𝐧𝐢𝐧𝐞𝐭𝐞𝐞𝐧
Las tres semanas hasta la rendición del examen GED de Jules pasan en un parpadeo tal cual como él deseaba. De esa manera, luego de rendidas las cuatro principales asignaturas en sus respectivos cuestionarios, los amigos deciden llevar a Jules al cine, ello con el deseado objetivo de relajarle después de tan estresante asunto. Y ahí, mientras veían el preestreno de una película de comedia de Adam Sandler y Drew Barrymore, June enlaza sorpresivamente su mano con la de él, sin siquiera corresponderle la mirada. Julian la observa a su derecha y suspira profundo; de pronto, toda esa tensa presión sobre sus hombros, ese superficial perfeccionismo que acosaba con ahogar su amor por la música, se ve reducido a nada, ya que, con esa simple acción ella le recordaba algo que le repitió durante esas tres semanas de intenso estudio «No tener una memoria eidética no significa que no seas listo, al contrario, diría que alguien capaz de especializarse sólo en un área es el mejor maestro de su tipo de arte. Y tú, Jules, eres capaz de cualquier meta que te propongas. Y, si no lo crees de inmediato, oblígate a asimilarlo poco a poco. Cree en ti, te lo debes...» Al menos alguien apostaba por él guiado por la fe más que la vocación del deber. Eso era importante y lo agradecía. Ahora se sentía aliviado, libre y a merced de su mejor esfuerzo académico.
―Un par de cervezas ¿qué dicen? ―propone Nick cuando caminan por la transitada vereda frente al cine que abandonaban. Fab asiente energético mientras él es quien enrolla su brazo alrededor del de su novia la cual acepta de igual manera.
―Yo me apunto.
―También yo ―agrega Nikolai y todos se voltean hacia Jules, quien se encoge de hombros con ligereza, dando lo mejor de sí para no lucir distante.
Así es como el grupo se encamina sin más preámbulo al frondoso y poco transitado parque de Moon square, antes habiendo comprado un par de packs de cerveza de camino al lugar. Aquel era un día agradablemente soleado, por lo mismo, nadie se queja al tomar puesto sobre el verde y recientemente podado pasto, procediendo pronto a compartir bebida, cigarrillos y porros según el gusto de cada uno.
―Entonces buscas ser un profesor ―comenta Fab. Nikolai niega lento antes de aclarar.
―Estudiaré una licenciatura en lengua y literatura inglesa en Hunter, no la pedagogía.
―Oh... bien ―asiente el pensativo rizado―. ¿Qué hay de ti Nick? ¿Ya decidiste si quieres estudiar algo luego de la prepa?
―Creo que, quizá, algo que tenga que ver con música al igual que Jules o, tal vez, comunicaciones. Eso también me agrada.
―Con lo que cuesta para cállate y tu habilidad chismosa. Diría que las comunicaciones son tu especialidad ―bromea y el aludido le lanza una bolsa de patatas fritas con poca delicadeza en respuesta. Sus observantes amigos ríen cómplices―. Yo me encuentro indeciso aun... Pero tendrá que ser algo que tenga que ver con arte, porque creo tener una facilidad con eso ―se encoge de hombros, humilde, y la pelirroja revuelve sus rizos, sonriente y enternecida por él.
―¿Qué hay de ti, June? ―consulta Julian de pronto y el foco de atención ahora recae únicamente en ella.
―Oh... Eso depende.
―¿Cuál sería la opción de tus sueños? ―inquiere Fabrizio.
―Fotografía, quizá.
―¡Eso es fantástico! ―se alegra su siempre artístico novio, pero Jules sabe muy bien por qué ella no parece entusiasmada con esa respuesta, así que decide intervenir.
―¿Y cuál sería la "realista opción práctica"?
June conecta su vista con los siempre adormilados y profundos ojos café de Jules y sonríe melancólica.
―Finanzas. Intentaría ser admitida en la mejor escuela de negocios posible.
―¿Por qué? ―se extraña Nick―. Ambas carreras son disparatadamente diferentes.
―Expectativas versus realidad ―agrega Nikolai, sereno y comprensivo, deseando ayudar a desviar el tema, ya que, él era el único de sus amigos que tenía personal conocimiento de aquel conflicto que reposaba gran parte en la economía familiar, al ser ambos provenientes de similares estratos sociales neoyorkinos―. Para algunos hay más factores que sólo vocación ―aclara, ello mientras decide entregarle una nueva cerveza a su amigo ojiazulado―. ¿Qué universidad traes en mente, Nick? Creo que Hunter tiene un buen programa en el área de comunicaciones.
Los amigos continúan conversando y Jules, al notar que June también le correspondía la mirada, decide cambiarse de posición y sentarse entre ella y Nick, correteando al ojiazulado quien se mantenía distraído en una discusión con Fab y Nikolai sobre sus futuras posibles "desventajas" debido a su belleza y rebeldía en caso de trabajar en ese medio.
―Aún queda un año completo para que analices cambiar de opinión si así te lo permites.
Ella sonríe melancólica mientras abraza sus rodillas, pronto dejando reposar su sien sobre ellas, observando a su semi recostado amigo a su lado, fumando relajado, distrayendo su vista sobre los chicos en frente.
―Mañana tendrán tus resultados a mediodía... ¿Quieres que...?
―Si, por favor ―le interrumpe antes de que ella pudiese terminar la frase―. Pero sólo tú ―continúa cabizbajo―. De fallar sólo podría soportar que tú me vieses en mal estado.
―Muy bien ―asiente la pelirroja, conforme, para pronto susurrar en su dirección―. Mañana a mediodía a las afueras del edificio de rendición.
No transcurre mucho hasta que Julian decida volver a casa y sus amigos, aun con cervezas por beber, se mantienen en el lugar despidiéndole a distancia con animados gritos. El moreno, por su parte, ensimismado camina a paso lento hasta su hogar en donde se encuentra a Sam y su madre cenando mientras veían una película francesa de cine Noir.
―¡Únetenos! ―le llama Jeannette con cariño, alzando sus brazos hacia él desde el sofá. El chico niega lento.
―Estoy agotado. Fue una tarde extensa.
―Y de seguro exitosa ―añade Sam acompañado de una respetuosa reverencia en su dirección―. Confiamos en ti, Julian.
El chico sonríe casi mecánicamente antes de apresurarse hacia su habitación. No quería pensar en nada, pero, de alguna bizarra manera, los sinceros buenos deseos de terceros le hacían sentir un nudo en la boca del estómago al ver sucumbir su anterior seguridad a causa de la solitud en su habitación ¿Qué pasaría si la educación formal, en su gran espectro, simplemente no era para él? Tal vez mañana a esa hora lo sabría, sabría que sólo había perdido el tiempo pretendiendo ser admitido en una universidad luego de haber abandonado la preparatoria tan cerca de su final. Era muy posible que estuviese soñando muy alto y que, debido a que su círculo de amigos eran unos sentimentalistas, ellos no verían sus tantas fallas y dificultades. Aun así, aquellos desesperanzadores pensamientos son pronto tacleados; el esfuerzo que él había puesto en sus estudios, trabajo y música durante los últimos meses era innegable, sin mencionar el infalible apoyo de June quien se había mantenido a su lado casi cada tarde después de la escuela desde enero; por lo mismo, las palabras de ella vuelven a resonar en su mente: «... Cree en ti, te lo debes...».
Así, debido a que el chico no había podido pegar pestaña hasta la mañana y se había mantenido tocando ausentemente su guitarra, despierta asustado cuando el reloj casi marcaba las doce, ello luego de haberse dormido cuando amanecía. El despeinado moreno, aun vistiendo la misma ropa del día anterior, sin siquiera pensarlo se echa a correr fuera de su hogar, teniendo que pronto volver por su identificación para así finalmente verse en la obligación de abordar un taxi hasta el edificio de rendición, encontrándose con June sentada sobre una de las bancas decorativas bajo la sombra de un árbol.
―¿Estás usando la misma ropa de ayer? ―le interroga con disgusto y él, ansioso, recién cae en cuenta de ello.
―Tuve una noche de mierda ―se justifica caminando de espaldas hasta el interior del edificio y ella no le acompaña, ya que, sabía que su amigo no tardaría en volver; y así es.
―¿Entonces?
―El diploma estará listo el jueves. Estos son mis puntajes y promedio general.
La chica mira el abultado sobre que él sostenía en alto con ansiosa curiosidad, pero, aguarda a que Julian decidiese qué hacer, pronto ambos caminando apresurados hasta el siempre poco concurrido parque en Moon square, en donde él arma un porro y fuma profundo un par de veces, sentado en posición de loto sobre el césped. June acepta el verde cigarrillo y le imita, no pudiendo evitar alcanzar el abandonado sobre entre ellos luego de devolver el porro.
―¿Quieres que...?
―Si. Por supuesto ―responde de inmediato, visiblemente agradecido por el gesto―. No creo que recuerde nada relacionado con números en este momento.
La pelirroja suspira profundo y sacude sus hombros para liberar tensión, pronto abriendo el sobre y leyendo atenta su cuadro de puntaje con todos los resultados. Jules, algo tenso, fuma lo restante de su verde cigarrillo en lo que parecen ser sólo segundos debido a la ansiedad que le acechaba, sobre todo al tomar en consideración la poco expresiva cara de su concentrada amiga cuyas naturales cejas eran demasiado rubias.
―Oh, Julian... ―musita ella mientras le entrega la principal hoja al expectante moreno. Él le recibe y lee incrédulo.
―¿Promedio de 188?
―¡Lo lograste!
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