☆ SETENTA Y NUEVE
—¡Hyungcito, venga por favor!
Al escuchar el grito que el menor pegó desde el baño, se levantó de la cama con rapidez, olvidando que en cualquier momento, el delivery con la pizza estaría avisando por mensaje de texto que ya había llegado con la pizza.
—¿Qué sucede? ¿Necesitas algo? —preguntó pegando su oreja a la puerta para escuchar la respuesta.
—Dejé mi ropa arriba de la cama, ¿me la alcanza?
Minho sonrió, pero se desvaneció enseguida y el nerviosismo inundó su cuerpo al notar que Jisung abría la puerta. Un pequeño cuerpo, cubierto por una bata color gris, el cual representaba algún animal, además de que su cabello mojado también estaba cubierto, loque lo hacía ver más tierno aún.
—Hace frío para salir... —dijo casi en un susurro, queriendo saber por qué Minho lo miraba de esa manera. Pero ninguno dijo nada, hasta que Lee lo abrazó fuertemente para luego exclamar:
—Eres tan bonito —dejó un beso en su frente y se alejó para buscar la ropa que estaba perfectamente apilada en el rincón de la cama—. ¿Quieres que te seque el cabello?
Jisung abrió sus ojitos en sorpresa, ¿acaso sus deseos de la lista se estaban cumpliendo? Porque, que su hyung le seque el cabello, estaba en el quinto lugar. Pero, lo que más le sorprendió sin dudas, es que mientras se estaba bañando, pensaba en cómo decirle que se lo seque.
—¡Hyung, usted lee mentes! —saltó emocionado por la idea.
—¿Qué? —el mayor frunció su ceño, sin entender qué era lo que decía.
—¡Que lo amo mucho! ¿Sabía? —preguntó, sin importar el temblor que se originaba en su cuerpo a causa del frio, aún así, Minho le brindó un cálido abrazo.
—Oh, sí, sí lo sé.
—¡Entonces lee mentes! Tiene un superpoder, ¿qué estoy pensando ahora?
Minho comprendió en segundos, así que no tardó en seguir aquel juego. Algo que claramente sabía que para Jisung no lo era, aún así, se lo siguió.
—A ver... Déjame adivinar... ¿En que debo decirte que también te amo mucho?
—¿Cómo lo supo? —levantó su cabeza sorprendido.
—Es mi superpoder, precioso. Ahora ve al baño y vístete, luego de secarte el cabello, comeremos la pizza.
—¿Y podemos ver a Song Kang?
Minho colocó su típico semblante serio, pero no pudo aguantar mucho cuando Jisung sonrió inocentemente.
—Yo quería ver mi serie también —formó un puchero con sus labios, algo que a Jisung le pareció totalmente tierno.
—¿Un capítulo usted y un capitulo yo?
—Me parece excelente.
Ambos asintieron en forma de juego, hasta que Jisung elevó su dedo, meñique, para sellar aquel trato, a lo que Minho acató sin problemas, respondiendo de la misma manera.
Habían pasado unas largas horas desde que comieron la pizza.
Largas horas en las que Jisung dormía como el bebé que era y que Minho no podía llamar al sueño, para sumirse en ellos. Largas horas en las que seguía mirando su serie sin motivación alguna.
¿Cuándo lograría dormir? Era una pregunta que pasaba por su mente además de, ¿cuándo pudo realmente? No sabía cuando fue que el insomnio pegó por primera vez en todo su cuerpo, pero seguro fue cuando su padre llegó por primera vez de madrugada, gritando como loco y golpeando todo lo que se le cruzara por enfrente. Su madre y él.
Entonces, fue como un círculo, uno que se repetía todas las noches. Había algunas en las que no, en donde su padre viajaba por el trabajo. Se decía a sí mismo, "es hora de dormir", pero el miedo a que llegase de repente, para seguir golpeándolos, era inexplicable. Quizás por eso no dormía, para estar alerta. Para tomar cualquier objeto contundente y darle en la cabeza con la fuerza de un niño de seis años.
A los siete, al menos ya sabía que tenía justificación silo mataba. Defensa personal. Pero ahora, ¿por qué diablos no podía dormir? Quizás por la idea de que entre por esa puerta y golpeara a Jisung de alguna forma, lo volvía loco.
A él le podía dar como un saco de boxea si así lo deseaba, pero a Jisung no lo tenía por qué tocar.
Su niño no tenía por qué saber el origen de su insomnio. Ni de sus pesadillas cuando por fin conciliaba el sueño. Estaba tan absorto en sus pensamientos, que la serie ya había pasado asegundo plano.
Pero un quejido, por parte de Jisung se hizo presente. Y agradeció por ello. Agradeció no tener que pensar más en sus problemas. El rubio pareció buscar algo entre sueños, tanteando con su mano, hasta que encontró la de Lee. El mayor sonrió, enternecido por el gesto, pero su ceñose frunció en cuanto el cuerpo del menor, se siguió acercando. No lo malinterpreten, le gustaba ser abrazado por el menor, pero esta era una ocasión que nunca se había dado. Pues no solo balbuceaba cosas, sino que lentamente, Jisung se fue colocando arriba de Lee, como si fuese una cama.
—Oh, pulguita —susurró cuando por fin el rubio se acomodó.
No le importó en lo absoluto. Se dedicó a abrazarlo, que por algo lo buscó y más de esta manera. También se dispuso de pensar en cómo le preguntaría por la mañana qué era lo que estaba soñando.
Disfrutaba de esta cercanía, no sabía por qué, pero le gustaba. Acarició su dorado cabello, mientras dejaba un par de besos en su frente, sin embargo, unas ganas de agarrar su trasero, se hicieron presentes y tuvo que cerrar fuertemente sus ojos para que eso no sucediera. Aún así, lo tapó un poco más con las mantas y apagó la televisión, apoyó su cabeza con la del menor y cerro sus ojos.
Estaba dispuesto a dormir.
Pero no contó con que un extraño ruido, proveniente de la cocina, lo alarmara. ¿Acaso su miedo se estaba haciendo realidad? No le dio mucha importancia, pero el ruido se volvió a escuchar y vio el reloj, eran las dos de la mañana.
Dejó el cuerpo totalmente dormido de Jisung a un lado, con el sumo cuidado de no despertarlo y bajó las escaleras. Al ingresar a la sala, la luz de la cocina estaba prendida y fue a ver quién estaba allí, sin tener algún objeto con el que pegarle. Sin embargo, al ver ala madre de Jisung, no solo él se alivió, sino que la mujer también.
—Señora Han, qué susto.
—Tú también... Sabía que no era Jisung porque se duerme como un tronco—al escuchar eso, Minho sonrió, dándole la razón—. Además, sus amigos también suelen dormirse profundamente.
—Jisung no me avisó que venia, sino no estaría aquí...
La señora bebió de la taza, la cual contenía leche.
—Tranquilo, ya sabía que estabas aquí. Además, me gusta que acompañes a Jisung cuando está solo, sus amigos no pueden quedarse muy seguido, y sé que él confía mucho en ti.
Las mejillas de Lee se incendiaron, pero trató de disimularlo buscando un vaso para llenarlo de agua.
—Gracias por acompañarlo en sus estudios, sé que no habrá sido fácil.
Minho se quedó pensativo, pues la idea de saber qué estará haciendo su madre para ayudarlo con el pedido, invadió su cuerpo.
—No es ninguna molestia... En serio, si necesita otra ayuda, yo... Estaré feliz de hacerlo...
—Me alegra escuchar eso, Minho. Solo quiero que sepas... Que Jisung realmente te quiere y se estresa un poco al pensar que no sabe cómo demostrarte su amor, pero préstale atención a los dibujitos que él hace, allí lo expresa —pidió la mujer, esperando a que el pelinegro pudiese entender.
Minho dejó sus ojos sobre el suelo y sonrió, recordando todas las veces en las que le entregó un dibujito, aunque sea un corazón mal hecho.
—Lo sé, siempre lo supe —confesó con seguridad.
Desde el primer instante que recibió una hoja pintada por él, sabía que encada tramo, había una pizca de amor de su parte. Y era por eso que siempre le pedía dibujitos, además de que le gustaban.
—Oh, ya que duermes con él ahora... —Lee abrió sus ojos y bebió del vaso con agua, tratando de alejar aquellos pensamientos—. Tienes que saber, y no asustarte... Cuando Jisung tiene alguna pesadilla, busca aferrarse a algo. Las veces en las que ha dormido conmigo, me abraza muy fuerte. Cuando era pequeño, se me subía encima —la señora Han sonrió—. Por favor, no lo despiertes, si te busca de esta manera, es porque se siente seguro contigo. Necesita mantenerse seguro dentro de su pesadilla.
—Acaba de hacerlo... Acaba de hacer eso que dice, ¿son pesadillas muy feas?
—No lo sé, nunca me cuenta esas cosas. Sé que lo habla con Jeongyeon, pero hasta ahí.
Minho frunció su ceño, totalmente extrañado ante esta información.
—Me iré a dormir, el viaje ha sido agotador. Buenas noches, Minho... Ah, y hazme el favor, si tienes alguna duda respecto a qué hacer, no tardes en consultarme. Y llámame noona, no señora, tan vieja no estoy.
Minho asintió, entendiendo el pedido. Cuando el asunto de su padre acabara, estaba seguro que la señora Han y su madre se llevarían bastante bien. Al menos pensó en eso mientras iba a la habitación. Se asustó de nuevo al notar como Jisung se refregaba los ojos sentado en el medio de la cama, con todos los cabellos desparramados.
—¡Hyungcito, ¿a dónde fue a estás horas?!
—A beber agua, y me encontré con tu madre, llegó del viaje —dijo luego de bostezar.—¡Entonces le haré el desayuno de bienvenida! —trató de aplaudir por la emoción, pero sus ojitos picaban como nunca.
—Bebé, puedes lastimarte... —dijo, antes de que Jisung lo abrazara con necesidad y desesperación.
—No desaparezca así, me asusté. Pensé que no estaba aquí, conmigo...
Ambos se acostaron en la cama y Lee acomodó al menor sobre su pecho para luego susurrar:
—Siempre estaré contigo.
Dejó un besó y ambos cerraron sus ojos para caer en un sueño profundo.
Sin embargo, Minho no pudo, así que tomó su celular y abrió el buscador, además de la aplicación de notas para anotar lo más importante.
"¿Qué es el autismo?"
"¿Qué síntomas tiene un ataque de pánico?"
"¿Cuál es la diferencia entre ataque de pánico o ansiedad?"
"¿Cómo calmar los ataques?"
"¿Por qué sus mejillas se ponen rojas con facilidad? "
"¿Cuál es la diferencia entre una ardilla y Jisung?"
"¿Cuál es la diferencia entre Gruñosito y Jisung?"
"¿Comprarle muchos dulces le hará mal?"
"¿Qué hacer para no responder mal?"
"¿Qué hacer para no perder la paciencia?"
"¿Qué apodos puedo ponerle a mi novio?"
"¿Qué regalos le puedo dar a mi novio?"
"¿Cómo hacerle entender que me gusta fumar?"
"¿Cómo dejar de fumar?"
"¿Cómo supero el insomnio?"
Y de esta manera, se pasó toda la madrugada leyendo y anotando cosas que podían hacerle cambiar su forma de ser o al menos, estar preparado para cualquier cosa.
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