𝐬𝐢𝐱𝐭𝐲 𝐭𝐡𝐫𝐞𝐞
―June, debes entender que papá sólo se preocupa por ti y es por lo que...
―Julian no es su padre, Marcus ―le interrumpe con urgencia mientras caminan a paso relajado por las calles de Low Manhattan―. Julian no es como John Casablancas.
―Dices conocerlo muy bien, pero, al final del día es un "chico"...
―Tú también eres un "chico" ―reclama ceñuda y él suspira profundo, agotado, ya que, a pesar de la siempre complaciente naturaleza de June, ella tenía un notorio punto de presión y ese era Julian.
―Entonces, créeme, cuida tus expectativas de él. Sé lo que digo.
La rubia mantiene su conflictuada mirada baja mientras ella y su hermano ingresaban al interior del pequeño y comunitario teatro de Glam arts. El local, míticamente financiado por grupos disidentes y artísticos de la zona, era frecuente casa para todos aquellos creativos que solían variar de la establecida convencionalidad; batallas de pasarela, bailes libres, burlesque, drama, comedia, poesía y música, aquel era un entorno que aceptaba a todos quienes no creyesen caer en el "molde" social esperado, por lo tanto, cada evento en ese lugar era un acto de rebelde liberación.
June, a diferencia de Marcus, asistía por primera vez, ello debido a que la chica había sido invitada por Gia quien se presentaría leyendo de su poesía. Había pasado al menos un mes desde que June se había distanciado definitivamente de Lana a causa de una amarga discusión que habían tenido después de año nuevo, por lo tanto, en la actualidad se sentía algo nerviosa de encontrarse con la rubia; aun así, debido a que Gia, con quien continuaba una fraternal relación, le había contactado, ella asistía y Marcus se le había unido tan pronto escuchó a su hermana mencionar el tema.
―La última vez que vine fue con Jamie. Él está intentado reunir el valor suficiente para motivarse a leer su poesía alguna vez en aquel escenario ―explica el pelirrojo, con la mirada fija sobre dicho lugar en donde sólo luces doradas alumbraban tenues, ellos ya en sus puestos rodeados de una variada, pero, no tan grande masa de asistentes―. Jamie es tan bueno con las letras...
―También lo eres tú. He leído algunas de tus historias.
―Sí, pero yo no soy un romántico. Soy un ñoño ―ríe modesto para sí mismo―. Lo sabes ―su hermana le observa nostálgica por sobre su hombro; él aún con su contemplativa vista sobre el vacío escenario―. A veces desearía aprender a expresar lo que siento sin sobrepensar tanto. Sin miedo... Creo que eso es lo que hace que admire tanto la vulnerabilidad en la poesía. A través de párrafos es fácil distraer... ¿A través de prosas? No tanto.
El teatro se va a negro durante un momento, pronto volviendo a sólo ser iluminado el escenario en donde uno a uno van tomando su turno aquellos artistas en busca de libertad para sus creaciones, Gia ganando muchos aplausos gracias a sus desgarradores y sombríos versos, cuales terminan resonando de sobremanera en el subconsciente de su amiga, incluso cuando ya había terminado el acto.
―¡Sabía que conocía esa cabeza rojiza! ―alguien taclea a Marcus desde atrás mientras los hermanos caminaban tras bastidores, siendo ambos sorprendidos por quien se integraba.
―¿Albert? ―dice June y el rizado luce igual de anonadado, pronto observándoles a ambos simultáneamente, ninguno sin saber qué decir.
―Albert y yo trabajamos juntos en la tienda de video ―aclara Marcus, igualmente tratando de hacer sentido de todo y los aludidos asienten, el rizado aun luciendo algo perdido―. June es mi hermana mayor.
―¡No puede ser! ¡tiene todo el puto sentido del mundo!
Ahora los tres se integran tras bastidores, June en búsqueda de su amiga para felicitar, en tanto, Albert grababa todo aquello que le llamase la atención y que creyese útil para su proyecto universitario en el cual debía crear un pequeño reportaje y él había elegido aquella diversa comunidad como inspiración. Así, mientras Marcus se distrae con la siempre abundante plática del rizado, quien, al igual que en la tienda, no paraba de dar vueltas una y otra vez en lo mismo, de vez en cuando logrando sacarle una sonrisa debido a su apreciación del absurdo humor al chico, su hermana continúa con su búsqueda.
―¡Lo hiciste fantástico! ―felicita June a Gia y esta, agradecida, responde el abrazo con igual fuerza.
―Te he extrañado... Es como si te hubiese tragado la tierra ¿qué pasa contigo?
―Oh... Yo... He estado ocupada con la universidad y ha habido ciertas dificultades en casa. Ya sabes... Maldita economía.
―Lo último que Lana me dijo sobre ti fue que "Pie grande te tenía prisionera y que ya te había resecado la mitad del cerebro y tus ambiciones" ―ríe irónica mientras continúa abrazándole por sobre los hombros―. Como sea... Gracias por el apoyo hoy.
―¿Cómo está Lana?
―Viva, impredecible y reventada ―se encoge de hombros algo lúgubre―. Dejó NYU durante la primera semana de enero y se mudó a Brooklyn. Poco la he visto. Debido a ello la banda está en hiatus ―suspira pesado, con la mirada baja, frustrada―. Extraño tocar... Podría jurar que estábamos despegando en la escena, pero, de pronto Lana simplemente se esfumó.
Las amigas se despiden no mucho después porque Gia pretendía salir con su nueva novia y otros amigos, así que June vuelve con Albert y Marcus ya a las afueras del recinto, el último negándose a la insistente invitación del rizado.
―¡Oh, vamos a casa! Tomémonos unas cervezas y pasemos un buen rato. Los chicos, por lo que sé, ya están en Hells kitchen ¡Nunca se me pasó por la mente que ustedes fueran familiares! Ahora entiendo por qué me agradas a pesar de que sólo gruñas cada vez que te hago una broma.
―Marcus sólo tiene dieciséis, Albert.
―¿¡DIECISEÍS!? ―exclama―. ¡Con mayor razón! Debes beber con supervisión.
June y Marcus comparten una cómplice mirada, él finalmente accediendo no muy entusiasta a acompañarles. Así los tres abordan el metro y, luego de comprar alcohol y botanas en la tienda más cercana, pronto arriban al apartamento que el rizado compartía con Jules.
―¡Hey! ―saluda el gratamente sorprendido moreno al ver a su novia y hermano acompañar a Albert en el recibidor―. Bienvenido por primera vez a nuestro humilde basurero humano.
―Gracias ―responde el aludido con una sonrisa cerrada y pronto se ve distraído―. ¡Hey, Fab!
El baterista se acerca al pelirrojo y lo saluda con un fraternal abrazo acompañado de una cerveza cual el chico recibe alegre, así ambos integrándose a Nikolai y Nick quienes jugaban Nintendo en la sala. De esa manera, luego de que Albert fuese por una cerveza para sí mismo, un pensativo Jules deja caer su cabeza sobre el hombro de su novia.
―Mientras que a ti siga agradándote más que Fab, soy feliz ―musita con herido sarcasmo al ver como Marcus y el rizado conversaban como si fuesen antiguos amigos. June besa su frente y así ambos caminan a la cocina en donde Albert se preparaba un gordo sándwich del cual Jules le roba una mordida, pero, su sonriente amigo, como siempre, no protesta―. ¿Qué tal tu día?
―Bien... Bastante ajetreo con los exámenes durante la mañana en NYU. Pero haber visto a Gia leer su poesía alivió todo.
―¿Poesía? ―bufa ceñudo.
―Si... ―ella nota como Julian hace una irónica mueca mientras se sirve un vaso de licor―. Lo que tú escribes no está muy alejado.
―Lo sé. Pero es debido a ello que lo hago, porque no es lo mismo.
―¿Qué es lo que te desagrada de la poesía?
―La vulnerabilidad forzada. Muchos intentan hacerlo más por estética que por real necesidad de expresión.
―Supongo que a lo que te refieres es que no todos tienen el suficiente valor para arriesgarse a exponer...
―No. Me refiero la habilidad. Es específica y la mayoría que se presenta en esos lugares suele no tenerla. Es casi vergonzoso.
June, realmente contrariada por la desazón en su voz y opinión, le observa pensativa mientras él bebe de un solo sorbo su vaso, pronto rellenándolo, recién cayendo en cuenta que no le había ofrecido nada a ella. La chica niega, y por sí misma saca una botella de agua desde el frigorífico.
―¿Todo bien? Pareces algo estresado.
―Si... Es solo que... ―titubea tenso, como intentando decidir si continuar o no, pero, el alcohol ya le había reunido el coraje que se le escapaba desde hace tiempo―. ¿Me acompañarías a la terraza un rato? Quiero decirte algo.
Ambos dejan el apartamento y suben las restantes escaleras hasta la terraza. Estaba oscureciendo, pero, como era usual, las agitadas calles de Nueva york continuaban latentes, sobre todo tratándose de un prometedor y no tan frío viernes. June se arropa con su chaqueta y toma asiento sobre el barandal del edificio. Julian, algo ansioso, enciende un cigarrillo mientras camina de allá para acá frente a ella.
―No quería decirte esto hasta que fuese oficial... ―confiesa cabizbajo cuando al fin se detiene un par de pasos frente a la chica, fumando profundo y exhalando no mucho después―. Abandoné la universidad ―June, sin poder dar crédito a lo que oía, sólo se limita a observarle en silencio―. Hoy se lo dije a mamá y Sam. Y, como era de esperarse, estaban decepcionados. Aun así, Sam insistió que continuase apostando por el arte y me aseguró que eventualmente encontraría mi camino. Lo cual agradezco bastante... Porque después fui a hablar con John ―él suspira amargo y se sienta junto a su lúgubre novia―. Obviamente discutimos y me trató como un imbécil mal agradecido... Lo cual hubiese aceptado venir desde Jeannette, pero, no de él... Como sea ―sacude sus hombros con ligereza para liberar tensión―, también, como antes solía hacerlo, comenzó a sacarme en cara lo costosa de mi educación y a comparar mi "inexistente" intelecto y logros académicos con los tuyos ―reconoce conflictuado y ella pierde su cristalina mirada sobre el frio piso de piedra―. Me dijo que no entendía cómo alguien tan lista como tú disfrutaría pasar el tiempo con un idiota holgazán e ignorante como yo... Así que le dije que somos una pareja desde hace cinco meses ―sonríe leve, realmente amargo mientras aplasta con su sucia zapatilla el acabado cigarro―. Tu padre sabe sobre nosotros ¿verdad? ―ella asiente leve y traga con culpa―. ¡Maravilloso! Será un doble golpe a su orgullo ser el último en saber como siempre...
La conflictuada rubia continúa con su mirada baja, ignorando que era contemplada de manera suplicante por su novio. June se había enterado hace un par de días sobre su puntaje en la prueba que había rendido durante diciembre en Stanford, y, a pesar de alto, ella había decidido enterrar toda esperanza u optimismo, incluso optando con no confesar aquello a Marcus para evitar que él intentase motivarle a cambiar de carrera universitaria; de igual foma, sabría si sería becada recién a fines de mayo, por lo mismo, no quería darle vueltas al asunto. Sin mencionar las negativas aprehensiones de su hermano y papá en contra de su relación con el moreno, cuales le obligaban a prácticamente ocultar y omitir su vida amorosa en casa. Por lo tanto, luego de lo confesado por Julian, ella ahora temía aún más ser honesta con él sobre ambos asuntos, así sólo deseando que, de alguna imposible manera, se extinguiesen por sí mismos al no querer herirle.
El moreno se aferra con delicada firmeza de las frías manos que ella entrelazaba apretadas en un puño sobre su regazo, sorprendiéndola de sobremanera debido al inesperado tacto, trayéndola así de vuelta a su realidad.
―Oh...
―No te enojes conmigo, June... Puedo comprender la decepción... ―musita lo último, agotado, casi luciendo adolorido por el estrés de su mal día, así dejando caer su frente sobre el hombro de ella―. Porque, bueno, parte de lo que soy conlleva no cumplir expectativas, aunque realmente lo intente... Pero, te juro que tengo un plan para mí. Amo mi música y te amo a ti... Sólo eso necesito para continuar adelante. Nada más. Sólo... Quédate a mi lado. Confía en mí, por favor.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top