┇𝟬𝟲

-¿Desea pastel de arándanos o tarta de fresa para la cena?

Minho rodó ambos ojos, mientras apoyaba un codo sobre la mesa y elevaba una fría mirada a la anciana que tenía enfrente.

-Traiga lo que sea, me da igual -la mujer asintió pero no se movió.

-Le traeré una toalla para que se seque el cabello, está todo húmedo y puede pescar un refriado.

-¡Qué no, joder! ¡no quiero nada! solo metase en sus asuntos.

Golpeó las palmas sobre la mesa, ¡estaba tan cabreado con todas las preguntas de la maldita vieja! tan solo queria tragar y la mujer estaba haciéndole una lista de preguntas y comentarios estúpidos, mientras su estómago hacia sonidos raros cada cinco segundos.

-Está bien joven Lee, como usted ordene -empezó a marcharse a pasos lentos.

Se habia pasado toda la tarde en su cuarto; fumando, durmiendo y hablando con todos los del instituto. Al parecer, habian atrapado a Mark con el aparatito telefónico durante alguna clase y le habian echado del aula, pero esa no era su culpa ¿o sí?

Soltó una carcajada aburrida. Al final, todos los profesores eran unos jodidos demonios arruina vidas, ¡todos eran igual! asi que iban a echar de la clase al estúpido adicto al deporte con o sin celular.

Su estómago se quejo de nuevo y estuvo a punto de gritar para que se apurase con la puta cena, pero terminó cerrando la boca cuando se percató de la persona que entraba con una bandeja en sus manos, la mirada en el suelo y una suave sonrisa en sus labios.

Esos malditos labios.

-Aquí tiene su cena -murmuró, colocando algunos platos sobre la mesa.

-¿Es tan difícil tutearme?

Cuando los ojos de Jisung se encontraron con los de Minho, el mayor retembló un poco, colocando las brochetas de langostinos sobre la mesa y ruborizandose totalmente al recordar las palabras que habia escuchado esa misma mañana. Inclinó la cabeza, aún sonriendo.

Los oscuros ojos de Minho se encontraban clavados en él, sin moverse, mientras tenia su rostro apoyado sobre su mano, totalmente entretenido.

-Lo siento, creí que solo podía hacerlo cuando estuviera fuera de la casa.

-Claro que no, nene -tomó una brocheta y se la llevó a la boca-. Tuteame en todas partes, tienes todo mí permiso.

Los langostinos estaban tan calientes que lo sentía arder en su boca.

Se relamió los labios observando como el cabello de su criado caía sobre su frente y sus labios gruesos se entreabrian aunque sus ojos aún no se volvían a mirarlo.

-Está bien.

Recogió la bandeja y volvió a mostrar una sonrisa tímida, dirigiéndose nuevamente a la cocina. Los ojos de Minho recorrieron su camiseta blanca holgada y sus pantalones azules algodonados, moviendo rápidamente sus ojos hacia ese lugar que le atraía tanto.

Se pasó la lengua alrededor de sus labios.

-¿A dónde vas, Jisung?

El menor se quedo quieto, regresando su confundida mirada hacia la de Minho. Sus ojos parecían tan buenos en comparación de los suyos ¡que lastima sería corromperlos!

-Iré a cenar también.

-¿Por qué no cenas aquí entonces? -Minho señaló el asiento frente al suyo-. Conmigo. No quiero cenar solo.

El rostro de Jisung cambió enseguida, sentía como los nervios recorrían cada parte de su cuerpo y como de costumbre, su rostro empezo a arder con mas fuerza. Quería que la tierra se lo tragase completo.

-No creo que sea correcto, pero si te sientes solo puedo estar acá mientras cenas.

-¡Al diablo con lo que sea correcto o no! vamos, nene, siéntate un rato y compartamos ésto, es mucho para mí solo.

El menor estuvo al borde de decir algo pero retembló al ver como Lee Minho se levantaba de su asiento, soltando sus cubiertos y moviéndose hasta su lado para jalar la silla toscamente y estirar su mano para indicarle que se siente. Tenía una media sonrisa en sus labios y aunque no era más alto que él, su cuerpo se imponia al suyo, que era tan delgado y menudo. Jisung sintió que todas las respuestas posibles se le borraban de la mente.

-Siéntate, nene -la voz gruesa de Minho hizo eco en el ambiente.

-Muchas gracias...

Minho no se movió hasta observar como su nervioso criado se sentaba sobre el asiento, con el rostro más enrojecido que nunca, sin saber exactamente que hacer. Le colocó un plato a su lado y colocó dos brochetas, regresando a su sitio luego.

-Está algo caliente, ¿no?

-Está bien.

-Está bien caliente -soltó mientras se daba cuenta que Jisung también reía ante su comentario-. Se supone que ya es tiempo que el resto del personal vuelva.

Estuvo al borde de añadir algo más cuando el timbre de su celular resonó nuevamente, anunciándole que habia llegado un nuevo mensaje.

Tras leerlo unos dos segundos, lanzó el aparato hacia la mesa, tomando un trago de su bebida y regresando a su mirada hacia el único punto de importancia en ese momento: Jisung.

-Es uno de mis amigos que me jode con el pretexto de que lo suspendieron por contestarme en clase. Pedazo de miércoles, solo deberia agradecerme que lo libré de estar calentando el asiento tanto tiempo.

Sin embargo la supuesta broma no pareció hacer efecto en Jisung, que habia abierto sus ojos de preocupación. En su caso, ser suspendido era algo impermisible.

-¿Lo han suspendido? eso es algo malo, puede tener consecuencias luego en su promedio...

-No es mi culpa que el estúpido ese no sepa como cubrir un celular.

Se mantuvo callado y volvió sus ojos hacia la comida, sin saber que más decir o comentar. Se sentía demasiado diminuto sentado en esa mesa, a la que se supone que solo debia servir.

-¿No vas a comer? -Minho se mordió el dedo pulgar, echándole una mirada al plato completo del menor-. ¿No te gustan los langostinos?

El muchacho se apresuró a responder.

-No-no... no es eso, claro que me gustan.

-Qué bueno, nene.

Minho esbozó otra media sonrisa, mientras lo observaba llevarse una brocheta a los labios provocativos que tenia.

Oh, carajos, mirar eso era insorpotable.

-¿Y tu bola de pelos? -preguntó con una sonrisa fingida, aclarandose la garganta.

El rostro de su criado pareció iluminarse de pronto y en sus ojos apareció un brillo extraño, mientras sonreía con esas sonrisas algo patéticas. Minho sintió ganas de levantarse, tomarlo de la cintura con violencia y comerle la boca, pero se contuvo.

-Está adentro, ya ha comido mucho y lo he metido en mi cuarto.

-Tu cuarto se va aconvertir en un asco muy pronto con ese bicho ahí.

-No lo creo, Soonie está muy bien educado -Jisung soltó una risita, cubriéndose los labios nuevamente, al tiempo que se ruborizaba de nuevo.

Minho tosió una vez más, escuchando como el celular timbraba de nuevo.

-Oye, Jisung, ¿te parece sí mañana vas conmigo a comprar un nuevo celular? éste se me malogró ésta tarde, creo que la pantalla está jodida.

-¿Ir contigo a comprar un celular? -la sonrisa del menor se desvaneció, siendo reemplazada por un semblante de confusión-. ¿salir afuera?

-Claro, salir afuera, no vendemos celulares dentro de ésta casa que yo sepa...

-Lo siento, es cierto...

El seductivo Minho se bebió el resto de su bebida de un trago, aún sonriendo, mientras observaba como su criado centraba su mirada sobre el plato, algo pensativo.

-¿Qué dices entonces?

-No sé si me darán permiso, hay muchas cosas que hacer mañana...

-Nene, yo estoy al mando de ésta casa y si yo estoy pidiendo que vayas, es porque te estoy dando permiso.

Jisung se mordió el labio, mientras asentía con la cabeza, ruborizandose más.

-Está bien, sí es así no hay problema.

Minho sonrío finalmente, levantándose del asiento y exhalando con cansancio al notar que el celular continuaba sonando y sonando. Notó como su criado intentaba imitarlo y lo detuvo, mostrándole una palma, mientras se colocaba su chaqueta de cuero negra.

-Termina de cenar, no te levantes -indicó guiñandole un ojo y observando como el menor descendía rápidamente su chispeante mirada con una sonrisa en sus labios-. Duerme bien, precioso.

Y entonces, tras darle una última mirada, se marchó rumbo a la puerta.

Que irónico ver como el otro sonreía de esa manera tan patética y se colocaba nervioso con su presencia, ¿de verdad le estaba creyendo todo el cuento? lo único que buscaba era tirárselo y pensó que quizá sí era un poco amable, su criado con apariencia de santo se le iba abrir un poco más e iba a resultar ser una zorra como todas, pero ahora resultaba que lo único que hacia era sonreirle con un extraño brillo en sus ojos, rehuirle la mirada y colocarse tan malditamente rojo. Lanzó una carcajada, mientras sentía como el aire golpeaba todo el cuerpo con violencia. Al parecer, el jueguito estaba poniéndose bueno.

Escuchó como el claxon de un auto sonó cerca a él y cuando volvió su mirada, encontró a la pelinegra que le habia estado acosando toda la maldita noche en el telefono.

-Te he estado esperando tanto tiempo, Honnie, ¿por qué te demorabas tanto?

-¿Y tú por qué carajos me llamabas tanto? no me gusta que me acosen, preciosa.

Sonrió enormemente, mientras se subia al auto y observaba como el vehículo se ponia en marcha. El pub, los tragos, la noche y las mujeres lo estaban esperando.

4/5

¿Me disculpan por no actualizar?😭

¿Qué piensan de Minho?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top