Capítulo vientiocho
Capítulo veintiocho: Cálido
Tōru tiró su mochila a un lado para momentos después quitarse la sudadera que llevaba por encima de su ropa deportiva, un par de miradas no pasaron desapercibida la presencia del castaño en el gimnasio. Si bien una gran mayoría de personas eran conocedoras de la actual relación que había entre Oikawa e Iwaizumi, otras muchas más no tenían la menor idea de que el alto omega se encontraba fijando su mirada únicamente en cierto moreno de ojos claros y continuaban manteniendo la esperanza de que algún día el omega se "curaría" y pondría sus ojos en alguno de ellos.
— ¡Tōru~!
La mirada de Oikawa fue hasta un joven pecoso que se acercaba a él con los brazos extendidos. Oikawa rio y lo recibió con los brazos abiertos hasta darse un abrazo. Yamaguchi fue el primero en alejarse del castaño.
— ¿Qué tal todo? ¿Cómo van las cosas con Iwaizumi? — Preguntó con evidente emoción.
— Las cosas van genial, nosotros... Estamos avanzando bien. — Respondió Oikawa, Yamaguchi suspiró con alivio.
— ¿Tienes planes para esta noche? — Tōru pensó por un par de segundos, no recordaba tener ningún plan, así que momentos después negó. — ¡Genial! Quiero que tú junto a Iwaizumi nos acompañen a Tsukki y a mí a cenar ¿Te parece?
— Se lo comentaré a Iwaizumi, te confirmaré cuando él llegue. — Aseguró Tōru; sin embargo, no esperó que un par de labios se posaran repentinamente en su mejilla izquierda. Al girar su rostro se encontró con el moreno en cuestión, quien le brindó una pequeña sonrisa al castaño.
— ¿Qué tenías que decirme?
— Iwaizumi... — Oikawa sonrió. — Yams quería saber si te apetecía ir a cenar después de ejercitarnos.
— Claro, no suena mal. — Respondió el moreno, él junto a Oikawa giraron para ver a Yamaguchi quien tenía una enorme sonrisa en su rostro.
— Perfecto, se lo diré a Tsukki. Nos vemos en la salida.
Sin más, el pecoso se retiró dejando a la pareja solos. Tōru giró su rostro para volver a observar a Iwaizumi quien elevó una ceja con curiosidad antes de ser sorprendido con un corto beso en sus carnosos labios. Oikawa se apartó con rapidez y se dirigió en seguida a buscar los discos que utilizaría ese día dejando atrás a un embobado Iwaizumi.
El moreno no pudo hacer más que soltar un largo suspiro mientras intentaba distraerse con otra cosa que no fuera el castaño. Ambos comenzaron a ejercitarse por aparte sin poder sacar de sus mentes al otro.
— La cena estuvo deliciosa. — Comentó Hinata mientras llevaba sus manos a su estómago lleno.
Al final de la tarde una pareja más se había colado a aquella actividad a la que originalmente solo irían cuatro personas, pero no hubo de qué quejarse, pues Hinata y Kageyama habían agregado una pizca de diversión a la noche con sus peculiares personalidades.
A Tōru no le podía generar más diversión que aquella pareja que parecía amarse tanto fueran tan opuestos en personalidad, pero de una u otra forma ambos se complementaban a la perfección.
— Pagaré la cuenta. — Comentó Iwaizumi poniéndose en pie.
— Déjame la mitad. — Pidió Tsukshima, momentos después Kageyama se puso en pie pidiendo que la cuenta fuera dividida entre los tres.
De esa manera, Iwaizumi, Tsukishima y Kageyama se retiraron momentáneamente para pagar por la cena de aquella noche. Por otro lado, los tres restantes se quedaron en su sitio, pero aquello no duró mucho tiempo. Yamaguchi y Hinata se apresuraron a tomar asiento uno a cada lado de Oikawa sorprendiendo al castaño.
— Deberíamos fundar nuestro propio grupo ¿No crees? — Comentó Hinata de manera repentina. — Algo así como "Superstars".
— La idea no suena mal, podríamos reunirnos solo nosotros tres de vez en cuando, ya saben, para pasar el rato y quejarnos de la vida. — Apoyó Yamaguchi.
Oikawa soltó una carcajada sacando su teléfono de su bolsillo para ir a la aplicación de mensajería y presionar la opción de crear un nuevo grupo. Tal como Hinata propuso el grupo terminó por llamarse Superstars. Iwaizumi, Tsukishima y Kageyama no terminaron en volver encontrando a los otros tres conversando entre sí con emoción.
— Hinata, se hace tarde, deberíamos irnos. — Habló Kageyama llamando la atención de los que aún se encontraban sentados en la mesa.
— Claro. — Hinata miró a sus nuevos confidentes susurrando un par de cosas más antes de ponerse en pie y dirigirse al lado del azabache de ojos azules. — Buenas noches a todos, la cena estuvo increíble.
— Hasta luego, Hinata, Kageyama, que les vaya bien. — Se despidió Tōru antes de que la primera pareja se retirara.
Oikawa dirigió su mirada hacia Iwaizumi quien le sonrió de vuelta. Un cosquilleo se instaló en el vientre de Tōru quien poco después se puso en pie acomodando su ropa.
— Nosotros también deberíamos irnos, mañana tengo algo importante en el trabajo y debo descansar bien. — Comentó Oikawa.
— Ya veo, que les vaya bien, entonces. Tsukki y yo nos quedaremos un momento más.
— Hasta luego, muchachos. — Se despidió Iwaizumi antes de tomar a Tōru de la cintura y dirigirse juntos a la salida del restaurante. El frío de la noche hizo temblar ligeramente a Oikawa quien instintivamente buscó al moreno para refugiarse en sus cálidos brazos. — ¿Te llevo a tu casa de una vez?
— Lo haces sonar como si vivieras lejos de mí. — Rio Oikawa. — Sí, debo descansar, pero... Uhm... Puedes quedarte un rato si lo deseas.
— ¿No te molesta? — Preguntó Iwaizumi, Tōru negó. — Bien, me quedaré hasta que tengas sueño.
Ambos subieron al vehículo del moreno y pronto se pusieron en marcha con dirección a la calle en la que vivían. El camino de regreso era silencioso, mas no incómodo. La calefacción dentro del vehículo había hecho desaparecer el frío del cuerpo de Oikawa quien estaba seguro de ser capaz de quedarse dormido allí mismo, sin embargo, se mantuvo luchando contra el sueño hasta que el automóvil finalmente se detuvo frente a su hogar.
Oikawa bajó del vehículo y esperó hasta que Iwaizumi descendió para adentrarse juntos a su casa. Lo primero que el castaño hizo al llegar fue encender la calefacción de su hogar, era una noche fría y sin algo de calor no lograría conciliar el sueño.
— Sígueme. — Pidió Oikawa, el moreno hizo lo que se le pidió hasta llegar a la habitación del castaño. — Siéntete cómodo, me iré a lavar los dientes y después me pondré el pijama.
— ¿Necesitas ayuda? — Tōru rodó los ojos antes de desaparecer por una puerta en su habitación. Desde su sitio Iwaizumi logró escuchar el ruido de agua corriendo y un par de minutos después Oikawa salió de aquel sitio; sin embargo, solamente se dirigió a tomar un pijama de su armario y volvió a desaparecer por la misma puerta.
Iwaizumi suspiró, se recostó en la cama cruzando los brazos y cerrando los ojos en la espera por Oikawa. Poco tiempo después la sensación de que el colchón a su lado se hundía lo hizo abrir una vez más los ojos tan solo para encontrarse con el castaño quien estiraba su brazo para acariciar la mejilla del moreno.
— Disculpa la demora. — Susurró Tōru.
— No te preocupes. — Oikawa se sorprendió al ser repentinamente tomado de la cintura y tirado con delicadeza hasta quedar encima del azabache quien le sonrió. — ¿Me darás un beso de buenas noches antes de irme?
— ¿Eres un niño? — Preguntó Oikawa, Iwaizumi arrugó el entrecejo con falsa molestia. — Vaya que lo eres.
Tōru rio y, tomando las mejillas del moreno, se inclinó a depositar un corto beso en los labios ajenos, cuando quiso apartarse un par de fuertes brazos le impidieron moverse de su sitio. Iwaizumi le miró por unos segundos antes de llevar una mano a la mejilla de Oikawa y acercar su rostro una vez más a los carnosos labios de Tōru uniéndose esta vez en un beso más largo y lento. Oikawa posó sus codos a cada lado de la cabeza de Iwaizumi para mantener el equilibrio mientras sus labios continuaban uniéndose y separándose entre sí.
Un suspiro escapó de los labios del castaño al sentir las grandes manos de Iwaizumi deslizarse a lo largo de su cintura hasta tomar sus caderas con gran firmeza.
Sin embargo, cuando el calor corporal de ambos comenzó a aumentar lentamente, Iwaizumi fue el primero el alejarse de los labios ajenos para observar los ojos contrarios con una sonrisa.
— Debes descansar, Tōru. — Susurró Iwaizumi mientras se sentaba aún con Oikawa sobre su regazo. — Ponme un mensaje mañana cuando salgas del trabajo, te recogeré ¿Bien?
— Lo haré. — Oikawa observó por unos segundos más los húmedos labios del moreno, un suspiro agotado salió de su boca. — Iwaizumi, tú... ¿No quieres pasar la noche aquí?
Los ojos de Hajime se abrieron con evidente sorpresa al escuchar la pregunta del castaño quien no era capaz de mirarle a los ojos.
— ¿Quieres eso? — Preguntó Iwaizumi asegurándose de que no fuera tan solo una pregunta al azar por parte de Oikawa.
— Es que... Creí que hacía mucho frío, entonces... Dormir con alguien más no vendría mal. — Respondió Tōru con leve nerviosismo. — Está bien si no quieres.
— Dormiré aquí, no te preocupes. — Iwaizumi sonrió depositando un corto beso en la frente de Oikawa. — Acuéstate, iré a apagar las luces.
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