El soplar del nuevo mundo
❇ Fragmentos de espontaneidad y rímel con disfraz de perro ❇
Es cerca de las cuatro de la tarde, después de que Masaru se disculpara con el personal, que la chica de nombre Yaoyorozu se va con el alien que tiene por bebé, y el oficial, a un paradero que Katsuki desconoce.
Es cerca de las cuatro y media cuando va a recoger a Riot de la casa de Toshinori, quien había accedido a cuidarla.
Es a las cinco cuando su bandeja está repleta de mensajes de Jirou y Kaminari preguntando su estado, de manera muy insistente.
Es a las siete cuando se despierta luego de su corta siesta en el sofá, sin que aún Masaru estuviera en la residencia y con nuevos mensajes de sus amigos luego de contarles todo.
Camina por el corto recorrido a la escalera y empieza a subirla, pasando al lado de los cuadros colgados junto a títulos y premios que, en su mayoría, no van dirigidos a él. Pasa al lado de las flores disecadas en las paredes en sus respectivos cuadros, por las fotos familiares y aquella horrible pintura de la flor de la maracuya, de la cual no quiere recordar el nombre si es que posee uno.
Llega a su cama y la nota destendida. No puede evitar sentir el enojo en su interior y sin medirse simplemente tira de una patada la silla de su escritorio, al lado de la entrada. Cambia las sábanas con furia, las sacude con fuerza contra el aire y con cada sábana acomodada de manera perfecta procura agregarle una buena porción de su perfume, aún si lo termina acabando.
Siente como si su habitación no fuera más suya y empieza a esparcir el perfume por todos lados, empieza a acomodar todo de manera que parezca de su agrado e incluso cambia la posición de su cama y considera seriamente el botar, o no, la ropa que uso la azabache hace algunas horas como pijama. Su ropa.
Le da comida a Riot quien solo espera su alimento para ir a dormir, arregla el jardín deshaciéndose de las hojas caídas del árbol y recoge alguna popó esparcida, cortesía de su mascota, sin ninguna pizca de asco. Y al final decide por vestir una de sus pijamas para dormir, para más comodidad.
Es a las siete y cincuenta que decide comer un poco de lo que sea que haya en la nevera. Solo encuentra jamón y queso para su agrado y, sin molestarse en hacerse un sándwich, los enrolla entre sí para comerlos.
Va de nuevo a su habitación y recuerda que no ha respondido los mensajes. Decide enviar lo mismo al idiota y a la plana, una respuesta vacía y que esperaba que se conformaran con eso.
"Ya se fue. El viejo se la llevó con el alien. Es todo"
Idiota:
- Osea, ¿El bebé se fue? Dios viejo, NO TENDRE HIJOS. Gracias a dios ya acabo :p
7:59 p.m.
Tabla:
- Entonces, ¿Todo bien? Espero respondas rápido, mamá tenia una presentación y tome mi teléfono a escondidas. Mañana te explico, pero espero todo este bien
8:00 p.m.
Es a las diez y media que escucha la puerta siendo abierta. Sabe que es Masaru, y todo se confirma mejor cuando el tocadiscos empieza a sonar en el piso de abajo.
Es entonces cuando se permite dar un suspiro en todo el día y dormir.
Las cosas ya aparentaban estar bien, o eso prefería pensar y no dar vueltas en sus pensamientos sin sentido alguno.
Lo bueno era que mañana era viernes.
KAMINARI:
Siente sus pies arder con cada paso que da por la cancha, viendo a sus compañeros avanzar a su vez que escucha las palabras del maestro, sentado bajo la sombra de un árbol, a animarlos a seguir.
Si por él fuera pararía ahora mismo y se escaparía a los vestidores, inventando cualquier cosa con tal de zafarse de la clase de educación física, pero no puede y eso lo atribuye a dos razones; Uno, que sus notas están en una medida justa en la que no se puede permitir ser el único tonto en reprobar educación física. Dos, porque si se va perderá la oportunidad de hablar con Katsuki en lo que llevan esas dos semanas.
Veía como avanzaba más adelante que él, ignorando a todos y rebasando a quien estuviera a su lado sin pisca de emoción alguna, y eso era lo extraño. Bakugou mostraría una expresión de victoria, levantaría el pecho o incluso empezaría una carrera con algún compañero al azar para probar que era el mejor. En vez de eso, solo se mantenía callado mirando al frente, como si estuviera muerto.
Cuando cree que por fin lo va a alcanzar, el sonido del silbato indica que el ejercicio a acabado y con eso la clase, haciendo que todo el mundo se detenga.
— ¡Todos a los vestidores! ¡Bakugou, Ochako, recojan los materiales que usamos en clase! — Y sin esperar queja de sus estudiantes, el profesor solo salió con algunos detrás suyo.
Viendo cómo todos empezaban a avanzar hacia la salida, aprovecho para correr por última vez hacia donde estaba Bakugou de espaldas.
— ¡Katsubro! ¡Ka-Katsubro! — Pudo sentir que su amigo y compañera detenían lo que hacían para verle, aunque no podía adivinar sus expresiones. Cansado, llevo sus manos a sus rodillas recuperando aire antes de alzar la mirada, encontrando los ojos confundidos del par — Ho- Hola Ochako
— Hola Kaminari — Ochako alzó su palma dándole una sonrisa como saludo.
— ¿Que quieres, foco? Ni siquiera estaba tan lejos para que llegues así — Y como era de costumbre, Bakugou solo miraba con las cejas fruncidas y molestia. Molestia que no se molestaría — vaga la redundancia — en indagar si era verdadera o falsa.
— ¡Oh, lo lamento señor "Corro más rápido que gacela en la pradera" — Sin importarle su frase de la nada, se puso rígido para estirar su espalda — ¿Vienes en la tarde conmigo y el gremlin a la farmacia en la tarde? Necesito comprar unas cosas, de paso veremos si podemos ir al centro comercial — Dijo con una sonrisa en su rostro, aún con sudor y cansancio encima suyo.
— No — Y con un movimiento contundente, Bakugou dio la vuelta dejándolo atrás con Ochako.
— ¡Bakugou, eso es grosero!
— ¡¿Y a ti qué te importa lo que haga, cara redonda?! — Señalando con furia a la castaña, volteo a verlo aún molesto — No iré, debo ver unas cosas en la tarde con Riot y el viejo — Su amigo, sin esperar mucho, solo volteo la cabeza y avanzo lejos de ellos a empezar a recoger los conos de plástico, aros y lazos que estuvieran esparcidos — ¡Y apurate cara redonda si no quieres tu cara en uno de estos conos!
— ¡Oh, cállate! — Uraraka empezó a avanzar, dejándolo también atrás, sosteniéndose sus mejillas — ¡Y mi cara no es redonda, imbecil!
— ¡¿A no?!
Y sabiendo que sería una de las típicas contiendas entre ellos dos, solo dio un suspiro y se apresuró a los vestidores para no llegar tarde al descanso.
Cuando iba saliendo, chocó contra el maestro de educación física, oculto contra la pared de la entrada de la cancha.
El hombre lo vio expectante, asustandolo un poco.
— ¿Y? — Pregunto el mayor con su gruesa voz.
— ... ¿Y?
— ¿Se besaron, esos dos?
No dudo en esconder su sorpresa.
— ¡¿Qué?! ¡Claro que no! ¡Se odian!
— ¿Ni una miradita? — Él solo negó con la cabeza — ¡Demonios! Si te pregunta la profesora de geografía, dile que se estaban dando miradas. No perderé mi dinero por nada — Y dejándolo confundido, solo se fue pasando por su lado.
Quedo un momento en shock, hasta que su cerebro recalculo todo.
— Esto lo tiene que saber gremlin
Y mientras avanzaba más entusiasmado por los pasillos, una mata de color plateado le dio un escalofrío apenas paso por su lado. Pero no le dio demasiada relevancia, más aún cuando el timbre acababa de sonar y los pasillos empezaban a llenarse de personas.
JIROU:
El teatro es uno de los lugares que, sin lugar a dudas, será una parte demasiado relevante en su vida.
Ella no negaría la dicha que sentía el ver todo tras bambalinas; Actores al borde de los nervios o haciendo ejercicios vocales, músicos preparando sus instrumentos con gran práctica para el momento o cantantes mejorando su postura con tal de lograr una mejor proyección de su voz.
Ahora mismo el escenario que es perteneciente a su padre, así como perteneciente a la academia en la que estudia, está vacío en el público mientras los músicos amateurs preparan sus instrumentos para una nueva práctica.
Ve de reojo a Kaminari, quien afina su violín con una cara un tanto aburrida, a unas dos personas lejos de ella. Ella se encuentra en el centro, rodeada de todos aquellos futuros músicos de la orquesta juvenil de la academia, mientras que su padre, el director y compositor, habla frente a ella con el equipo de iluminación y producción.
No es mucho lo que hay que hacer, solo practicar la misma canción que llevan en el último mes. Un regalo de aniversario de su padre para su madre, y un regalo de la academia para la que fue, y es, su mejor cantante en su historia.
— ¿Kyouka, que haces ahí? Ve a tu posición — Sale de su ensoñación al momento en que su padre, con partituras en mano y su cabello en un moño alto, le llama la atención por no estar con su violín en la posición correspondiente.
— Ya voy — Se dirige hacia su poción, que es la primera fila de violines y se prepara para tocar. Se asegura de que el suene bien al tocarlo y mejora su postura a la par que verifica las partituras frente a ella.
Es cuestión de segundos cuando su padre empieza a poner orden a todos, con solo tres palmadas y, sin gritar, les pide posiciones. A veces le recuerda al profesor de educación física de su escuela y otras veces al que fue su profesor de gimnasia cuando tenía trece años. Quizás su padre tomó un poco de la actitud de ambos al pasar tiempo con ellos.
Con ya todos listos, vigilando los movimientos de su padre, es que empiezan a tocar.
Transcurren los minutos en los que todos tocan. Todos sumergidos en sus propios mundos. Escucha la flauta, los violines y la sensación que le llega a su pecho.
No lo negará, le gusta la música. Para sus adentros, puede reconocer que si llega a ser un tanto más hábil que los demás en su uso. Aunque ahora, mientras suelta al aire notas que llegarán a los oídos de su madre, en su debido momento, no puede evitar preguntarse si esto lo será todo para ella.
Van a mitad cuando su padre mueve las manos con frustración, en una clara señal de que pararan.
Toma un respiro, de esos que parecen ser capaces de contener la ira de una persona, para luego llevar las manos a su cadera sin ánimo de ocultar su cara enojada.
— ¿No desayunaron hoy o que? ¡Están perdidos! Kendo, se suponía que debías seguir con los demás violines así que no entiendo porque paraste. Kaminari, como raro entraste tarde luego de Inassa. ¡Y, dios, el que sea que tenga el instrumento desafinado arreglelo! — Su padre empieza a tomar sus partituras y se aremanga su camisa — Los veo el jueves, y espero que suenen mejor al desastre de hoy — Sin esperar mucho el baja del escenario, dejando atrás las malas miradas y comentarios de sus estudiantes.
"Es un fastidio"
"Yo me detuve porque Yui también lo hizo, se suponía que Inassa duraría más"
"Como no es su hija la que se equivoca, no dice nada"
Ese comentario si lo escucha de cerca, de una persona que no tiene tanto el gusto de conocer como para recordar su nombre.
Cuando voltea ve sus ojos azules mirándola con molestia antes de pasar a la pena de haber sido descubierta, su cabello rubio en dos coletas le permite ocultar su mirada al voltear y pretende que, en realidad, no dijo un comentario malo hacia ella.
Hoy se siente un poco segura, así que solo desea responder sin importarle mucho si llegan consecuencias.
— Por supuesto que no me dirá nada. Como tú dijiste, no me equivoco, considero que deberías tenerlo en cuenta eso también para cuando el maestro te llame la atención
La chica está roja, como tomate, y Jirou solo siente un leve sonrojo en sus mejillas por la ira contenida.
No espera una respuesta y solo guarda su violín para caminar a la salida.
— Jirou — Kaminari se posa a su lado, avanzando juntos a afuera — ¿Estas bien?
— Si. ¿Por qué lo preguntas?
— Crei que ibas a ponerte a llorar, o se armaria una pelea — Voltea a ver a Kaminari con el ceño fruncido, a lo que este solo levanta su mano libre en son de paz — No me culpes, ambas se veían agresivas
— Siempre te anticipas a todo
— Es un don — Kaminari solo baja los hombros mientras recorren los pasillos — Espero que no hayas olvidado nuestra salida de la tarde
— Obvio no — Ella rueda los ojos, avanzando — Te lo prometí, ¿No? Además quería salir un poco. Mamá no me devuelve aún mi celular y quiero hablar con Bakugou. Se nota que ha estado distraído en los almuerzos, es molesto no estar con ustedes en el mismo salón. Por cierto, ¿Donde nos encontraremos con él? — Mira a Kaminari, el cual solo voltea a ver al techo.
— No vendrá. Dijo que tenía un asunto con Riot, así que no estaba disponible — Rasca un poco su nuca y vuelve a caminar normal.
— Siento que quiere evitarnos
— Es probable. Al final de cuentas tendremos que dejarlo ser. Más bien vamos rápido, quiero llegar antes que mis papás estén en casa
— ¿No pediste permiso? — Empieza a acelerar el paso al ver como Kaminari se aleja cada vez más.
— No por ahora, no le vi la necesidad. Además, no tardaremos. Solo algo rápido y ya — Cuando Kaminari termina, ambos empiezan a trotar hacia la salida para llegar cuanto antes a la parada de autobuses — ¿Tu papá no puede llevarnos?
— No. Sigue avanzando — No es buena en atletismo, así que no le toma mucho para hiperventilar como Kaminari.
Ambos logran ver como el autobús al centro empieza avanzar, por lo que corren más rápido hacia la parada gritando y llamando la atención del conductor quien seguro frena de mala manera el vehículo. Durante el recorrido hablaron sobre las clases y demás, el como estaría Bakugou y que sería de ellos en la época de exámenes. Jirou planeaba estudiar una noche antes, Kaminari ni siquiera planeaba hacerlo.
Cuando llegaron al centro comercial, ya en la entrada, Jirou quedó confundida cuando Kaminari frenó el paso.
— ¿Que pasa?
— ¿Podemos ir a la farmacia? No tardaré, solo quiero comprar algo y volvemos aquí. Te compraré algo, lo prometo
— No me chantajees, vamos — Así, ambos fueron a la farmacia que estaba cruzando la calle a un lado de varios puestos de comida.
El interior de la farmacia era común a cualquiera que se viera. Blanca, con luces blancas y aspecto similar al de un consultorio o hospital. Habían pocas personas en ella hasta donde pudo ver.
— Ve a mirar cosas que desees y yo iré por lo mío — Kaminari señaló el pasillos a su izquierda, diciéndole indirectamente que fuera a esa dirección.
— ¿Por qué tanto misterio? ¿Además, que compraré aquí? No traje dinero
— Yo te lo pago, tranquila, solo ve. ¿No necesitas toallas higiénicas o algo?
Lo pensó un poco, revisando su calendario mental para caer en cuenta que en unas dos semanas sí serían útiles.
— Esta bien, pero no tardes. ¿Donde estarás?
— Espérame en la caja, eso o yo te encuentro — Y sin más Kaminari tomo rumbo a la derecha, dejándola dando un suspiro para ir en la dirección contraria.
A veces ella consideraba que los letreros en cada pasillo serían demasiado útiles. Miraba a su alrededor y, en vez de encontrar toallas o tampones, veía incontables productos de bebé y maternidad.
Se sentía extraña estar en ese lugar, rodeada de tantas caras de mujeres felices con sus bebés. O bueno, eso aparentaban.
Ella mentiría si dijera que dejo de pensar en aquella chica del bebé. No era tan recurrente, a veces solo pasaba de manera espontánea su imagen en su mente acompañada de la pregunta de "¿Como estará?".
Bakugou les había dicho, la chica tendría su edad si su memoria no le fallaba y eso le parecía bastante, uh, ¿Peculiar?. No es ajena a los embarazos adolescentes, pero no por eso a convivido con una persona que lo esté pasando. Si hubieron casos de pocas chicas embarazadas en su escuela, pero estas al final se iban y los profesores empezaban a recalcar la importancia del cuidado y demás. Como las niñas debían cuidarse, los caballeros y demás palabrería que ella solía ignorar. Sabia que en parte lo hacían para no manchar la imagen estudiantil, pero no encontraba una razón tan genuina además de esa como para que se preocuparan por ellos.
Ella, la chica del bebé, estaba sola y eso le causaba más preguntas. ¿Por qué estaba sola? ¿Por qué en la madrugada bajo la lluvia, con tan pocas cosas para un bebé?
Vio un empaque de pañales, en el aparecían una mujer que podría aparentar los veinte y un bebé. El eslogan decía: "Porqué el ser mamá es algo de lo que no te puedes perder. ¡Compra cincuenta unidades al precio de treinta!" . Quizás ella era la del problema al sacarle tanta cabeza a ese asunto. No es como si la maternidad le interesara o alguna actividad sexual.
Aquello solo hizo recordar su pelea con Shindo, ocasionando que estrellara su cabeza — de manera suave — contra una de las estanterías. No quería tener su teléfono para ver la cantidad de mensajes y en parte había estado evitando abrir su casillero, ya que sabia que el mayor se encontraría esperándola apenas y estuviera cerca.
Dios, ¿Por qué no puede comprar unas toallas higiénicas de manera normal? Al menos una copa menstrual, no las ha probado y, pues, Kaminari invita.
— ¿Disculpa? — Y, como si las cosas no se pusieran peor, se guardó un gruñido para si misma con tal de no molestar a la persona que, seguro, le preguntaría si estaba bien.
Así que solo levanto su cabeza intentado fingir la sonrisa más tranquila que pudiera, solo que esa sonrisa calló al ver a la chica del bebé en un disfraz de ¿Perro? ¿Canguro?, no lo sabe con certeza, viéndola en el extremo derecho de pasillo.
Su cabello negro estaba atado a una coleta alta y cargaba por debajo de su axila derecha la cabeza del disfraz. Su cara estaba un tanto roja y percibía algunas ojeras bajo sus ojos, aún así estos eran adornados por un rímel de color rojo.
— Ah... — Lo único que podía hacer era boquear porque, ¡demonios!, ¡La desconocida del bebé ahora estaba frente ella!.
¿La habrá invocado por sus pensamientos? Si es así, ¿También habrá invocado a Shindo? Sin pensarlo mucho miro a los costados asustada, pensando que encontraría mágicamente a su pareja y luego cayendo en cuenta de lo ridícula que se veía.
Enderezó su postura y por fin pudo hablar — Eh... ¿Si? — Solo que no de la manera que deseaba. No sé le puede culpar, está nerviosa y ni siquiera sabe porque.
— Oh, si eres tú — La azabache levantó las cejas curiosa aún con una expresión neutra, ahora avanzando dos pasos a donde ella estaba — No sabía si en verdad lo serías, no te recordaba bien la verdad. Eso sí, creo que el olor de tu vomito y el sonido de tu voz no podré sacarlos de mi mente. ¿Eso es bueno, no?
Okay, ahora sus mejillas volvían a estar rojas por segunda vez en el día y debido a, en esta situación, la vergüenza. Porque ella había enterrado su recuerdo vomitando, incluso Kaminari y Bakugou lo hicieron, por lo qué que la extraña del bebé lo sacará a flote solo la hacia sentir apenada.
— Perdón si te incomodo, no se socializar — Al final, ella si se acercó a su lado y pudo notar lo alta que era. Quizás igualando o superando a Bakugou — Te ves mejor que aquella vez. Vaya, si que eres bajita
— ¿A si? — Aún sonrojada, arqueo las cejas al no notar a que iba el comentario.
La azabache sólo bajo los hombros, mirando ahora a los pañales que ella veía hace unos instantes — Si. ¿Cuanto crees que duren estos pañales aquí?
— Eh, no lo sé. No vengo mucho — Miraba lado a lado buscando indicios de Kaminari o algún ser divino que viniera por ella.
— Mmm, yo creo que si. No creo que se acaben tan rápido y si es así, bueno, tendre que comprar otro después
La voz de aquella chica era, ¿Fuerte? ¿Dulce? ¿Madura?, no estaba segura pero su aspecto era joven. Muy joven.
— Ah, si claro — Llevo sus manos hacia su espalda y movió su pie derecho de adelante a atrás — Bueno, yo — "Me voy. Adiós" — creo que es buena idea — "¡NO! ¡ESO NO ERA!".
— Supongo que si — Ahora sus ojos voltearon a verla. Percibió no solo el rímel rojo, sino también un delineador del mismo color. De algún modo, aquello le hizo recordar a Shinsou — ¿Como está él?
— ¿Quien?
— Él. El chico bomba — Dijo como lo más obvio posible.
No pudo evitar que le saliera una pequeña risa al saber a quien se refería.
— ¿Bakugou?
— ¡Ese! Creo, no estoy segura. El señor con el que estuvimos le decía Katsuki, ¿Bakugou es el apellido?
— Ah, si
— Ya veo, ¿Como está él? Creo que no le caigo bien, pero esta bien, es mutuo — La azabache se dispuso a tomar algunos empaques de pañales, mirándolos de reojo y sus imágenes.
— Esta bien, creo
— De acuerdo. ¿No te parece raro? ¿Por qué usan osos o patos como imagen publicitaria? ¿No sería mejor, no se, una cigüeña? Es un clásico, si, pero se relaciona directamente a los bebés. ¿Que tienen que ver los osos y los patos? — Frunciendo el ceño, la chica solo dejó el empaque de nuevo en su puesto.
— Tal vez porque, no lo se, son tiernos — Nunca se espero que estaría discutiendo sobre la publicidad de pañales con una desconocida, pero aquí la tienen.
— No me convence del todo, quizás la cigüeña ya tenía derechos de autor y no la podían usar. O yo que se, no se mucho de eso de todos modos — La azabache miro hacia la pared detrás suyo a lo que ella siguió la mirada, encontrándose con un reloj colgado — Debo volver al trabajo. ¿Vienes mucho aquí?
— No mucho, supongo — "Ya lo había dicho".
— Bueno, yo estoy aquí casi todos los días hasta las seis. Así que, si quieres hablar, búscame por estos lugares. Específicamente en este restaurante — Señalando su pecho mostraba el logo del restaurante, el cual se encontraba adherido al disfraz y decía "Hot dog and happy heart" — No rima, así que lo identificarás fácil — Luego de eso, la chica no espero mucho para ponerse la cabeza del disfraz, ahora sabiendo que es un perro.
— ¿Siempre usas el disfraz?
— Si, un requisito del trabajo. Al parecer la explotación infantil es más fácil cuando se te oculta la cara — Quizás percibió su cara de espanto por detrás del disfraz y por eso le dio un leve empujón en el hombro — Era broma, es un milagro que me hayan aceptado. Como te dije, no se socializar. No sé cómo terminar esta conversación, así que dime tu nombre, yo te digo el mío y te dejo en tus asuntos.
No sabía cómo tomar del todo el asunto, porque todo era muy espontáneo a lo que ella se planteó lo que sería su tarde con Kaminari. A todas estas, ¿Y Kaminari?.
— Jirou — Dudo entre dar la mano o no, pero al final sólo la extendió a causa de los nervios.
La chica no hizo mucho drama al tomarle la mano de vuelta, dándole un apretón con esa pata peluda del disfraz.
— Dime Momo. Adiós — Y sin esperarse mucho, paso al lado de ella dejando el sonido de la campana como evidencia de que se fue.
Mirando al vacío, se decidió que iría por una copa menstrual.
KAMINARI:
No fue difícil en verdad.
Bueno no tanto. Solo pago con anticipación el lubricante antes de que Jirou llegara y la espero en la caja. Aprovecho y tomo lo que era una caja de condones antes de ver a su amiga llegar.
Pagó por una copa menstrual, toallas y tampones. Él no sabía para que tanta cosa, pero eso le pasaba por bocazas y ofrecerse de tarjeta de crédito. No fue mucho, pero le gusta quejarse.
Fueron al centro comercial y ahí compró algunas camisas con ayuda de Jirou, escogieron dos de logos de "Guns N' Roses" y "My chemical romance" y otras dos que tenían estampados de flores.
Acompaño a Jirou a su casa y le hizo prometer que intentaría que su madre le devolviera el teléfono lo más pronto posible. Eso del no estar comunicándose afectaba mucho.
Jirou vivía en una zona privada a media hora de la escuela, él por otra parte vivía en otra zona privada a una hora de la escuela, así que tardó un poco en llegar a su casa.
Ya eran cerca de las seis y media cuando por fin logró entrar. Esperaba que su madre estuviera en el comedor o viendo un programa como de costumbre, lo que no esperaba era que sus dos padres estuvieran sentados en el comedor uno al lado del otro, esperándole.
De manera inmediata empezó a recapitular las acciones que últimamente había echo, sus notas y posibles vías de escape en caso de que le castigarán. A su vez argumentos en que dijera que aprendería a ser mejor persona e hijo y un horario para asaltar la nevera en caso de dejarle sin cena.
Su madre, de cabello rubio peinado en rizos y ojos de un azul profundo, apenas le vio le dio una sonrisa como bienvenida.
— Hijo, siéntate por favor — Su tono no sonaba de reproche, pero eso no que quitaba los nervios.
Ya estaba, lo castrarian y no quisieron decirle para no asustarlo. ¡Oh sorpresa! Ahora está asustado.
Dudoso, empezó a avanzar para sentarse frente a ellos en el comedor de seis sillas. Una mesa que consistía en un vidrio con grabados de flores en sus bordes, simulando un marco, y en el centro lo que sería dos aves y un polluelo en un nido. Había sido mandada a hacer al momento en que sus padres se habían casado y él había nacido.
— ¿Que pasa? — Alterno su mirada entre su padre y madre, notando lo diferentes que llegaban a ser.
Su madre, a pesar de que sus características físicas la harían ver como alguien dulce, siempre poseía una frialdad e indiferencia que remarcaba su autoridad. Era callada, encantadora y misteriosa, igual que su esposo.
Su padre por otro lado, con su cabello y barba negra y sus ojos dorados, era bastante ambiguo. No hablaba mucho y se camuflaba siempre en las multitudes, le gustaba ser el espectador y aún así se permitía poseer el aire de alguien que, se creería, se regodea con la atención. Es elegante, tranquilo y desconocido.
Pero ambos siempre compartieron varias cosas en común, una de ellas era que ambos cruzaban sus propias manos en la mesa cada que una situación seria lo ameritaba, como ahora.
— Hijo, debemos decirte algo — Su padre tomó la palabra, y el no ver a su madre objetar le dio una pista de que ya habían preparado esto con anterioridad — Se que no eres alguien tonto y entenderás esto de la mejor manera. Siempre has sido muy talentoso y tu madre y yo estamos orgullosos de eso. Ahora, iré al punto, nos vamos a divorciar. — El señor Kaminari mejoró su postura y su, al parecer, futura ex esposa le imitó — No es tu culpa en absoluto. Como dije, eres alguien listo que sabrá que esto solo fue algún malentendido entre adultos.
— La relación que llevábamos tu padre y yo ya no era satisfactoria. Cada uno empezaba a hacerse más independiente a lo que era el matrimonio y nos dimos cuenta de que eso no sería una buena influencia para ti. Es algo ajeno a ti hijo, tú no tienes nada de la culpa de esto y no porque nos vayamos a separar significa que te amaremos menos. Podrás pasar parte del tiempo con cada uno, y por lo que vemos lo más seguro es que te quedes a vivir conmigo.
— Aún faltan situaciones con los abogados y el juez, planeamos que esto se haga en una semana. Hasta que no sepamos a quién le será dada la casa viviremos aquí, pero no te preocupes no interferiremos en tus actividades diarias. Podemos reconocer el que quieras ver a tus padres y no haremos algo tan ridículo como hacerte elegir entre uno de los dos.
— Estaremos un tanto ausentes en estos días, pero es por el divorcio. Hablábamos de esto, no fue repentino, y es la mejor decisión para todos nosotros.
— ¿Entiendes hijo?
Su madre le dio una sonrisa al igual que su padre, expectantes de una respuesta a toda la charla planificada antes de su llegada.
— Si señor
Su madre sonrió, aún con sus labios cerrados, juntando sus palmas como si fuera a orar.
— Muy bien. ¿Deseas algo especial de comida o-
No espero a ver las reacciones de sus padres al levantarse de la mesa, solo tomo sus cosas y fue rumbo a su habitación.
Ya dentro de ella se tiró directo a la cama a mirar el techo y puso soltar el aire que había estado conteniendo. Olvidando lo que había planeado hacer apenas llegara.
Decidió por ver una película mala, apagar su teléfono y dormir hasta la madrugada sin pensar en que, muy pronto, las dos personas que estuvieron toda su vida se iban a separar.
BAKUGOU:
No había mentido cuando dijo que vería un asunto relacionado a Riot. Solamente que el asunto se le sumaba un bebé de ojos azules, que llegaban a ser aterradores.
Inko Midoriya, esposa de Toshinori y madre de su amigo de la infancia, ocupaba un jardín en donde cuidaba a varios niños de cualquier rango.
Riot iba de una lado a otro, jugando con los niños que reían mientras la perseguían en el jardín delantero en que él esperaba a su viejo.
Pronto el hombre llegó con el bebé en brazos hablando con Inko, caminando ambos hacia él.
— ¿No ha llegado? — Masaru miro a los alrededores buscando a Yaoyorozu, como si esta estuviera ocultar en los arbustos. Él sólo pudo chasquear la lengua como respuesta. — Espero que llegue pronto, debo volver a la estación.
— Yo puedo cuidarlo Masaru, sabes que no es ninguna molestia — Inko se ofreció, amable como siempre, mirando al bebé regordete que dormía en esos instantes.
— Gracias Inko, pero creo que ya tienes suficiente con los demás niños
— Bueno, sus padres llegarán en poco. Este es el grupo de llegada temprano y salida tarde. De todos modos sabes que puedes dejarlo a mi cargo, tu trabajo es importante
— Gracias, pero por ahora esperaré a la joven Yao- Yaoyorozu — Masaru río con nerviosismo, dejando de lado la imagen de oficial serio que daba en público.
Inko solo dio un suspiro rendida, negando con su cabeza sin perder la sonrisa.
— Esta bien, si necesitan algo avisenme — Sin esperar mucho la mujer volvió a donde los demás niños, haciendo que algunos se acercaran a ella para abrazarla.
Cuando noto que ya estaban más en privado, se permitió empezar a decir algunas maldiciones en voz baja mientras pateaba en pasto abajo de él.
— No empieces Katsuki — No era un tono molesto el que uso el viejo, solo uno de advertencia de algo de lo cual estaba acostumbrado.
Chasqueo la lengua nuevamente al no saber que responder.
Porque el viejo era un idiota al hacer todo eso por una desconocida. Por una tal "Yaoyorozu" que ni llegaba a recoger a su hijo. Si, el viejo era un idiota. Era aún más idiota cuando inicio todo esto, cuando le pidió que fuera en las tardes al jardín de Inko porque "Pollo" — Nombre puesto por Shinsou — estaría ahí. Era idiota por ofrecerse a ayudar a una adolescente cualquiera, aún si se saltaba horas en la estación que afectarían a su ascenso de jefe del recinto. Si, era un idiota por dejar aquella chica quedarse hasta tarde en su casa cada que deseaba. Si, el viejo era un idiota y más idiota él que lo tenía que obedecer.
— Mira, ahí viene
Volteo hacia atrás para encontrarse con Yaoyorozu. Traía puesto un vestido de rosa palo que resaltaba su cintura y unos tenis blancos que, él aseguraba, las chicas de su clase usaban en educación física. Encima del vestido un abrigo una chaqueta de jean era lo que la cubría. Y, como si fuera novedad, sus ojos se encontraban adornados de rojo en las pestañas en el borde del párpado, haciendo honor a los ojos siempre coloridos de la azabache.
Si, Yaoyorozu estaba haciendo presencia.
— Que bueno que estás aquí, Yaomomo — Masaru se veía aliviado, la falta de sueño y el acumule de trabajo lo tenían agotado y ver como una de sus "obligaciones" finalizaba por hoy, lo tranquilizaba mientras que a él le enfadaba.
— Perdón la tardanza, tuve que caminar un poco rápido — Nunca cambiaba su expresión neutra, ni siquiera con la sonrisa del viejo que parecía ignorar todo.
— Esta bien, no hay problema. Lamento no poder acompañarlos hoy pero debo volver a la estación, Katsuki te acompañara. Ten — Con cuidado, Masaru le entrego a Pollo a la azabache, la cual solo lo tomo sin complicación alguna.
— De acuerdo
Pudo ver como Pollo lograba despertar, pero en vez de llorar solo miraba a su madre imitando su expresión. Osea, sin expresión alguna.
— Bien, vamos rápido. ¡Adiós Inko! — Masaru se despidió apresurado de la mujer, la cual solo agitó su mano en despedida también.
— ¡Adiós, Masaru! ¡Cuídense!
— Adiós Yaoyorozu — Se acercó a ma azabache, apoyando su mano en el hombro.
— Adiós señor, Bakugou
— Adiós, bebé — El hombre acarició la mejilla del bebé haciendo que este empezara a emitir quejidos — Ya le caeré bien. Adiós hijo — Se acercó a él para abrazarlo y darle un beso en la mejilla.
— ¡Sueltame viejo! — Luego de forcejeos logró alejarlo, escuchando ma risa del mayor.
— ¡Cuídense! — Con eso último, subió hacia la patrulla dejandolos atrás.
Sin esperar mucho, llevo sus manos a los bolsillos y dio un silbido el cual hizo a Riot venir a él. Amarró su correa y luego de eso empezó a avanzar con Riot a su lado.
— Apresurate tonta, no te abriré la puerta si llegas después de mi
Escucho como unos pasos avanzaban detrás de él y eso le bastó para entender que Yaoyorozu no se había quedado tan atrás.
La casa de Inko no quedaba tan lejos de la suya, eran solo unos cinco minutos el llegar así que no se preocupó de que la azabache se llegase a cansar o de que no tuviera tiempo después para ver su serie favorita en su habitación.
Vio de reojo como la azabache miraba al frente con su cara de culo y Pollo estiraba sus brazos intentando alcanzarla. Decidió ignorarlos y seguir con lo suyo.
Al llegar a la casa casa uno se fue por su lado, la chica hacía la sala con el bebé y el a su cuarto luego de asegurarse de dejar comida a Riot y demás. Ya en su privacidad tomo con calma una de sus almohadas, entrellandola en su cara para gritar con fuerza contra ella. Al menos así cubriría sus gritos para no ser escuchado por la nueva inquilina.
SHINSOU:
Fue gracias a una apuesta perdida que él terminó siendo el encargado de ir por las pastillas del tío Aizawa.
En ese momento no se preocupaba tanto de su aspecto. No traía puesta peluca alguna, por lo que su cabello natural era por fin libre de verse, sus ojos eran contorneados por un delineador color morado, los cuales estaban siendo tapados por unas gafas de lente rosado, y venía completamente vestido de negro.
Cuando terminó de pagar las pastillas para la gripe salió de la farmacia encontrándose con la demás gente. Al frente de él se encontraba el centro comercial del cual no tenía ganas de visitar, por lo que miro a sus lados en busca de algo interesante antes de volver a encerrarse en su habitación. Bueno, la que llamaba su habitación.
Encontró a varias personas comiendo, unos hamburguesas, otros ensaladas, y algunos lo bastante extraños como para comprar sushi en un puesto ambulante. Pudo identificar varios locales, pero lo que si le causó curiosidad fue ver como un perro gigante se sentaba en la mesa de un puesto de perros calientes frente, a la que su memoria no falla, Jirou.
Fue en cuanto se decapitó el animal que, en vez de salir su cerebro y sangre desbordando, una cabellera azabache se hizo ver. Una demasiado familiar.
Bajo un poco sus gafas para mirar por encima de ella, sintiéndose un poco intrigado de la situación ajena — Interesante...
Adoraba su alma de vieja chismosa.
Hola gente bella del mundo. Lamento la tardanza, la cual se resume a bloqueos, muchas ideas y demás situaciones que influyeron al escribir.
Decidí dejar la portada original. Siento que tiene más detalles que en la nueva opción no sé veían, lo mismo con los separadores.
Muchas gracias por leer, votar y comentar. Se le ama.
Sin nada más que decir, se despide CrowBlast
Adiooos <3
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