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Advertencias: capítulo con escenas sexuales explícitas.
~•~
Satoru Gojo siempre fue un hombre que no se conformaba con poco, siempre quería todo y de todos. Era lo más cercano a un Dios en el mundo de la hechicería actual, incluso como ser humano estaba a otro nivel
—Mi amor, déjame tomarte otra foto, ahora posa linda —sí, ese albino alto estaba tan embelesado viendo a su novia probar sus dulces favoritos—. Te ves tan linda, mira lo adorable que eres…oh y tus labios…
La rubia se estaba casi ahogando por la vergüenza—. Listo, puedo decir que tus dulces favoritos son más azúcar que saborizantes.
El mayor se dejó caer a su lado, en el sofá—. ¿No vas a abrazarme?
—Hoy estás mucho más pegajoso —respondió la joven mientras acariciaba sus cabellos blancos.
—Tuve que salir del país por dos días, es obvio que quiero todo el cariño y abrazos que me perdí estos días —dijo indignado, se acomodó tirando a la joven y subiendo encima de ella—. ¿No me extrañaste?
—Un poco, la verdad estuve ocupada con el trabajo —lo vió quitarse la venda y acarició sus párpados—. Sí te extrañé.
Satoru se puso entre sus muslos y comenzó a besarla, lentamente, sus manos mantuvieron quieta su cabeza en su lugar—. Te quiero siempre, es tan injusto que tenga que hacer cosas todo el tiempo cuando lo único que necesito es quedarme aquí, contigo —alzó su camisa y comenzó a trazar líneas en su sostén.
La rubia estaba tan roja que se rió torpemente—. Yo también te necesito —su sonrisa se desvaneció cuando sintió la lengua de Satoru en sus labios. Sus manos se aferraron a los hombros d mayor.
—Mmm~mm —su pequeña risa causó escalofríos en Akiko mientras una de sus rodillas se posicionaba entre sus muslos—. Eres tan bonita y tan deliciosa…quiero comerte.
La de ojos azules ya estaba jadeando—. Sí, sí —murmuró entre besos. Satoru beso sus mejillas hasta llegar a su cuello, él comenzó a morder y lamer esa zona.
—Sí, tú eres tan preciosa —se alejó de ella solo para deslizarse entre sus piernas y bajar sus pantalones hasta los tobillos—. No hagas mucho ruido, ya nos pusieron una queja por el ruido —beso el muslo de Akiko e hizo a un lado su ropa interior. Se sumergió en su humedad.
La rubia apretó los labios, pero sus piernas se estiraron un poco dándole acceso, sus manos acariciaron los mechones blancos que se agitaban cada que Satoru jugaba con su entrada, hasta que metió dos dedos.
—Se siente bien ¿Verdad? Me gusta lo cálida que eres —le dió un lametón y empujó sus dedos más al fondo y hacia arriba—. Aquí está~
—Satoru…no tan rápido —gimió la femenina mientras el mayor movía sus dedos—. Justo ahí…ah~
El de ojos azules no pudo evitar sacar los dedos y darle una suave palmada arrancándole un quejido—. Ya, ya, déjame entrar en tí —sujetó una de sus piernas y la puso en su cadera, la menor las envolvió. Se levantó la camisa y la tiró a un lado—. Mi parte favorita de volver es que me recibes así.
Akiko sonrió, se veía tan erótica con el cabello desordenado, los ojos entrecerrados por la excitación—. Es imposible hacerlo de otro modo.
—Mierda, Akiko, te estás ganando que te ate a mi desde ahora —buscó el condón en su bolsillo, pues recientemente la muchacha se había quitado el implante subdérmico por comodidad. Lo puso sobre su miembro con cuidado y se acomodo en sus piernas—. No necesitas lubricante, ya estás jodidamente mojada.
La rubia le dió una mala mirada, pero sus ojos cristalinos eran reflejo de su emoción y vergüenza. Murmuró algo, apurandolo.
Satoru se deslizó lo más delicadamente que pudo, pero al sentir sus paredes aferrándose, su autocontrol se fue por un tubo—. Ahh, carajo, ¡me encanta! —comenzó a mover las caderas, un vaivén constante—. ¿Te gusta así?
—M-más lento —la joven se cubrió la cara, pero Gojo no se lo permitió, pues empujó sus muslos contra su pecho, casi doblándola—. ¡Satoru!
—Así te gusta, te encanta cuando llego hasta el fondo…oh Dios mío, te sientes increíble —él era mucho más ruidoso que ella. Se inclinó y besó sus labios suavemente en contraste a el ritmo que sus caderas tomaban, trataba de seguir lento, pero iba a perder la cabeza—. Dime que te gusta…dime qué solo soy yo quien te hace apretar así…mierda…voy a terminar rápido si pones esas caras.
La mujer enterró su rostro en el hombro de Gojo—. Ve más lento…por favor.
Muy de mala gana, el albino disminuyó la velocidad, hundió su cara en el cuello de Akiko—. Quiero que tengas todos mis bebés, te verás hermosa embarazada y todos sabrán que es mío.
La femenina lo abrazó acariciando su nuca, estaba más concentrada en disfrutar de las sensaciones a el punto que la hacía sentir presión en el vientre que en las palabras de su novio. Gemía aturdida cuando subía la velocidad, respondiendo apretando su cabello—. ¿Sí? No creo que seas un buen padre- uuhh~.
—Lo seré, seré el mejor maldito padre…por favor —la oxitocina y serotonina lo tenían en un limbo mental dónde mezclaba ideas y deseos, sí quería llegar a tener hijos con Akiko, pero verbalizarlo al tener sexo con ella no era propio de Satoru—. Déjame quitar el condón, por favor, quiero llenarte, por favor amor.
La joven mordió su oreja suavemente, incluso si él estaba sobre ella haciendo la mayoría del trabajo, ella tenía el control sobre Satoru en muchos sentidos—. Se siente bien, no pares…sigue así, toru.
Escuchar el apodo cariñoso hizo que Gojo temblara y siguiera obedientemente sus acciones. Pasaron unos minutos hasta que el cuerpo de Satoru se tensó y se dejó caer completamente sobre ella.
Los muslos de Akiko temblaban mientras recuperaba el aliento—. ¿D-de verdad quieres tener hijos ahora?
El de ojos azules escondió su cara en los cabellos dorados—. Me gustaría al menos fantasear con eso…sería hermoso, verte embarazada, tener una versión pequeña de ambos y saber que será mejor que yo…es un sueño dulce.
La contraria soltó un suspiro—. Debemos discutirlo mejor, pero si tú estás de acuerdo con eso, yo también.
El albino se retiró de ella y se quitó el condón acariciando su miembro un par de veces—. Entonces ¿Qué estamos esperando?
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Juju-corto:
Gojo apretaba tan desesperado a Akiko que sus dedos dejarían marcas. La posicionó en su regazo incitandola a moverse.
—No seas débil y montame- ¡Duele!
La menor apretó su mejilla y bajo de encima de él—. Voy a bañarme —estaba exhausta.
—Voy a bañarme contigo.
Dios, siempre me ha gustado poner al hombre en una posición más vulnerable y dedicada, no solo las mujeres somos ruidosas, ni con la penetración ya alcanzamos el climax. Recuerden que cada persona es distinta y siempre es bueno preguntarles lo que les gusta y lo que no. Igual luego hago otro especial.
Mi Headcanon más personal es que Gojo tiene un "Breeding Kink" (es una fuerte atracción hacia la idea de quedar embarazada, o embarazar a otra persona).
TODO CONTACTO DE INDOLE SEXUAL DEBE SER CONSENTIDO POR TODAS LAS PERSONAS INVOLUCRADAS.
Cuidense y cuiden sus cuerpos.
-Honey
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