☆ DIEZ
Changbin observaba con atención a Félix, mientras este escribía algo en su cuaderno, como últimas anotaciones para entregar el trabajo.
Aquel pecoso se había convertido en algo más que un amigo, si es que se puede llamar amistad a esta relación que se formó por un trabajo grupal. No se lo había dicho a sus amigos, puesto a que era muy reservado con sus sentimientos, aunque, si el tema de charla se daba, no tenía por qué avergonzarse de decirlo, confiaba en ellos.
Largó un suspiro y cerró el libro que diez veces trató de leer, pero alguien que estaba frente suyo no lo dejaba. Tranquilamente podría echarle la culpa, como algún juego de pareja, sin embargo, Changbin sabía que a Félix le gustaba alguien más.
Al pasar al lado de su mesa, aquella vez en la cafetería, su corazón latía solo porque le iba invitar a almorzar. Sin embargo, al escuchar que alguien miraba a Félix y que él estaba feliz con ello, su sonrisa se desvaneció y siguió de largo.
Y allí estaba, tratando de luchar entre sus pensamientos, su corazón y sus celos. Sobre todo porque no sabia quién era esa persona ni sabía por qué sentía celos, cuando prácticamente ellos no eran nada más que compañeros.
Y si seguía así, dudaba que fueran algo más que eso.
—¿Qué tanto me mira, hyung? —preguntó, escribiendo la última palabra para luego posar los ojos sobre Seo.
Lo lindo que eres.
—Uhm... yo solo... quería saber... si es que sabes lo que pasa entre Minho y Jisung. Porque Lee no ha dejado de quejarse de él mientras estamos juntos. Y es demasiado.
—¿Usted cree que Minho hyung le guste JiJi?
—No lo sé... aún así, pienso que Minho no es para él. Siento que Jisung es muy sensible y mi amigo a veces es muy duro con sus palabras. Pero quien sabe, quizá sí logre ablandar el corazón de Lee.
—¿Entonces da por hecho que pasa algo entre ellos dos? —inquirió con las cejas levantadas.
—No lo creo —le sonrió.
Minho apartó a Doyeon de su cuerpo, quien lo besó sin su permiso.
O más bien le interrumpió lo que ha estado haciendo hace horas, claramente sin éxito. Ahora no solo encontró a Doyeon, sino que se colgó de su brazo mientras él estaba ocupado.
—¿Puedes irte? Estoy apresurado —espetó, deteniendo el paso agresivamente.
Ni siquiera la miró a los ojos, sino que estaba mirando a las aulas vacías. Sabía perfectamente que aquella área era la menos utilizada en la escuela, por ende, no había nadie.
Aasí, buscaba.
—Pero... oppa, ese chico que vino hoy, nos interrumpió a lo que en verdad íbamos, ¿por qué no lo retomamos?
—¿A lo que en verdad íbamos? —la miró con soma y sonrió, quitando su mano de su brazo—. Solamente nos besábamos. No quiero nada contigo.
—Pero...
—Pero nada, vete —la chica bufó y salió corriendo.
Minho cerró sus ojos y respiró profundo, tratando de calmar su corazón.
Había buscado por todos lados: por el salón, los baños, la cafetería, el campus, y hasta ese árbol en donde suele almorzar con sus amigos.
Y nada. No encontraba a Jisung.
Supuso que no se fue a casa debido al horario escolar y sobre todo porque se necesita la firma algún padre para retirarlo. Y no creía que ese enano fuese capaz de mentir.
Pero recordaba su cara llena de lágrimas y como su labio temblaba, tal vez sí sería capaz de todo para desaparecer de ahí. Porque si él fuese Han, lo haría.
Mierda, ese niño siempre andaba con una sonrisa en su cara, una que le irritaba por completo, pero que se acostumbró tanto a verla, que se sorprendió cuando lo vio llorar. Claro que al principio no se iba disculpar, simplemente ignorarla el hecho de que aquella imagen de algún modo...
Que de algún modo hizo que se arrepintiera enseguida.
Y aún no sabía por qué diablos se había acostumbrado a verlo con una sonrisa, cuando eso era lo menos que debía importarle y concentrarse más en el trabajo.
Giró a la izquierda, a punto de entrar a la biblioteca, pero se detuvo al escuchar su celular vibrar Lo tomó y contestó la llamada.
—¿Qué necesitas, Hoshi?
—¿Que qué necesito? Necesito saber si vas a venir o no al entrenamiento. Estamos esperándote y no queremos retrasar la hora, sabes que falta poco para el partido, ¡ni siquiera deberías faltar!
—No iré, estoy ocupado con cosas de la escuela, entrenen sin mí.
Dijo y cortó la llamada, para ingresar a la biblioteca. El lugar estaba en silencio, y no había absolutamente nadie. Avanzó unos cuantos pasillos, hasta llegar al fondo, notando por primera vez que allí había baños.
Entró a los masculinos, escuchando algunos sollozos proveniente de los cubículos. Iba a entrar en uno, pero una voz sumamente rota y entrecortada por las lágrimas se escuchó:
—Ma... Mami... por favor, ven por mí...
Minho se mordió la lengua. Si hubiera escuchado eso tiempo atrás probablemente se hubiera carcajeado en el momento y luego burlado en la cara de la otra persona. Pero ahora, simplemente se quedó escuchando la conversación.
—Duele mi cabecita... y mi corazoncito —susurró, pretendiendo que su madre no escuche, o al menos eso pensaba Minho, sintiendo como su corazón latía apresuradamente—. Por favor, ven por mí. Pro-Prometo cuidarme e-en casa y hacer mi tarea, a pesar de que sea viernes... por favor... duele mucho.
Lee largó un suspiro y agachó su cabeza, pero la puerta del cubículo abriéndose, logró que la levantara de nuevo. Se encontró con el rostro de rojo de Jisung, lleno de lágrimas secas, hasta su sticker de estrellita se había caído debido a eso. No solo se quedó mirando lo triste que se veía, sino que no dijo ni una sola palabra hasta que se dio cuenta que Han se estaba yendo. Se acercó a él y lo detuvo.
—Niño, espera un mo...
—No solo se burló de mí como si fuese un cualquiera, sino que me faltó el respeto cuando yo lo único que quería era que fuésemos amigos, ¿encima cree que voy a hablar con alguien que no se sabe mi nombre? Suélteme.
Trató de hacer fuerza con su brazo, de escaparse del agarre, pero Minho fue más rápido y lo estampó contra una pared, impidiéndole que se vaya al colocar ambos brazos a los costados de su cuerpo.
—¿Quién te crees tú para venir y decirme eso? ¿Quién te crees que eres para que yo te busque por toda la escuela y disculparme por lo que dije? Jamás hice una cosa como esta, el ridículo soy yo...
—Es la primera vez que lo escucho decir algo que es cierto. ¿Por qué se burlo de mi? ¿Por qué dijo aquellas cosas que me hicieron llorar? ¿Por qué me rompió el corazón, hyung?
Comenzabas a gustarme mucho. Pensó Han.
—Porque soy un bruto, un idiota que no mide sus palabras. Y juro que no tengo ni la puta idea de por qué me estoy disculpando contigo cuando no somos ni siquiera amigos.
—Eso es lo que dice su boca, pero... ¿Qué dice su corazón, hyung?
Los ojos rojos e hinchados de Jisung penetraban los confundidos orbes oscuros de Minho.
Su corazón... su incontrolable corazón...
—Mi corazón dice que dejes de decir estupideces. Ya me disculpé, ahora todo volverá a la normalidad.
Tragó saliva sin dejar de ver los ojos rojos del rubio pero descendió su vista hasta sus labios fruncidos y se lamió los suyos por inercia.
—Me voy.
Sin más, atravesó la misma puerta por la que había entrado.
Y su incontrolable corazón, palpitó aún más.
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