☆ EPILOGO
Las vacaciones terminaron, y luego, el verano, dando comienzo al invierno, o sea, su estación favorita.
Y había algo que lo volvía a un mas especial que el frio, el preparar chocolate caliente para ver una película, o palomitas. Incluso, estar abrazados sin hacer nada, sintiendo el calor del otro... el amor del otro.
Eso que lo hacia mas especial, es que era el primer invierno oficialmente como novios, cumpliendo un año de noviazgo y en su casita.
Pero todo lo bueno, tiene algo malo.
Le costó un poco comenzar. La casa, a pesar de ser grande, tenia cosas que estaban en distinto lugar y eso le enojó al principio, pero luego, con la ayuda de Minho y Jeongyeon, se pudo acostumbrar bien, y entender, que no todas las casas tenían los electrodomésticos en el mismo lugar, ni siquiera los cajones con cubiertos, o lacenas con todo lo que se necesitaba para cocinar, iban a estar de la misma manera que en la casa donde creció. Poco a poco, pudo adaptarse.
A lo que no, fue al frio que hacia ahí, hasta prendiendo la chimenea. Pero Jisung necesitaba hacer sus angelitos de nieve, muñecos con narices de zanahorias y botones como ojos. A veces, no los hacia con Minho, sino con Felix y Jeongin, y muy pocas veces, los hizo solo, pero termino divirtiéndose de la misma manera, para luego sacarles foto y mandárselas a todos.
También tuvo que adaptarse a la nueva rutina de Minho. Él iba a la oficina solo de mañana, como Jisung iba a la universidad en el mismo horario, luego en la tarde, la pasaban juntos, como siempre. Solo que había veces que se interponía estudios y el mismo trabajo que Lee traía a casa, para no dejar al menor plantado.
Ambos crearon una rutina nueva, como habían prometido.
Estaba un poco triste, porque hoy era su aniversario y no estaba pasando un día lindo. Se sentía mal, y para colmo estaba solo. Le gustaba pasar esas horas acompañado, al menos que esté lejos para no contagiarlo, pero estaba acostumbrado a los cuidados de Minho. Le quedaba entender, que ya dieron vuelta la hoja, y estaban en una fase: solo quedaba esperar hasta que su hora termine y ya así, lo tendría todo el día para él.
Sin embargo, no conto con escuchar como se abría la puerta principal y luego un par de pasos. Se sentó en la cama, todo estaba dando vueltas, pero pudo mantenerse así. Hasta que lo vio, con una bolsa de comida y en otra mano, medicamentos.
—No... tienes que estar en el trabajo —dijo ni bien lo vio y lo señalo con su manito, volviendo a recostarse. Minho sonrio ante el regaño.
—Estas enfermo, los otros que se vayan a la mier...
—¡Hyungcito!
El mayor sonrió de nuevo y entro a la habitación, dejando la bolsa al pie de la cama, para sentarse a su lado. Enseguida llevó sus manos hasta su rostro, de algunas veces que lo cuidó estando en el mismo estado, ya adquirió un poco de experiencia, así que no necesitaba ningún termómetro. Igualmente, necesitaría el chequeo porque quería saber cuantos grados eran exactamente de temperatura.
—Son las diez en punto, estuve hora y media en la oficina, eso es mucho y mas considerando tu estado.
—Ya diga que lo toma de excusa para salirse de ahí —Minho aparto la vista, y luego inclinó la cabeza, volviendo a ver los ojitos rojos del rubio, quien rio fuertemente ante su expresión.
—No eres la excusa, bebé, eres mi motivo por el cual venir a casa y cuidarte.
Jisung sonrió, llevando sus manitos hasta el rostro ajeno, y acariciarlo. Su rostro era precioso, no sabia cuantas veces al día, pero siempre se detenía apreciarlo de esta manera, y sentir la envidia sana que le tenia al saber que su piel era así, suave y brillante, sin siquiera tener rutina. Sin embargo, se dio cuenta que algunas veces, le robaba un poco de sus cremas, hasta una vez lo descubrió en el acto, para terminar haciéndole toda la larga rutina, mientras veían una película, o él solamente, porque Minho no pudo verla, solo escucharla.
—Lo sé, hyungcito... además, no me molesta ser la excusa, porque salimos ganando los dos —Minho sonrió, apartándole el pelo del rostro, para luego taparlo bien con la frazada.
—Afuera hace mucho frio, así que tápate bien. Traje tu desayuno favorito, lo que sí, prepararé el té en unos minutos, primero, me cambiaré de ropa, no soporto las camisas...
—Te queda bien, te ves bonito.
Lee no aguantó y le dejó besos por toda la mejilla, inclusive, el cuello, dándole cosquillas. Escuchaba su risa, algo ronca por el dolor de garganta, pero allí estaba, eso era lo importante.
—Hyungcito... si se queda aquí mucho tiempo, puede contagiarse —Minho lo miró, con una sonrisa y las cejas levantadas, inquiriendo lo que Jisung pensó luego de ver esa expresión—. Ah, no Min, tienes que cumplir con tus responsabilidades y... traer dinero para comprar mas peluches, je.
Aquello hizo reír a Minho mientras se desabotonaba la blanca camisa.
—Me encanta que estes siempre para hacerme reír, por eso, yo voy a estar siempre para cuidarte y comprar tus peluches.
—No son solo míos, hyungcito, también se compra algunos, como los de dinosaurio.
—Es que... esa sí fue una excusa para comprártelos a ti, porque querías, pero no querías comprarlos, entonces, tú te compraste los tuyos y yo esos, pero siempre fueron para ti. Solo que iba a esperar unos días para decírtelo porque eres capaz de devolverlo, y terminé olvidándolo...
—Waaa, eso fue hace meses hyung...
—Lo sé, pero no importa, son tuyos. Pero, eso no significa que no pueda comprarme los míos alguna vez —Jisung sonrió y desvió la vista. Minho sabia a la perfección que se le había ocurrido algo.
—Entonces... —escuchó aquel susurro, lo primero siempre le daba vergüenza, pero luego decía todo a la perfección. Le prestó suma atención—. ¿Cuándo mejore podemos ir de compras? yo compro los míos y tú, los tuyos. Hay peluches de pareja, quizás podemos encontrar esos —Lee lo pensó seriamente, o mas bien fingía hacerlo, porque ya habia aceptado no bien comenzó a decirle.
—Me parece bien, pero cuando mejores —Han asintió—. Por eso, tienes que dejar que te cuide, comer lo que te prepare y tomar las medicinas.
—Pero si lo dejo siempre y tomo mis medicinas... eso es porque cocina rico, quien lo diría... —Lee rio, siempre que tenia fiebre, decía cosas graciosas, hasta a veces, sin sentido.
—Lo sé, bebé. ¿Quieres que prepare tu platillo favorito?
—¡Sí! pero... para esta noche seria mejor, estaré en un buen estado. Podemos cenar en la mesa, y no aquí que ... es nuestro aniversario. Me pondré bonito, para eso, tengo que poder pararme.
—En pijama ya estás bonito. Me puedo poner el pijama también y es aniversario con temática —le guiño el ojo, y vio como el menor abria su boca, impresionado, no por la accion, sino por lo que se le habia ocurrido.
—Min, creo que ya tengo temática para al menos, cinco aniversarios. Así que prohibido pelearnos.
—Mmh... sobrevivimos un año sin pelearnos, y eso que teníamos motivos para hacerlo. Supongo que los cuatro, en los cuales ya planeaste una temática, no abría porqué pelearnos. Ni en todos los años que restan.
—Tiene razón.
Minho asintió hasta llegar a la boca del menor y besarla hasta quedarse sin aire. Sin embargo, Jisung se separó antes, ofreciéndole una preciosa sonrisa.
—Tengo hambre.
—Yo también...
Condujo su mano hasta el cabello ajeno para despeinarlo levemente, escuchando su risa un poco ronca.
Minho terminó de secar la ultima olla que le quedaba para luego guardarla. Ya había decorado, como pudo, la mesa, claramente con la ayuda del menor, porque sino, seria un desastre.
Quería decorarlo con algunas velas, pero no tenían, y Jisung no queria que saliese a comprar, porque le gustaba tal y como estaba. En vez de las velas, pusieron un jarrón flores, y había quedado igual o mas bonito.
—¡Hyungcito! —llamó desde la habitación, pero no se quedó a esperarlo, sino que salió corriendo, como no tenían escaleras, podía hacerlo tranquilamente—. Es hora de cambiarse, y luego, me ayuda a traer el colchón.
—La fiebre bajó solo un grado y se nota la diferencia —aquel comentario hizo que su sonrisa se borrara y que lo mirara con sus ojos entrecerrados.
Minho se rio y se acercó rápidamente, le tomó de la mano y lo atrajo hacia sí. Le tocó la frente y las mejillas, notando que la fiebre había bajado mucho mas, así que era por eso, tanta energía. Aunque, podía ver por sus ojitos, que no estaba del todo bien, su voz ronca no mejoró para nada y aun seguía con tos, por ende, no estaba recuperado al cien.
—Me pondré el pijama y traeré el colchón, mientras ve a tomar tu medicamento.
—Pero eso es muy pesado para ti solo, Min... espérame que te ayudo...
Salió corriendo hacia la cocina y Lee, fue a la habitación, encontrándose con su pijama de seda. El de Jisung era azul pastel y el suyo era también azul, solo que oscuro. Sabían que no eran pijamas de parejas, pero el rubio los bautizo así, y los usaba siempre para dormir. Él no, porque ya estaba acostumbrado a dormir con ropa, algo que a Jisung no le molestaba, solo le pedía usarlo de vez en cuando, como por ejemplo, en la pijamas con todos sus amigos, o como la de ahora, en la que estaban ellos dos solos.
Sacó las sabanas porque las llevaría a parte, y luego levanto con un mucho esfuerzo el colchón, siendo sorprendido por alguien que estaba fingiendo estar enojado.
—Pero qué le dije, hyung —se quejó, para luego agarrar una de las esquinas y bajarlo de la base.
Escuchando las risas de su novio, llevó el colchón como pudo. Hasta creía que no estaba haciendo fuerzas.
—¡Mueve el culo, Lee! —gritó, esforzando la voz.
—¡Me respetas, enano! Es mas, tú no estas haciendo nada.
—¿Cómo que no? lo estoy llevando.
—Y yo también, sabes que no te dejaría con el trabajo tan pesado... al menos no en ese estado.
Los dos pararon, recién estaban por la mitad del pasillo. Era el rubio quien llevaba el colchón al frente, pero no le daba la espalda, así que pudo ver como asomaba su cabecita por un lado, para hablarle.
—¿Tan pesado es? —Minho asintió—. Teníamos que comprar uno mas liviano para hacer estas cosas... menos mal no hay escaleras, porque sino, hubiésemos terminado en el suelo.
—Son cosas que no pensamos muy bien, pero al menos es cómodo. Vamos, mueve tu culo, Han —Jisung volvió a entrecerrar sus ojos, viendo la sonrisa en los labios de su novio—. Ah, pero en otras ocasiones te gusta escucharlo, ¿no? —sus mejillas se volvieron rojas.
Tomó de nuevo el borde y comenzó a hacer fuerza. Cuando por fin lo pudieron colocar en la sala, frente al televisor, y luego armarlo con las sabanas y frazadas, largaron un suspiro. El rubio corrió de nuevo hacia la habitación, antes de olvidarse, o si ya no tenia las energías para hacerlo, le daría el regalo ahora.
Tampoco queria olvidar las palabras que ensayó, por mas que estaba seguro de que no las seguiría. Minho vio aquello, pensando en que seguro seria algo que se olvidó, por ende, decidió servir los platos, con el platillo favorito de Jisung: spaghetti.
—Hyungcito, antes de cenar, quiero darle un regalo.
—Oh, bebé —se volteó y noto que Jisung escondió rápidamente sus manos—. Olvidé pasar a buscar el tuyo, quedé en ir hoy, antes de regresar... lo lamento, también tengo que llamar al señor...
—No importa —se acercó al mayor y apoyó su cabeza en el pecho como un abrazo, siendo que no lo podía abrazar por el regalo que aun mantenía escondido, se dio cuenta que Minho podía verlo, así que rodeó el torso ajeno—. Ya con cuidarme y hacerme de comer, es mas que un regalo —se separó, porque lo que tenia que decirle, lo queria hacer mirándolo fijamente como siempre hacia cuando daba uno de sus discursos—. Lo compré en Jeju, cuando decidimos salir por separado... —Minho sonrió y lo miró con adoración—. Me fui sin querer de la vista de Felix y Jeongin, y desaparecí por leves segundos, por que vi... —y notó como la sonrisa despareció—. Ay, eso no lo tenia que decir —negó con su cabeza.
—Me parece que no, pero como te veo aquí y sobre todo, entero, no me enojo —el rubio le sonrió, nervioso.
—Vi a una chica, ella hacia pulseras personalizadas y cuando voy a pedirle, veo que tenia cuencas de ardilla y un gatito. ¡A que no sabe, hyungcito!
—No lo sé, pero estás tan feliz que me contagias —dijo, llevando sus manos hasta su rostro para acunarlo y luego bajarlas hasta la cintura.
—Esta es para ti —la tomó y la observó.
Era de hilo negro, con las cuencas formaba básicamente, su unión: tenia una ardilla y un gatito, unidos por un corazón rojo.
—Yo tengo la mía —musitó, esperando una respuesta por su parte.
Minho lo miró a los ojos, viendo aquel brillo peculiar que tanto le encantaban. Y a pesar de que estuviese enfermo y sus ojos cansados, allí estaba, brillando al cien por cien. Sonrió.
—No soy de usar pulseras... pero creo que no me abrigaré hasta que termine el invierno para poder exhibirla.
—¡No va a hacer eso! —Lee esbozo una sonrisa, acariciando mientras tanto, su mejilla.
—Bromeaba. ¿Me la colocas? —Jisung asintió contento.
Al finalizar de colocárselas mutuamente, Minho abrazó fuertemente a Jisung, para luego dejarle un beso en la mejilla.
—Vamos a disfrutar la comida de nuestro primer aniversario —el rubio asintió con una felicidad inmensa.
Ambos se sentaron en la mesa. Jisung recorrió sus ojos por todo el lugar, admirando como ambos lo habían decorado. Y además, olía tan bien, que se podía devorar dos platos juntos, porque si había algo que Minho hacia bien, además de ser un excelente novio y persona, cocinaba como si fuese un chef, y le gustaba eso. No eran veces seguidas, pero algunas cocinaban juntos o se cocinaban para el otro, ya sea sorpresas o solo por el afán de hacerlo.
Y eso le gustaba. Le encantaba haber elegido a la persona correcta, como en esos dramas con finales felices.
—Ahora espero un dibujito —ordenó luego de unos minutos.
—¡Te di uno ayer! —exclamó, no gritando, pero si sorprendido.
—Excusas —negó, escuchando las risas del rubio.
Ambos tenían en claro qué querían para todos sus aniversarios y era que fueran del mismo modo: sumiéndose en una linda charla, en donde las risas, las miradas, y sobre todo los "te amo", eran los principales actos.
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