Advertencias: Mención al suicidio, maltrato infantil y violencia de género.

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Akiko Akiyama no creía que tuviera suerte. La prueba de ello fue cuando su madre colgaba del techo del baño sin vida, su piel ya se estaba poniendo de tonos grisáceos, eso indicaba que lo hizo desde la mañana, justo después de que Akiko saliera de casa para ir a la escuela.

“Mamá…baja de ahí, por favor” cuando sus piernas tuvieron el estímulo adecuado para acercarse al cuerpo sin vida de su madre, su corazón se partió en mil pedazos que jamás encajaron de nuevo. Sollozó unos minutos sin saber qué hacer, la niña de once años corrió a su cocina al no poder soportar estar un segundo ahí.

Pasó una media hora hasta que con los ojos hinchados salió de su pequeño departamento para llamar al vecino de junto. El hombre de unos treinta años se asustó al verla llorar desconsoladamente, y más aún cuando la menor señaló su puerta y dijo “Necesito ayuda, no puedo bajar a mamá”.

No comprendió bien las acciones de su madre, siempre supo que tuvo una vida difícil, pero no se esperaba que aquellos fantasmas la asustarán siendo una adulta.

Vestida de negro y limpia gracias a la ayuda de la anciana de su edificio se presentó a la morgue cargando la urna donde guardaron las cenizas de su madre. Al parecer dejó instrucciones en su seguro de vida para evitar a toda costa una autopsia, o cualquier proceso forense.

Salió sintiéndose más pequeña que nunca antes, la mujer canosa le dió una sonrisa a medias “Te quedarás conmigo hasta que los servicios sociales decidan qué hacer, pero no te preocupes, yo también sé hacer un curry delicioso como el de Sara”.

Ante ambas se detuvo un auto negro, del cual bajó un hombre mayor. Sonrió cuando hizo contacto con Akiko casi como si hubiera descubierto oro en una mina abandonada. “Soy tu abuelo”, tres palabras que arruinaron su vida.

Era verdad, ese hombre era su abuelo biológico, después de un papeleo más corto de lo que ambos hubieran deseado decidieron que lo mejor era que la niña viviera con él.

Para la niña rubia fue extraño tener que llamarlo abuelo, no lo había visto jamás, y de lo poco que le contó su madre tenía una mala imagen del mayor. Por desgracia, no se equivocaba.

Pese a tener una casa hermosa con tantas habitaciones que para la niña de once años eran difíciles de contar, de inmediato notó que las personas de la vivienda eran infelices. “Bienvenida a lo que queda del clan Katō, seremos tu familia de ahora en adelante, Akiko” dijeron las mujeres que vestían de kimonos rojos y había evidentes rastros de violencia en sus bellos rostros. La mayoría ellas compartían rasgos con su madre, algunas rubias, otras de ojos verdes, o de color aceituna, pero solo ella tenía ojos azules como el abuelo.

“Tienes energía maldita y agradezco a los dioses que la técnica de tu madre esté contigo” dijo su abuelo con extraña malicia “Seguramente nos darás buenos integrantes, pero hasta que seas capaz de dar a luz te educarán en casa, Akiko”.

Dos meses se convirtieron en uno de los peores infiernos en la vida de Akiko, golpes, humillaciones, insultos y maltratos eran su nueva rutina. Intentó escapar varias veces, pero cuando quiso escapar fue perseguida por perros y flechas dejó de hacerlo, y eventualmente de pensar en hacerlo.

Todos sus intentos por adaptarse a esa vida eran en vano, le asqueaba la comida de las manos magulladas de las otras mujeres del clan, y la atormentaban los ruidos de llanto en la madrugada.

Logró entender un poco más el suicidio de su madre, sin aún enterarse del secreto que susurraban entre las paredes de la residencia “Ella es hija del líder…sí, también es su abuelo”

Un cuerpo en desarrollo eventualmente fue su maldición, pero una buena oportunidad para los líderes del clan.

Cuatro años llenaron su mente de agotamiento y resignación, pero eso cambiaría al conocer al hechicero más fuerte de todos, un hombre cerca de lo divino.

Notas:

¿Muy angst?, Pido perdón pero yo desarrollo a mis personajes a punta de golpes.

Pobre morrilla, es de mis OCS con más traumas y vidas culeras, en el siguiente capítulo aparece mi papi: Satorup3