☆ CIENTO TREINTA Y CUATRO
Ya eran las seis de la tarde y Jisung no tenia ánimos de nada, ni siquiera de comer, algo que lo preocupaba desde el almuerzo, pero que no quisiese la merienda, era algo que lo sorprendía, sin embargo, lograba convencerlo de darle algunos bocados de pastel y que tome un poco de su chocolatada.
Estuvo todo el día callado, decaído, y con ojitos tristes, pegado a él como si lo fuese a abandonar. No le molestaba tenerlo asi, en su regazo, abrazándolo, lo que le molestaba es que no estuviese feliz.
Parecía cliché, pero era la pura verdad.
Si había algo que caracterizaba a Jisung, era su felicidad y su manera de afrontar las cosas. Pero algo cambió, y ahora en resumen, estaba triste. Aún no sabia los detalles de aquella pesadilla, pero en cuanto el día se nubló y comenzó a llover fuertemente, su miedo comenzó de nuevo, dejó de pintar, para ir a refugiarse en la habitación, en la cama, junto sus peluches y a Minho.
El día gris, la lluvia, la habitación... todo era igual a su pesadilla, pero sabia que Minho estaba a su lado, entonces, mas que seguro.
Lee seguía sin comprender porqué ese miedo, literalmente, dejó los lápices sobre la mesa, le tomó de la mano y tiró de la misma, hasta hacerle saber a donde iban. Sentía un poco de pena por Felix y Jeongin, que hicieron hasta lo imposible para animarlo, y les costó que tuviese ganas de pintar, aunque sea un poco.
Sin embargo, sabia que solo era temporal. Aún estaba shock por esa pesadilla tan fuerte, aquellos gritos lo demostraron, por ende, sabia que esta vez se le iba a dificultar un poco salir de ahí, pero lo haría. Hablarían y todo volvería a su lugar, es decir, una sonrisa enorme en su rostro.
—¿La lluvia te asustó? —decidió romper el silencio.
El rubio estaba sobre su pecho, mirando en la televisión una película de Barbie. Ya estaba mas tranquilo, puesto que habían pasado una hora desde lo sucedido, podía notar su respiración mas calmada, y todo en él, yacía en una hermosa paz. Temía romper eso, aquella burbuja en donde solo residía su felicidad e inocencia, como si no hubiese despertado a los gritos, o si no hubiese estado pegado a él, triste todo el día.
—Mucho —contestó en un susurro que se mezcló con el audio de la película, pero Lee lo percibió como un grito, hasta con la misma intensidad con los cuales se despertó en la mañana.
—Cuando quieras hablar, sabes que te escucharé —apartó la vista del televisor y la dejó sobre el cabello ajeno, al igual que su mano, para dejar tiernas caricias.
—Lo sé, hyungcito... siempre me escucha, y le agradezco eso.
Jisung buscó el control remoto y pausó la película. Decidió sentarse en el regazo como siempre, sintiendo enseguida las manos de Minho acariciar su cintura.
—En mi pesadilla, llovía... así de fuerte, por eso me asusté y salí corriendo, pero antes me había despertado, solo. Todo estaba gris por el día nublado, y la luz se había ido, bajé por las escaleras y no había nadie, los llamé y llamé, pero nada. La televisión estaba prendida, sin señal entonces la desenchufé y corrí hacia la habitación, y vi a alguien acostado en la cama, tapado con mantas hasta la cabeza, creí que eras tú, por el color de cabello, pero mas me acercaba y mas dudaba de eso, hasta que lo destapé, y estaba Yunho, con una sonrisa que me paralizó del miedo. Me tomó del brazo, fuerte, dolía mucho —Lee pudo ver como sus ojitos se volvían rojos y se llenaban de lágrimas para luego ser expulsadas como una cascada—. Te llamaba, pero él me gritaba diciéndome que era mi único hyungcito y que estaba a salvo con el, cuando no era así. Y luego la lluvia se hacia cada vez mas fuerte tanto que la podía escuchar dentro de mi propia cabeza, como si tuviese los auriculares puestos, y también podía escuchar su voz, tratando de despertarme. Hasta que el rostro de Yunho se comenzó a transformar en el tuyo, y ahí me di cuenta que no era real, por ende, por fin estaba despertando. Lo que me asustó fue... que fue muy vivido, sentía el dolor del agarre, lo sentía a él. Y yo no quiero eso —negó, para luego esconderse en el cuello de Lee, sintiendo como sus brazos lo abrazaba fuertemente, por ello, rompió en llanto—. Te quiero a ti.
Ambos hicieron contacto visual, ya que Jisung decidió salir de su escondite, y lo que calmó su corazón palpitante, además de los ojitos brillosos de su novio, fue que el pelinegro llevo ambas manos hasta su rostro para acunarle y dejarle caricias en sus mejillas un poco rojas.
—Y aquí me tienes, bebé. Solo fue una pesadilla, no fue ni será real, ¿de acuerdo? Ahora propongo... ver un maratón de películas de Disney.
Minho pudo ver una preciosa sonrisa por parte del rubio, una que lo enamoró por completo.
—Tengo películas que no vio, ni que va a ver por elección propia, así que es mi oportunidad —desvió la vista, pensando en que Felix y Jeongin estarían de acuerdo, solo con unas muy viejas, que ellos siempre disfrutaron. Nadie de sus familias entendían el amor que le tenían a esas películas, que hasta a veces te daba vergüenza ajena, aunque, eso era lo de menos.
Y ahora, creía que iban a ser menos entendidos, pero sus novios no tenían escapatoria, las tenían que ver sí o sí.
—¿Y el aprovechador soy yo, no? —preguntó, sacándolo de sus pensamientos, pero al menos, llegó a armar el plan, el cual, consistían en que tenían que bajar lo antes posible.
—De algún lado tuve que aprender —dijo con indiferencia, con una sonrisa en su rostro que Minho supo descifrar fácilmente, sabía que tenia algo en mente.
—¿Y cuáles son esas películas?
—Camp Rock y High School Musical.
Minho desvió la mirada unos segundos, ahora era una sonrisa maravillosa, llena de inocencia, de paz. Como si no se estuviese aprovechando de la situación y eso estaba bien, hacerle olvidar todo lo que sufrió en este día.
Y sabía, que no solo ellos dos verían esas películas, solo quedaba convencer a Changbin y a Hyunjin, porque sabia que el trio arcoíris estaría de acuerdo, hasta antes de plantear la idea. A ellos dos no le gustaban esas películas, no sabia cuales eran esas que mencionó, pero sí se daba una idea de lo que era y no era el estilo de sus amigos, pero podía pedirles el favor.
Solo para que esa sonrisa esté en su rostro por el resto del día y de su vida. Para que sea la persona mas feliz de ese mundo.
—No sé que dijiste, pero sé que no tengo opción —Jisung negó y ambos rompieron en risas.
Ese era su niño.
El dia estaba maravilloso. El sol brillaba tanto a las cinco de la tarde que prefirieron quedarse en casa y estar en la piscina.
Eso era en el caso de los demás, ellos dos acabaron de bajar de la habitación con el aire acondicionado prendido hacia el infierno, pero debían afrontar el verano y solo desear que el invierno se acercara lo mas rápido posible.
—Tomaré yogurt —avisó el rubio ni bien entro a la cocina, dirigiéndose hacia la heladera.
Minho levantó una ceja, a la vez que se apoyaba levemente sobre la isla, mientras veía la escena y sobre todo, escuchaba lo que acabó de decir.
—¿Qué te dije respecto a eso?
—Que lo tengo prohibido —abrió la heladera y sacó el pote con el contenido—. Pero no puede prohibirme nada.
Tomó una cuchara y pasó por al lado de Minho, casi chocando su cuerpo para pasar. Lee lo miró con su ceño fruncido, pero se acercó lo mas rápido que pudo, tomándolo del brazo para acercarlo y plantarle un beso que no pudo hacer minutos antes, porque Jisung se había levantado de la siesta primero.
—Cuando tienes razón, tienes razón —susurró, observando los labios de Jisung se encorvaban en una sonrisa—. Aún así, no tomes mucho que después no duermes.
—Entendido, hyungcito. ¿Se va hacer un té con este calor? porque podemos compartirlo —le sonrió y Minho se quedó en blanco—. Hyungcito, ¿por qué se quedo callado?
—Por... por nada —negó—. Vamos con los demás.
—Pero no me contestó —le detuvo el paso, observando el rostro confundido de su novio—. Le pregunté si va a tomar té con este calor, o prefiere que compartamos el yogurt.
—Menos azúcar para ti, así que sí.
Ambos se tomaron de la mano y salieron hacia el patio, específicamente, donde estaban sus amigos sentados, secándose por el agua de la piscina y tomando algo que creía que era cerveza, pero eso era por parte de Changbin y Hyunjin.
—Falta una silla —gritó Felix.
Jisung detuvo el paso y miró a Minho, de esta manera diciéndole que buscaba una de adentro, pero lo detuvo.
—Siéntate en mi regazo, no será la primera ni la ultima vez.
—¿Pero no le molesta? ayer... bueno, estuve contigo todo el día... así.
—Tienes razón, ayer pasamos todo el día pegados, ahora tenemos que estar separados, tú en una punta y yo en otra.
Jisung agachó la mirada e hizo un puchero. Lee notó aquello y acunó su rostro para levantarlo y así no tardar en besarlo.
—¿Eso fue sarcasmo? —preguntó en un susurro.
—Claro que sí. No me molestas, es mas, me encanta tenerte conmigo.
Jisung le sonrió y sus mejillas se colorearon, provocando que saque sus manos y corra hacia el lugar en donde estaba sus amigos, solo que el escapar fue algo inútil porque tenia que esperarlo para que él se siente primero, así que solo señaló al asiento, como si lo estuviese invitando.
—Gracias, niño.
Se sentó en la silla y ni siquiera espero a que el rubio este listo para sentarse, sino que lo atrajo, probablemente, asustándolo un poco, pero allí lo tenia, acomodándose sobre su regazo, ignorando que lo regañaba con la mirada por la acción antes hecha.
Los segundos pasaban, en los que Jisung charlaba con sus amigos y ellos compartían el yogurt, hasta la cuchara, porque se olvidó de buscar una, aunque tanto problema no había, ya que compartían mas que saliva algunas veces.
Sin embargo, Minho no solo se olvidó de eso, sino del mundo literalmente. Ya no escuchaba a sus amigos hablar de cualquier tema, ni reírse, ni siquiera la voz de Jisung, sino que se estaba concentrando en el placer que le ocasionaba el rubio al bailar sobre su pene, una coreografía que ni sabia de que era ni de donde salió, solo sabia lo mas importante, que era lo que estaba sintiendo en este momento.
Ejerció fuerza sobre las caderas, deteniéndolas de cualquier movimiento y se acerco a su oído para susurrarle.
—Necesito hablar contigo, es urgente.
—Pero hyung, ya le dije que no puede prohibirme el yogurt, es un alimento que todos necesita...
Le cortó las palabras mientras lo levantaba de la silla tiraba de su brazo sin fuerza alguna, hacia el interior de la casa, sabiendo de la atención que tenia encima por parte de sus amigos, pero eso acabaría pronto.
—¿A dónde vamos? —preguntó al ver que se introducían a la habitación y el mayor cerró la puerta, pero eso no le bastó, sino que se encerraron en el baño—. Hyung, ¿es un secreto lo que quiere decirme?
—Sí —apoyó las manos en su cadera y nuevamente ejerció fuerza, solo que esta vez para levantarlo y dejarlo sobre la mesada—. Quiero follarte.
—¿Por qué tan de repente?
—Jisung —lo miró y formó una sonrisa de lado, el rubio realmente estaba confundido—. Tú sabes lo que hiciste.
El rubio negó, no sabia, no estaba enterado, y tampoco sabia porqué su novio no le decía directamente lo que había ocasionado. Sin embargo, sus pensamientos fueron borrados cuando Lee llevó la mano contraria descaradamente hasta su entrepierna sobre la ropa.
—Hyung...
Minho lo volvió a callar con un beso, sintiendo como la pequeña mano agarraba su duro pene y comenzaba a acariciarlo.
—Hazte cargo.
Lo bajó de donde estaba, indicándole que se arrodille.
Jisung estaba un poco perdido, pero mas o menos sabia qué hacer, o si se equivocaba sabia que no se iba a enojar, es mas, estaba seguro de que le indicaría qué era lo que tenia que hacer. Por eso, era incapaz de sentirse inseguro a su lado.
Tomó el miembro ya descubierto y largó un poco de saliva, para que el liquido llegara en cada extremo, se encargó de utilizar su mano, de esta manera, también lo masturbaba. Los jadeos que Minho largaba y en como estiraba su cabeza hacia atrás, le decía que estaba haciendo un buen trabajo. Pasó su lengua por el largo, sintiendo cosquillas en su interior, sabiendo que se estaba excitando también.
Lee dirigió ambas manos hacia la cabeza ajena, para apartarle aunque sea un poco de cabello del rostro y así poder ver bien como esos ojos perdían su inocencia, aunque la pérdida no durase mucho.
Lo observó abrir su boca, así que lo embistió lentamente, teniendo que cerrar sus propios ojos ante el placer. Sin embargo, los tuvo que volver a abrir porque no podía perder por nada lo que estaba viendo, que simplemente se reducía a Jisung arrodillado mientras dejaba que le folle la boca, porque las embestidas tomaron ritmo, eran rápidas pero no tan profundas y con algunos cambios de velocidad, sobre todo para que él respire.
Lo levantó nuevamente de los hombros y luego de la cintura para sentarlo sobre la mesada. Le quitó la camiseta para llevar de inmediato su boca hasta sus pectorales y lamer los pezones, sintiendo enseguida como las manos ajenas apresaban su oscuro cabello y escuchaba sus jadeos. Condujo los dedos hasta el cordon del short que tenia puesto para deshacerlo y bajarlo, junto a la ropa interior por sus piernas, hasta que terminaran en el suelo, al igual que con su propia ropa.
Tomó las piernas ajenas, logrando que sus pies quedaran sobre la mesa, y así llevar un dedo hacia la boca del menor para que este lo chupase. Lo observó con detenimiento: la forma de sus labios al chupar, su piel canela sudada y sus ojos llenos de placer, era algo que quería ver siempre.
Jisung sentía lo mismo, el hecho de estar observando como Minho lo mira sin pestañear, le hace saber que lo está haciendo bien, y que lo está disfrutando, además por las leves sonrisas que a veces se asomaba por los labios del contrario. Le gustaba gustarle en todos los aspectos.
Ya ambos sabían que eso era mas que mutuo.
—A esto me refiero a que espero que algún día, te veas como yo te estoy viendo en este momento.
—Pensé que eso había sido algo romántico... lleno de amor, no con hormonas juntas.
Lee rio, llevando el dedo rápidamente hasta la entrada, para juguetear un poco.
—Eso lo hablaremos luego porque tengo un par de cosas que objetar, ahora solo déjame follarte.
Unió sus labios en un beso, mientras introducía el dedo. Fue mas para acallar los gemidos, pero había pasado un muy largo tiempo desde que no los besó, y eso se basaba en unos dos minutos, tal vez un poco menos, ¿pero para qué esperar si podía devorar esa boca cuando quisiese y cuanto quisiese?
Las manos de Jisung apretaban los hombros ajenos, Lee había hecho un par de embestidas con un solo dedo, hasta que metió dos y las penetraciones dolían un poco mas, pero comenzó a dar en su punto y todo dolor se fue reemplazado por el placer, un estado que no podía describir. Según él y su mundo de fantasías, era como estar volando y cantando con los pajaritos, como lo hacían Blancanieves y La Bella Durmiente, pero de algo que aprendió, era que no debía pensar en esas cosas cuando estaba haciendo cositas.
—Minho...
—¿Qué pasa?
—Ya...
—¿Ya qué?
—Hazlo...
—¿Hacer qué?
—Tú sabes.
—No... no sé —sonrió—. Dilo.
Jisung vio aquella expresión, levantó una ceja y su voz salió grave, como si se lo estuviera ordenando, y al rubio le gustó. Le gustó demasiado.
—Fóllame.
Satisfecho con eso, saco los dedos del interior y busco los condones que estaban en el cajón cercano a ellos. Una vez colocado, tomó las piernas ajenas y lo acerco un poco mas al borde. Comenzó a introducirse, lentamente para ver cada expresión plasmada en el rostro de su novio, cuando se dio cuenta de que ya era hora de moverse, empezó con estocadas lentas y certeras. Sin embargo, se dio cuenta de un pequeño detalle y era que la cabeza de Jisung pegaba al borde del gabinete, así que condujo su mano hasta allí, para dejarla entre medio y que no se golpee.
Aunque le encantara esta posición, debía admitir que en la forma en la que estaban ahora, le era un poco incómodo, pero el hecho de quería nuevas posiciones, le llevó a querer una que no sabia si iba a salir bien, pero le excitaba en demasía. Por ende, no tardo en cargar al rubio y lograr que este rodeara las piernas alrededor de su torso para luego llevarlo hasta la puerta y pegarlo contra la madera, dejándolo a una altura que, al acomodarlo bien, pudiera embestirlo sin dificultades.
Al notar que todo iba como quería, logró introducirse de nuevo en él, y que al comenzar a follarlo, Jisung apretaba sus hombros, pero no llegaba a clavarle las uñas porque estas estaban cortas, pero eso no le importaba, lo único que quería era quedarse allí y ver cada una de esas expresiones mientras lo embestía con fuerza.
—Minho... quiero mas.
Lee volvió a sonreír y asintió ante su pedido. Dejo caer sus piernas lentamente, sintiendo como el rubio temblaba, así que no lo soltó en ningún momento a la hora de acomodarlo de nuevo. Le indico que se diera vuelta y levantara una pierna, aunque, sabia que no iba a resistir por el solo, así que se la sostenía, por ende, quedo un mayor acceso que antes, no tardó en volver con las mismas estocadas, solo que esta vez, eran mas fuertes y profundas, ocasionando un fuerte choque entre sus pieles y por lo tanto, un morboso ruido que acompañaba los gemidos y jadeos de ambos.
El rubio giró levemente su torso para mirarlo a los ojos, observando como el mayor se mordía el labio ante tanto placer que estaba sintiendo, sin embargo, él ya no podía aguantar mas, necesitaba liberarse, salir del estado en el que estaba hace ya varios minutos, y Minho supo descifrar aquella mirada.
—Tócate... —Jisung sabia a lo que se refería con eso, desde aquella que vez que lo hicieron en el gimnasio, pudo entender perfectamente.
Y así lo hizo: condujo su mano hasta la entrepierna y comenzó a masturbarse a la par de las embestidas, y Lee no podía estar mejor, follándolo, sintiendo como lo apretaba a la perfección, mientras lo veía masturbarse. Era la imagen perfecta para venirse. Lo hizo, también a la par de Jisung.
Luego de descansar unos segundos, el rubio pegando su pecho contra la puerta y Minho la frente en la espalda ajena, decidió darlo vuelta y unir ambas bocas en un beso totalmente desesperado. Sus cuerpos también estaban pegados, y era por eso, que debía aprovechar la oportunidad al máximo: condujo sus manos hacia los glúteos desnudos del rubio y estampó las palmas levemente, para luego apretarlas a su antojo.
—¿Quieres que prepare la bañera? —dirigió su boca por un camino y leves chupones por el cuello contrario, hasta dejar descansar su cabeza sobre la clavícula, formando un abrazo—. Prometo no hacer nada.
—¿Lavará mi cabello y dejará que yo le lave el suyo?
Minho lo miró de inmediato, sus ojitos brillaban ante esa idea y la sonrisa que tenia en su rostro era una con demasiada inocencia.
—¿Cómo diablos puedes poner esa cara de inocente luego de haberme mirado mientras gemías y...?
—No hay necesidad de comentar esas cosas, hyung... —agachó su mirada.
—¿Te avergüenza? —las mejillas de Jisung se incendiaron y Minho alzo ambas cejas.
—¡Vamos a darnos un baño!
El rubio visualizó la bata de baño y se la colocó para ir de inmediato hacia donde estaba la ducha, para abrirla y dejar que la bañera se vaya llenando. Minho largó una carcajada, a la vez que tomaba una simple toalla para rodeársela por la cintura, hasta que cayó en cuenta.
—¿Por qué nos tapamos? si ya te vi hasta el alma.
—¡Minho!
Ambos rompieron en risas.
Luego de aquel baño, que para ellos pasó tan rápido, pero no se dieron cuenta que había pasado ya como una hora desde que se habían metido al agua, ni siquiera le prestaron atención cuando la piel de sus dedos se había arrugado, solo se quedaron ahí, un tiempo a solas, envueltos en su preciosa burbuja.
Ninguno quería salir a la realidad, y, enfrentarla menos. Solo querían estar allí, lavándose el cabello mutuamente, escuchar la risa del otro por los malos chistes que se aprendieron de Jeongin.
Sin embargo, aquel maravilloso rato, había acabado, y ahora se estaba acercando a la mesa de sus amigos, con sus miradas llenas de confusión.
—¿Te has duchado? —preguntó Felix, haciéndole raro aquello.
Jisung abrió sus ojos por un momento, sorprendido por la pregunta, no le iba a decir lo que hicieron... al menos no ahora.
—Sí... —susurró.
—¿No lo haces antes de irte a dormir? —esta vez preguntó Jeongin, teniendo una idea de lo que habrá pasado, pero era mejor no mencionar nada.
—Sí... pero...
—¿Saldrán y no llegarán hasta tarde?
El rubio no sabia donde meterse y lo peor es que no podía salir corriendo como si nada, quedaría mas sospechoso de lo que ya era. Se sentó en una de las sillas vacías y pensó...
—Es que hyungcito, quería ir a un lugar... entonces me duché antes para comer tranquilos y no estar condicionados por mi rutina. Y lo hice porque... me prometió que me llevaría a conocer a Song Kang...
Minho se quedo literalmente es en su lugar.
—¿Que yo qué? —al escuchar eso, casi se le cae el pote de yogurt que saco de la heladera mientras venia.
Jisung cerró por un momento los ojos, no sabia qué mas decir. Él no sabia mentir, nunca lo hizo porque no había necesidad, ¿ahora sí? ¿por qué era tan difícil hacerlo?
—Dijiste que iba a ser regalo de aniversario... —musitó con su cabeza gacha, tenia las miradas de todos sobre la suya.
—Por fin Minhonnie pone el pecho a las balas —comentó Seo, haciendo reír a todos, menos a Minho.
Se quedó pensando seriamente.
¿Qué tan mala idea seria encontrar un show y sacar un par de entradas? No es que Jisung lo deje y se vaya con él como si nada... ¿o sí?
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