xl. Enchanted
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Capítulo Cuarenta| Encantado
Bridget se despertó mucho más temprano de lo habitual, aunque no por voluntad propia. Su teléfono no dejaba de vibrar con insistencia debido a la avalancha de mensajes de Daphne. Resopló con frustración, tanteando a ciegas la mesita de noche para agarrar el dispositivo. Sin embargo, un mal movimiento hizo que el celular resbalara y se estrellara contra el suelo con un crack alarmante.
—No, no, no... —murmuró con el ceño fruncido, levantándose de golpe.
Al tomarlo entre sus manos, una mueca de horror se dibujó en su rostro: la pantalla estaba completamente destrozada. Después de tantas caídas, su fiel teléfono finalmente había llegado a su límite.
Suspirando, decidió responder la llamada de Daphne mientras se pasaba una mano por el rostro, aún adormilada. La noche anterior había sido caótica; ella y sus amigos habían pasado horas persiguiendo a un troll bromista que, para su desgracia, se esfumó sin dejar rastro. No había dormido bien, y su cuerpo lo resentía.
—¿Por qué me llamas tan temprano? —se quejó con voz ronca mientras se miraba en el espejo. Notó varios rasguños en su cintura y un par de hematomas en las piernas, que tendría que cubrir con los jeans más horribles que encontrara.
—¡HOY ES LA FERIA DE CIENCIAS! —el grito de Daphne casi la deja sorda.
Bridget entrecerró los ojos, llevándose el celular lejos de su oído. Maldijo en voz baja mientras revisaba su calendario. Su estómago se hundió cuando confirmó que, efectivamente, la feria era hoy.
—Pero... ya tenemos el auto listo, ¿verdad? —preguntó con nerviosismo, buscando desesperadamente su ropa.
—¡Ni siquiera lo hemos probado! —chilló Daphne al otro lado de la línea.
Bridget sintió un escalofrío de puro pánico.
—¡Solo a ti se te ocurre la idea de construir un auto impulsado por agua sin asegurarte de que funcione!.
—¡Oye! La ciencia está hecha para innovar —replicó Daphne con un tono ofendido—. Además, tú dijiste que era una gran idea.
—¡Porque creí que tú sabías cómo hacerlo funcionar!
—Detalles, detalles —respondió Daphne rápidamente—. El punto es que tenemos que probarlo antes de la feria. Y si explota, al menos sabremos de antemano.
Bridget se detuvo en seco y parpadeó.
—¿Explota ?
—Dije si explota. No es seguro, pero tampoco improbable.
La pelirroja suspiro, agarrando sus jeans y colocándoselos rápidamente.
—¿Dónde estás ahora?
—En el garaje de la escuela, tratando de hacer que esto no sea un desastre. Pero sin ti, no prometo nada.
—Voy en camino —dijo Bridget mientras se calzaba las zapatillas sin siquiera abrochar los cordones. Agarró su chaqueta y su mochila a la velocidad del rayo antes de colgar la llamada.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
Ni siquiera sabían cómo demonios habían logrado meter el auto al planetario, pero ahí estaban. Daphne ajustaba los últimos detalles mientras Bridget escaneaba el lugar con la mirada. Según Jim, el troll bromista que estaban persiguiendo podría estar cerca, atraído por todas las luces y reflejos del planetario.
Bridget avanzó unos pasos y luego retrocedió, sintiéndose inquieta. En su distracción, chocó con un chico de tez morena que llevaba un extraño artefacto en las manos.
—Lo siento —murmuró apresuradamente.
El muchacho la miró por unos segundos, como si intentara reconocerla, pero luego siguió su camino sin decir nada.
—¿Podrías dejar de dar tantas vueltas? —Daphne soltó un suspiro, levantándose y sacudiendo sus manos—. Estoy seguro de que vamos a ganar. La mayoría de aquí solo trajo volcanes de bicarbonato y vinagre —añadió con una sonrisa victoriosa, cruzándose de brazos.
Bridget rodó los ojos, pero su atención volvió al chico con el que había chocado. El artefacto que sostenía tenía una forma extraña, demasiado sofisticada para un simple proyecto escolar. Antes de que pudiera decir algo, un estruendo sacudió el planetario.
Los gritos de los asistentes hicieron eco en la enorme sala, y cuando la pelirroja levantó la vista, sus ojos se abrieron de par en par. Porgon acababa de materializarse, destruyendo una parte del techo.
—¡¿Qué es esa cosa?! —chilló Daphne, abrazándose a su auto como si pudiera protegerla.
Bridget no tuvo tiempo de responder. En cuestión de segundos, el troll levantó su mano, que iba directo hacia el chico moreno. Actuando por instinto, la pelirroja corrió y levantó una barrera de llamas que bloqueó el ataque. Porgon gruñó de dolor y se alejó, agitando la mano quemada.
—¿Estás bien? —le preguntó la pelirroja sin apartar la vista del troll.
El moreno no respondió de inmediato. Solo la observada, atrapada en el reflejo de sus ojos azul eléctrico, los mismos que le habían llamado la atención desde el primer choque.
—¡Bree'! —La voz de Jim la hizo girar la cabeza de inmediato.
Bridget miró al chico una última vez antes de aconsejarle:
—Lo mejor será que busques refugio.
Sin esperar respuesta, corrió hacia Jim, quien ya tenía su amuleto en la mano.
—¡¿Ahora qué hacemos con él?! —señaló a Porgon, quien ya preparaba otro ataque.
—¡Impedir que lastime a alguien! —respondió Jim, llevándose el amuleto al pecho.
Pero antes de que pudiera recitar el encantamiento, una chica rubia se interpuso entre ellos, extendiendo un escudo translúcido frente a Porgon.
—Eso no me lo esperaba —murmuró Bridget, parpadeando sorprendida.
Jim intentó detenerla, tomándola del brazo.
—¡Suéltame! ¡Soy una guerrera! —gruñó la rubia con acento ruso, zafándose de su agarre.
—¡¿Cómo rayos hiciste eso?! —exclamó Bridget, sin poder disimular su asombro.
Antes de que la chica pudiera responder, otra voz resonó en el planetario.
—¡Tengan confianza, chicos! ¡Hasta tenemos a este troll!
Una portal en el aire se abrió justo detrás de ellos, y de ella emergió Toby, empuñando su martillo de guerra.
El golpe estuvo a nada de impactar a Porgon, pero el troll reaccionó justo un tiempo, alzando el extraño artefacto que sostenía. La energía mágica se expandió en un destello cegador.
Bridget levantó los brazos en un acto reflejo, pero antes de que la magia la tocara, sus llamas la rodearon como un escudo, envolviéndola en un resplandor ardiente.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
Los ojos de Bridget se abrieron de golpe, su respiración agitada y errática. Se incorporó rápidamente, mirando a su alrededor con el corazón latiéndole en los oídos. No estaba en el planetario. Estaba en su habitación.
¿Había sido un sueño?.
Pasó las manos por su rostro, intentando calmarse, cuando el sonido insistente de su teléfono la sacó de sus pensamientos. Frunció el ceño antes de tomarlo y leer el nombre en la pantalla. Era Daphne.
—¿Daphne? —contestó, llevándose el celular a la oreja.
—¡HOY ES LA FERIA DE CIENCIAS!
El grito la sobresaltó tanto que dejó caer el teléfono, y un crujido familiar le confirmó lo que ya temía: la pantalla se había roto otra vez. Suspiró con frustración antes de mirar a su alrededor, sintiendo una extraña sensación de déjà vu. Se suponía que ya había vivido esto.
¿Hace cuánto? ¿Unos cinco minutos?.
Recogió el teléfono y volvió a llamar a Daphne, solo para escuchar exactamente las mismas palabras de antes. Su cabeza le decía que lo había imaginado, pero una parte de ella se negaba a aceptarlo.
Sacudiendo la cabeza, decidió ignorar la extraña sensación y se alistó para dirigirse al planetario.
Una vez ahí, recorrió el lugar con la mirada, notando cada detalle con más atención que antes. Todo estaba ocurriendo de la misma manera: el bullicio de los estudiantes, los stands alineados, incluso el momento exacto en el que chocó con el mismo chico moreno. Esta vez, lo observó mejor, buscando alguna señal de reconocimiento en su rostro, pero él ni siquiera le prestó atención.
—Bridget, ¿me estás escuchando? —preguntó Daphne, mientras la seguía hablando sin parar.
La pelirroja apenas le prestó atención. Se abrazó a sí misma, su mirada fija en el tejado del planetario, esperando lo inevitable. Algo dentro de ella se revolvía con nerviosismo cuando vio a Jim conversando con la chica rubia de acento ruso. Su ceño se frunció al notar lo cerca que estaban.
Se cruzó de brazos, sintiéndose incómoda. No era celos. O al menos, eso se repetía a sí misma. Simplemente, no se sentía para nada bien viéndolos así de juntos.
Pero no tenía tiempo para pensar en eso.
Porgon apareció de nuevo, tal como la primera vez.
Los ojos de Bridget se abrieron con sorpresa, pero esta vez, no por la criatura, sino porque Daphne repitió exactamente las mismas palabras que antes.
Todo estaba ocurriendo de nuevo.
Un destello cegador llenó la sala. Bridget apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando sus brazos fueron rodeados por sus llamas.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
Los ojos de Bridget se abrieron de golpe, y un grito de frustración se escapó de sus labios mientras se incorporaba bruscamente. Sin pensarlo dos veces, apagó el molesto sonido de su celular, ignorando las insistentes llamadas de Daphne. No había duda alguna: estaba atrapada en un bucle temporal.
El día se repetía. Siempre a la misma hora.
Siete y media de la mañana.
Con un resoplido exasperado, se visitó rápidamente y salió de la casa de Fred sin molestarse en despedirse de la farsa de familia con la que tenía que convivir. No iba a perder el tiempo repitiendo la misma rutina. Esta vez, tenía un plan.
En lugar de dirigirse al planetario, se lanzó a correr hacia la casa de Jim. Lo encontré saliendo apresurado, con el ceño fruncido y la mochila colgando de un hombro. Sin detenerse, se interpuso en su camino, obligándolo a frenarse en seco.
—Bree'? —Jim la miró con sorpresa, notando su expresión seria. Por un momento, pensó que había hecho algo mal.
—¿Qué demonios está pasando? —espetó Bridget, pronunciando cada palabra entre dientes mientras alzaba una ceja. Sus ojos reflejaban la confusión y la frustración acumulada. —¿Por qué el día se repite cada vez que vamos al planetario?
El azabache parpadeó, procesando sus palabras antes de tomarla por los hombros.
—¿Tú también estás viviendo esto? —preguntó en voz baja, su expresión volviéndose tensa.
—¿Por qué crees que te lo estoy preguntando? —murmuró ella, echando un vistazo nervioso a su alrededor antes de soltar un suspiro—. Jim, esto no es normal. No es un simple déjà vu. Algo está pasando.
—Lo sé —admitió él, tratando de calmarla mientras acariciaba sus brazos. Tomó sus manos con suavidad, entrelazando sus dedos—. No tengo todas las respuestas, pero conozco a alguien que tal vez pueda ayudarnos.
Bridget frunció el ceño. Su mente se nubló por un instante hasta que una imagen apareció con claridad en su cabeza: la chica con la que había visto a Jim en el planetario. Su expresión se endureció de inmediato, y sus labios se apretaron en una línea delgada.
—¿Bree'?.
—¿Hablas de la chica con esa arma tan peculiar? —lo interrumpió, cerrando los labios y desviando la mirada mientras sentía cómo sus hombros se tensaban.
Jim la observó con atención y, en cuestión de segundos, lo comprendió todo.
El modo en que evitaba su mirada. La manera en que jugaba con sus dedos, como si intentara distraerse. El tono con el que formuló la pregunta. Bridget estaba celosa.
Una sonrisa traviesa se forma en los labios de Jim y sin decir una palabra, llevó sus manos a los labios y besó sus nudillos con ternura antes de mirarla a los ojos.
— ¿Cómo te hago entender que eres la única para mí? —susurró, deslizando una mano hasta su mejilla para apartar un mechón de su cabello—. Eres mi primer pensamiento al despertar y el último antes de dormir. Cada día me enamoro más de ti, Bree.
La pecosa sintió sus mejillas arder, su corazón latiendo con fuerza dentro de su pecho.
—No hay nadie más —continuó, rozando su frente con la de ella—. No tengo que elegir entre otras chicas, porque solo existe tú en mi mundo. Si tan solo pudieras verte a través de mis ojos, sabrías que no hay nadie como tú. Eres única. Y en todo este vasto universo, mi corazón te eligió a ti.
Bridget sintió cómo sus mejillas se encendían; cada palabra que pronunciaba Jim se clavaba directamente en su corazón. Esa era la razón por la que luchaba por disipar todas sus inseguridades, porque sabía que, a pesar de todo, Jim la amaba. Era la primera persona que realmente lo hacía, y estaba segura de que nada ni nadie podría cambiar eso.
Se tenían el uno al otro: se protegían, se cuidaban y velaban por el bienestar mutuo. Había conocido a muchos chicos antes, pero ninguno se comparaba con él. James era especial, el tipo de persona que muchas chicas no supieron valorar ni apreciar, pero Bridget sí lo hizo. Ahora tenía a alguien que la cuidaba, que se preocupaba por ella, y eso la hacía sentirse completa.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
El artefacto que Porgon llevaba siempre en sus manos no era tecnología terrestre, sino un dispositivo de Akiridion-5, un planeta del que provenía aquella rubia de acento ruso. La revelación sorprendió a los dos chicos, pero solo un poco; Después de todo, ya estaban acostumbrados a las rarezas de Arcadia.
La chica se presentó como Aja Tarron y, junto a ella, decidieron formar un nuevo plan: si estaban atrapados en un bucle, encontrarían la manera de romperlo y derrotar a Porgon de una vez por todas.
Ahora se encontraron reunidos en un bosque no muy lejos del planetario. Jim y Bridget habían traído a Clara y Toby, mientras que Aja había traído a su hermano. Para sorpresa de Bridget, aquel con quien había chocado antes resultó ser Krel Tarron.
—No, espera, espera... —murmuró Krel, alzando las manos en un gesto de incredulidad—. ¿Se supone que debo creerle a este humano peculiar y flacucho que el continuo espacio-tiempo ha sido alterado, atrapándonos en un ciclo autocronológico?
—Bucle temporal —corrigió Jim con seriedad, frunciendo el ceño ante la forma en la que Krel lo había descrito—. Y sí, algo de su tecnología alienígena provocó esto.
—No me gusta esa palabra —refunfuñó Krel, rodando los ojos—. Y sigo sin poder creer que les hayas contado.
—Eso no es lo importante ahora —intervino Bridget con un suspiro, cruzándose de brazos—. Sé que esto puede parecer confuso, pero los bucles temporales son una posibilidad teórica—se encogió de hombros y prosiguió—. Según la Relatividad General, las líneas del universo trazan la trayectoria histórica de una partícula en el espacio-tiempo, y en algunos casos pueden cerrarse sobre sí mismas, creando así un fenómeno de repetición temporal.
El grupo la miró con ojos desorbitados, sin haber entendido ni una palabra.
—En resumen, estamos viviendo un déjà vu —añadió con tono seco.
Krel entrecerró los ojos, pero una sonrisa se dibujó en su rostro. Desde que había ingresado a la escuela, la mayoría de sus compañeros no entendían sus razonamientos matemáticos ni las fórmulas que usaban en las clases de la señorita Janeth. Sin embargo, Bridget parecía hablar su mismo idioma. Aún más, le sorprenderá el vehículo impulsado por agua que ella había construido junto aquella chica de cabellera castaña.
Jim notó la manera en que el akiridiano la observaba y, sin perder tiempo, se acercó a Bridget y pasó un brazo por sus hombros. Krel, sin embargo, ni siquiera parpadeó.
—Olvidando todo este tema súper nerd —interrumpió Toby, notando la mirada molesta que Jim le lanzaba a Krel—. ¿Ustedes son extraterrestres?
—Así es —confirmó Aja con naturalidad.
—Fabulujoso —exhaló Toby, aliviado—. Continúen.
—Necesitamos detener a Porgon y salir de este interminable ciclo de repetición —dijo Aja con determinación.
—Maese Jim, debe insistir en que sigamos buscando a Porgon. Él... —la voz de Blinky resonó entre los árboles.
Al instante, Krel se encontró tras su hermana con una expresión de alarma. Había enfrentado a múltiples cazarrecompensas, pero los dos trolls que se acercaban daban demasiado miedo.
De los arbustos emergió Varvatos Vex, quien rugió que protegería a sus altezas y, sin previo aviso, lanzó a Blinky a una distancia considerable.
—¡AAARRRGGHH! —gruñó el troll grandulón, abalanzándose sobre él.
Varvatos se defendió con entusiasmo, gritando "¡GLORIOSO!" con cada golpe que recibía. Finalmente, atrapó a Blinky y lo alzó en el aire.
—¡Alto! ¡Él es bueno! —gritaron Jim y Aja al unísono.
— ¿Qué clase de monstruo de ojos múltiples es este? —preguntó Varvatos con desconfianza.
—¡La monstruosidad yace solamente en los corazones humanos! —exclamó Blinky, indignado—. No juzgues un libro por su portada.
—Él es Blinky, mi mentor y entrenador —intervino Jim.
—Vivaz —comentó Aja—. Pues fue atacado por mi mentor y entrenador...
—¡VARVATOS EXIGE RESPUESTAS! —tronó el akiridiano mayor—. ¡O SI NO GOLPEARÁ AL GRANDULÓN!
—Es una larga historia —suspiró Aja.
—Que, al parecer, sigue repitiéndose —añadió Krel con ironía.
Un estruendo proveniente del planetario los alertó. Porgon estaba haciendo de las suyas otra vez.
—Rápido, tu burbuja azul, protegerá sus recuerdos —ordenó Jim.
Aja sacó su serreta y lo activó. Era momento de terminar con esto.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
En el nuevo bucle que habían creado, Aja y Krel los guiaron hasta su hogar, que, para sorpresa del grupo, resultó ser la nave en la que habían llegado a la Tierra, oculta bajo un camuflaje avanzado proporcionado por Madre . Desde el exterior, parecía una simple casa, pero al cruzar el umbral, el interior reveló una estructura de tecnología alienígena.
Bridget y Clara se separaron un poco del grupo, fascinadas por la variedad de cosas que veían a su alrededor. Bridget se apartó sutilmente, dejándose llevar por su curiosidad. Fue entonces cuando Krel, notando su interés, se acercó con una sonrisa.
—¿Impresionada? —preguntó con un deje de orgullo en su voz mientras activaba con un gesto una proyección holográfica del sistema estelar de Akiridion-5.
Bridget ladeó la cabeza, observando la imagen con un brillo de asombro en sus ojos.
—Es increíble... No puedo creer que ustedes hayan crecido ahí —susurró, levantando una mano como si quisiera tocar las estrellas en el aire.
Krel la miró con curiosidad, cruzando los brazos.
—Y tú, ¿de dónde eres?
—De aquí, de Arcadia. Aunque dudo que sea tan impresionante como tu planeta.
Él soltó una pequeña risa antes de tomar un dispositivo y teclear algo en él. En cuestión de segundos, las luces de la nave se atenuaron ligeramente, y el holograma cambió, mostrando una imagen digital de la Tierra, flotando en el vacío.
—Cada mundo tiene su encanto —comentó Krel, observándola de reojo.
Bridget le dirigió una sonrisa tímida y se giró para mirarlo mejor. La luz azulada del holograma iluminaba su rostro de una manera etérea, y por un momento, Krel se encontró estudiando sus pecas como si fueran constelaciones en sí mismas.
—Dime algo. ¿Cómo funciona ese vehículo extraño que vi antes? —preguntó de repente, rompiendo la ligera tensión en el aire.
Bridget parpadeó, sorprendida por el cambio de tema, pero emocionada al notar el interés genuino en su voz.
—¿Mi prototipo? Funciona con un sistema de propulsión por agua, usando la presión para generar movimiento.
—Interesante... La mayoría de los humanos no parecen tan inteligentes.
Bridget soltó una risa.
—¿Eso es un cumplido?.
Él ladeó la cabeza con una sonrisa enigmática.
—Tal vez.
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—¡Esto es una locura! —exclamó Clara, irrumpiendo en la sala junto a Krel y Bridget—. ¡Los aliens son reales!
—Akiridianos —corrigieron Krel y Bridget al mismo tiempo.
Clara parpadeó antes de encogerse de hombros con una sonrisa apenada.
—Lo siento.
Desde su posición, James observó la interacción con el ceño levemente fruncido. Su mirada se centró en Bridget, quien hablaba animadamente con Krel, señalando distintos artefactos de la nave mientras el akiridiano no apartaba los ojos de ella. James notó el brillo en la mirada de Krel, un reflejo exacto del que él mismo tenía cada vez que veía a Bridget.
El reconocimiento le cayó como un balde de agua fría.
Así que esto era lo que Bridget sintió al verlo hablando con Aja.
Rodó los ojos y se apoyó contra el muro, desviando la mirada.
Bridget lo notó enseguida. Por encima del hombro de Krel, observó a James y sintió una punzada de culpa al notar la tensión en su expresión. Quería acercarse, abrazarlo y recordarle lo mismo que había querido decirle tantas veces: él era el único en sus ojos, así como ella lo era en los de él . Krel era amable y la comprendía, pero nadie la comprendía como James. Él había estado a su lado siempre, en los momentos más difíciles, apoyándola sin dudar. Nada, ni nadie, cambiaría lo que sentía por él.
Sacudió la cabeza, centrándose en la conversación.
—Según tu descripción, el troll parece llevar un cargador Dekyon —mencionó Krel, atrayendo la atención del grupo.
— ¿Qué es eso? —preguntó Clara, frunciendo el ceño.
—Es un dispositivo que recicla energía, pero no el tiempo —explicó Krel.
—Porgon es un bromista —intervino Clara, pero antes de que pudiera continuar, Toby alzó la mano con entusiasmo.
—¡Espera, no inventes! —exclamó, emocionado—. Blinky lo dijo, Porgon combinó la magia troll con tecnología alienígena. Es como mezclar chocolate y crema de maní para hacer...
—¿Un caramelo? —preguntó Bridget, arqueando una ceja y cruzándose de brazos.
—Pero no cualquier caramelo, JR —Toby la señaló con dramatismo—. El caramelo de los botones de reinicio.
—Tus dientes de acero son fascinantes, ¿los usas para morder a tus enemigos? —interrumpió Varvatos, acercándose con interés al castaño.
—Cuando Porgon ataca, siempre va tras un componente de la matriz daxial —añadió Krel.
—Eh, ¿qué? —preguntó Toby, visiblemente confundido.
—Si ese troll combina su magia con el colector subespacial, podría destruir el tiempo.
Un silencio pesado cayó sobre el grupo.
—Debemos destruir ese dispositivo antes de que Porgon lo use —afirmó Aja, con seriedad.
—Exacto —concordó Blinky, asintiendo con gravedad.
—Sí, pero hay que tener cuidado —intervino Jim, su tono firme—. Si Porgon se siente amenazado, nos enviará de vuelta a esta mañana...
Se detuvo, parpadeando al darse cuenta de algo.
—Oigan... ¿dónde está Aja?
Krell exhaló con cansancio.
—Se fue.
—¿Qué?
—Justo antes de que mencionaras lo de tener cuidado .
Jim cerró los ojos un instante, tomando aire antes de soltar un suspiro pesado.
—Genial.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
Otro bucle. Por suerte, esta vez Bridget logró hacer que sus amigos recordaran antes de que fuera demasiado tarde. Tras regresar a la casa de los Tarron, la pelirroja tuvo la oportunidad de conocer a los "padres" de Aja y Krel, Lucy y Nick Blanco. Eran la representación de una pareja perfecta, o al menos, así le parecía a ella. No solo le ofrecieron desayuno con una calidez que la sorprendería, sino que Lucy no dejaba de halagar su cabello mientras Nick, tras escuchar sobre el proyecto que habían realizado Bridget y Daphne, no paraba de preguntarle detalles, mostrándose genuinamente interesado. Incluso la animó con una sonrisa amable para que no se pusiera nerviosa.
Bridget los observó en silencio, sintiendo una punzada en el pecho. ¿Cuánto habría dado por tener unos padres así? Unos que le prestaran atención, que no la lastimaran con golpes o palabras hirientes, que se interesaran en lo que le gustaba, en sus sueños y aspiraciones. Cuando Lucy comenzó a trenzar su cabello con delicadeza, una lágrima rodó por su mejilla sin que pudiera evitarlo. Era la primera vez en mucho tiempo que experimentaba algo parecido al amor maternal.
—No llores, eres una niña demasiado linda para que esos ojos preciosos derramen lágrimas —dijo Nick con ternura.
Bridget soltó una pequeña risa y se apresuró a secarse las lágrimas.
Después de que Lucy terminó de trenzar su cabello, la pelirroja tomó una decisión: debía hablar con James. Lo encontré esperando a Aja, con los brazos cruzados y una expresión de evidente disgusto. Al verla acercarse, intentó forzar una sonrisa.
—Ey...
—No finjas conmigo, Jim —Bridget alzó una ceja, divertida.
Él soltó un suspiro y pasó una mano por su cabello, sin necesidad de decir más.
—¿Es por Krel? —preguntó ella con suavidad.
—No quiero ni recordarlo —murmuró James entre dientes, desviando la mirada.
Bridget sonrío con ternura. Sin dudarlo, tomó su mentón con delicadeza y lo obligó a mirarla.
—Yo solo tengo ojos para ti —susurró, rozando sus labios con los suyos.
James quedó hipnotizado. Sus ojos azules eran un imán, un hechizo del que jamás podría escapar. No podía negarlo: cada beso de Bridget lo hacía sentir como si el mundo entero se derrumbara a su alrededor. Nunca pensó que una simple caricia de labios podría hacerle perder el aliento de esa manera... pero Bridget no era solo una chica. Era su chica.
Sin pensarlo dos veces, él acortó la distancia y vendió sus labios en un beso profundo, intenso. Sus manos rodearon la nuca de Bridget mientras ella se aferraba a sus brazos. Aquello no era como los besos de siempre; Había una fuerza arrolladora en ese contacto, algo que los consumía por completo. La pelirroja sintió que sus piernas flaqueaban y se aferró a él, buscando apoyo. James, notándolo, deslizó una mano a su cintura y el atrajo más hacia su cuerpo.
Abrió los ojos un instante, solo para encontrarse con la mirada fija de Krel. Una sonrisa divertida apareció en su rostro, pero no dejó de besar a su novia. A su chica. A su pelirroja. A su mujer.
El de tez morena apartó la mirada rápidamente, sintiendo un extraño nudo en el pecho. No entendía por qué, pero prefirió ignorarlo y se alejó en silencio.
Bridget y Jim se separaron con respiraciones entrecortadas, sus frentes casi rozándose mientras se miraban y sonreían. Pero el momento se rompió cuando Aja apareció en la sala tras despertar.
James alzó una ceja al verla, sin apartarse ni un milímetro de Bridget.
—Lo siento, me ganó la emoción —se defendió Aja, alzando las manos en un gesto de rendición.
—Sí, así es, alcornoque —intervino Toby, justo cuando un panqueque caía en su plato.
—¿Alcornoque? Qué palabra más curiosa —se mofó Aja, abriendo la puerta—. Pero no suena precisamente lindo.
Jim, sin soltar a su novia, suspiró con resignación antes de moverse con rapidez y cerrar la puerta justo antes de que la rubia diera un paso afuera.
—No puedes precipitarte así a la batalla —advirtió con seriedad.
—¡Ya dije que lo sentía! —se quejó Aja, cruzándose de brazos.
—Entrenas para ser una guerrera, pero también necesitas paciencia —añadió Bridget con una ceja alzada y una expresión severa.
—Es lo que Varvatox dijo.
Aja frunció el ceño y le dirigió una mirada fulminante al akiridiano, pero antes de responder, Jim volvió a hablar.
—Yo también fui impulsivo una vez —dijo en voz baja, con la mirada perdida—. Me precipité a un lugar llamado Las Tierras Oscuras... y puse en riesgo la vida de las personas que más me importan.
Su vista se deslizó fugazmente hacia Bridget, quien desvió la mirada y se encogió de hombros, como si quisiera restablecerle importancia.
—Si no hubiera sido por mis amigos, mucha más gente habría salido herida —continuó.
—¡Tú no entiendes! —explotó Aja, su frustración desbordándose mientras lo miraba con los ojos ardiendo de emoción contenida—. ¡Mis padres resultaron heridos y ahora los Cazarrecompensas nos persiguen!
Su voz tembló y un nudo se formó en su garganta.
—¡Por eso entreno para ser una guerrera, por eso no puedo darme el lujo de ser paciente!
Las últimas palabras salieron en un susurro quebrado antes de que sus rodillas cedieran y cayera al suelo.
—No quiero perder a nadie nunca más... —murmuró, cubriendo el rostro con ambas manos para intentar contener las lágrimas.
Bridget la observó en silencio, con una expresión de pesar. No podía imaginar exactamente cómo se sentía la rubia, pero sí sabía lo que era cargar con el miedo de perder a alguien.
Sin dudarlo, Krel se acercó a su hermana y se arrodilló a su lado, rodeándola con los brazos en un gesto de apoyo.
—Así no es como funciona la vida, hermana... —susurró, apoyando su barbilla en su cabeza.
—El rey en espera tiene razón —intervino Varvatox con solemnidad—. No importa cuántos entrenes, la tragedia llegará de todos los modos.
A continuación, puso sus pesadas manos sobre los hombros de Jim, casi aplastándolo en el proceso.
—Pero el Cazador Lake también está en lo cierto. No puedes derrotar al enemigo sin ayuda.
Aja levantó lentamente el rostro, observando a su alrededor. Las miradas de sus amigos estaban llenas de comprensión, de solidaridad.
Soltó un profundo suspiro y secó las lágrimas restantes de sus mejillas.
—Está bien... —dijo, con un tono más sereno—. ¿Cuál es tu plan?
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
—No podemos vencer a Porgon si no lo alejamos del cargador Dekyon —indicó James mientras se dirigían al planetario. Toby, por error, terminó derribando a Shannon y destruyendo su proyecto.
—Lo siento —se disculpó el de frenos, sintiendo el peso de su torpeza.
—Si atacamos de inmediato, entrará en pánico y reiniciará el ciclo —continuó Lake, con la mirada fija en el horizonte.
—Pero, renacuajo Pepperjack, ¿no quieres hacerlo? —cuestionó Steve, mientras Krel colocaba una piedra discreta en el volcán de Eli.
—Tendremos que encontrar la manera de engañar a ese troll bromista —agregó el azabache, mientras el grupo dejaba otras piedras explosivas en los demás volcanes.
—Cuando el efecto de transducción se disipe —comenzó el moreno, con un tono decidido.
—Deberá servir como un gran distractor —completó Bridget, chocando puños con el de camisa azul, quien reveló sus ojos naturales junto con Aja.
—También esto —intervino Jim, sacando su amuleto—. Por la gloria de Merlín, la luz del día está bajo mi mando —recitó, activando su armadura. Los hermanos Tarron se miraron, sorprendidos.
—Sí, se le da natural —la de chaqueta rojiza alzó los hombros con una sonrisa.
—¡YO QUIERO UNO! —gritaron ambos hermanos, llenos de entusiasmo.
El gruñido de Porgon los puso en alerta. Apenas llegaron a donde se encontraba el troll, este había destruido el volcán de Shannon de un solo golpe. Aja y Krel revelaron sus verdaderas formas mientras Jim blandía su espada.
—¡LO SABÍA! —festejó el de lentes, observando a los akiridianos en su aspecto original.
—¡AHORA! —exclamó Aja. Blinky juntó las dos piedras, provocando que los volcanes comenzaran a hacer erupción.
—Por fin algo de emoción —alardeó el entrenador Lawrence, con una sonrisa de satisfacción.
—Diez a todos —demandó la señorita Janeth, con firmeza.
Palchuck festejó por su nota antes de darse cuenta de que su brazo se había quedado atrapado en el volcán. El humo terminó por desorientar al troll bromista.
—¡GLORIOSO! —se unió Varvatox—. ¡MUERE! —le dio un golpe a Porgon en la cara.
—Muy bien, chico, ¡atrápalo! —le ordenó Krel a su mascota. Cuando el troll soltó el cargador Dekyon, su mascota logró atraparlo y se lo extendió a Bridget.
—Lo tengo —repuso la pecosa con una sonrisa—. ¡Ahora, ahora! —dio luz verde.
La akiridiana dio un salto, disparando con su serreta y dejando a Porgon en el suelo. Jim apareció después, clavando su espada en el pecho del troll.
—Una previsible conclusión —afirmó el de seis ojos, provocando la risa de la pelirroja. El momento se vio interrumpido por los flashes de las cámaras.
—Monstruos horribles de verdad —comentó Mary—. ¿O prefieren criaturas? Quiero poner el hashtag correcto —mencionó, con una sonrisa traviesa.
—Detective Scott a central, perímetro seguro, estamos en el sitio —aseguró el mayor mientras entraba al planetario.
—¿Qué es lo que ven? —preguntó el otro oficial desde la línea.
—No te sabría decir —respondió el compañero del oficial Scott, observando a los cuatro adolescentes, con los tres akiridianos, su mascota y los dos trolls.
—Muy bien, todos ustedes, quiero ver ambas manos arriba —ordenó el oficial Scott. El grupo así lo hizo—. Todas las que tengan —miró a los hermanos Tarron.
—Varvatox Vex debería arrancarle la lengua a este hombre y flaquearlo con el objeto de su propia insolencia —mofó el akiridiano, señalándolo con el brazo de piedra de Porgon.
—Comuníquenme con la consejera Nuñez —pidió el detective Scott, con seriedad.
—¿Alguna idea?, ¿aparte del azulote complicando más nuestro escape? —preguntó el de frenos, con preocupación.
—Podría tener una solución —intervino Krel, mirando a Bridget, quien bajó la mirada pensativa para luego alzarla al captar la idea del moreno—. Si pudiera iniciar el mecanismo de autodestrucción en el cargador Dekyon.
—Podríamos restablecer el día, pero esta vez el cargador sería destruido y Porgon no lo encontraría —completó la pecosa, encogiéndose de hombros.
—Pero entonces hoy nunca habría pasado —murmuró James, frunciendo el ceño por unos segundos.
—Lo que significa... que nunca fuimos amigos —secundó Aja, mirando al azabache con una mueca.
—No teman, sin duda el destino nos reunirá a todos algún día —habló Blinky—. Las amistades más auténticas tienen el poder de trascender el tiempo y el espacio —finalizó, con una sonrisa esperanzadora.
Cada uno de los presentes colocó sus manos en el cargador Dekyon. Antes de que este comenzara a destruirse, compartieron miradas entre sí. Krel apartó la mirada del resto y sus ojos se posaron con los de Bridget por última vez.
—Fue encantador conocerte
FELIZ DÍA A TODAS LAS MUJERES!!
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