletas.
— Quien era?— preguntó Bridget.
— Un conocido de Evelyn, un chico rubio.—
— Steve!— pronunció Bridget un tanto emocionada.
Anna no dijo nada solo se mantuvo en silencio mientras miraba a Bridget preparar las galletas.
Después de un rato apareció de nuevo el chico. Su ropa ya no estaba empapada pero su cabello si, parecía haberse duchado.
Sus ojos se dirigieron a Anna. Ella miro con atención su rostro, sus rasgos parecían marcados. Se veía como los Modelos mundanos que eran atractivos, de esos que anunciaban ropa interior de distinguidas marcas de ropa.
— Se agradaran ustedes dos.— dijo Bridget. — A Anna también le gustan esas bandas raras y mundanas como a ti!— se dirigió a Steve.
Ambos chicos se miraron a los ojos, se quedaron un segundo así hasta que Steve giro su mirada y comenzó a sonreír. Su sonrisa parecía perfecta como la de los galanes de película.
Esto disminuyó la tensión entre ellos.
— Que ha pasado mientras no eh estado aquí? La asombrosa Anna Herondale nos digna con su presencia aquí.— dijo Steve, su voz sonaba un poco ronca pero no tenía asentó británico como la mayoría por aquí, su forma de hablar parecía más americana como solían llamarlo los mundanos.
Anna también le sonrió, fue una sonrisa un poco forzada.
Los músculos se marcaban a través de su camiseta blanca, estaba descalzo y llevaba Jean desgastados.
Comenzó a platicar con Bridget, ignorando que Anna estaba ahí. La runa angelical parecía notarse en la parte izquierda de su cuello.
Lo miro acomodarse el pelo de esa manera en la que los galanes en las películas se preparaban para pedirle una cita a la chica más atractiva, pero el gesto en el parecía casual y para nada intencional. La runa de agilidad se vislumbró en su muñeca derecha.
Después de un rato, Todos estaban sentados sobre el comedor esperando a que estuvieran las galletas de Bridget.
— Que descortés de mi parte!— dijo Evelyn. — Anna el es Steve Bloodwheel.—
Las venas parecían saltar un poco sobre los músculos de sus brazos.
— Tienes que contarme sobre tus aventuras por todo el mundo.— volvió a decir Evelyn dirigiéndose hacia Steve.
Esto sobre salto a Anna ya que esa frase siempre era usada por sus conocidos para ella.
— Todo ha sido demonios y disputas entre subterráneos.— respondió Steve y miro a Anna. Esta se giro evitando su mirada.
Bridget apareció con las galletas y el chocolate caliente.
— Estas muy callada querida!— se dirigió Evelyn a Anna.
"El niño prodigio volvió" dijo una voz a su lado.
Anna intento ignorar aquella voz.
Ni siquiera se giro para mirar.
Después de la cena Evelyn se fue a descansar al igual que Bridget. Ella se quedo ya que le había prometido limpiar después de hacer galletas.
Bridget había dejado todo sobre el lavaplatos. La mesa ya había sido limpiada.
Anna arremango las mangas de sus blusa para lavar. Del umbral de la entrada de la cocina apareció Steve.
— Necesitas ayuda?— preguntó el.
— Jamás eh necesitado ayuda!— espetó Anna.
Steve se acercó y comenzó a lavar los utensilios.
Anna lo miro por un segundo.
Se subió sobre el estante a unos cuantos centímetros de el lavaplatos.
Ahí sentada lo miro. Es algo que siempre solía hacer a escondidas, admiraba cada detalle de las personas pero enfrente de el no lo hizo a escondidas.
— Vas a quedarte ahí sentada mirándome?— preguntó Steve sacando una sonrisa. La sonrisa fue contagiosa y Anna también saco una, miro sus pies para evitar su mirada.
— Por que estas aquí?— preguntó ella.
— Bueno, me canse del mundo y volví.—
— Otro aventurero!— dijo Anna riendo.
— Todo el mundo aya fuera habla de ti, escuche que mataste a un ejército de demonios Halphas con solo dos cuchillos serafines.— su tono parecía neutral.
— En realidad fue sólo con una espada!— Ambos rieron y se miraron. Ya no había tanta tensión entre ellos.
Steve le contó un poco sobre unas de sus aventuras, la mayoría eran graciosas pero Anna pensó que tal vez la convertía de esa forma para entretenerla a ella, lo cual hizo que Steve le cayera bien. Tal vez con un poco de esfuerzo se volverían amigos.
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