Para mí.

Advertencias: Ninguna, esto es muy emotivo.

~•~

Akiko se levantó con cierta emoción, si bien dentro de su clan no celebraban los cumpleaños de las mujeres ella estaba feliz por cumplir dieciséis años al fin. Se levantó y Naoko ya sostenía un pastel con velas en frente de su puerta.

—Feliz cumpleaños Aki-chan, ahora debes pedir un deseo —dijo con una gran sonrisa—. Lo preparé toda la noche, pero estoy seguro de que sabe bien.

—Gracias —la menor sopló las velas con los ojos cerrados, y aunque quería probar el pastel no había tiempo, pues debían acompañar a Nanami-san a una misión.

Naoko guardó el pastel en el refrigerador y le dió una bolsa—. Ábrelo cuando termine el día.

La rubia hizo caso a sus indicaciones dejando la bolsa de regalo junto a su cama y se terminó de vestir velozmente. Había solicitado un pantalón como uniforme, pero solo consiguió un short y una camisa más ajustada, al menos había un avance.

Cuando ambos llegaron a la entrada se reunieron con el mayor—. Solo deben ir conmigo porque son varias maldiciones de bajo rango. Por cierto, feliz cumpleaños.

La de ojos azules sintió como una gran sonrisa se formaba en sus labios—. Muchas gracias Nanami-san.

Naoko abrazó el cuello del mayor—. No seas tan frío al menos hoy…nosotros te estamos apoyando, en dos días pelearemos a tu lado en el evento de escuelas.

Su superior arqueó las cejas confundido pero estiró su mano hacía Akiko dándole un fuerte apretón—. Espero que cumplas más años.

Los dos alumnos de segundo estallaron en risas, especialmente Naoko, quién apretaba su estómago con fuerza debido al dolor de carcajearse ruidosamente. Al final terminó empujandolos a ambos dentro del auto mientras ignoraba sus burlas, pero inesperadamente también sonreía.

Tardaron poco más de una hora en llegar, y vieron que se trataba de un parque de juegos abandonado. La orden era simple, deshacerse de las maldiciones para que el parque se reabrirá al público. Los más jóvenes usaban armas con energía maldita, pues era una pérdida de tiempo usar sus rituales, al igual que Nanami, quién ponía pequeños pergaminos en las maldiciones.

—Todavía faltan bastantes…y sí las exorcizamos con energía maldita pura, sería más rápido —dijo Naoko suspirando aburrido.

Akiko volteó por el sonido de mordiscos y vió como la maldición cometía canibalismo—. ¿Qué hace esa cosa?...¿Por qué se las come?

El pelinegro abrió los ojos con sorpresa, pero antes de decir algo, la medición le había arrojado un golpe de energía maldita tan fuerte que lo arrojó unos metros hacía atrás—. ¡Akiko, quítate de ahí!

La rubia observó como la maldición se hacía más grande. Estaba robando la energía maldita por medio del canibalismo de otras maldiciones más pequeñas—. ¡Nanami-san! —rápidamente activó su maldita técnica—. Divino y alto, técnica maldita: sangre del salvador —la sangre salió a chorros de los ojos de la maldición, pero rompió el cuerpo de una criatura devorando su cabeza y recuperándose.

Kento se acercó corriendo hacía el monstruo golpeando de lleno su pierna para debilitarla—. ¿Los dos están bien? —solo se descuidó un segundo cuando a la maldición le salió un tercer brazo que lo arrojó contra un juego mecánico lastimándose la cabeza.

Naoko se puso de pie y utilizó su técnica para hacer aparecer la espada negra de sombras—. Akiko, ve a ver si Nanami-san está bien…yo me encargo.

La de ojos claros corrió en dirección del mayor cuando la maldición arrojó un pedazo del carrusel cercano evitando que avanzará más—. Es de primera clase, sube su nivel de energía mientras más coma.

Naoko sonrió nervioso—. No me digas que quiere comerse a Nanami-san…

La más joven le dió una mirada llena de angustia—. Podemos encargarnos…solo ayúdame —junto la mayor cantidad de energía y usó su habilidad nuevamente—. Divino y alto, técnica maldita: sangre del salvador.

Mientras la maldición se desangraba, Naoko usó su espada para cortar sus manos y evitar que tomará más maldiciones pequeñas y las comiera. Antes de seguir, un pequeño grupo de maldiciones más chicas se abalanzaron sobre él tirándolo al piso—. ¡¿Qué mierda?!

Akiko lo miraba sorprendida, pues la maldición más grande parecía intimidarlas para que los distrajeran. La joven ya buscaba la navaja que usaba para sacarse sangre cuando Nanami saltó sobre la criatura golpeándola directamente en la cabeza matándola al instante.

Naoko lo vió asombrado—. ¡Eres genial Nanami-san! —quitó sin dificultad a las maldiciones que lo sostenían y las cortó con el filo de las sombras—. Akiko, ¿viste eso? solo le dió un golpe y pum la destruyó, ¿Ese es tu ritual?

Nanami asintió en silenció limpiando la sangre que bajaba de su frente—. Lo siento, los expuse al peligro por mis descuidos.

La menor negó—. No te preocupes, no fue tu culpa —dijo con angustia por su semblante aún más decaído.

Naoko dió una palmada en su espalda suavemente—. No íbamos a morir de todas formas, así que no te mortifiques…mejor invitanos la comida.

—¿Hay restaurantes cerca? —preguntó el mayor con seriedad, tanta que los hizo reír inconteniblemente—. ¡Estoy harto, vuelvan solos a la preparatoria!

Al regresar a la residencia, Akiko y Naoko invitaron a Kento para comer pastel junto a ellos, pero este tuvo que ir a la enfermería a tratar su herida.

Kimura sacó el pastel de la nevera cortándolo en rebanadas iguales (casi)—. Ya que pediste tu deseo está mañana podemos comerlo ahora —dijo con una gran sonrisa para animar a la más baja, quién miraba la pantalla de su celular esperando al menos un mensaje de su falso prometido.

La joven sirvió un pedazo de pastel imitando a Naoko—. Gracias por darme un pastel, no había recibido uno en mucho tiempo —recordó vagamente a su madre haciéndole un pastel de chocolate cuando cumplía años, y de repente toda esa tranquilizante le fue arrebatada.

—Lo hice con mucho amor —bromeó el mayor para hacerla reír, sonriendo cuando lo consiguió—. Sé que has pasado por muchas cosas, pero estoy feliz por tu nacimiento, me alegro de que hayas estado en donde estuviste, porque eso me permitió conocerte y ser tu amigo.

La rubia abrió los ojos sorprendida, solo su madre le había dedicado palabras tan amorosas y cubrió su boca rápidamente—. Gracias, eres tan amable…quiero mucho a mi nueva vida y que sigas siendo parte de ella.

Naoko se quedó quieto al verla así y palmeó su hombro suavemente teniendo unas inmensas ganas de llorar—. Eres mi mejor amiga…creo que mi alma gemela en realidad —subió su mano y agitó su cabello—. Vamos, tu cumpleaños no debe ser algo triste ni motivo para hacerme llorar.

Comieron en silencio que sirvió para apaciguar a Akiko. Una vez terminaron, prendieron la televisión y pusieron la película más cursi que pudieron mientras Naoko le peinaba el cabello y ella lo maquillaba.

Al irse a dormir, la menor abrió el regalo que su amigo le dió. Era una foto que ambos habían tomado en su primera misión donde casi pierden la vida. Al reverso tenía una nota “Ese día creí que moriríamos, y estaba sospechosamente bien con eso. Pero me dí cuenta de lo valiosa que es la vida si estás rodeado de amigos como tú”

La joven sonrió ampliamente poniendo la fotografía sobre su cómoda junto a su cama, y el sonido de su celular la hizo temblar levemente. Gojo la llamaba.

—Buenas noches, Gojo-san.

“Ahh, al fin entro mi llamada, llevo todo el día intentando hablar contigo. Tuve que salir del país por una misión importante, pero volveré dentro de dos días y asistiré al evento con Kioto para verte y poder darte tu regalo”.

La de ojos zafiro arqueó las cejas confundida—. ¿Lo recordaste?

“Claro, sé que mi adorada prometida nació hoy hace dieciséis años” soltó una risita “Feliz cumpleaños, Akiko Akiyama”

La muchacha se sonrojó fuertemente por el uso del apellido de su madre, o más bien el que usó para mantenerse alejada de la hechicería—. T-tú…

“Eres más que solo una descendiente del clan Katō, tu nacimiento no fue un error, fuiste destinada a ser lo que eres ahora, Aki-chan. Tu madre estaría tan orgullosa de tener a una hija tan fuerte. Eres una luz brillante para mí".

Akiko sintió un nudo en la garganta, estaba sentimental, era su primer cumpleaños lejos del clan que la maltrató, su primer cumpleaños con amigos de verdad y el primero donde sentía el corazón apretado por un gran calor. Estaba enamorada.

Gojo soltó un suspiro “Descansa, cuando vuelva iremos a celebrar al estilo Satoru-senpai”.

La menor habló débilmente—. S-sí…suerte en tu misión, Satoru —y colgó dejándose caer en la cama apretando su rostro sonrojado contra la sábana. Después de un rato susurró suavemente—. Fue un cumpleaños magnífico.

El separador de enmedio es como literalmente me imaginé a Naoko Kimura, no sé cómo no le hice ficha de personaje, pero la dejo aquí.

Nombre: Naoko Kimura (significa persona honesta).
Apariencia física: Cabello negro, ojos oscuros y tez pálida. Mide 1.79 metros (en preparatoria, todavía crecerá unos centímetros).
Clan: Es pariente no reconocido del clan Zenin, y aunque posee un ritual maldito no se le permite la entrada al clan.
Personalidad: Aunque da la impresión de ser arrogante y un matón, es bastante amable cuando lo conocen.
Gustos: Le encanta la cocina y hornear postres (su madre le enseñó) le gusta coleccionar vinilos y la música rock.

Es literalmente el alma gemela de Akiko, pero lo explicaré mejor después.
Y efectivamente, estoy a nada de que Akiko se quede con él mejor (alch que bonito desarollo tienen como amigos). En fin, Gojo pitudo es un nye, pero me cae tan bien.
-Honey

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