ꜱᴏʟᴇᴅᴀᴅ






















- Tomioka-San, los humanos no te odian - le dijo a su alejado y moribundo hermano -

El de azabaches cabellos resopló fastidiado.

- es irónico que me lo digas tu Shinobu - contestó sarcástica mente -

Después de todo ella le solía decir que todos lo odiaban.

- bueno, yo solo intentaba animarte - contestó divertida -

- pues dejame decirte que hasta sanemi es mejor animando que tú - comentó despectivamente -

- ya quisieras amargado -

Pará Tomioka, el hablar así con su hermana Shinobu le era de lo más normal.

Y a pesar de que sentía la preocupación contraria, el sabía que ni con todos sus hermanos juntos, los humanos le dejarían de tener miedo.

No lo entendía.

Es más, sus hermanos pilares tampoco lo entendían.

Ninguno entendía el porque al pilar del agua lo llamaban el dios de la muerte, sabiendo que son cosas totalmente distintas.

Suspiro por octava ves en el día.

Pensar en ello solo lo ponía más triste.

- deberias intentar hablar con ellos - murmuró la azabache -

- ya lo he intentado - respondió - pero sólo lo empeoró

Y con eso dicho termino el té que su hermana amablemente le había preparado.

- gracias otra vez Shinobu - dijo para pararse de la mesa y dirigirse a la puerta -

- estoy para escucharte - respondió sonriendo - para eso están los hermanos mayores

- bueno, tal vez seas mayor de edad - dijo pensativo - pero eres bajita a comparación de nosotros

A Shinobu se le salió el humo por las orejas, mientras que Tomioka se reía internamente.

Molestar a su hermana mayor no tenía precio.

- ¡soy más alta que Tokito-San! - se quejó - ¡ya vete de aquí!

Y acatando la petición de su hermana, el pilar del agua abandono el aposento del insecto.

Realmente se daba un respiro cuando charlaba con su hermana.

Su hermana Kocho, a pesar de las constantes bromas, era la única que lo escuchaba y le aconsejaba como una buena hermana mayor.

Haciéndole olvidar sus problemas por unos instantes.





















A diferencia del aposento del insecto, su hogar o su estación era un lugar amplio y tranquilo caracterizado por ser al aire libre.

Los pilares poseen lugares de descanso y estancia llamados aposentos.

Los aposentos están ubicados de diferentes maneras dependiendo del pilar.

El aposento del insecto está en tierra fértil y firme, mientras que el aposento del agua se encontraba detrás de una gran cascada, un poco alejada de todos los demás aposentos.

Al pasar aquella cascada, los colores eran abundantes resaltando por mucho el azul.

Las únicas almas vivientes que se encontraban en aquel lugar aparte del pilar; eran las aves, las plantas y alguno que otro insecto.

Porque si, para todos los pilares las plantas también eran almas vivas.

- ya llegue - dijo con su ánimo por el suelo -

Para consuelo del Pilar, su pajaro Sabito estaba allí para recibirlo.

El ya mencionado animal cantó feliz al ver a su dueño pilar.

- ¿me extrañaste? - preguntó mientras alzaba su mano para que el pajaro se posara en ella -

Sabito era un pajaro de un vivo color melocoton en sus plumas, siendo también portador de unos particulares ojos lavanda.

- nose que haría sin ti amigo - admitió un tanto deprimido -

El pajaro no podía hablar, pero las leves caricias que le daba al pilar le hizo comprender que sí le entendía su dolor.

- ¿vamos al mismo lugar de siempre? - propuso el pilar -

A lo que el alegre pajaro respondió aleteando felizmente alrededor del pilar.

- tomaré eso como un si - dijo siguiendo a su energético amigo -

Sabito fue un regalo de su hermana Mitsuri.

Aunque no lo demuestre, le está plenamente agradecido por haberle dado compañía a su solitaria vida.
















































- a este lugar nunca se le va la magia, ¿no lo crees Sabito? -

Ambos amigos se encontraban en medio de un frondoso césped, admirando el atardecer.

Desde que tiene memoria, a Tomioka siempre le ha gustado ver el atardecer.

Ese abrupto cambió de matices en el cielo azul nunca lo cansaba.

Mientras que el pajaro se encontraba bañando sus plumas en el estanque que se encontraba al lado de donde estaba el Pilar.

- me gustaría... Ver este bello espectáculo con alguien más - dijo llamando la atención de sabito -

El anterior mencionado, sin pensarlo, se posó sobre la cabeza contraria acomodándose en esta para acompañar a su dueño.

- supongo que nunca pasará - dijo para acto seguido acariciar la nuca de su alado amigo -
























Pero que equivocado que estaba.
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