☆ SESENTA Y TRES
Jisung largó un suspiro mientras balanceaba sus piecitos hacia delante y hacia atrás.
Pensó que, si Minho estuviese con él, quizás lo hubiese llamado enano y él se hubiese enojado. Pero la realidad era que no, porque sabia quede esa manera, su hyung demostraba amor.
Siempre supo que Minho fue una persona muy reservada. A la hora de afectos amorosos, le costaba un poco hacerlo o decirlo, por eso, le gustaba cuando lo llamaba de esa forma, más que nada, porque podía diferenciar el tono de voz.
Cuando Minho estaba molesto, o no te dirigía la palabra o simplemente te decía cosas feas. Pero, cuando te ponía algún apodo, como en este caso "enano", podía saber a la perfección que Lee estaba de buen humor o simplemente demostraba su amor. A pesar de que no le gustaba que se metan con su altura, se acostumbró. Se acostumbró a los apodos de Minho, uno de sus favoritos era "enano gruñón", porque era tan chiquito y su rostro se ponía rojo cuando peleaban por cualquier cosa. Lo extrañaba, y eso que no extrañaba a cualquier persona.
Toda su vida fue cuestionado, o por como se vestía o como actuaba, y varias personas se instalaron en su camino, pero ninguna se quedó, salvo Felix yJeongin. Y cuando Minho llegó, le alborotó todo el orden que tenía, y él con sus propias manitos había hecho un desastre, tenía que arreglarlo, sobre todo si quería volver a escuchar un "eres un enano gruñón" por parte de Minho, solo de él, para luego besarlo y abrazarlo.
Mordió su labio, quería abrazarlo con todas sus fuerzas. Aún no había terminado su lista, la cual tituló como "¿qué cosas hacer con la persona correcta?", y sí, a pesar de que Minho era el verdadero gruñón de la relación, era su persona correcta.
Todavía seguía vigente maquillarlo, al menos un poquito, ya iba a ver como lo sobornaba, seguro a cambio de un pastel o... quién sabe. También faltaba que vean el amanecer juntos, que duerman bajo las estrellas, aunque eso estaba medio difícil por el miedo a la oscuridad. ¡Le faltaban muchas cosas que cumplir!
—Aunque ahora que lo pienso... —dijo de repente, deteniendo sus propios pensamientos. Felix y Jeongin lo miraron—. Hyung siempre dijo que tener novia era una pérdida de tiempo y viendo que nunca me lo ha pedido formalmente, siento que no quiere que yo sea su novio.
—Dijo que tener novia era una pérdida de tiempo, no novio, así que calla y sigue con el plan, porque no voy a dejar que te eches para atrás, o te como el pastel, Han Jisung —retó el mayor de los hermanos.
—¡Hey, yo también quiero! —exclamó Innie, logrando hacer reír a ambos.
—No me echaré atrás, pero le dejaré mi duda, porque si no quiere, ¿para qué seguir ilusionándome? Prefiero que la verdad me duela a que la mentira me guste.
—Iconic frase —dijo Felix—. Minho babea por ti, hasta te dice bebé y le rompe la cara a los que te molestan, para que lo tengas en cuenta.
Jisung frunció sus labios. Le decía bebé, le compraba sus dulces favoritos, su jugo de manzana, ¡compró dos y ni siquiera bebió! También le compró libros, lápices, muchos de hecho. ¿Si eso no es amor, qué es?
—Al diablo, lo buscaré —espetó y dio un salto para poder pararse del banco.
—¡Ese es mi JiJi! —alentó Felix mientras lo veía irse—. No solo lo secuestra, sino que me está corrompiendo al niño —frunció sus labios, escuchando como su hermano reía.
Jisung iba de acá para allá, no podía quedarse quieto por los nervios.
Se instaló en un aula vacía, la misma que Minho suele secuestrarlo. Salía solo para ver a los costados, esperando que Lee pase por ahí, ya que quedaba de camino para la próxima clase. ¡No solo estaba perdiendo tiempo de su materia favorita, sino que su hyung también!
Por otro lado, Minho, quien llevaba escondido detrás de una pared, veía perfectamente como una cabellera rubia, demasiada conocida, miraba para todos lados cada dos minutos. Rió, quién sabe lo que quería hacer.
Así que salió de su escondite, muy en lo profundo quería que Jisung lo tire del brazo y lo meta en ese aula, pero no creía que eso fuese así. Hasta que pasó. El rubio saltó de la felicidad cuando lo vio, rápidamente lo metió adentro y cerró la puerta, siguiendo todos los pasos que Minho hacia.
—¿Qué haces? —preguntó, si harían cambios de roles lo harían bien.
—Y-Yo... —tartamudeó por los nervios, no podía mirarlo a los ojos, así que solo se acercó—. Estoy haciendo lo que sueles hacer, pero no puedo subirte a la mesa... así que... —cortó la distancia y lo abrazó, tan fuerte como había deseado—. Lo siento. Sé que estuvo mal en la manera que lo dije... nunca lo quise ofender, es que, usted es muy impulsivo y por ahí el enojo gana y nos hace hacer cualquier cosa. Hyungcito, lo siento, yo lo quiero mucho... y... y... ¡le hice un pastel de chocolate, solo para usted!
—¿Solo para mi?
—Sí... hyungcito, lo hice con mucho amor.
Minho sonrió y cedió al abrazo, abrazándolo aún más fuerte, provocando que Jisung se quedara sin aire y que este chillara para que lo largara.
—Yo también te quiero —dijo, tomándolo del rostro para depositar un dulce beso en sus labios—. Perdón por haberte hablado así, es que me enojó que desconfiaras de mi, de esa manera. Te entiendo y entiendo porqué lo hiciste.
—Oh... es verdad... entonces le daré la mitad del pastel.
—No, el pastel es mío, tú lo dijiste.
—Sí, porque se me pasó el detalle de cómo me habló ayer, frío y hostil.
—Estaba enojado, te dije que estaba fuera de mis casillas porque creíste en otras palabras y no en las mías.
—Es justo hyung, además, no le di el pastel, no tiene derecho a decir que es suyo.
—¿Cómo que no? Si dijiste que lo hiciste para mi y con mucho amor.
—No quiera pelearme.
Se alejó del cuerpo de Lee y corrió hasta el pastel, que estaba sobre uno delos bancos, lo tomó antes de que el mayor lo haga.
—Hey enano gruñón, estoy defendiendo lo que es mío.
—Ahora no se lo voy a dar —espetó y le sacó la lengua. Sin embargo, lo único que obtuvo de Lee fueron risas por esa escena.
Se acerco al rubio y le apartó el pastel de la mano para llevar las suyas al rostro ajeno y acariciar sus mejillas.
—¿Sabes qué más es mío?
—No, nada es suyo —corrigió.
—Tú. Eres mío, solo mío.
Dijo antes de estampar sus labios con los ajenos, le había hecho falta aquel sabor a sandia.
—Se aprovechó de la situación, no vale —Minho rió, era tan tierno.
Dejó un par de besos en su rostro, antes de susurrarle:
—Lo siento, mi niño. Lamento haberte hecho llorar.
—Ahora tendrá un cuarto del pastel —aquello lo hizo estallar en risas—. ¿Esto significa que estoy perdonado y volvemos a ser...?
—Novios, sí.
Jisung abrió en grandes sus ojos. Todo su cuerpo tembló, como si descargas eléctricas se estallaran en su cuerpo, las cuales iban directo a su corazón, ocasionando que palpitar mucho más rápido de lo normal.
Lo que sentía por Minho no era normal. Era mucho más precioso de lo que podía describir y eso le gustaba.
—Pero... pero...
—¿Pero qué?
—Dijo... Dijo varias veces que eso era una pérdida de tiempo —no lo miró a los ojos, la respuesta le daba mucho miedo.
—Todo lo que no tenga que ver contigo es una pérdida de tiempo. Además, siempre preguntabas si tenia novia, no novio, no confundamos los términos.
—¿Ha tenido novio?
—Así es —dijo como si nada, apartándole los mechones de cabello que se colaban por su rostro, a la vez que pasaba su otra mano por la cintura, para abrazarlo.
—¿Se puede saber quién? —pregunto, con el temor invadiendo su cuerpo.
—Tú. Ya, niño, me vuelves loco, ¿qué no te das cuenta?
—No, es que usted es así de loco, así que no hay diferencia... —Minho lo fulminó con la mirada y Jisung sonrió nervioso—. Bromita.
—Por primera vez, estoy seguro de algo y es que te quiero demasiado como para dejarte ir. No lo sé, me haces ser diferente y me gusta la persona que soy cuando estoy contigo.
—Hyungcito... —llamó, escondiéndose en el pecho ajeno, sin poder ver la sonrisa de Lee—. Te quiero mucho, Min.
Y así se quedaron, por más que a Jisung no le haya gustado faltar a la clase, al menos se quedó comiendo pastel junto a dos botellas de jugo de manzana que Minho le compró unos minutos antes, al parecer tenían el mismo plan: secuestrarse.
—¿De donde vino que tardó mucho en llegar? —preguntó mientras se llevaba un pedazo de pastel a la boca.
—De ningún lado. Te vi entrar al aula y me quedé escondido para saber qué era lo que estabas haciendo.
—¿O sea que mientras yo lo esperaba, usted estaba a dos centímetros de distancia?
—Sí.
—Eso es cruel.
—Admito que me reí, fue lindo verte así.
—¡Hyung!
—¿Qué?
—Es malo —espetó con un pucherito que Minho no tardó en besar.
—Y tú eres tierno —confesó, antes de hundirse en un dulce beso.
¿Cómo Jisung podría ser una pérdida de tiempo, si se sentía tan completo cuando estaba con él?
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