Requiem
Advertencias: Desarrollo de personajes.
Este es mi encomienda
Mi manifiesto moderno
Lo hago por todos nosotros,
los que no tuvimos oportunidad- Get Free LDR.
~•~
Despertar con los cabellos rubios en su cara fue una sensación plena, como si todo en sus manos encajará perfectamente, con una sintonía. Un sitio cómodo al cual regresar.
La muchacha se despertó sintiéndose aletargada por la resaca. Ni siquiera notó el gran peso a su lado. Se puso de pie y fue al baño bostezando, hasta que la carcajada de Gojo la hizo saltar y golpearse la rodilla con la puerta—. ¡Satoru! ¡¿Te quedaste anoche?! —rápidamente buscó señales de algo desordenado, o fuera de lugar.
—Sí, me pediste que te acompañará hoy, así que eso haré —se estiró por toda la cama, el olor era agradable—. Me gusta tu cama, vendré a pedirla prestada en las noches.
La rubia tomó una toalla cubriendose el rostro—. P-puedes ir a la cocina y desayunar algo, no tardo nada —cerró la puerta del baño poniendo seguro jadeando, que vergüenza despertarse y lo primero que hizo fue ignorar a Gojo. Golpeó ligeramente su cara.
Gojo arqueo la ceja—. De acuerdo, date prisa, pasaré por ropa de camino a la ceremonia, mi departamento queda de paso a la autopista.
"¿Qué hice? ¿Por qué lo llamé?" Pensó mientras abría la ducha sintiéndose demacrada. Se tardó bastante bañándose, deseando que la vergüenza de ver a Gojo desapareciera mágicamente "¿Cómo voy a verle la cara?".
Al salir después de bañarse, lo encontró sentado en la mesa, aún sin tocar el desayuno que él mismo preparo.
—No sabía si querías comer algo, así que te hice arroz y tenías sopa de Miso —le estiró la taza de café—. Te hice un americano para la resaca.
La joven se sentó frente a él—. Gracias. Satoru, lamento si ayer hice algo indebido, no suelo beber así, y nunca pierdo el control. Es solo que no lo sé, quería divertirme.
El de ojos azules sonrío—. Oye, no importa. Fue divertido verte contar hormigas y dormir, eres tierna ebria.
Akiko comenzó a comer en silencio con la cara hirviendo.
Después de desayunar, y un par de chistes agresivos de Satoru, la menor tomó la carpeta con los papeles y su bolso. El gesto de llevar los papeles que anularían su compromiso fue muy mal visto por el mayor, pero Akiko los dejo en sus piernas todo el camino.
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Gojo bajó a su departamento, solo tardaría unos minutos. Mientras buscaba una camisa y zapatos que pudieran ser para un funeral, su teléfono no dejaba de sonar.
—¿Quién es? —preguntó al contestar.
"Soy Yuna" la voz femenina era aguda, pero no la reconocía "Nos acostamos hace unos meses"
Gojo tomó sus cosas y frunció el ceño—. Bueno, fue poco memorable. ¿Por qué me llamas?
"Porque dejé un vestido en tu casa…
—Ya debieron tirarlo a la basura, pero enviame el modelo y te daré el dinero, solo porque es mi culpa —aclaró lo último pareciendo casi estricto.
"¿Podría revisar al menos? Lo deje en tu closet" su voz aguda casi lo deja sordo "Será rápido, esa noche me quedo claro que fue solo un acostón".
El albino iba a decirle que no, pero él se había hecho una promesa la noche anterior—. Dejaré la puerta abierta. No tardes mucho, les diré a los de seguridad que te echen si haces algo raro.
"¡Gracias! Que lindo ere-" y Gojo cortó la llamada.
Negó para sí mismo, como si estuviera avergonzado y salió del departamento dejando la puerta entreabierta. En el elevador soltó un suspiro "Ser una buena persona para ser digno de tí, sí, solo así puedo estar contigo, Akiko". Habló con el recepcionista indicando que una mujer iría a recoger algo, pero que no debería tardar mucho.
Al volver al auto, Akiko miraba por la ventana, estaba perdida en su propio mundo, golpeando sus dedos contra el vidrio polarizado.
—Oye, compraré flores en alguna florería, ¿quieres algunas en particular?
—No, escoge las que tú le darías a mi abuelo.
Satoru notó de inmediato la incomodidad y tensión en la más joven—. Cuéntame algo sobre tu clan, hasta hace unos años lo creían extinto junto a su técnica.
—Es un clan descendiente del clan Kamo, es una forma elegante para decir que robaron las técnicas de otro clan. La manipulación sanguínea se limita a técnicas básicas, pero se manifiesta diferente en las personas —su explicación era metódica, pues de niña le enseñaron todo sobre su nuevo "hogar".
—Algo más personal…tú sabes, alguna leyenda espeluznante —su intento por distraerla funcionaba.
—Mi madre me contó que su familia tenía una herramienta de resurrección, luego me enteré que es la lanza sagrada; los ancianos decían que el fundador del clan la consiguió, y por ello nuestro clan no está directamente influenciado por las religiones comunes, él creía que era la lanza que mató a Jesucristo y tienen esta leyenda tonta que puede traer a la vida a cualquier muerto —ahora parecía más concentrada en contar su historia—. Pero se supone que tiene restricciones: no puedes usarla en alguien del clan, solo puede usarse una vez, y el líder actual del clan debe morir.
Satoru apenas veía el camino, pues estaba más concentrado en ella—. Un arma maldita oculta, vaya, a tu mamá debía interesarle.
—Ella quiso usarla cuando su madre murió, supongo que así se dió cuenta que eran puras mentiras.
—Yo le creo —respondió el mayor—. Yo volví de la muerte.
La rubia parecía escéptica—. Morir neuronalmente y estar al borde de la muerte es distinto.
—Legalmente muerto —ese tipo de cosas eran razón de vergüenza con ella, pero como un trofeo con los otros hechiceros—. Tal vez tenga algo que ver con la energía maldita inversa, lo de la lanza no es descabellado.
—La ví, era una lanza oxidada con una mancha oscura.
De pie frente a la mansión Katō, Akiko apretaba el ramo de flores que Gojo insistió en que ella entregará. Por dios, se sentía tan pequeña, pensaba que si ponía un pie dentro, la tomarían y la llevarían a su habitación dónde normalmente la encerraban, y nunca saldría.
—Oye, vamos, la ceremonia está por terminar —el de lentes sujeto su mano y le dió un ligero apretón—. Solo espanta a los malos espíritus y estarás bien.
"Lima, lima, limón, dejaré de ver espectros, da-da bum" el pequeño conjuro de su madre, que sirvió como placebo durante años para la pequeña Akiko, ahora la mantenía cuerda. Se sostuvo del brazo de Satoru y cruzó la puerta principal con él—. Gracias por venir conmigo.
—No me des las gracias por algo que incluso legalmente es mi responsabilidad —susurró en su oído—. Debo ser un buen samaritano ¿verdad?
La de menor estatura se acercó al salón junto al bello templo. Pudo ver qué solo estaban ciertos familiares, la mayoría mujeres. Akiko reconoció a varias de ellas, por muy tristes y magullados que estuvieran sus rostros, ella sabía quiénes eran—. Buenas tardes —hizo una pequeña reverencia antes de ver solo la foto, sin urna, ni lápida simbólica—. Están rezando, pero ¿Dónde está la tumba?
Su tía abuela, casi sin poder recordar su nombre, le dijo—. Sus últimas órdenes fueron construir dos tumbas simbólicas junto al árbol de ciruelas del jardín, las urnas están en el santuario familiar.
Su prima, Kiori, solo unos años menor, se acercó a ella—. Akiko, no pensábamos que fueras a venir —era obvio que ya esperaba su segundo hijo, y pese a ser más joven, tenía está expresión de desaprobación—. Deberías darte prisa y dar tus respetos, si quieres puedes dejar las flores en las tumbas simbólicas…
—Él lo hizo…construyó la tumba de mi madre solo para poner la suya a un lado —una mezcla de rabia y tristeza hicieron sonar su voz quebrada.
Satoru no pudo decir nada, todo pasó muy rápido. La rubia salió corriendo del salón y se dirigió al jardín, la tumba de "Sara Katō" estaba junto a la de "Kirō Katō". "Padre e hija, unidos en la eternidad", y aunque fuera simbólicamente, a Akiko le hervía la sangre. La siguió lo más rápido que podía, pero fue en vano, la femenina destruyó el ramo de flores en la lápida de su abuelo.
—¡Te odio! ¡Ojalá que estés en el infierno! —sus gritos llamaron la atención—. ¡¿Cómo te atreviste a llamar a mi madre tu hija?! ¡Espero que sufrieras mucho al morir! ¡Eres de lo peor!
Algunos varones del clan, que pudo reconocer como primos, y sobrinos quisieron detenerla de causar daños a la propiedad. Pero Akiko ni siquiera pateó la lápida, sabía que no podía causar mucha conmoción—. ¡Akiko, lo mejor será que te vayas! —gritó un joven que aparentaba su edad—. Presenta tus respetos y vete.
—No vine a darle mis respetos a él…vine por lo que me pertenece —esquivó los cuerpos y manos que trataban de detenerla y abrió la puerta del santuario familiar.
Una niña pequeña se colgó de su manga—. A papá no le gustaba que entrarán a ver las urnas, decía que aquí estaba su hija…
La cara de la rubia se puso roja de ira—. ¿Quién es tu madre?
La niña señaló a Kiori—. Papá se enfadará con todos si se entera que lo desobedecimos.
Tratando de aguantar las lágrimas, Akiko apartó suavemente a la niña y tomó la urna dorada, era la de su madre pues el líder no permitió que pusieran a "su favorita" en una urna blanca aburrida como las demás—. Satoru, ya la tengo, vámonos.
Kiori la detuvo antes de ir al pasillo principal—. ¡¿De verdad solo volviste por la estúpida urna de tu madre?!
—¡Mi madre no puede quedarse en el lugar de donde siempre quiso irse! —el impacto de una bofetada en su mejilla la dejó fuera de sí un segundo.
Kiori la había golpeado—. ¡Para tí todo es fácil! ¡Fuiste hija del líder y te mantuviste pura! ¡Conseguiste un buen hombre y te fuiste, tu vida es estupenda…pero el resto nos pudrimos aquí! —también había comenzado a llorar—. ¡Y ahora vienes por malditas cenizas!
Satoru por fin intervino en el drama familiar—. No puedo entrometerme, pero si alguien, no me importa si es niño, mujer o hombre, toca a Akiko, los mataré.
La rubia todavía confundida sostuvo la urna con más fuerza—. No puedo ofrecerte una disculpa por irme y tratar de vivir…yo de verdad quería que él muriera y poder ayudarlos, Kiori, no fue mi culpa…yo intenté hacer algo.
La de cabellos castaños y ojos dorados estaba roja, hiperventilando, estaba furiosa—. ¡Si quieres cambiar algo, acepta esa maldita herencia! —su hermana intentó calmarla y poner su mano en la boca de la joven—. ¡No, no es justo! ¡Ella siempre tuvo quien la cuidará, ¿Quién nos cuidó a nosotras?!
El albino tomó la cintura de Akiko firmemente y la guió a la salida—. Ven, Akiko.
La de ojos zafiro observaba perpleja como Kiori todavía le gritaba histérica "¡La herencia no es solo dinero!". Una vez afuera, la joven se estaba quedando sin aire—. Y-yo…solo dame un segundo, Y-yo…
El hechicero tomó la urna y con su mano libre acaricio su espalda—. Akiko, no pienses en nada, solo respira. Estoy contigo, yo te cuidaré.
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—Ven, déjame ayudarte con eso —el albino la vió batallar con la urna y los papeles para anular el compromiso—. Traes cosas innecesarias.
—De verdad estoy bien, Satoru, no quisiera darte molestias —dijo la rubia, que pese a sus palabras, el mayor la empujó al elevador—. Lamento que hayas visto eso, es vergonzoso.
—Oye, solo debes verlo como una pelea familiar, siempre son divertidas —su broma no la hizo reír—. De acuerdo, mira, yo sé lo que son las disputas de clanes, no sientas vergüenza por lo que pasó. Akiko, nada de lo que les pasó a esas personas fue tu culpa, eras una niña, y ahora incluso no tienes forma de heredar. Pero no te preocupes, yo me haré cargo.
Akiko soltó un suspiro—. En realidad primero quiero hablar del compromiso. Mi abuelo murió, eso significa que podemos deshacer está unión y dejar de presentarnos como prometidos…pero debo preguntarte sí tú tienes algo distinto en mente.
Gojo empujó la puerta, estaba abierta—. Aki, ¿quieres firmarlos? No se trata de lo que yo quiera.
—Quiero que tú no desees firmarlos. Sé que es egoísta pero quiero que me pidas no firmarlos. Necesito saber que tú quieres seguir con el compromis-
—Satoru~u no encontré mi vestido…pero podemos hacer algo como la vez anterior, sé que te gustó mucho por las cosas que dijiste —la voz de la pelirroja, Yuna, llegó a la sala del departamento. Después de unos segundos, la mujer se asomó, solo usaba ropa interior.
Satoru y Akiko estaban quietos, mirándola perplejos.
—Ay, de verdad tenías novia…pensé que fue una forma para rechazarme, lo lamento tanto —la pelirroja tomó su vestido y aún descalza salió corriendo.
La rubia tomó los papeles temblando y firmó, a un lado puso sus iniciales. Cerró la carpeta y la puso sobre la barra de la cocina de Gojo.
—No, Akiko por favor, esto fue un malentendido —Satoru quiso sujetar su brazo, pero la menor lo alejó.
—Gojo, no me debes una disculpa, no tenemos una relación, pero no puedo fingir que esto y lo demás no ha pasado —pese a su expresión, su tono era muy tranquilo—. Firma los papeles, mi abogado los esperará para la siguiente semana.
—¡Esto no es justo! Ni siquiera me estás dando la oportunidad de explicarte lo que pasó —el mayor se veía desesperado—. Tienes que entender que esto fue un accidente, y cometí errores estúpidos, pero no quiero firmar los documentos…por favor no me odies.
Con lo ojos llorosos lo miró fijamente —. No te odio, pero no puedo pasar toda mi vida siguiendo un enamoramiento de preparatoria, te quiero y eso es real, pero ya no aguanto. Hasta luego Gojo, gracias por acompañarme a recoger la urna.
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Juju-corto:
La de cabellos dorados llegó a casa. Dejó la urna de su madre sobre la mesa, y sin fuerzas por el abrumador día que tuvo, se quedó sentada en el piso de la cocina.
"¡La herencia no es solo dinero!" Esas palabras la acosaban.
Se arrastró hasta su mesa de centro donde tenía la tarjeta del representante legal que parecía más afín a ella. Marcó su número y puso el altavoz.
—Buenas tardes, soy Akiko Katō.
"Lamento su pérdida, señorita. Nuevamente me disculpo por el comportamiento de mi compañero mayor ese día"
—Oiga…la herencia de mi abuelo, ¿qué incluye?
"Además de dinero, todas las propiedades del clan, autos, inmuebles, objetos, y en este último se incluyen las mujeres descendientes y niños bastardos".
—Ayúdame a reclamar la herencia, y te daré el 35% del valor total de propiedades…
"Señorita, usted tiene derechos para reclamar la herencia, pero ya que su heredero en línea era su tío, tendrá que hacer un proceso largo para intestar las propiedades, ser líder es tedioso, seguro que guiar el clan le será poco atractivo".
—No quiero ser la líder, solo quiero ciertas propiedades, a las personas.
Pese a sentir que se estaba ahogando con las palabras, no tenía tiempo de llorar, debía dejar las lágrimas de lado, y tomar todo el valor que tenía.
Debo decir que lloré un poco cuando escribí esto, me resulta interesante que la personalidad de Akiko pasó de ser alguien reprimida, a alguien más extrovertida, la amo.
Lo de la lanza, lo puse porque era importante para mí crear un arma que en el canon salve a mi esposo Gojo.
-Honey
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