☆ CIENTO TREINTA Y TRES

El lugar al que entraron era acogedor ya que Jisung se sintió muy a gusto. También el lugar en el que decidieron sentarse, corría aire demasiado lindo, puesto que estaban cerca de la puerta que da al patio y el rubio, junto a su novio, lo tenían de vista. Lástima por sus amigos, que no podían ver el precioso lugar, pero estaba seguro que podían ir allí luego de almorzar, tal vez para comer el postre, ya que se podía hacer eso libremente.

—Si le duele el hombro... —susurró.

—¿Me darás de comer? —lo miró con ojos suplicantes.

—Algo así... pero me acorde que es diestro, así que puede comer solo tranquilamente.

—Así no se ilusiona a las personas.

—Se ilusionó solo —elevó sus hombros, con total indiferencia.

Las pizzas estaban sobre la mesa, y Jisung, como todos, sentían las ganas de devorar todas, sin embargo, el rubio se centro en otra cosa: aquella chica le había sonreído a su novio. De manera descarada, como si él no estuviese allí, o como si ellos no hubiesen tenido afectos amorosos, no solo ese día, sino otros.

Minho pudo ver esa sonrisa que la chica le dio, pensó que con lo dicho la noche anterior, donde dos veces dejo en claro que tenia novio, y que no le iba a dar atención, de ninguna manera. Sin embargo, le preocupo la mirada de Jisung, porque su rostro había cambiado totalmente, paso de tener una sonrisa, a comer lentamente, sin siquiera sonreír a los dichos de sus amigos. Y el siempre sonreía, por mas que esté triste, él siempre lo hacía.

—¿Vienes conmigo afuera? —susurró cerca de su oído, para luego levantarse del asiento—. Saldremos un momento —avisó al resto.

El grupo los vio irse, y luego se miraron entre todos, para comenzar comer todo lo que podían.

Ambos salieron hacia el patio, Minho sabia que el rubio estaba confundido, pero ni bien vio aquella expresión solo quiso besarlo. Y cuando finalizó de hacerlo, procedió a contarle todo lo que paso esa noche, con lujo de detalle.

—¿Entonces por qué le sonríe si le dijo todo eso?

—No lo sé, pero prefiero ocupar mi tiempo explicándotelo a ti, que a ella. Así que si te dice o hace algo, me avisas, ¿de acuerdo, enano?

—¿Y si se la presentamos a Yunho? como son iguales... capaz se llevan bien —Minho rio y volvió a besarlo.

—Eres un enano burlón. Si llegamos a hacer eso, ni lo policía lo detendrá y tendremos que mudarnos al otro lado del mundo... ¿qué piensas de Estados Unidos?

—Pienso que... podríamos ir... no es mala idea, pero no importa si estemos huyendo o no, ¿podremos hacer planes?

—¿Viajaremos nosotros solamente? Porque si es así, nos vamos mañana —Jisung sonrió, la idea no era tan mala—. ¿Sabes lo que quiero hacer en un viaje a solas? Follarte.

—Sí, ese es mi hyungcito —dijo algo desanimado, aunque sabia que eso era en broma, o al menos tuvo ese efecto en Lee, quien rio enseguida—. El asunto ya esta solucionado, al menos sé cuales son las intenciones de esa chica y que no va a poder, por lo tanto, regresaré a dentro.

Pasó por su lado y Minho se quedó estático, procesando lo último dicho.

—Jisung, ven aquí... pero si a ti te gusta también.

Y a lo lejos, vio como se tapaba los oídos, pero lo que no pudo ver es la sonrisa que se plantó en los labios del ajeno.

La noche se acentuó y el grupo de amigos estaba degustando de una deliciosa comida tradicional. No habían hecho mucho por la tarde, solo se quedaron en el patio del restaurante, hasta merendaron allí y luego fueron a pasear, planeando qué harían en la noche.

Y como todos extrañaban la comida coreana, ya que hace mucho no comían, decidieron hacerlo, junto a un par de películas de terror.

La primera había sido algo tranquila, nada mas que un par de sustos y rostros horripilantes, pero las otras dos que vieron, lo habían asustado demasiado, pero seguía allí, sentado en el regazo de Minho, mientras estiraba sus piernas al costado, tapándolas con una manta. 

La posición era perfecta, podía ver la pelicula y en momentos que no le gustaba, se podía refugiar en el cuello ajeno. Como ahora, cerraba fuertemente sus ojos, mientras tapaba sus oídos, odiaba escuchar los ruidos fuertes, esos que te decían que algo se aproximaba. Sin embargo, el abrazo con su novio, quien dejaba tiernas caricias en su espalda, lograba calmar sus nervios.

—Esta película no es para ti... y ya haz visto demasiadas.

—Puedo aguantar... —susurró de igual manera, poniendo la vista sobre el televisor, cuando una imagen fea se hizo presente, se asustó y volvió a cerrar sus ojos—. Me quiero ir, hyungcito. Vámonos... por favor.

Ambos se levantaron, Jisung le dio la espalda en todo momento a la televisión, y extendió sus brazos, Minho ni siquiera necesitaba que le digan para saber que tenia que hacer.

—¿Me carga?

—¿Tengo opción? —preguntó, guardando su celular en el bolsillo, notando como Jisung pensaba.

—Mmmh... no.

Lee sonrió y lo cargó justo cuando un ruido sumamente fuerte, lo asustó.

—Buenas noches, chicos —habló el menor, saludando a los demás y teniendo como respuesta el mismo deseo.

Subió con cuidado la escalera ya que no había mucha luz, la única, era o que alumbraba el televisor, y como era una película de terror, de por si la iluminación era oscura, pero algo le ayudo. Llegaron bien a la habitación, y en cuanto vio la cama, Jisung inmediatamente se tiró, puesto que no había dormido siesta, así que estaba demasiado cansado.

Sintió la mano de su novio acariciar su cabello luego de unos segundos, en los cuales, cerró sus ojos dispuesto a dormirse, pero pudo percibir como Minho se acomodaba a su lado, a la vez que escuchaba el pitido del aire acondicionado, anunciando que estaba encendido.

—Hyungcito... —llamó, teniendo enseguida su atención, sin dejar de sentir las caricias en su cabello.

Su brazo estaba apoyado, atrás de su cabeza, de esta manera, con su mano tiraba su cabello hacia atrás, teniendo toda la frente descubierta, como para dejarle un beso, por ende, se apresuró en hacerlo.

—¿Qué pasa?

—Si quiere ir a ver la película, vaya. No hay necesidad de quedarse conmigo. Puedo poner los Ositos Cariñositos y voy a estar bien.

—¿Seguro de eso? Igualmente, no me iré, estoy cansado, ya son mas de las doce y solo quiero dormir.

—¿Ahora eres tú quien está seguro de eso? No quiero que por andar cuidándome, se pierda de las cosas que le gusta, y sé que disfruta de las películas de terror.

—Por favor, dime que no has aceptado verla solo porque los demás quisieron.

—Eran cinco contra uno. Además, ya es hora de hacer algo por ellos, así que por eso no me negué. El terror es lindo si te gusta asustarte, la primera que vimos estuvo bien, la segunda ya no tanto, y la tercera, me terminó asustando mucho.

—Eso es porque vienes aguantando desde la primera, estuviste encima mío todo el tiempo, ¿si sabes que me daba cuenta en como te asustabas? pero como tú no me habías dicho nada y me mirabas con una sonrisa, no quise meterme. Hasta hace unos minutos, te sentí temblar, así que ya sabia que era hora de dejarlas y venir a dormir.

—Tiene razón... —el rubio se acercó al pecho de Minho, quien lo abrazó y le dejó otro beso en la cabeza, para luego unir sus manos en la espalda baja del ajeno, abrazándolo para que pudiera dormir—. Buenas noches, hyungcito, que tenga dulces sueños, y si son de sandia, mejor.

—Tú también mi niño. Y si no sueñas con Kango, mejor.

—Y aquí vamos.

Minho largo una ultima carcajada antes de dormirse pacíficamente.

La habitación estaba a oscuras, la luz se fue de la nada. Su novio y sus amigos habían desaparecido también, ¿lo dejaron solo? ¿por que?

Trató de avanzar un poco, para bajar las escaleras. El día estaba horrible y la lluvia sonaba como si hubiesen puesto música en varios parlantes a volumen máximo. No estaba entendiendo, ¿a donde se habían ido? no pudo ver muy bien la hora, veía todo borroso por haberse despertado recientemente.

No estaban en la sala, siempre que se despertaba solo, sus amigos estaban riéndose allí, sentados, jugando algún juego de mesa, o viendo alguna serie, pero esta vez, no había nadie allí. No jugando, ni riéndose.

Avanzó un poco mas, asustándose por el trueno que resonó hasta por sus entrañas. Entró a la cocina, tenia sed, necesitaba beber algo. Así que tomo el vaso y sirvió agua, para beberla enseguida. Pero eso no lo había saciado, por ende, tomó otro vaso, y otro.

Allí también estaba solo. No había rastros de nadie, ¿por qué lo dejaron solito? además, con este día sumamente feo, ¿a donde se fueron?

Las lágrimas no tardaron en llegar.

No había luz por causa de la tormenta, aun así, la televisión se prendió, y no podía apagarla, hasta que la desenchufó, y fue corriendo hasta la habitación, cerrando la puerta con llave. Apoyó su frente a la madera, tratando de recuperar su aliento. Se dio la vuelta, necesitaba tomar su celular para llamar a su novio, o alguien para que le de una explicación de lo que estaba sucediendo.

Sin embargo, en la cama estaba Minho, durmiendo plácidamente. O al menos eso pensó por la cabellera negra que podía ver, ya que su rostro estaba tapado por las mantas.

—¿Hyungcito? ¿A dónde se había ido? —preguntó, no se acercó, por primera vez, tenia miedo de hacerlo.

No hubo respuestas, pero si escuchaba la respiración fuerte de quien estuviese durmiendo en la cama. Se asustó, ya que se había dado vuelta sobre el colchón. 

—Hyungcito, le estoy hablando. Despierte. 

Pero no lo escuchaba, a pesar de que había hablado casi gritando.

Se armó de valor y fue hasta la cama. Lo único que podía ver era esa cabellera negra, del mismo color de su novio, así que él era el único que podía estar ahí, sin embargo, todo era tan raro. Ya el haberse despertado, que no esté nadie, el que ellos se hayan ido sin avisarle y con este día de tormenta, era todo sumamente irreal.

—Hyungcito, por favor... —susurró, sin embargo, desde el otro lado, fue captado en un grito.

Lo destapó. Y lo que vio lo dejó helado.

No era su novio, era Yunho.

Tenia sus ojos abiertos y una sonrisa que te dejaba petrificado. Asustado, quiso salir corriendo, pero él lo atrapó enseguida del brazo, apretándolo fuertemente. Se volvió mas rápido y mas fuerte.

—¡Sueltame! 

—Buenos días, Sunggie, que lindo es despertar contigo. 

Jisung cerró fuertemente sus ojos, no quería verlo, ni sentirlo.

—No... por favor, déjame —gritó, sintiendo como los dedos se aferraban con fuerza a su antebrazo, y en como acariciaba con otra mano su mentón.

Tuvo que abrir sus ojos, y lo que vio, era digno de una película de terror.

La lluvia se hacia cada vez mas fuerte, tanto que llegaba a perforar sus odios. La sonrisa de Yunho, provocaba que su corazón palpitara como nunca antes, y el agarre en su brazo, le recordaba a una situación parecida, pero no podía saber con exactitud cual.

Jisung, despierta.

Escuchó una voz, como si en los altavoces en donde tenían la lluvia, ahora se escuchaba aquel llamado, pero no podía hacerle caso.

—¡Hyungcito! ¡Hyungcito! —llamó desesperado, mientras lágrimas caían por su rostro—. Suéltame, quiero irme con mi hyungcito... 

—Tu hyungcito, soy yo. Estás a salvo conmigo.

—No... por favor... duele... duele mucho, sueltame.

Y aquella voz volvió a sonar.

—Aquí estoy bebé. Despierta, solo tienes que hacer eso para saber que estoy aquí.

Necesitaba huir, tenia salir de algún modo, pero no podía. El agarre se intensificó, si Yunho ejercía un poco mas de fuerza, era capaz de quebrarle el hueso, pero decirle que lo suelte era en vano, lo sabia por la sonrisa que tenia en su rostro. Quizás, él no podía distinguir las intenciones de los demás, no si no se lo dicen directamente, pero con él, era diferente. Desde que reveló ser esa persona manipuladora, supo diferenciar sus acciones.

Y pudo diferenciar que no era real. 

Su rostro siempre mantuvo una sonrisa que era terrorífica, pero poco a poco se fue transformando en el rostro de Minho. Su voz suave, caricias y hasta el agarre habían desaparecido.

Estaba despierto. 

Pudo observar, como podía, ya que sus ojos estaban bañados en lagrimas, que había sido un sueño. La habitación no estaba a oscuras por la lluvia, sino que la luz del sol entraba por la ventana e iluminaba todo perfectamente. Y lo mejor, ahora estaba su hyungcito.

Ahora estaba seguro.

No tardó en abrazarlo y romper en llanto. Minho hizo lo posible para sentarlo como siempre en su regazo, así poder abrazarlo con mas comodidad, y dejarle en claro que estaba bien, que todo había sido una pesadilla.

—No te vayas, quédate conmigo... por favor... 

—Estoy aquí, bebé, no me iré a ningún lado. Estaré contigo. 

Y las caricias que Minho proporcionaba en el brazo que Jisung tenia apoyado sobre su pecho, no sabia que eso lo calmaba, porque sin saberlo, le estaba haciendo caricias donde en su sueño, fue agarrado con una inmensurable fuerza.

—Gracias —susurró el rubio, luego de unos largos minutos en silencio, en donde trataba de procesar todo.

—No tienes que agradecer nada, bebé. Te esperaré lo necesites para luego hablar de lo que paso, ¿de acuerdo? no tiene porque ser hoy, pero...

Jisung salió de su escondite y lo miró a los ojos, como pudo, pero lo hizo.

—¿Qué hice? 

—Gritabas mucho. Me llamabas, que te dolía, que te suelte... no quiero estar contigo, por favor... creo que eso era todo. Quiero hablar al respecto, porque lo estabas gritando y llorando a la vez —volvió a esconderse de nuevo, sin tener algo que decir al respecto—. No hace falta que me digas con quien soñaste, ya lo sé. Lo mencionaste también.

—¿Por qué me atormenta hasta en mis pesadillas? —Lee sintió su cuello humedecerse y sabia que eso era producto de las lágrimas—. ¿Qué le hice para que haya llegado a este punto?

—No hiciste nada. El único culpable, de no aceptar como son las cosas, es Yunho. 

Llevó la mano que tenia sobre el pecho a la mejilla ajena, para dejar caricias con su pulgar.

—Min, quiero estar contigo, así, como estamos ahora. No quiero hacer nada el resto del día... solo... quiero descansar.

—Tranquilo, mi niño. Así será. Descansa, son las siete de la mañana.

—Lo siento...

—¿Y eso?

—Mi pesadilla fue por la película de terror. Me asustó tanto, que volvió en forma de mi mayor miedo. Debí hacerte caso cuando me dijiste que solo viera la primera.

—Tranquilo, ¿si? cualquiera puede tener pesadillas con películas así. No te preocupes, y descansa. Sé que estarás bien ahora.

Jisung volvió a salir de su escondite, con lágrimas en los ojos, a punto de estallar.

—¿Qué pasa?

—Es que no si llorar por la pesadilla o porque lo amo mucho.

—¿Por que llorarías si me amas?

—Porque es muy lindo.

—Entonces llora por eso, por lo lindo, así te olvidas de lo malo.

Minho le sonrió y Jisung volvió a esconderse para llorar unos segundos mas.

—No me iré, bebé —musitó cuando sintió fuerza en el abrazo que Jisung le proporcionaba—. Estaré aquí, siempre.

Y con aquello dicho, la fuerza fue disminuyendo, porque sabia que Jisung se estaba quedando dormido poco a poco. Pero él no, se quedó despierto, en alerta mejor dicho. 

Los movimientos, como el de ponerse arriba suyo, ya buscando su lugar seguro, o murmullos, esos fueron los principales motivos por el cual se despertó y vio que el rubio estaba teniendo una pesadilla y que no podía despertar de la misma, no como las otras veces.

Pero esta vez fue algo sumamente grave, porque nunca había gritado, hablado o movido de esa manera. Estaba preocupado, pero como solía hacer en estas situaciones, lo hizo rápidamente, giró su rostro y lo vio dormir por unos segundos: ahora su respiración estaba tranquila y no agitada, su rostro bañado en lagrimas, hasta sus largas pestañas aun contenían pequeñas gotas de ellas... le dejó un beso, esperando que aquello le diera la paz que se merece.

Estaba teniendo un sueño feliz, de los que todas las noches debería tener.

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