6. Capítulo
Las dos jóvenes se encaminaron rumbo a la mansión Blight, manteniendo pequeñas y agradables conversaciones. Aunque se basaban principalmente en Lucia hablando energéticamente y Amelia escuchando atentamente.Ella no tiene quejas al respecto, prefiere esto antes que un silencio incomodo, aunque mentiría si dijese que no disfruta escuchar a su humana divagando sobre cualquier tema, es casi como música para sus oídos. Lo compararía con una suave melodía, pero siendo la latina la compararía más bien con una orquesta entera, una un tanto desorganizada.
Los minutos pasaban volando, cada vez la mansión Blight se hacía más visible.
Lucia se vio bastante impresionada por el gran tamaño de la vivienda de la Blight. A la vez que suelta un murmullo.
“Carajo, así da gusto tener una familia disfuncional”.
Amelia le echó una mirada fugaz, claramente sin haber entendido nada de lo que la morena dijo. Por su parte la humana actuaba como una niña pequeña, mirando con los ojos muy abiertos hacia todas partes sin querer perder ningún detalle.
Se atrevería a decir que el jardín de la casa era probablemente el jardín más grande que hubiese visto nunca, incluso más grande que algunos parques cerca de su casa en el reino humano.
Ya atravesando las verjas de la propiedad llegan hasta la entrada principal, una puerta doble con los pomos bañados en oro pulido y madera que claramente fue tallada por un artesano.
La puerta se abre de repente sorprendiendo a la morena, una abominación de un aspecto tétrico y linda pajarita abrió la puerta recibiendo a ambas chicas. Lucia guió su mirada disimuladamente hacia la bruja a su lado mirándola por el rabillo del ojo, ella no se había ni inmutado, así que da por hecho que todo estaba bien y que ninguna cosa extraña tratara de matarla.
Amelia se activa y entra a la casa casi que arrastrando a Lucia con demasiada prisa.
Ya dentro la dominicana se maravilla más con el interior, pero no demasiado ya que la bruja la guía rápidamente por el pasillo en dirección a la planta de arriba.
-¿Puedo preguntar por qué tanta prisa?-
-Siendo muy sincera, no quiero que mi madre sepa que estás aquí- explica velozmente mientras que guía de la mano a Lucia por las escaleras. La latina tropezó un par de veces camino al piso de arriba, lo que sirvió de señal para la joven hechicera de que debía ir un poco más lento, o a este paso Lucia corría el riesgo de caerse por las escaleras.
Ya terminando de subir las escaleras la pelirosa mira hacia ambos lados del pasillo y se encamina a entrar a su habitación con Lucia detrás de ella.
-Pensaba que habías dicho que tu papá me quería ver- menciona la morena a la vez que se apoya contra la pared justo al lado de la puerta.
Amelia deja su bolso sobre la cama y deja algunas libretas en su escritorio .
-Si, pero estoy 99% segura que mi madre no lo sabe- responde Amelia ya más tranquila dentro de la habitación.- Y no creo que le agrade la idea.
-¿Y eso por qué?
-Mi madre es un poco irrespetuosa hacia los extranjeros, y ciertamente no le agradas en absoluto- explica un poco gruñona la Blight.
-Pero si ni me conoce, además de que soy un solecito de persona- se escuda la dominicana, echándose flores a sí misma sacando una sonrisa a la contraria.
-Si que lo eres- responde acompañado de un corto suspiro enamorado que vacía sus pulmones. Ahora dirigiéndose nuevamente a la puerta con la mirada de la Noceda sobre ella explica lo que está por ocurrir.
-Muy bien, ahora que estás aquí no hagas demasiado ruido para que mi madre ni mis hermanos sepan que te encuentras aquí, no quiero tener que tratar con ninguno de ellos. Yo iré a almorzar, y no te preocupes, Abdel te traerá el almuerzo- explica la hechicera y Lucia asiente..
-Okay, volveré lo antes posible, cuando regrese bajaremos al taller de mi padre- explicado aquello la pelirosa se dirige a la puerta del cuarto y sale de él. Lucía se queda de pie en medio de la habitación sin saber muy bien qué hacer.
La puerta se abre nuevamente dejando ver a la oji ámbar.
-Puedes sentarte si quieres, acomodate, que te conozco y sé que te da pena, así que siéntete libre de acomodarte y hacer lo que quieras, ahora sí me voy- con una pequeña risita escapando de sus labios, ya que la humana era bastante predecible,
La bruja abandona la habitación una vez más, dejando a Lucía avergonzada con las mejillas teñidas de carmesí al ser expuesta de esa manera, su amiga realmente la conocía muy bien, si no hubiera entrado a decir aquello probablemente la latina se hubiera quedado de pie en el sitio hasta que la Blight volviera, casi cómo lo haría un perro.
Ya pasado un minuto y medio quieta en el mismo sitio pensando en que hacer mientras que Amelia estaba fuera decidió echar un ojo alrededor de la habitación. Era bastante ,más grande que la suya, y desde luego que estaba más ordenada.
Se acercó a la gigantesca cama y se echó sobre ella. Un suave suspiro de pura satisfacción escapó por su garganta ante la suavidad y la comodidad que estaba sintiendo.
-Wow, esto sí es una cama, es como si hubiera bajado un ángel del cielo y me hubiera golpeado a patadas la espalda, se siente maravilloso. Aparte de que no chirría...-se quedó allí unos minutos, aún sentía que tenía el cuerpo demasiado tenso y adolorido, decidió levantarse, ya que a este paso se podría quedar dormida en la cama de la Blight, y aunque no sonaba del todo mal, tuvo que rechazar la idea, no había venido a eso. De hecho no sabía exactamente a qué había venido, pero sí el suegro la llamaba, no quedaba de otra.
Levantándose casi que en contra de su voluntad. Comenzó a cuchichear alrededor del cuarto nuevamente, dejando el bastón de lado, no le hacía falta para caminar alrededor del cuarto. Curioseando la habitación llegó hasta el escritorio el cual estaba lleno de manuscritos rayados y una impresionante cantidad de libros. Entre ellos un libro llamó su atención, asique lo tomó entre sus manos y leyó el título con curiosidad "necromancia mágica, magia salvaje" o eso es lo que llegó a entender, el título era lo único que podría llegar a leer, el resto estaba escrito en runas, Lucía dedujo que sería algún idioma antiguo perteneciente a las islas, lo que despertó su curiosidad, nunca se había planteado hasta ahora el hecho de que las brujas y ella compartían idioma, (el inglés) probablemente le preguntará más tarde a Eda o a uno de sus amigos al respecto, giró la página del libro ojeando la siguiente.
Claro que no entendía nada de lo que había escrito ahí, aunque el escrito sí contenía dibujos alusivos al texto, cosa que Lucía ama en un libro, aunque las ilustraciones eran un poco lúgubres, pero el que más llamó su atención era uno con un corazón de bruja dibujado ahí, señalando el saco biliar con una pequeña calavera al lado, seguido de más texto. No era una experta en idiomas, pero no tenía duda de que eso no era una buena señal.
Cuando estaba por seguir ojeando (los dibujos principalmente) un ligero toque en la puerta la sorprendió, se alejó a gran velocidad del libro, casi como si se hubiera quemado, se acercó a la puerta, pero aún no sabía si abrir, ya que no sabe quién podría ser, y no tenía ganas de encontrarse con la loca de Odalia, pegando la oreja a la puerta alcanzó a escuchar unos gruñidos, dándose cuenta de que era la abominación de la que Amelia hablaba.
Abriendo la puerta de manera tímida la abominación simplemente le extendió la bandeja acompañada de unos ligeros gruñidos , Lucía lo miró de arriba abajo rápidamente, notando la linda pajarita que este portaba. Acto seguido tomó la bandeja en sus manos.
-Gracias...- comentó hacia la baba morada frente a ella,a lo que esta no reaccionó en lo absoluto.- okay... Bueno, hasta luego, supongo- volvió a mirar a la abominación buscando algún tipo de reacción, pero esta no se movió en lo absoluto. Lucía cerró lentamente la puerta sin quitar el contacto visual de lo que sea que fuese esa especie de mayordomo.
-¡Okay, eso fue extraño!, pero supongo que es bastante genial tener un mayordomo abominación- comentó bastante animada, ya después giró su mirada hacia la bandeja en sus manos. Vaya, realmente se veía bastante bien, ella realmente no tenía demasiadas expectativas, desde que llegó a las islas su estómago era puesto a prueba todos los días. Más de una vez realmente creyó que moriría de una indigestión...
Pero ésto sí lucía bastante bien. La humana decidió sentarse a un lado apartado del escritorio para almorzar,
Probó su almuerzo y estaba bastante rico, aunque una parte le sabía extraño, y ahí se dio cuenta que su estómago pagaría las consecuencias más tarde.
Pasaron alrededor de quince minutos donde Lucia terminó gran parte de su comida.
Después de eso escucha un pequeño golpecito en la puerta que da aviso de que entrarán en la habitación, Lucía se voltea para mirar, Amelia abre lentamente la puerta, llama suavemente a Lucía y le pregunta si está lista, a lo que la morena le responde que sí y agarra nuevamente el bastón. .
-Okay, entonces vayamos al taller de mi padre.- La humana le pregunta que si deberían de llevar la bandeja a la cocina, a lo que la bruja responde que Abdel ya se encargaría de eso.
Bajaron al primer piso tranquilamente, ya que Odalia después del almuerzo acostumbraba a quedarse en su oficina durante más de una hora. Arreglando papeles y contactando clientes.
Lucia consiguió bajar por su propia cuenta sin mucha ayuda de la peli rosada, lo cual la hacía sentir bastante bien por alguna razón que desconoce. Ya que hasta ahora había bajado escaleras cientos de veces. Claro está que ya no era como antes, las cosas han cambiado, ella ha cambiado. Una punzada de miedo que vive en su pecho al llegar a pensar que tal vez así será por el resto de su vida. Necesitando la ayuda de Eda o Hooty cada vez que intentara bajar por las escaleras de la casa buho…
(Escaleras ciertamente demasiado empinadas con escalones muy finos, era fácil caerse incluso si conservabas ambas piernas)
Alejando sus pensamientos de su realidad, ambas chicas llegan a la puerta del taller/oficina, ahí es donde Amelia guarda silencio repentinamente y toca la puerta. Con la espalda completamente enderezada y una postura firme, casi como si estuviera haciendo contacto con un coronel del ejército.
El silencio reina durante unos instantes, hasta que la voz del patriarca de los Bligths respondió.
-Adelante-
Esa fue la señal para que la de ojos ámbar abriese la puerta. Ella pasó primero a la habitación, y Lucía detrás de ella.
Ya en la sala estaba sentado Alador al lado de una mesa metálica, y cerca a la izquierda un curandero de la tercera edad, siendo de hecho el médico de familia de los Blights.
-Señor Brown- comienza Amelia.
-¡Oh, señorita Bligth, cuánto ha crecido! Aún recuerdo a tu madre embarazada de ti. Es un gusto verte de nuevo- saludó nostálgico el doctor estrechando la mano de la joven. -¡De verdad que ya has crecido mucho!-
Lucía solo miró la escena sintiéndose un poco fuera de lugar sin decir ni una palabra.
-Muy bien, esto es lo que vamos a hacer- interrumpió sin tapujos el patriarca de los Blights. - Humana, con tu permiso te haremos varias revisiones, entre ellas revisiones médicas generales. Es por eso que el Dr. Brown está aquí, no es un experto en anatomía humana, pero yo sí estuve haciendo varios estudios sobre eso.- explicó el castaño. De momento Lucía estaba de acuerdo con eso.
-De acuerdo, podemos empezar con un diagnóstico general, pero primero tendré que hacerte algunas preguntas- instruyó el doctor. La humana asintió de acuerdo, Alador le facilitó un taburete para que se pudiera sentar durante el chequeo general.
Amelia sólo se quedó de pie al lado suyo.
-Okay, nombre completo Lucía Noceda, humana. ¿Cuántos años tienes?- preguntó el anciano.
-Diecinueve- respondió simplemente.
-Pensaba que estabas en la clase de mi hija- interrumpió el señor Bligth.
-Sí lo estoy, solo que yo debería de estar un año más adelante. Pero no tenía los conocimientos suficientes para ese curso- contestó la humana. A lo que Alador asintió de acuerdo con la respuesta.
-Continuemos, ¿recuerdas cuál era tu altura y peso? Así podríamos saltarnos algunas pruebas- pregunta y aclara el anciano.
- Bueno, según la última vez que lo mire era 1.68 cm, y alrededor de 65.7 kg- mencionó.
-Muy bien- afirma el doctor con una sonrisa cálida.
Amelia apoya su mano en el hombro de Lucía, acariciándolo suavemente buscando reconfortarla. Se notaba la incomodidad de la morena a kilómetros.
- Te preguntaría por el historial médico de tu familia, pero no sabemos mucho sobre enfermedades humanas, y tampoco creo que sepas todo el historial médico de tu familia.
Así que dime, ¿Alguna enfermedad o condición médica que tengas?- Cuestiona el doctor mientras anota en su cuaderno.
- Bueno, por parte de padre tengo una alta probabilidad de desarrollar diabetes, pero por el momento no mostré ningún signo, pero sí tengo diagnosticado TDAH- Responde la humana, que al notar las caras de confusión a su alrededor explica lo que es.
- El TDAH es simplemente déficit de atención con hiperactividad, es una neuro divergencia, no afecta a mi salud física- explicó brevemente la morena.- Oh! y también soy intolerante a la lactosa, no creo que importe demasiado, pero por si acaso lo comento. A lo que el doctor respondió con un minúsculo asentimiento, mientras que continuó escribiendo en sus notas.
-¿Algún tipo de dolor o incomodidad recientemente?-
-Sí, me duele todo el cuerpo, la única forma en la lo puedo sobrellevar es con pociones, estoy muy cansada gran parte del tiempo aunque haya dormido, entre otras cosas más- concluye la joven.
-¿Y aun así fuiste hoy a clase?- interrumpe Alador se le hacia impresionante la terquedad de la joven enfrente suyo. Lucia asintió, y el señor Brown continuó. Lucia describió vagamente las pociones que había estado tomando para el dolor.
-Bien, última pregunta, ¿cómo describirías tu vida sexual?- inquirió de manera un poco más sería. Tras la pregunta tanto la mirada de la Blight como la del doctor se cierne sobre la humana.
-Ahm, ¿¿nula??- respondió sumamente avergonzada la Noceda, tapando su cara con sus manos y encogiéndose en la silla muerta de la vergüenza. Amelia encontró la situación un tanto divertida, y no pudo esconder una sonrisa que asomó rápidamente por sus labios.
-No, no te avergüences jovencita, no es malo no haber empezado las actividades sexuales aún a tu edad. Lo único que tendrás que saber sobre las maneras adecuadas de protegerte de algunas enfermedades de transmisión sex-…-- el mayor fue interrumpido por la humana, que ya no pudo aguantar más la vergüenza.
-¡SI, si, por favor cambiemos de tema!- suplicó la castaña.
No le avergonzaba no tener vida sexual, es solo que en su hogar era un tema tabú, y por ende le incomodaba demasiado estar hablando de este tema delante de dos extraños y su crush. ¡Ni siquiera era capaz de hablar con su madre de este tema sin desviar la mirada!
-¡De acuerdo, ahora podemos pasar a la parte más importante!- mencionó eufórico el doctor, realmente nunca había tratado a un humano o ser no mágico antes.
-Si, al respecto de eso-interrumpió Alador- Amelia te agradecería que salieras de la sala- Realmente era más una orden que una petición. La oji ámbar se desconcertó un poco, pensaba que ella debería de estar ahí, aparte de que solo la idea de no estar ahí para Lucía provocaba que se le escogiera algo en el pecho. Pero ella nunca había desobedecido a su padre, y tampoco estaba en la posición de empezar a hacerlo ahora.
Giró su mirada a la latina, donde juntaron miradas, Amelia resoplo, no le quedaba de otra, al fin y al cabo era por el bien de Lucía. Le dio un suave apretón en el hombro a la chica a su lado, era un intento de reconfortarla, y hacerle saber que estará bien. Aunque la morena sólo lo percibió como el pequeño aviso de que a partir de aquí estaría sola.
La bruja se encaminó a la puerta girando el pomo a punto de salir del taller, antes de salir definitivamente se giró y anunció.
-Estaré cerca para lo que necesiten, por favor, no duden en llamarme para lo que haga falta- dicho y hecho abandonó el cuarto cerrando la puerta detrás de ella. La mirada de Lucía se perdió tras la puerta.
-Muy bien humana, esto será de la siguiente manera. En el cuarto que hay ahí atrás hay doblados un pantalón corto y una especie de top para ti
-Esto va a ser re incómodo...- murmuró por lo bajo.
No le gustaba para nada estar a solas en una casa ajena, y mucho menos estar a solas con el padre de su crush y un completo desconocido que perfectamente podría ser su abuelo.
Aún así sabe que Amelia estará cerca de la puerta, ese pensamiento la reconforta y la tranquiliza, al menos la hacía sentir más segura...
Lucía murmuró por lo bajo un "okay". poniéndose en pie, le costó un poco de trabajo, pero recogió el bastón y apoyándose en él se encaminó hacia el cuarto, que realmente era en esencia un baño, solo que uno bastante lujoso para lo que sería normalmente un baño en un taller .
No estaba segura, pero podía notar la mirada de ambos hombres en ella, ciertamente con su nuevo "¿cuerpo?" No sabe cómo referirse a lo que sea que fuese lo que tenía por pierna y piel. Pero sabe que ha desarrollado una forma muy peculiar de caminar, aunque caminar tampoco lo describe correctamente la manera en la que casi que se iba arrastrando hacia los lugares, hasta usando bastón cojeaba constantemente. Realmente le surgió un nuevo complejo.
Llegada al baño cerrando la puerta detrás suyo, rápidamente encontró la ropa de la que hablaba Alador hace un momento, así que Apoyó su bastón contra la pared, tomó la ropa con su mano izquierda, solo para dejarse caer encima de la tapa del inodoro. Ahora solo le quedaba desvestirse, podría tardar un poco más de lo que cree. Fueron Eda y Lilith la que la habían ayudado a vestirse esta mañana para ir a Hexide.
No podría ser demasiado complicado…
Después de unos minutos donde la latina seguía cambiándose, Alador decidió tocar suavemente la puerta para preguntarle.
-¿Necesitas ayuda? Puedo llamar a Amelia para que te ayude sí así lo deseas- él desde luego que no entraría a ayudarla, sería un momento demasiado raro, y lo último que desea en este momento es incomodar a lo que él considera la pareja de su hija.
-¡N-NO, no es necesario, ya casi estoy!- ella prefería estar antes muerta a que su diosa de algodón de azúcar la vea siendo tan patética. De todos modos ya casi lo tenía, solo le quedaba hacerle un nudo al pantalón, tarea más difícil de lo que parece, ya que no consigue coordinar sus manos para hacerlo.
Un minuto y medio más tarde consiguió hacer un intento de nudo un poco pobre, pero bastante firme (probablemente no podrá deshacerlo luego, pero eso era problema de la Lucia del futuro), dobló su ropa lo mejor que pudo y salió del baño con su bastón/palo.
-Muy bien, ahora podemos comenzar, siéntate en esa mesa de ahí- instruyó el doctor señalando una mesa de metal.
Sentándose en la mesa se percata de lo malditamente fría que está estaba, pero lo ignoró y de todas formas se sentó.
El Dr. Brown se acercó con lo que parecía un estetoscopio, solo que al final tenía una oreja, la cual el doctor la acercó lentamente a su pecho.
-Ponte recta y respira profundo- indica el brujo. Lucía obedece y se endereza respirando profundamente. Apoyando el aparato en su pecho lo va moviendo suavemente hacia la izquierda, escuchando los latidos de la humana.
El anciano se separa por un momento, y comenta.
-Sé que estás nerviosa, no hay que ser un experto para saberlo, pero algo me inquieta. Y es que tus latidos van sumamente lentos a lo que deberían. Eso podría ser peligroso para ti-concluye el doctor. Indica que se tumbe y la humana le obedece sin rechistar, una luz le destellaba en la cara, lo cual le estaba comenzando a estresar lentamente. Más bien se estaba empezando a agobiar.
-Amelia, ¿dónde estás? te necesito aquí.
Me estoy angustiado.
El señor Brown comenzó a palpar la piel de la morena, notando lo fría que estaba, ante ésto frunció el ceño, se detuvo un segundo para tomar unas notas. Por otro lado Lucía miró en dirección a Alador, el cual solo permanecía sentado observando atentamente al doctor y sus notas.
El mayor deja sus notas y se gira nuevamente hacia la chica, le explica que va a palpar sus ganglios y que no sé asustara. Comenzó con los del cuello, con éxito de que ninguno estuviera infectado, después palpo su axila, donde ninguno se encontraba inflamado. Por último se acercó a la parte de la ingle.
La humana se notaba bastante nerviosa, pero no es algo que no hubiera experimentado antes, la revisión de los 16 también había sido bastante incómoda para ella.
El hombre bajó su mano sobre la ingle de la chica, comenzó a palpar la zona por debajo de la ropa, lo cual despertó una reacción un poco adolorida en la humana, siguió tocando encontrándose con que estaban bastante inflamados. Retirando su mano miró a la joven y comenzó a explicarle.
-Tus ganglios femorales están bastante inflamados, y hasta dónde note te duelen, así que lo más probable es que tengas una infección o una lesión. Pero al menos estoy bastante seguro de que no es cáncer, si lo hubiera sido no te estaría doliendo- explica el doctor bastante tranquilo. - Puedes estar tranquila, con unos pocos antibióticos volverán a su estado normal.
Eso tranquilizó a la castaña, la palabra cáncer tenía mucho peso en su familia.
~----~
Después de varias pruebas breves el doctor dio por finalizado el examen general. Aunque para la latina duraron horas.
-Pese a todo mi recomendación como profesional sería que cambiara la abominación con regularidad, sin ofender a su trabajo señor Blight, la abominación puede acumular demasiados residuos y podría causar una infección bastante grave, no queremos eso- explica el doctor, aunque lo que el brujo entendió fue que llamaron a su trabajo mugroso.
-Creo que cambiarla una vez al día, o máximo cada dos estaría bien- aconseja el mayor. El brujo de abominaciones asiente de acuerdo con él. Ahora se dirige hacia la humana.
Alador le anunció que finalizadas las pruebas en cuanto a la salud física de la humana, empezarían con algunos experimentos sobre su parte abominación. El hombre estaba por continuar, pero fue interrumpido drásticamente por una voz femenina al otro lado de la sala.
-Alador, querido, ¿me podrias explicar que estas haciendo exactamente?- inquiere la bruja de cabellos turquesas desde el otro lado del taller. Justo en la puerta trasera que conectaba con las oficinas de los blights estaba una mujer. El brujo se vio ligeramente sorprendido por la interrupción de su esposa, aunque no dejó que se notara en su expresión, él no contestó de inmediato la pregunta, al contrario, se quedó expectante esperando alguna acción por parte de su esposa.
Por parte de la dominicana se quedó en completo silencio, al igual que la sala, donde todos los miembros presentes estaban incómodamente expectantes.
Es en ese momento que el Dr. Brown decide que es un gran momento para marcharse, no quería tener nada que ver con la posible discusión que estaba por venir en aquel matrimonio.
-¡Tengan buen día señor y señora Blight!- acto seguido el doctor salió disparado puerta para afuera encontrándose con la joven blight al lado de la puerta. La cual le miró con muchas preguntas en su mirada. -Adiós jovencita, yo ya termine mi labor aquí por hoy, ten un gran día, y recuerda beber mucha agua, y comer 5 frutas al día- dijo mientras casi que huía en dirección a la puerta principal de la casa.
En cambio, dentro del taller Odalia se acercaba más donde su marido y la humana.
Echa un vistazo general a la habitación, su mirada viaja desde la puerta por donde se fue el señor Brown hasta la humana, y de la humana vuelve a su marido. El cual no había dicho ni una sola palabra. La bruja no era estúpida, intuía por donde iba toda esta situación que se llevaba a cabo sin su previo conocimiento.
Observa a la latina de arriba a abajo, lentamente se acerca cortando distancia entre ella y la joven enfrente suyo. Se detiene asfixiantemente cerca de ella, con una sonrisa y levantando su mano la pasa suavemente por el mentón de Lucia. La cual estaba cada vez más tensa, y que la mano de una desconocida paseara por su piel no hacía más que aumentar su ansiedad exponencialmente. Ella deseaba desesperadamente alejarse del toque de aquella mujer, rogaba internamente porque todo esto pasara de una vez.
Alador se mantuvo expectante sin tener muy claro cómo acabar con toda esta situación. Odalia por otro lado,rompe el silencio, aunque manteniendo el contacto visual con la chica delante suya.
-¿En esto estás desperdiciando nuestros recursos?- cuestiona la bruja sin dejar de penetrar con su mirada a la latina. Clavando sus ojos azules en la de la chica, notando fácilmente la ansiedad dentro de aquella pupila café.
Apartándose de la joven se dirige indiferente hacia su marido apoyando su mano en su hombro, deslizandola de arriba a abajo. Lucia exhala todo el aire que ni había notado que estaba conteniendo.
- Querido, solo estás gastando tiempo en esta desafortunada criatura. Y el tiempo es dinero, y yo sólo veo como estas tirando dinero-. explica sin siquiera mirarlo a los ojos.
La mujer hablaba en un tono tan frío que congelaría a todo aquel que la oyera. Uno tan frío que quemaba.
Alador tardó unos segundos en responder, pero lo hizo. Tomó suavemente a Odalia de la cintura volteandola en dirección de la humana que aún yacía inmovil encima de la mesa metálica expectante . Acercándose a la puntiaguda oreja de su mujer habla en el mismo tono congelante que utilizó su esposa segundos antes.
-Piensa en toda la riqueza que generaremos con esto, Odalia. Aún no hay nada así en el mercado- Las orejas de la ojiazul se animaron ante lo que escucharon. Pero si eso todavía no la había convencido la que seguía si lo haría. - Imagina cómo se revolucionará el mercado con la creación de prótesis hechas de abominaciones. Y añade que tendremos un conejillo de indias para nuestras investigaciones- Aquello había sido como música para los oídos de Odalia. Una sonrisa ladina subió por su cara. Girando nuevamente a su esposo pasa su mano acariciando su mentón, sacando una suave sonrisa.
Aunque la humana lo dudara (y con motivos), en las islas sí existían leyes que negaban la experimentación en brujos. Pero, ella no era una bruja, ¿verdad?
La matriarca de la familia Blight ya estaba planeando explotar ese vacío legal.
-Ya sabia que tendrias alguna buena explicación para todo esto, bien hecho querido- elogia a la vez que se retira para volver su mirada a la chica.
-Esto será muy interesante, humana. Debes de sentirte tan afortunada por poder aportar a una gran empresa como lo es industrias blight- la humildad en Odalia blight brillaba por su ausencia. Dicho aquello la mujer se dirige a la misma puerta por la que entró anteriormente.
-Al menos si le ocurre algo la empresa no se meterá en ningún problema, a excepción de la dama búho, claro… Aunque ella ya no supone ningún problema- pensó la bruja a la vez que salía de la habitación.
Con aquella mujer fuera de la habitación se siente rápidamente un silencio tranquilizador, toda la tensión que en algún momento hubo en la sala, se fue justo detrás de ella. Después de unos varios segundos de un silencio tal en el que solo era audible la respiración de la humana, se escucha como se abre cuidadosamente la puerta acompañada de suaves toques en ella.
-¿Está todo en orden?- pregunta suavemente una bruja de cabellos rosados. No quería interrumpir, pero desde que se fue el Sr. Brown hace ya unos minutos de aquella manera, la había dejado intranquila, pero tampoco quería poner la oreja.
La mirada de la joven hechicera viaja primeramente en dirección de su amada, solo para desviarse velozmente hacia su padre. Notando la incomodidad en el aire nuevamente repite su pregunta.
-S-si, perfectamente- responde Lucia un tanto apurada, la cual no había soltado palabra desde hace ya un rato. Ya estaba ansiosa por irse de una buena vez. No fue tan malo, pero entre el doctor y la madre de su amiga ya había tenido suficiente por hoy.
-Creo que lo podemos dejar aquí por hoy- habían estado aquí cerca de dos horas, y tampoco quería sobre estresar a la humana. -Agarra tus cosas y ve con Amelia, ya mañana continuamos- demanda el brujo. Lucia obedece rápidamente, y va a por sus cosas. Amelia se acerca para ayudarla y volver las dos juntas a su habitación para que la morena se pueda cambiar más tranquilamente.
Les tomó unos cuantos minutos llegar hasta la habitación de Amelia a pesar de que estaba justamente en el piso de arriba. Pero eso se debe a que Lucia muy cordialmente se negó a la ayuda de la joven Blight, no quería sentirse más humillada por hoy.
-“¿Seguro que no quieres que te cargue o que lo haga alguna abominación?”
-“Sip, muy segura”
Para la misma pregunta siempre salía la misma respuesta, “No puedo depender de alguien para cosas tan sencillas como subir una puta escalera”. Esa era la clase de pensamiento que cruzaba la mente de la morena cada que la peli rosa le ofrece algún tipo de facilidad para desplazarse. Aunque tal vez se atribuía a su repentino mal humor.
A lo mejor estaba siendo un poco infantil al negarse a una ayuda que claramente necesita. Pero eso ya no importa ahora que terminó de subir la escalera, aferrada a la barandilla de madera tallada, casi que a la pata coja. Una pequeña exhalación cansada concluye la tarea. Sin duda era más fácil bajar que subir.
Una vez ambas chicas se encontraron dentro de la habitación la hechicera se dejó caer en la gran cama, acto seguido ofreció su baño para que la contraria se pudiese cambiar tranquilamente. Lucia accedió y antes de adentrarse al baño le preguntó a la peli rosa, apoyándose en el marco de la puerta.
-Oye una preguntita
-¿si, que ocurre?- apoyándose sobre sus codos levanta la mirada en dirección de su amada, un hilo de preocupación cruzando su pálido rostro.
-¿Podrías deshacer el nudo del pantalón? Porfi plis- pregunta Lucía con bastante tranquilidad. -O sea podría hacerlo yo sola, pero creo que lo aprete mucho y me costaría dos vidas deshacerlo- termina aclarando con una risa boba, la cual le contagió rápidamente a la joven hechicera. Ambas ya de mejor humor.
-Claro- abandonando la comodidad de la cama se yergue una vez más, ignorando el cansancio que inmediatamente invade su cuerpo, y estrecha la distancia entre ella y la chica enfrente suyo..
Acompañada de una suave risa bromea y dice en lo que intenta deshacer el nudo -¿Segura que no es ninguna estrategia humana de cortejo? Ustedes tienen formas muy extrañas de coqueteo- la contraria suelta una risa juguetona. Memorando una conversación ya vieja que tuvo una vez con Lucia.
-¿Qué pasa Blight, acaso quieres que te corteje?- responde la humana con una risa boba y una sonrisa coqueta. Pequeños destellos carmesí brillaron en las mejillas de la hechicera que inmediatamente volteo su rostro en otra dirección. Soltando un bufido respondió.
-Ya quisieras, Noceda- deshecho ya el nudo la joven de tez pálida toma una pequeña distancia. Por su parte la humana entró al baño con una sonrisa fanfarrona de victoria.
El encanto latino nunca falla.
La bruja se deja caer una vez más sobre el gran colchón, donde todo su cuerpo se derrite sobre la suavidad de la cama. Hunde su cara sobre una de las almohadas y deja escapar un suave suspiro, realmente amaba a esa chica.
Ahora otro pensamiento cruzó por su mente robándole el protagonismo a su humana.
Admite que está cansada, pero también está segura de que se ha sentido peor en periodos de exámenes. Esto era un paseo para ella, nada que no pudiera manejar durante un tiempo, el problema reside en cuánto tiempo estábamos hablando exactamente…
Unos cuantos días sería fácil, pero tiene pinta de que esto se podría alargar más de la cuenta. Sin hablar de que se le pueda escapar el hechizo en algún descuido y accidentalmente terminar con Lucia…
Una vibración subió por su garganta desembocando en un gruñido frenado únicamente por la almohada. Después movió su cabeza para descansar mirando en dirección de su escritorio todo desorganizado.
A lo mejor el director Bump tenía razón, y a lo peor todo esto solo era una pérdida de tiempo. Un sentimiento horrible se posó en su pecho, un nudo subiendo por su garganta y sus ojos lentamente cristalizandose.
Tal vez ella debería soltarlo, solo está aplazando lo inevitable. Ella tiene qu–
-¿Interrumpo algo?- la hechicera se sobresalta un poco en su sitio al escuchar la voz de Lucia, asique se secó el fantasma de una lágrima que estaba por salir de sus ojos dorados.
-No, ni te preocupes- responde apresuradamente tratando de ocultar lo evidente.
-Oye,¿estás bien?- Lucía se acerca a la cama, sentándose al lado de Amelia, la cual se gira dedicándole una mirada tranquilizadora a la morena. -¿Qué ocurre, quieres hablarlo? Mi mamá dice que las cosas están mejor afuera que adentro- Claro estaba que Lucía solía citar esa frase de su madre cuando se le escapa una flatulencia. Pero esta no era la ocasión.
-Si, es solo que me preocupa el examen de conjuros demoníacos de la próxima semana- otra mentira, demasiado obvia para cualquier bruja en las islas, pero se la está contando a Lucia Noceda, así que funcionaria perfectamente.
-Oh Amelia, no te preocupes- comenzó, claramente Lucia se creería aquella mentira, su alma era demasiado pura como para desconfiar de la palabra de Amelia, ella le salvó la vida. Toda su confianza reside en ella. Así que ella continuó tratando de reconfortar a su amiga teñida.
-¡Además de que eres la bruja más inteligente que conozco, la más brillante y poderosa ,eres genial Ami! Sin duda ese examen te la pela- consuela la latina. Por otro lado, las orejas puntiagudas se animan al escuchar aquello.
-¿En serio crees eso?- cuestiona la ahora peli lila, la verdad que esas palabras despertaron algo dentro de Amelia, no es como que no soliera recibir cumplidos ni mucho menos, pero escuchar eso viniendo de alguien tan especial como lo era Lucia, simplemente generaba un sentimiento demasiado cálido.
La de ojos castaños posó su toque sobre el cabello de Amelia, acariciando tranquilamente la zona.
-Claro que lo creó, defenderé esa afirmación a capa y escudo. Y si resulta no ser cierto, al menos será cierto para mi- una sonrisa subiendo por sus mejillas. -También te puedo ayudar a estudiar si quieres- finaliza la dominicana, aunque sin terminar de mimar la cabellera de la bruja.
Amelia sonríe tontamente enamorada, y aun un poco avergonzada por lo que estaba apunto de hacer, se remueve un poco de su sitio, a lo que Lucia aparta su mano, acomodando su cabeza en el regazo de Lucia. Y apartando la mirada murmura un suave “gracias” . Ese realmente salió del fondo de su corazón.
Ambas chicas se acomodaron en la cama, comenzando a divagar de varios temas sin uno en especifico, eso es lo que Amelia amaba de estar con Lucia, la facilidad con la que uno se deja llevar por la humana, y como nunca se siente una presión en el ambiente, era casi como flotar con la conversación. Lucia conseguía apagar ese ruido en la parte trasera de su cabeza. Y algunas veces esa paz que le brindaba una claridad cegadora.
No.
Ella hará lo que sea para mantener a Lucia con ella. Poco le importa lo que eso implique.
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Más tarde Amelia contactó con Eda para que fuera a recoger a Lucia. Y en lo que esperaban ambas jóvenes continuaron conversando, aunque algunas partes se podían resumir en Lucia contando batallitas y Amelia escuchando atentamente.
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Ya terminé está cosaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Que horror de cap, que va esto no es lo mío, ahora me tocará romperme la cabeza pensando en que carajos quiero hacer con el siguiente cap.
Encima es la 1am y mañana tengo clases ☠️☠️
Pero bueno supongo que me toca poner el apartado de curiosidades.
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Lucia le tiene fobia a las gallinas
Obviamente Manny (papá de Lucia ) falleció por cáncer.
Odalia es una perra.
La familia Noceda es propensa a padecer diabetes por parte de madre.
La mamá de Amelia ve a Lucia como un ser inferior por provenir del mundo humano y por ende no poder hacer magia.
Lucia no recuerda cómo acabó en esta situación, la parte del basilisco, lo recuerda borroso. Y para Amelia es difícil hablar de lo ocurrido.
Dibujo promocional :
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