☆ CIENTO TREINTA Y SEIS
El calor debía ser, básicamente, prohibido, o mínimo que la tarifa de la luz sea gratis para poder sobrevivir al infierno en el que estaba.
Pero a Jisung parecía no afectarle nada, a pesar de que él es quien mas odiaba esta estación del año, pero allí estaba, corriendo por el patio porque decidieron jugar un juego que no entendió mucho, por eso, Minho decidió meterse en la sala y mirar películas debajo del aire acondicionado. De vez en cuando salía para hacerle acuerdo de que beba un poco de agua, no solo a su novio, sino a todo el trio arcoíris.
Sin embargo, ya se estaba volviendo algo aburrido, ya que había estado viendo películas desde el almuerzo y ya se acercaba la merienda, se dio cuenta de ello porque el hambre comenzaba a asomarse. Lo único que notó fue que Changbin y Hyunjin habían quedado totalmente dormidos, así que estaba seguro de que compartían la misma sensación por esa película, lo que no entendía era el porqué la eligieron.
Se asomó por la puerta corrediza que daba hacia el patio, notando como los tres estaban sentados, descansando de todo lo que hicieron, pero observó como Jisung lo encontró con la mirada y seguido de eso, se levantó y se acercó. Le sonrió como siempre lo hacia y luego corrió puerta.
—Estás todo sudado... espera un poco antes de darte una ducha o de entrar aquí, sino te enfermarás.
—En realidad me meteré a la piscina, venia a preguntarle si quiere ir conmigo.
—¿No merendarás? pronto serán las cinco.
—Decidí hacerlo después.
—¿Seguro?
—Muy seguro.
—Eso veo... ve a cambiarte, iré a buscarte el salvavidas.
—Pero... yo quería estar contigo... y sin eso —hizo un pucherito y Minho no tardó en besarlo.
Jisung se alejo lentamente, pero fue mas rápido para dar a vuelta la isla y llegar al lavabo para lavar sus manos y su cara, para luego secarse. Lee se había quedado recalculando el porqué no le dejó besarlo un poco mas y es porque Jisung odiaba estar cerca de alguien sudado, por ende, cuando él era esa persona, no le gustaba que alguien mas lo abrace o lo toque. Se había olvidado de ese detalle, sin embargo, las ganas de besarlo por mas tiempo, eran tantas que recorrió en cuestión de segundos el mismo camino que el rubio hizo y para acercarse de nuevo y unir sus labios en beso sumamente inocente, tomándolo de la cintura para que no escapara.
—Sino llevas el salvavidas, significa que estarás pegado a mi, porque no haces pie, en ningún rincón de la piscina.
—¡Mentiroso! hago pie en la escalera —Lee largó una carcajada—. ¡Y no solo ahí, sino hasta casi la mitad!
—En esa altura te llega al mentón, así que no puedes decir que hasta casi la mitad.
—Bueno... —agachó la cabeza levemente unos segundos, pero volvió a levantarla—. Cuando tiene razón, tiene razón —el pelinegro asintió con una sonrisa.
—Lo sé, enano, lo sé —afirmó lo dicho por su novio, antes de dejarle un pequeño beso—. Ve a cambiarte si es necesario, te espero aquí.
—Sí... tengo que cambiar mi short, ahora regreso, hyungcito.
Y se fue de la cocina, desapareciendo tan rápido, como un pestañeo.
En la espera, Lee se encargó de al menos, comer un par de galletas para no morirse de hambre, aunque no muchas, ya que estaría pronto en el agua. También, mientras tanto, se pasó un poco de crema solar por la cara y el torso, una lástima, no llegaba a ponerse del todo en la espalda así que necesitaría ayuda.
—¿Quieres que me encargue? —preguntó Hwang cuando lo vio pasarse el protector menos en la espalda.
—Gracias pero no, es una oportunidad para aprovechar al máximo con Jisung.
—Tienes razón... ¡Jeongin! —gritó llamando a su novio y salió corriendo hacia el patio.
Minho rio leve y cuando giró su cabeza solo un poco, la presencia de Jisung lo asustó.
—Lo siento, je —sonrió un poco nervioso, ya que también se asustó.
—Últimamente, andas muy silencioso —aquella oración albergaba básicamente todo, hasta las ultimas cosas que anduvieron haciendo, tanto en el gimnasio, como en el baño, pero sabia que el rubio no lo iba a entender, y era mejor así.
—¿Por qué? si bajé la escalera normal —frunció sus hombros, confuso, mientras se acercaba un poco a Lee.
—Entonces, yo estuve concentrado en mirar a Hyunjin hacer sus dramas....
—Puede ser... —desvió la mirada y ladeo su cabeza, como si estuviese pensando en algo, pero fueron varios segundos donde por su mente, no pasaba absolutamente nada.
—¿Por qué eres tan lindo? —preguntó, colocando sus manos alrededor de la cintura ajena, esperando con ansias que sus lindos ojos se encuentren con los suyos.
—Aquí vamos...
—Ah, pero lloras cuando no te lo digo —dio en el blanco, mientras levantaba ambas cejas por inercia y el rubio negaba.
—No lloro, se me hace extraño —él también colocó sus manos sobre sus hombros y le sonrió—. ¡Tú también eres tan lindo! ¡Abrazo, hyungcito!
Minho le sonrió, y complacido, lo abrazó mientras se escondía en su cuello.
—A veces pienso que no puedo amarte tanto como lo hago... sales con eso y me haces amarte mucho mas...
Jisung sonrió, ahora él, era el complacido mientras sentía las caricias de Minho en su rostro.
—Ayer... cuando me dormí contigo, y tuviste que dejarme sobre la cama, porque seguro ya necesitaba ir al baño, o incluso estaba incómodo, y cuando lo hizo, no solo se preocupó para que yo quedara bien y dormido, sino cómodo, y con unos de los peluches que no supe distinguir porque estaba dormido, solo pude ver y sentir su amor —susurró lo último, mientras agachaba la cabeza, pero Minho, al colocar su mano en el mentón, obligó a que la levantara.
—A eso me refiero cuando digo que a veces pienso en que no puedo amarte mas, pero siempre termina siendo lo contrario.
—¡Lo amo mucho hyungcito! y lo que dije sobre ayer, es un claro ejemplo, de que siempre estoy pensando lo mismo.
—Te amo, enano.
Jisung largó un suspiro, totalmente enamorado de Minho, y sobre todo de su relación.
—¡También te amo! —exclamó feliz—. Quién lo diría, esa vez solo me besó para callarme.
—Verdad, y no resultó —negó con su cabeza, fingiendo que estaba dolido.
—¿Quiere que me calle? —musitó, un poco inseguro de esa pregunta.
—No, jamás, porque tranquilamente lo hago yo y disfrutamos los dos, ¿no te parece?
Jisung negaba constantemente, alejándose poco a poco hasta que pudo salir corriendo al ver las intenciones de volver a besarlo, por eso Minho le siguió el juego, de comenzar a perseguirlo, hasta que los dos llegaron a la piscina.
—No te pusiste protector solar, niño.
Fin, Minho lo atrapó. Siempre lo atrapaba, con abrazos, besos, o lo que fuese, siempre lo hacia y le gustaba.
Esta vez fue con un abrazo por detrás, mientras le dejaba un beso en su hombro. Le entregó la crema y comenzó a esparcírsela por sus brazos y cara, para luego quitarse su camiseta y enseguida notar los ojos de Minho sobre su cuerpo, pero aquello había sido por inercia.
—¿Necesitas ayuda? —se acercó sonriente, pero era esa sonrisa de lado que Jisung sabia que la ponía para coquetear, y mas cuando había un guiño, aunque sea mal hecho. Y esas dos acciones estuvieron, por ende, lo dejaron pensativo.
¿Aún estando juntos le coqueteaba?
—Supongo que sí... en la espalda —contestó, dejando atrás todo lo que se le asomaba por su cabeza, tal vez fue el hecho de que Minho se colocó detrás suyo.
—Yo también necesito ayuda ahí —le susurró aquello en el oído, mientras dejaba caer un poco de la crema solar en su palma.
—¿Me está coqueteando? —aquella pregunta salió de la nada, tanto, que Jisung pensó enseguida que fue alguna clase de idea en voz alta que salió por si sola.
Lee sonrió, mientras pasaba delicadamente la crema por la espalda de Jisung, sobre todo para sentir la suavidad de su piel canela.
—Hace ocho meses que te vengo coqueteando, Han Jisung. Desde que estamos juntos no he dejado de hacerlo. ¿Qué, no te gusta?
—No es eso, es que... pensé que cuando las parejas ya estaban juntas se dejaban de coquetear.
—Jisung, me gusta dejarte esas mejillas regordetas rojas de la vergüenza, mira si voy a dejar de hacer eso solo porque estamos juntos. La etapa del coqueteo la salté, pero te juro que desde que estamos juntos, nunca deje de hacerlo.
Y llegó a su parte favorita, que era básicamente pasarle el protector por su estrecha cintura, mientras podía descansar su mentón sobre los hombros ajenos.
—¿Y por qué no me lo dice? tal vez pueda seguirle el juego —volvió a elevar sus hombros, esta vez, inseguro ante la idea de si podía hacerlo o no, ya que no sabia como hacer un coqueteo, y lo mas probable, es que le diese vergüenza.
—Un mago nunca revela sus secretos —habló por lo bajo, ya que estaba totalmente cómodo apoyado en sus hombros, así que no había necesidad de hablar alto, a la vez que rodeaba su torso con las manos, formando un abrazo.
—¿Y eso qué tiene que ver? —giró levemente su cabecita, viendo por el rabillo del ojo una muy característica sonrisa de Lee.
—Que yo no te voy a decir cuando te estoy coqueteando, porque sino, no tendría las mismas reacciones. Pero tú, puedes seguirme el juego, puedes hacer lo que quieras.
—¿Lo que quiera? —ahora la sonrisa estaba en su rostro, y Minho tenia una expresión de preocupación.
—Si... bueno... no, depende —deshizo toda posición y lo volteó para verlo a los ojos.
—Ah, no hyungcito, lo dicho, dicho está.
—Pero no para que te aproveches.
—¿De quien habré aprendido, no?
Minho colocó un semblante totalmente serio.
A cualquiera le hubiese dado miedo aquello, y era lo único con lo que amenazaba en la escuela para conseguir ciertas cosas, pero con el rubio jamás resultó, quizás lo asustaba un poco, pero nunca le infligió el mismo miedo que a los demás.
Y ahí estaba, todo serio con su niño totalmente sonriente, no hacia falta decirle nada para saber que aquella mirada, o mas que nada táctica, nunca funcionó ni va a funcionar, pero no le importaba lo mas mínimo, al fin y al cabo, Minho también terminaba sonriendo.
Al cabo de uno segundos, su burbuja fue rota por los demás, quienes se iban a meter a la piscina, no solo fueron por sus voces, sino por la música alta que pusieron.
—Listo, hyungcito —avisó al terminar de pasar la crema por su espalda, debido a lo ancha que era, había tardado casi el doble de tiempo.
—Gracias, bebé —se dio la vuelta y se apresuró en dejarle un beso en los labios—. ¿Seguro que no quieres el salvavidas? —Jisung asintió.
Los dos bajaron con cuidado los escalones de la piscina, Minho agradecía internamente que el agua estuviese un poco fría, así al menos se refrescaba. Se acerco lo mas rápido que pudo al escalón en donde estaba sentado Jisung, y si ya de por si pesaba poco, en el agua, era mucho, pero demasiado mas liviano, así que no se le dificulto para nada, atraerlo hacia si mismo, y lograr que por inercia, el rubio rodeara con sus piernas el torso y con sus brazos el cuello.
Se fue alejando poco a poco de los demás, no tanto, porque ya no hacia tanto pie, pero lo suficiente para tener un rato a solas.
—Tengo una pregunta que hacerte... ¿para cuando mi dibujito?
—Oh... lo estoy terminando, en serio. Cuando salgamos de la piscina, seguro lo haga mientras meriendo... —Minho sonrió, totalmente complacido—. Y se lo daré... la semana que viene.
Y así como se asomó, la sonrisa se borró.
—Bromita —le sonrió y le dejó un beso en la mejilla—. Se lo daré hoy. Se lo prometo si... quita sus manos de mi trasero.
—Lo siento —dijo, al llevar sus manos hasta la cintura y sostenerlo desde ahí—. Pensé que no te darías cuenta.
—¿Cómo? si me estaba apretando como cuando...
—¿Cómo cuando qué? —lo miró con esa sonrisa que Jisung sabia descifrar, pero no le importaba el significado, siempre iba a caer ante las sonrisas de su novio, por ello, sus mejillas se colorearon y desvió la mirada.
—Sabes cuando, Minho.
Le salpicó un poco de agua y rieron a la par al comenzar el pequeño juego. Y ambos pensaban que ya nadie podía sacarlos de su burbuja.
Que nadie podía pincharla.
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