☆ CIENTO VEINTIOCHO
Su cabeza dolía por los golpes que se había dado a si mismo, al igual que sus manitos dolían completamente, y estaba seguro de que Minho lo sabia, pero por el llanto, no podía hablar, ni siquiera para preguntarle a donde estaban yendo.
Estaba con su hyungcito, no importaba a que lugar fueran, sabia que estaba a salvo.
Pero sin decir nada, Lee supo calmarlo lentamente; colocó los Ositos Cariñositos en la pantalla del tablero, y cada vez que podía el mayor le dejaba algún que otro beso en su cabeza. Estaba hecho bolita en el asiento, esperando a que el dolor pasara.
—¿Quieres quedarte un momento aquí? —preguntó con voz dulce, mientras se estacionaba y ponía el freno de mano—. Iré a la tienda a comprar algo, ¿o quieres venir conmigo?
—Es que... hyungcito, es la mejor parte del capítulo —Lee rió.
—La tienda está al lado, ¿sí? llámame si quieres algo
—Dulces... —susurró, pero Minho ya no estaba en el auto, sino yendo a la tienda a comprar quien sabe qué.
No se sentía tan asustado, sabia que Yunho no estaba cerca, por ende no le haría daño, así que se concentró en terminar el capítulo que ya vio varias veces, pero siempre parecía como si fuese la primera.
Percibió como la puerta se abría y Minho se hacia presente. Se irguió para prestarle atención, viendo todo lo que traía, lo cual le fue entregado. Compró una botella de jugo de manzana, unos dulces de gomita y una bolsa pequeña de hielo
—Pensé que no me había escuchado... —dijo, llevándose unas gomitas a la boca.
—Siempre te escucho... —Jisung le devolvió la botella para que se la pueda abrir, porque intentó, pero el dolor en sus manitos no lo dejaban—. Ten.
—Gracias, hyungcito.
—Solo espero que puedas dormir esta noche, es mucha azúcar... —el rubio lo miró con un semblante serio, pero se fue en cuanto vio que la bolsa de hielo, ya cubierta por una toalla de manos que estaba en el auto, era para él—. Es que... te golpeaste muy fuerte.
—Sí, lo hice, no lo pude controlar... ¿Y su manito?
—Está bien, acostumbrado a esos golpes... pero tú no, así que ponte hielo donde te duela.
Lee arrancó el vehículo, en dirección a un lugar que no iba desde hace mucho tiempo. Si a él lo tranquilizaba luego de las peleas que tenia con su padre cuando iban de visita, sabia que la calma de aquel lugar, haría efecto en Jisung, y por ende, de nuevo en él.
—Raro que no me hayas preguntado a donde vamos —mencionó el mayor, luego de largos minutos, en donde solo se dedicaba a ver el final del capitulo de los Ositos Cariñositos.
—Si es contigo, sé que voy a estar bien, así que no hay necesidad de preguntar.
Aquello logró que una sonrisa se colocara en el rostro del pelinegro.
Entró por un camino lleno de árboles y Jisung pudo ver al final un pequeño lago, emocionándose, porque le hacia acuerdo a un lugar al que ya habían ido antes, también, por culpa de Yunho.
—Ten cuidado al bajarte, llovió así que hay un poco de barro. ¿Quieres ir al muelle? no es como el otro, pero al menos es algo...
No recibió respuesta, sino que el menor salió corriendo, haciendo caso omiso a lo que le pidió anteriormente. Se olvidó completamente, que cuando llovía, Jisung no era de esquivar los charcos, sino de saltarlos, así que era lo mismo con el barro.
Negó para sí mismo y salió del auto, acercándose rápidamente al rubio, quien ya se había sentado al borde del muelle. Sin embargo, él no se sentó a su lado, sino atrás, para abrazarlo por la cintura y dejar su mentón en el hombro.
—¿El hielo te calma?
—En realidad, sí, funciona... hágase un poco mas para atrás.
Minho acató la orden, sin saber para qué, pero cuando el menor se dio la vuelta y se acomodó mejor, es decir, dejando sus piernas arriba de las ajenas y con sus brazos rodeando su cuello, transformándose un abrazo.
—Pensé que te gustaría la vista... o sea, no me molesta que me abraces, pero supuse que tardarías en hacerlo.
—El lugar es precioso, quisiera venir mas veces, pero... quería abrazarlo desde que compró los dulces.
—¿Y solo por eso?
—No, por muchas cosas mas... —se alejó un poco y lo miró a los ojos, mientras que sus manos subían lentamente hasta las mejillas para acariciarlas—. Porque te amo, seria un resumen de todo, pero... hyungcito, usted me cuida mucho, ¿cómo no lo voy a abrazar? no lo hice antes porque no se podía, y salí corriendo del auto para apreciar la vista, antes de esto. Ahora el dolor de mis manitos disminuyó gracias a usted, pero no me creo el cuento ese de que las suyas ya están acostumbradas, también necesitan un poco de hielo...
—Eres tan lindo... eres... eres... como un mimo al alma, y te agradezco eso.
—¿Qué es lo que agradece?
—Es que... me viste golpearlo y creo que eso desató tu ataque de nervios.
—Pero hyungcito, dijo que mis labios saben a durazno, cuando todo el tiempo me pongo el labial de sandia, ¡se lo merecía!
—Oh, es verdad, lo había olvidado. ¿Sabes qué? estoy contento de que sea así, al menos no sabe lo que es besarte con ese labial, aunque con o sin eso, tampoco lo sabrá —cada palabra que expresaba o que le hacia acordar a ese momento, Jisung notaba un ligero enojo, junto a celos.
—¿Usted no le creyó cuando dijo que yo lo besé? Porque lo dijo tan orgulloso, que ahí empezó mi ataque, porque siempre distorsiona las cosas. Como esa vez que me quiso llevar del supermercado, me apretó tan fuerte, que dejo un moretón, y luego dijo que fue su culpa, cuando usted ni siquiera me grita. Yo no entiendo a esas personas que hacen daño porque si, aunque Yunho debería ser estudiado por un psiquiatra, ¿no cree? eso de cambiar las cosas y fingir demencia, no sé... —y lo último logró hacerlo reír, algo que contagió a Jisung.
—Eres precioso... —en un movimiento rápido, unió ambas bocas, solo que aquel beso no duró tanto como Jisung quería, aun así, prestó atención a lo que Minho iba a decir—. Y tienes toda la razón, por ende, hay algo que tienes que saber, y es que en el momento que yo entré en aquel baño, solo te vi a ti resistiéndote ante el beso y sin poder alejarte. ¿Nunca dijiste que para creer hay que ver?
—No lo sé... digo tantas cosas... —y Minho volvió a largar una carcajada.
—Entonces ahí lo tienes. Creo que nunca lo quisiste besar y todo fue sin tu consentimiento.
—Lamento cansarlo, me lo repite tantas veces, hyungcito...
—Hey, te lo puedo repetir las veces que tú quieras, si eso hace que te sientas seguro, yo lo haré. No hiciste nada malo. Empieza a memorizar eso, pero si necesitas que te lo diga... no hay problema en eso, no quisiera que te sientas mal y me lo escondas, solo por pensar que me molestas o me cansas... ya no pienses en eso.
—Usted también es un mimo al alma —Minho pudo notar algunas lágrimas en sus ojos, pero el menor fue mas rápido y las ocultó con un abrazo—. Lo amo mucho.
—¿Y por qué lloras?
—Porque lo amo mucho, hyungcito. Mucho, mucho, mucho.
—Y yo te amo a ti, y no por eso ando llorando.
—¿Ah, no? recuerdo muy bien que lloró cuando le di un dibujito.
—Bueno...
—Y fueron dos ocasiones, así que no tiene por que llamarme llorón —apartó las manos y se cruzó de brazos.
—No recuerdo eso...
—Ahora se acuerda de lo que le conviene —y a esa cara, se le sumó el ceño fruncido y un pequeño puchero que Lee no tardó en besar.
—Qué lindo te ves, enójate mas.
—Solo a ti te gusta verme enojado... a Felix ni a Jeongin le gusta, siempre tratan de ponerme contento con dulces, o nuevos dibujos para pintar. Hasta una vez salimos al parque para que me sintiera bien.
—¿Y qué pasó para que eso sucediera? —preguntó, con miedo de que en la respuesta estuviese su nombre.
Aunque si lo estuviese, estaría de acuerdo en criticar junto a Jisung el Lee Minho de antes.
—Es que no se si vio el drama de Kango... "Aun así"... pues yo quería que se quede don Do- Hyeok. pero se quedó con el otro que ni me acuerdo el nombre.
—¿El personaje que hace Kango? —Jisung asintió—. ¿Y quien te dio permiso de ver ese drama, eh? Tiene cosas que tú no puedes ver.
—Ah, pero cuando las hacemos no hay objeciones, ¿verdad?
—Exacto. Cuando tienes razón, tienes toda la razón.
—Ahora falta que me prohíba ver los dramas en los que este él...
—Bebé, estoy seguro de que me retarías y me mandarías al rincón para que tú lo puedas ver a solas. Pero, no, no seria capaz de prohibirte nada... el azúcar puede ser, eleva tu hiperactividad, encima que eres enano, podrías explotar —y ambos rieron a carcajadas.
Los minutos pasaron y el atardecer se hizo presente, debían irse pronto, porque no era el camino mas iluminado de todo Jeju. Sin embargo, Jisung detuvo cualquier movimiento de Minho.
—Es que... me gustó mucho este lugar, ¿podemos volver para merendar? no digo de mañana, pero al menos antes de irnos, podemos volver e invitarlos a los demás —Minho asintió, mas que complacido con las imágenes que estaba teniendo de su niño y el atardecer detrás—. Cuando digo que usted es mi lugar seguro, es porque sé que no me hará daño, y con abrazarlo ya es suficiente... gracias, hyungcito.
—No tienes que agradecer nada, es un vinculo que fuimos estableciendo porque estábamos destinados, ¿no es lo que tú dices? porque yo también lo comencé a creer. Teníamos que hacer dos trabajos en común, y no todos terminan como nosotros. Pero todo esto se dio gracias a que no te rendiste conmigo, y siempre viste lo mejor de mi, y creo que eso fue lo que permitió que me quedara, contigo. Tenia que alejarme de las personas que me hacían mal, y tú me ayudaste. No quiero mencionar a Yunho, pero... también agradezco que no te dejes llenar la cabeza con sus mentiras, hay personas que hasta dudan y tú ahí, duro como una piedra —Jisung largó una carcajada.
—Es que, hyungcito, yo fui parte de ese proceso y sé como fueron las cosas. Aparte, nadie me separa de lo que yo quiero en mi vida, y yo lo quiero a usted. Así de simple —Minho sonrió.
—Si nos volvemos a cruzar con Yunho, ¿te puedes poner el labial de sandia y luego besarme?
—¿Y eso por qué o para qué?
—Para que sepa cual es el verdadero sabor, me ofendió cuando dijo durazno.
—Si... a mi también, ¿pero no es mejor que sea así? si hace poco me preguntaba si lo besé con el labial de sandia puesto, parece que se contradice -ladeó su cabeza, como si de esta forma pudiese entender lo que Lee quería hacer.
—Para nada, es para que sepa que solo yo puedo besarte, nada mas —Jisung negó. No estaba equivocado, pero no debería enfocarse en eso ahora.
—Ay hyungcito, mejor vámonos y cambiemos de tema, se va a poner celoso.
Palmeó ligeramente los hombros anchos y se puso de pie como pudo, yendo hacia el auto, pero no pudo entrar, porque estaba trabada, y Minho, en vez elevar su brazo y apretar un botón que a él le costaba diferenciar a veces, se acercó y apretó la cintura ajena con ambas manos.
—No estoy celoso, solo cuido lo que es mío, y tú lo eres —Jisung le sonrió, y cuando el mayor estaba dispuesto a darle un beso, habló en un tono burlón.
—Le diré eso a mamá.
El pelinegro saco las manos del lugar y bufó, apretando aquel botón que destrababa las puertas, mientras lo miraba con un semblante sumamente triste.
—Por favor, no. Me va a acusar de querer robarle el hijo —Jisung largó una carcajada y procedió a abrazarlo.
—No creo que haga eso, ella está agradecida contigo. Le gusta que te quedes conmigo cuando estoy solito, sé que tú le eres de mucha ayuda, como la vez que me convenciste de ir hacerme los análisis... aunque, mamá me dijo que esos médicos ya no estaban, porque fueron despedidos, y ni siquiera ella sabe cual es el motivo...
Minho abrió en grande sus ojos, el nerviosismo chocó su cuerpo y lo alejó de su pecho antes de que pudiese sentir los pálpitos de su corazón. Recordó a la perfección de que fue su madre la que hizo todo el movimiento perfecto, y Jisung no lo sabia, así como tampoco sabia que ambas madres se habían puesto de acuerdo para meter a un monstruo en la cárcel.
Debía decirle tantas cosas, pero tenia miedo de como llegara a reaccionar, porque no tenia idea si seria algo bueno, o malo.
—Súbete, está comenzando a hacer frio. Por lo que sé, las lluvias seguirán y las bajas temperaturas también, así que ve pensando en que hacer por las tardes, creo que recién la semana entrante podremos ir a la playa o a la piscina de la casa.
—Entonces tengo que ir a comprar mas libros para pintar... —se subió al auto y Minho no tardó en dar la vuelta para acompañarlo—. Porque le presté uno a Hyunjin y lo pintó entero... así que capaz le compro uno también.
—Tienes un gran corazon como para regalarles algo a esos, cómpratelo para ti... o has lo que quieras, a ti te gusta dar regalos, y cuando tienes algo en mente, no te lo quita ni tu madre.
—¿Eso es bueno o malo?
—Cincuenta y cincuenta.
—Cabe aclarar que usted es igual, así que no nos hagamos los desentendidos. Estoy seguro que si vamos a la playa, hará que me ponga el labial de sandia.
—Claramente.
Y ambos rieron, para luego, sumergirse en un silencio que era llenado por un nuevo capitulo de los Ositos Cariñositos, descargados por Minho recientemente.
—Hay que hablar del por qué no tiene capítulos de algún drama de Song Kang en el pendrive.
—Ya está mas que dicho, Niño. No quiero a Kango en mi auto.
Jisung rió, para luego acurrucarse en el asiento y estar mas cómodo viendo la pantalla, esbozando una nueva sonrisa al sentir un pequeño beso que Lee le dejó sobre a cabeza.
Hace dos horas que estaba en la cama solo, mirando algo que no le gustaba para nada.
Ya habían pasado el interrogatorio de sus amigos, como por ejemplo, a donde fueron, si es que pelearon o no, entre otras preguntas. Claramente, todas fueron contestadas, y hasta cuando estaba cocinando, Hyunjin le preguntaba cosas, pero también le avisó que Yunho estuvo diciendo cosas horribles de él, pero que ninguno le creyó, o prácticamente que cuando comenzó a decir esas mentira, todos le dieron la espalda, para que estuviese tranquilo.
Ahora estaba en la cama, mirando constantemente la puerta del baño, ya que Jisung se metió a bañar y nunca mas salió de ahí. Al menos no estaba preocupado de que algo malo le haya pasado, porque se escuchaba la música baja y como él cantaba por arriba.
Simplemente quería dormir, y por mas cursi que suene, no lo haría si Jisung no estaba a su lado. Por estas cosas, odiaba darle tanta azúcar junta, pero sabia que un poco de jugo de manzana lo tranquilizaría y mataría cualquier sed que tuviese, y luego le pidió dulces, ¿como se lo iba negar? y eso que no usó esa mirada que hacia, como hacer ojitos y un pucherito.
Ahora, con toda esa azúcar consumida, fácil, no se iba a dormir hasta las tres de la mañana, y apenas eran las diez y treinta de la noche.
—¡Jisung, ven! —gritó ya por cuarta vez, totalmente derrotado ante el sueño.
Sabia a la perfección que su cansancio no era físico, sino mas bien mental, porque no era mentira cuando decía que Yunho lo consumía, al menos no arruinó completamente su día, y se pudo remontar con la salida improvisada de ellos dos hacia aquel lugar, y luego, una cena tranquila entre amigos.
—¿Qué haces ahí adentro? ¿Fabricas algo?
Jisung abrió lentamente la puerta y asomó su cabecita.
—Hyungcito, cálmese. No entiendo que es lo que quiere.
—A ti.
—Espere entonces.
Minho largó otro suspiro cuando vio que la puerta se cerró de nuevo, pero sonrió cuando la música se detuvo, eso significaba que estaba a punto de salir. Se sentó en la cama y esperó frente a la puerta. Esperó, esperó y esperó.
—Jisung, por favor, sal de ahí -pidió casi llorando—. Necesito atención, ¿qué no ves?
—Es mi rutina de skincare, recién comienzo...
—Hazlo aquí, conmigo -señaló la cama con sus manos, sabiendo que el menor ni siquiera lo veía—. Necesito hablar contigo de algo...
—Necesito el espejo...
—Hasta gruñosito te espera...
—¡Lee Minho!
Y cuando escuchó su nombre completo, bajó la mirada totalmente asustado. Fue hacia el ropero, tenia que doblar un par de camisetas y sudaderas, y cuando percibió que estaba haciendo algo productivo, salió su niño con su piel canela mas que reluciente.
—¿Qué esta haciendo, hyungcito? —preguntó con ese tono de voz sumamente dulce.
—Me sentí regañado —y no mentía.
—Pero si no lo dije con esa intención, es solo que no le gusta esperar, y en esta vida hay que ser pacientes. Ya lo sabe.
Minho dejó la ropa que le quedaba alborotada y se dio la vuelta, acercándose a Jisung.
—Es que tengo ganas de dormir, pero no quiero hacerlo sin antes decirte algo.
Jisung pudo notar una clase de desesperación en su voz, además de su respiración era algo errática, así que se trataba de algo importante.
—Te amo —dijo, como para darle introducción a lo que decidió por fin contarle, porque no le veía sentido que le siga ocultando algo que debería haber sabido desde un principio, y que cuando fue pensándolo mas, quizás Jisung no reaccionaria tan mal como creía.
—Pero si a eso ya lo sé... yo también lo amo...
—O sea, si, pero no era eso solamente. Porque no nos metemos en la cama, y me haces eso que te haces en la cara, a ti te gusta y los ojitos del menor brillaron, para luego asentir energéticamente. Y a ver si te cansas y te duermes conmigo.
—¿Y porque no me cansaría si ya es mi hora de dormir? —preguntó, ladeando su cabecita y Minho supo que estaba confundido.
—Lo digo por el azúcar que consumiste hoy —le apartó un par de mechones, que por el movimiento, terminaron arriba de sus ojitos.
—Pero si estoy bien, y no siento tantas energías, pero si quieres puedo comer unos dulces — amagó con salir de la habitación, e ir a la cocina, donde estaban los dulces de sandia que compró específicamente para el viaje, por si no encontraba esa marca en los supermercados.
—¡No, no! estás bien así —lo detuvo del brazo—. Me sentaré en la cama...
Minho se acomodó sobre el colchón y observo a Jisung como dejaba sus cremas, mas un estuche con cosas que solo él sabia que habían ahí adentro. No era la primera vez que se hacia esas cosas, y en cierto modo, resultaba ser relajante, porque el menor, le hacia tiernos masajes y caricias en su rostro, y eso le gustaba.
Le colocó una diadema, que agradeció que no era una de las que le hacia la madre de Yunho, aunque mucho no tenga que ver con el problema, no le gustó para nada la actitud que la mujer tuvo con su niño, ya que lo trató de sobornar con la amistad que la mujer tenia con su madre. Y cuando Minho se lo mencionó, Jisung tiró todas las diademas a la basura. Creyó nunca haber sentido tanta satisfacción, como lo sintió al ver como cada una caía en una bolsa de consorcio.
Y como buen novio, le compró otras, y mejores todavía. Así que tenia una de esas puesta en la cabeza, mientras comenzaba a esparcir una crema.
—Debe tener cuidado cuando se afeita, se corta muy seguido, ¿le arde? —preguntó y pasó una sola vez la crema, esperando a que la respuesta sea negativa.
—Es que hoy lo hice apurado, pero casi siempre tengo cuidado —Jisung asintió convencido.
—¿Puedo depilarle las cejas?
—Eso duele como el infierno.
—Pero lo necesita... —y cuando abrió os ojos, ahí estaba, la famosa cara, a la que claramente, ni siquiera le puso fuerza en resistirse.
—Adelante —afirmó, no sin antes acomodar su cabeza con un almohadón debajo.
Jisung sonrió en grande y comenzó a esparcir toda la crema para luego limpiar lo restante. Luego se dedicó admirar su rostro por unos segundos, para luego seguir con sus cejas.
—¿Y que debía decirme?
—Oh, cierto... ¿recuerdas cuando mencionaste lo de los análisis? y mas sobre los médicos que fueron despedidos... pues... resulta que tuve algo que ver... ¡auch! —chilló, y siento que le sacó hasta el alma
—¿Qué hizo? ¿Cuándo? —preguntó con un semblante serio, alejando sus manos del rostro ajeno.
—Si no mal recuerdo fue ese mismo día... tú te habías dormido, llame a mi madre y se lo conté. Le pedí que me lo haga como un favor, ella solo me pidió a cambio conocerte.
—¿O sea que los despidieron por...?
—Quiero que sepas que siempre fueron pocos ortodoxos, mi madre, tiempo después, me dijo que no eras el único con una situación parecida. Y tengo entendido que una mujer los denunció, por acoso sexual. El despido está bien, y creo que demasiado, porque el director le dio aviso a casi todas los hospitales para que no los tomaran en cuenta.
—¿Quiere decir... que podré hacerme los análisis sin miedo a que aten mis bracitos ni mis piecitos?
—Así es... ¿no estás enojado conmigo, o sí? mas por el tiempo que llevo ocultándotelo, la fecha para otra consulta ya se acerca.
—¿Cómo voy a estar enojado si solo busca protegerme? —Jisung sintió como su corazón palpitaba con todo el desespero del mundo, así que lo abrazo, porque sabia que eso lo calmaría —. Se lo agradezco, hyungcito. También debería agradecerle a noona... ¿cómo lo hizo? ¿cómo pudo acercarse al director y convencerlo?
Minho asintió lentamente, sin saber como explicarle esa cosa importante, ya que fue lo único que permitió que el despido sucediera, aquella relación entre su madre y aquel hombre.
—Oh, pues... mi madre y el director del hospital, se han estado acostando, no solo eso, sino citas y demás.
—¿Cuándo pensaba contármelo?
—Es que, no era importante, y me centro en las cosas que si importan... lo que quiero decir es que, cuando tú apareces, me olvido de todo —Jisung le dejó un pequeño beso, encantado con sus palabras—. Y aun me queda decirte otra cosa...
—¿Y ahora qué hizo? —Lee frunció el ceño y alejó su rostro por inercia, para luego mirarlo a los ojos.
—¿Y ahora que hizo? —Lee fruncio el ceno y alejo su rostro por inercia, para luego mirarlo a los ojos.
—¿Por qué supones que hago algo? te iba a decir, que tu madre, como la excelente abogada que es... ayudó a que mi padre este en la cárcel. A eso se debe al "gracias" que escuchaste en el aeropuerto.
—¿Mi mamá encerró a su papá? —Minho asintió—. ¿Por qué no me lo dijo antes?
—Por que temía que te pusieras mal... además que tu mamá al principio me dijo que no dijera nada, pero todo esta resuelto ya.
—Vaya... realmente piensan que soy un niño... —de todas las reacciones, es la que menos esperaba—. Agradezco lo que hizo con los médicos, porque era algo que se merecían, y su padre también... todavía merece que se... pudra ahí. Pero yo no me merezco que me escondan información porque piensan que me pondré mal. No soy un niño, nunca lo fui, puedo comprender igual que otros, ¡no me oculte mas nada! —el rubio no quería llorar por algo como eso, pero era inevitable.
Una cosa era el apodo que Minho le tenia, pero otra cosa es que realmente piensen que era un niño ante cosas tan simples. Hay noticias mas fuertes que las que recibió, sí, pero eso no significa que le deban ocultar solo porque la catalogan de esa forma.
-Si la noticia me hace llorar, me hace llorar y punto. Pero mas me pone mal que piense que soy un niño para todo, no tengo siete años. Y si hay ciertas cosas que no comprendo, como lo son los chistes o indirectas, se puede sentar y explicarme, pero no debe ocultármelo -Lee llevó las manos hasta el rostro ajeno para limpiar las lágrimas que salían.
—Lo que hice con los médicos fue decisión mía, y yo le pedí a mi madre que tampoco lo dijera. Tenia miedo de que lo tomaras a mal, porque tal vez te enojabas conmigo porque me metí con el trabajo de alguien. No tengo un discurso preparado, no me preparé para esta reacción... te veo de todas las formas posibles, pero jamás como un niño. Fue simplemente lo que te comenté antes, situaciones que fueron opacadas por otras, y hoy sentí la necesidad de decírtelo, claro que no te veo como a un niño, así que métetelo en la cabeza.
—¿De ahora en adelante me dirá hasta la cosa mas insignificante? yo no sabia que mamá ayudo a Harim noona ni a ti, hubiese sido bueno saberlo, y mas, para acompañarte en el proceso.
—Créeme cuando digo que jamás me sentí mas acompañado en mi vida que en ese momento, porque me hacías olvidar todo lo que ese hombre me hizo, y lograbas que viera la vida con un punto de vista mas hermosa. Sin saberlo, lo sabias, y me ayudaste.
—¿En serio piensa eso, hyungcito?
—De aquí, hasta que cumplamos cien años y mucho mas. No te ocultaré nada, ni la cosa mas insignificante, lo prometo —y entonces, dejó su mano entremedio de los dos, con el meñique arriba, el cual fue enlazado con el mismo dedo de Jisung—. Lamento haberte hecho llorar, pero creo que no solo fue eso, sino porque no lloraste en todo el día y mas con lo que pasó, así que tranquilo, ¿de acuerdo?
—Creo que tiene razón... ¿vamos a dormir? seguiré mañana con sus cejitas —Minho sonrió, totalmente enternecido—. ¿Puede abrazarme? será por esta noche que no seguiremos el orden, por favor.
—¿Me abrazarás luego por dos noches seguidas también? —Jisung asintió con una sonrisa-. Hecho.
Y ambos se durmieron en los brazos del otro, sin importar quién abrazaba a quién.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top