Brujos y ¿celos?

Los nítidos rayos del sol la deslumbraron. Su vista tardó unos segundos en adaptarse a la iluminación. Estaba acostada sobre el sofá, recargada sobre el pecho de Tessa. Sintió su aroma a lavanda. Tessa la estaba rodeando con los brazos. Solo parecían dos chicas, aferrándose una a la otra.

Se movió un poco y Tessa se despertó. Los ojos grises somnolientos de ella la miraron. Anna comenzó a separarse de Tessa.

— Sinto haberte tenido aprisionada, debajo de mi.— dijo Anna.

— Oh, descuida.— Tessa le estaba sonriendo. — Tiene mas de un siglo que no dormía abrazando a nadie.

— De verdad, gracias Tessa. Por todo lo que hisiste por mí.— dijo Anna.

— Te lo dije, haría cualquier cosa por ti, Anna.— dijo Tessa. Se había sentado, giró su cabeza para estirar su cuello.

— Creo que jamás te agradecí, por haberme salvado. Por haberme acogido. Dime qué al menos todo lo que se de ti, en todos estos años es cierto. Por qué si no es así me voy a arrojar desde el Point Des Arts.— dijo Anna.

Tessa comenzó a reír.

— Siempre puedes confiar en mí.— dijo Tessa.

— Lo sé.— le respondió Anna y se lanzó para abrazarla.

— Ahora ve a darte un baño, yo haré el desayuno.— le dijo Tessa, mientras tocaba un mechón del cabello de Anna.

Sentía las lágrimas secas de la noche anterior, contra su cara.

Intento buscar el baño de Tessa, las paredes blancas y la cortina de baño era del mismo azul que el de afuera. Anna sabía que ese era el color de ojos de Will Herondale, el esposo de Tessa.
No pudo evitar pensar de nuevo si ella era inmortal. Si vería a las demás personas envejecer con el pasar de los años, como lo había visto Tessa. Si vería a Alec , Jace e Isabelle hacerce viejos y mientras ella se mantendría joven. Vería a su Steve envejecer con el pasar de los años. Y algún día lo vería morir. No soporto pensar en la idea de verlo morir, jamás. Jamás estaría preparada para eso. No pudo evitar pensar en un Steve mayor, a lado de una mujer que no era ella. Alejó ese pensamiento rapido. No podía imaginarlo a él, con alguien mas.

Pero tendría que ser fuerte como Tessa, quién había visto no solo a su esposo morir por la vejez, si no también sus hijos y su nietos y sus bisnietos.

Eso la hizo preguntarse si ella quería una vida ¿Si algún día se casaría y tendría hijos? Jamás había pensado en algo así. Siempre se enfocaba en el aquí y el ahora, por qué le hacía preguntarse si ella un día solo dejaría de crecer y conservaría esa misma forma, como Tessa que dejó de envejecer a los 22 o como ella quien su cabello dejo de crecer cuando le llegó a la cintura, después de años.

Cuándo se terminó de bañar, con el jabón de Chocolate que Tessa siempre tenía para ella. Al salir, Tessa había dejado sobre una silla; jeans y una blusa de manga larga y botas, todos de color negro.

Normalmente los Brujos solían estar a la moda y eran tan bohemios y extravagantes, pero Tessa siempre era conservadora, mantenía un estilo no tan extravagante pero si parecido a la época actual. Se puso los pantalones y después de cepillar su cabello, se encontró con Tessa quien había cambiado su ropa a un bonito vestido, amarillo canario. Hacía resaltar su cabello castaño. El cabello de Anna era un castaño más oscuro que el de ella.

Había panquesillos los cuales mezclaron con los tazones de diversas frutas, y café caliente recién hecho.

Después del desayuno, Tessa sugirió que salieran a dar un paseo por las calles de París.

Y mientras ellas caminaban tomadas del brazo, como laa chicas mundanas, que se tomaban de los brazos como amigas, mientras cotillanban y contaban chismes.

Caminaron por un hermoso camino de piedritas. Se sentía el lugar pacifico, los árboles movían sus hojas con la brisa y el cielo azul intenso, con nubes como algodón de azúcar.

Tomaron un descanso de su caminata para probar unas deliciosas baguettes que Tessa había sugerido.

Anna no pudo evitar sentirse como en casa. Tessa y Magnus siempre habían sido su hogar.
Junto a ellos, se sentía a salvó y jamás se había sentido así con nadie, excepto... Steve.

Anna por primera vez pensó que él no sabía a donde había ido. Él no sabía nada de ella. Saco su celular de su bolsillo del pantalón y lo encendió. Había estado apagado y solo hasta apenas lo había encendido. Después de unos segundos se dio cuenta que habían una cantidad de llamadas perdidas que Steve le había realizado. Comenzó a llamarlo, esperando los tonos, para que él contestará. Y después de un rato lo hizo.

¿Donde demonios andas Anna? Te hemos buscado por todos lados. Use una runa para rastrearte pero estabas... en París. Le espetó Steve contra el teléfono. Se escuchaba molesto.

Estaba preocupado por ti. Dijo él.

— No deberías. Estoy completamente bien.— respondió ella en un tono suave.
— No te preocupes. Tal vez vuelva pronto...

¿Pronto? ¿Cuando?. Le replicó él.

— De acuerdo, Reina del Drama.— dijo Anna. Tessa había levantado una mirada hacia ella, divertida por lo que acababa de decir, pero intrigada por quien estaba al otro lado de la línea. —Steve, estoy bien y prometo que pronto volvere. No tienes que preocuparte.—

Steve estaba apunto de replicarle, lo sabía. Él no se quedaría con esa simple respuesta. Pero antes de que preguntara algo más, ella colgó.

— ¿Steve?— dijo Tessa. Tenía una mirada de intriga.

— Si, a veces él puede ser una Reina del Drama. Pero... es la persona más asombrosa del mundo.— le dijo Anna. — Desearía que pudieras conocerlo.

— Desearía conocerlo.— concordó Tessa. — Me gustaría conocer a quien te hace suspirar así.

— ¿Que?— pregunto Anna. — Yo... yo no suspiro por él.

— Humm.— le dijo Tessa, sus ojos se habían agrandado. — No olvides que los Herondale solo aman una vez en la vida...

— Si, Steve es lindo...— dijo Anna. Tessa vio a Anna ponerse nerviosa, estaba mirando hacía otro lado. — Solo espero que lo conozca lo suficientemente bien. Al parecer últimamente las personas no son lo que creó.

— Tu madre te amó.— dijo Tessa. — Pude sentir él dolor que ella sintió cuando le pediste que se fuera. Apesar de que está muerta.

— Solo... no quiero hablar de eso por ahora, Tess.— dijo Anna.

Y Tessa sintió su corazón dar un latido intenso. Will solía llamarla así. Desde entonces nadie jamás la había llamado así. Pero Anna era una excepción. A veces al mirarla a ella. Tessa podría ver fragmentos de Will, de Lucie y James en ella. Podía ver el humor de Will y la inteligencia de Lucie y el valor de James.

— Entonces volvamos a nuestro paseó.— sugirió Tessa y Anna le sonrió. Esa sonrisa digna de un Herondale.

Y Anna se quedó pensado en aquella frase, "Los Herondale solo aman una vez en la vida".

Mientras caminaban cerca delas catacumbas, Tessa iba explicándole una historia de hace cuánto tiempo habían sido hechas y lo que contenían. Contó que algunas personas se adentraban de más y se perdían adentro y jamás volvían.

Las calles por ahí solían estar vacías, pero algo en el ambiente se sentía denso. Y un estruendoso resonó de entre todas las catacumbas, llegando hasta sus oídos.

— ¿Que fue eso?— preguntó Tessa. Y Anna estaba sosteniendo la empuñadura de su espada desde su funda.

Una mujer salió corriendo de entre el túnel, era una mundana. Se detuvo frente a ellas. Anna no llevaba puesto su glamour pero su espada si lo tenía.

— Eso es horrible, un bebé muerto. ¿Que horrible persona haría eso?— dijo la mujer angustiada y casi gritando de horror.

Anna se adentró al túnel de las catacumbas, desenvainando su espada. Tessa la siguió. Unos pasos adelante, un camino de gotas de sangre espesa y oscura guiaban hacía algún lado.

Anna siguió el rastro con Tessa, detrás de ella. Las catacumbas eran oscuras, Anna iluminó con su luz angelical. La piedra se iluminó en la mano de ella, para guiar su camino, después de unos pasos vieron a sus pies un bulto en una sábana negra.

Tessa y Anna se miraron a los ojos. Y Tessa se inclinó sobre el bulto, tocandolo con delicadeza.

Tessa saco un suspiro de asombro y horror.

— Es un bebé!— dijo Tessa. — Está... muerto.

Anna sabía de lo que Tessa estaba hablando. Ella lo movió con su espada. La piel oscura y escamosa del bebé demonio. Anna intento poner al tanto del asunto de bebes demonios a Tessa.

— No te han ofrecido adoptar a un bebé demoniaco ¿Cierto?— dijo Anna.

— No, por supuesto que no.— dijo Tessa. — No es normal que personas lleguen a llamar a tu puerta con bebés demoníacos. ¿Que dirían? "Señorita bruja, ¿Desea adoptar un bebé demonio?—

Anna no pudo evitar reír. Y Tessa no pudo evitar pensar en Will.

— Es curioso que lo digas, más o menos algo parecido le sucedió a Hypatia.— dijo Anna.

Tessa saco un gemido de horror.
— ¿Como es que han creado algo así?— dijo Tessa.

— No lo sé, aún no deciframos eso. Pero hasta donde sé, supongo que utilizan a mujeres lobo y demonios para procrear eso.— dijo Anna.

— Debemos infórmale al Instituto de París.— dijo Tessa y Anna sintió un retortijon en su estómago. También en su corazón.

— Estaría encantada de ir... Pero...— estaba diciendo Anna. — No, en realidad no quisiera ir.

— ¿Por qué no?— dijo Tessa desconcertada.

— Digamos que... quiero evitar ciertas personas.—

— Anna.— le espetó Tessa. — Esto es importante. Deja tu sentimentalismo a un lado.

— Solo, déjame llamar a mi equipo de refuerzo.— dijo Anna.

— ¿Equipo de refuerzo?— replicó Tessa.

— Solo dame un segundo, Tess.— dijo Anna mientras sacaba su celular y marcaba él numero de Steve.

Espero las tonadas, hasta que respondió.

Me colgaste. Le espetó él.

— Si, lo sé. Soy una horrible persona y todo eso. Pero te necesito.— dijo ella al teléfono.

No hubo respuesta al otro lado.

— Escucha... estaba en París y encontré otro de esos bebés demonios, tienes que venir ahora mismo.—

¿Como se supone que haga eso?. Le replicó él.

— Sólo tienes que ir al portal de la cripta, estamos en las catacumbas de París.— dijo Anna.

¿Estamos? ¿Quienes? ¿Tú y quién más?. Le replicó de nuevo.

— Yo y un sexy brujo, es por eso que tienes que venir ahora.— le dijo Anna.

Tessa la estaba mirando con las cejas enarcadas y una sonrisa divertida.

Iré en seguida. Y fue lo último que dijo él, antes de colgar.

— ¿Crees que lo haya dejado aquí, apenas?— le pregunto Tessa.

— Seguramente no fue hace mucho, la sangre sigue fresca.— dijo Anna.

— Los brujos en el Laberinto Espiral, habían escuchado de esto. Pero... creó que aún no han visto esta atrocidad.— dijo Tessa.

— Si, ahora entendemos que existe gente más enferma en el mundo, que solo Valentine Morgenstern.— dijo Anna.

— ¡Anna!— Tessa escucho la voz de hombre resonar por todos los lugares.

— ¡Por aquí!— dijo Anna.
Y un chico, más mayor que Anna, de hombros anchos y cabello rubio apareció de entre la oscuridad. Al lado de él venía una chica con el cabello oscuro, cuando se acercó lo suficientemente para que la luz angelical de Anna la iluminará, Tessa noto que su cabello era verde.

— Genial, trajiste a tu Barbie.— le  espetó Anna al chico.

Los ojos azules de chico, hisieron pensar a Tessa en su nieto, el hijo de Lucie y Jesse Blackthorn.

— Dijiste que estabas con un sexy brujo.— le espetó él chico a Anna.

— No te mentí.— comenzó a decir Anna. — Tessa es muy sexy...—

Tessa solo estaba riendo.

A Anna le alegraba que por lo menos, eso hubiera insitado a Steve a venir rápido. Sintió una punzada de alegría en su corazón.
— Tessa, este es mi Steve Bloodwheel.— dijo Anna. Todos se le habían quedado viendola, Steve con asombro y ella se dió cuenta que había dicho "mi Steve". Pero ya era demasiado tarde como para componerlo.

— Y esta es Violette.— señaló hacia la chica de cabello verde.

— Ashbow.— le replicó ella. — Violette Ashbow. ¿Usted es Tessa Gray?— le pregunto.

Tessa estaba sonriendo y asintió, parecía que Violette le había agradado.

— Como es todo eso ¿Enserio si cambia a cualquier persona? ¿Puede adquirir su apariencia y su voz y todo eso?— dijo Violette curiosa.

Anna y Tessa se tensaron al mismo tiempo y se miraron la una a la otra.

— Violette, está no es clase de historia sobre los poderes de Tessa, ciertamente tenemos un asunto aquí, pendiente.— dijo Anna señalando el bulto oscuro.
— Escuchen, este es el plan.— comenzó a decir Anna.

Entonces Tessa comprendió que los Herondale siempre tenían un plan y normalmente era uno muy alocado. — Yo y Steve iremos a avisar al Instituto de París y Tessa... ¿Puedes quedarte, Tess?— y Steve se dió cuenta que Anna jamás le había hablado tan gentilmente a nadie como le había hablado a Tessa Gray.
—¿Puedes cuidar que nadie toque esto? ¿Hasta que lleguemos?—

Y Tessa asintió al igual que Steve. Violette estaba resignada y cruzada de brazos.

— Bien, entonces vamonos.— dijo Anna, saliendo de las catacumbas, mientras Steve la seguía.

Tessa comenzó a cerrar el espacio con su magía donde estaba él bebé, para que nadie se lo llevará, nadie lo viera y nadie lo tocará.

Anna comenzó a caminar rápido, el Instituto no estaba tan lejos. Quedaba a unas cuantas calles, caminando.

— ¿Porque mentiste?— le pregunto Steve.

— ¿Que? ¿Sobre el brujo?— dijo Anna.

— No, no estás bien. Puedo sentirlo.— dijo Steve.

— ¿Viniste tan rápido por tus celos a un brujo?— le dijo Anna, riendo.

— ¿Que?, Por supuesto que no.— le dijo Steve. — No soy una persona celosa y vine solo por que dijiste que me necesitabas. Así que vine a cuidar tu trasero.

— Amm... del brujo sexy...— dijo Anna.

— No.— espetó Steve nervioso. — De tus decisiones...

— Claro, claro, lo que digas...— dijo Anna, divertida. — Fingíre que no te pusiste celoso...

— Que no me puse celoso.— le replicó él.








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