ⅶ. Live or Die

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Capítulo siete| Vive o muere

El tiempo parecía desvanecerse a una velocidad vertiginosa. En un abrir y cerrar de ojos, despertaste de tus sueños, escapaste de una pesadilla sin darte cuenta de que ya vivías en otra, una que tu subconsciente había tejido o quizás una que tú mismo habías creado. Bridget sentía que su propia pesadilla, aquella que había construido con sus propios miedos, no tenía fin; de hecho, estaba convencida de que apenas estaba comenzando. Había sido arrestada por un supuesto "crimen" de allanamiento, cuando en realidad solo intentaban huir de la misma muerte encarnada.

Su respiración se aceleraba, sus manos comenzaron a sudar sin control. Mientras tanto, los oficiales preparaban sus fichas de identificación. Aunque sus dos amigos compartían su preocupación y miedo, sus pensamientos estaban más enfocados en el hecho de que la mujer del museo resultara ser una de las primeras cambiantes que habían encontrado.

Bridget, con los nervios a flor de piel, mordía sus uñas compulsivamente, arrancándose pequeños trozos de piel de los dedos sin darse cuenta. El temor a la reacción de su madre la consumía. Conocía demasiado bien a esa mujer; no era alguien que reaccionara con preocupación o consuelo. Su madre gritaba, explotaba, tomaba decisiones impulsivas que dejaban cicatrices, no solo en su mente, sino también en su cuerpo.

—Siguiente.

Era su turno. Con un nudo en el estómago, se levantó sosteniendo su ficha. Se colocó frente a la cámara y permitió que le tomaran las fotografías correspondientes. En todas ellas mantenía la mirada baja, mientras su cuerpo temblaba ligeramente, aunque lo disimulaba con esfuerzo. En las últimas tomas, Toby intervino, jalando a Jim hacia él, lo que resultó en una foto donde aparecían los tres juntos. 

Tras eso, regresaron a sus asientos. El castaño no paraba de presumir lo bien que había salido en sus fotografías, mientras James intentaba seguirle la corriente, aunque su atención se desviaba constantemente hacia Bridget, quien estaba algo apartada del grupo.

Pasados unos minutos, James reunió el valor suficiente y se sentó a su lado. Ambos permanecieron en silencio, sin saber qué decir. Él estaba demasiado nervioso, temiendo decir algo fuera de lugar, y ella sentía miedo, miedo de que en cualquier momento su madre cruzara las puertas de la comisaría.

—L-Lamento haberte metido en esto—hablo el azabache por primera vez, soltando un suspiro pesado—. N-No debiste haber ido.

—Si no hubiera ido, tu y Toby probablemente no hubieran salido tan ilesos—dijo ella, sorbiendo un poco su nariz y girarse hacía él—. No es tu culpa de que esté aquí, yo decidí arriesgarme y no me arrepiento.

Jim sonrió, aunque la culpa seguía pesando sobre él. Bridget deseaba que dejara de sentirse así, pero sabía que convencerlo era imposible; él era tan terco como ella. Ambos quedaron atónitos cuando sus madres irrumpieron en la habitación. Barbara lucía preocupada, mientras que Rafaella tenía una expresión que anunciaba que, en cualquier momento, no solo levantaría la voz, sino también la mano. Lake observó cómo el rostro de la pelirroja pecosa palidecía por unos instantes. Aunque sabía que su madre lo estaba reprendiendo, él mantenía su mirada fija en Bridget. Con determinación, tomó su mano y la apretó con fuerza.

Hart reaccionó al instante. Sobresaltada, giró hacia él y encontró su sonrisa, un gesto que le transmitía apoyo y le recordaba que no estaba sola. Ella intentó devolverle la sonrisa, aunque con dificultad, y, con la mirada baja, retiró su mano mientras se levantaba. Jim no quería soltarla, pero comprendía que debía hacerlo, aunque todo su ser le gritaba que no la dejara ir con Rafaella. Sentía que Bridget corría peligro con su propia madre. Aunque la idea sonaba absurda, deseaba seguirlas y enfrentarse a Rafaella para explicarle que él era el único responsable de que su hija hubiera sido arrestada. Sin embargo, cuando salió tras ellas, ambas ya se habían marchado.

La soledad lo envolvió como una sombra. Era un sentimiento que muchos conocen, pero en su caso, había estado presente desde siempre. Desde el día en que su padre lo abandonó, esa sensación se convirtió en una cicatriz imborrable tanto para él como para su madre.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Llorar en nuestras propias habitaciones se había convertido en un hábito constante, un refugio donde podías desahogarte sin temor a ser escuchada o juzgada. Simplemente dejabas que las lágrimas fluyeran sobre la almohada, en un espacio donde nadie te molestaba. Aunque para algunos llorar era visto como un signo de debilidad, otros preferían aparentar fortaleza y reprimir sus emociones. Bridget intentó ser una de esas personas, pero terminó siendo de las primeras en sucumbir.

Cuando llegó a su habitación, dejó que las lágrimas resbalaran por sus mejillas mientras se sentaba frente al tocador, preparándose para la rutina de siempre. Las cicatrices en su cuerpo, algunas ya secas y convertidas en marcas permanentes, eran testigos silenciosos de su lucha. Las más recientes las ocultaba con maquillaje o bajo sus sudaderas y chaquetas, que se habían vuelto una extensión de ella. Las chicas que la admiraban, comentando lo perfecta que era su figura o lo hermoso de su rostro, no tenían idea del peso que cargaba, escondido tras capas de cosméticos y accesorios.

Bridget suspiró cuando terminó de cubrirse. Se sentó en su escritorio y comenzó a hacer la tarea que tenía pendiente. Colocándose los auriculares, intentó bloquear los gritos de su madre, quien una vez más la acusaba de ser inmadura e irresponsable.

Bridget cerró los ojos por un momento, dejando que la música llenara el vacío que sentía. Las palabras de su madre resonaban en su mente como un eco interminable, pero intentaba no dejar que la afectaran más de lo necesario. Sabía que no era perfecta, pero ¿quién lo era? A veces sentía que su madre proyectaba en ella frustraciones que no le correspondían, y eso la agotaba.

El reloj marcaba las once de la noche, pero la tarea seguía sin avanzar. Su mente divagaba entre los recuerdos de las discusiones y la sensación de soledad que parecía envolverla cada vez más. Se levantó de la silla y se acercó a la ventana, buscando algo de aire fresco. La brisa nocturna acarició su rostro, llevándose consigo algunas lágrimas que no había logrado contener. Miró hacia el cielo, oscuro y salpicado de estrellas, preguntándose si algún día las cosas cambiarían, si algún día podría sentirse ligera, libre.

El sonido de un portazo la devolvió a la realidad. Su madre había terminado de gritar, y ahora el silencio llenaba la casa como una tregua incómoda. Bridget volvió a su escritorio, decidida a terminar la tarea de una vez por todas. Mientras escribía, se prometió a sí misma que encontraría una manera de salir adelante, de sanar las heridas que llevaba dentro. Quizás no sería fácil, pero estaba cansada de esconderse tras máscaras y sudaderas. Tal vez, solo tal vez, el primer paso sería aceptar su propio reflejo, con todas sus cicatrices.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

—¡Bridget! —el leve grito de Daphne la sobresaltó, provocando que tirara accidentalmente sus libros—. Ay, qué bueno que te encontré —suspiró con una mano en el pecho.

—No sé si lo sabías, pero está prohibido hacer ruido en la biblioteca —murmuró Bridget mientras miraba detrás de la castaña. La bibliotecaria observaba a Daphne con los ojos entrecerrados, llevándose un dedo a los labios en señal de silencio

—Lo lamento —se disculpó en voz baja, riendo nerviosa—. Te necesitamos para los ensayos de la obra —le susurró a la pelirroja, quien la miró confundida.

—Creí que Clara era Julieta —murmuró, dejando de escribir en su cuaderno—. Y que yo era su reemplazo —se señaló a sí misma.

—Exacto, pero Clara tuvo un percance hace un rato, y la señorita Janeth me pidió que te buscara —contestó Daphne, encogiéndose de hombros—. Vamos antes de que se moleste aún más —añadió mientras recogía los libros de su amiga y los guardaba en la mochila.

—Ya voy —exclamó en voz baja, levantándose de su asiento. Cogió su mochila y ambas salieron deprisa en dirección al auditorio.

Una vez allí, Bridget tomó su guion correspondiente y se colocó junto a Steve. Él recitaría primero, lo que le dio a ella tiempo para memorizar sus líneas como Julieta, su nuevo papel.

¿Quién es esa dama que enriquece la mano de aquel caballero y enseña a las antorchas a dar a luz? —recitó Steve desde el escenario—. Su belleza parece colgar en las mejillas de la noche como una rica joya —continuó, empujando ligeramente a Bridget para quitarle el reflector.

La pelirroja lo miró con molestia, pero mantuvo la compostura y volvió a concentrarse en su libreto.

Belleza demasiado rica para usarla, para la tierra demasiado bella —murmuró Jim desde detrás del telón, con la mirada fija en la hermosa pelirroja—. Como blanca paloma rodeada por cuervos.

Bridget frunció el ceño y apartó la vista de su libreto; juraba que había escuchado la voz de Jim, pero no lograba ubicar de dónde provenía.

Niega la vista, pues jamás vi belleza igual hasta esta noche.

Mi generosidad es tan ilimitada como el mar, igual de profundo es mi amor —continuó Bridget con sus líneas, sin necesidad de mirar su guion. Gracias a su memoria fotográfica, ya había memorizado la mitad de las líneas de su personaje—. Cuanto más te doy, más me queda, pues ambos son infinitos.

—Es buena, ¿cierto? —preguntó Daphne, que había llegado junto a Jim antes de dirigirse hacia la señorita Janeth

—Sí, muy buena —afirmó el chico, soltando un suspiro.

Con cuidado, miró la carta que tenía en sus manos y se acercó a la mochila de Bridget, dejándola encima de sus libros.

—¿Escuché a alguien? —preguntó Bridget, acercándose a la parte trasera del telón.

—Adiós, Bree —murmuró Jim antes de marcharse.

—¿O algo? —Bridget apartó el telón y asomó la cabeza, pero ya era tarde; no había nadie allí—. Agh —rodó los ojos con frustración.

—¡Julieta, a tu marca! —exclamó la señorita Janeth desde el escenario.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

La luz de la luna se filtraba a través de los cristales de la alcoba, proyectando su resplandor sobre el rostro de James. Sin embargo, aquello no le molestaba; su mente permanecía atrapada en un torbellino de pensamientos oscuros, repasando una y otra vez las posibles formas en que podría encontrar la muerte al día siguiente. Ese sería el día decisivo, el día en que se determinaría si viviría para seguir cargando con el peso de su destino como Cazatroles, un destino que ya no deseaba.

Intentó desviar sus pensamientos, pasando las manos por su rostro en un gesto de frustración, pero fue inútil. Se acomodó mejor en la cama, y su mirada se posó en los libros apilados a cierta distancia. Una pequeña sonrisa curvó sus labios al recordar lo primero que le vino a la mente: la imagen de su hermosa pelirroja. Podía verla claramente, como si estuviera frente a él, inmersa en sus lecturas habituales. Recordaba cada expresión de su rostro: el asombro, la emoción, incluso las lágrimas. Y cuando lloraba, él hacía todo lo posible por consolarla, abrazándola y enseñándole algunas de sus técnicas de cocina para distraerla.

La sonrisa de James se amplió mientras miraba el techo, reviviendo un recuerdo en particular. Era el día en que ella le enseñó a preparar uno de los platos típicos de Rusia. No habían cocinado nada al final, pues acabaron jugando, lanzándose harina y riendo como niños. Ese instante, lleno de caos y felicidad, se había convertido en uno de sus días favoritos. Aunque, pensándolo bien, cualquier día a su lado siempre lo sería.

¿Chicos, están despiertos?—pregunto Toby, a través del Walkie-Takie

Estaba en mi hora de lectura—contesto Bridget, contestando a través del suyo que le había regalado el castaño

—Si, ¿Cómo puedo dormir?—respondió Lake. Se sentó en su escritorio, tomando uno de los libros que le había dado Blinky

Durmiendo—dijo Bridget con una sonrisa divertida, alzando la mirada de su libro. Desde su balcón observó la sonrisa sarcástica que le lanzo el azabache

¿Y que haces?—pregunto nuevamente el de chaleco

—Leyendo, al igual que Bree'.

Mañana será un gran día—admitió el castaño—. ¿Estas listo?.

—Nop.

Si yo tampoco, buenas noches chicos—se despidió Domzalski 

—Buenas palabras de aliento Tobes—le dijo el ojiazul provocando la leve risa de Bridget

Y ya se durmió—murmuro la pecosa al no recibir respuesta—. ¿Sigues ahí?—pregunto tomando su Walkie-Takie mientras entraba de nuevo a su cuarto

—¿A donde mas me iría?—contesto con una sonrisa divertida, mirándola desde su ventana

"Te vez tan hermosa bajo la luz de la luna"

Oye lo del sarcasmo es lo mió, no me copies—se quejo sonriendo de lado, agachándose debajo de su escritorio para sacar su mochila—. Por cierto, encontré esta carta en mi mochila—menciono volviendo a enderezarse 

El azabache abrió los ojos y termino escondiéndose debajo de sus sabanas—. Si amm, es tu decisión si leerla o no.

La leeré—respondió alzando los hombros—. Ahora mismo lo haré—bromeó volviendo a salir a su terraza

—Entonces me perdiste—dijo el chico antes de apagar su Walkie-Takie y soltar un suspiro pesado cayendo rendido

Bridget soltó una risa negando divertida, volvió a sentarse en su sillón mientras abría la carta con cuidado

Querida Bridget,

Sé que esto es un poco raro, escribirte una carta como si estuviéramos en otro siglo, pero últimamente hay tantas cosas que quisiera decir y que nunca logro decir en persona. No soy tan bueno expresándome en el momento, ya sabes

Hay días en los que me pregunto cómo habría sido todo si no hubiera aceptado ser esto del Cazatroles; la mayoría de esos días, la verdad, me aterran. Pero entonces pienso en todas las personas que me rodean ahora, en las que me han ayudado a ser más fuerte, y siempre te tengo a ti como la primera en mi mente

No solo me has ayudado a enfrentar esto, sino también a darme cuenta de lo que es tener una verdadera mejor amiga. Eres como esa voz que necesito escuchar cuando me siento perdido, la que nunca me deja rendirme y me recuerda por qué hacemos todo esto. A veces me doy cuenta de que no sería capaz de hacer todo esto si no estuvieras aquí

Quería que supieras lo mucho que significa para mí tenerte a mi lado, y no solo porque eres una increíble chica y una de las personas más valientes que conozco, sino porque eres alguien con quien puedo ser yo mismo, sin pretender ser un héroe o un Cazatroles o cualquier otra cosa. Solo soy yo

Así que gracias, Bree', Y si no sobrevivo a esto bueno al menos me iré sabiendo que hice una amiga después de mucho. Mas bien una mejor amiga

atte: Jim

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Su madre la mataría, y vaya que lo haría cuando se enterara de que había faltado a la escuela solo para acompañar a Jim en su tan memorable pelea contra Draal. Que Dios se apiade de ella.

—¡Troles aquí reunidos! —exclamó Vendel desde lo más alto de la forja—. ¡El Cazatroles ha lanzado un desafío contra el hijo de su predecesor, y ustedes serán testigos de una batalla que será digna de ser recordada! —añadió con solemnidad—. Si no es que resulta extremadamente dolorosa y corta —murmuró en voz baja.

—Oye, quiero que tengas esto —dijo Jim, extendiéndole una carta a Toby.

—¿Qué es? —preguntó el aludido con curiosidad.

—Dice todo lo que quiero decir.

—Me prometiste tacos.

—Ahora no es momento de almorzar, Tobes.

—La semana pasada comimos tacos. Yo pagué, y tú dijiste: "La próxima yo pago" —le recordó Toby con firmeza—. Tendrás esta carta sin abrir después de la pelea —añadió, devolviéndole la carta—. Y cuando vuelvas, iremos por tacos.

—Tacos suena bien.

—¡Draal, hijo de Kanjigar, hijo de Trigal! —anunció el anciano con voz potente—. ¡Draal, el Destructor, acércate!.

—Presumido —comentó Bridget, rodando los ojos—. Bueno, rómpete una pierna —bromeó, dándole un leve codazo—. Es un decir —se corrigió rápidamente al ver la expresión de Jim.

—¿Tú... leíste la carta? —preguntó él, nervioso, rascándose la nuca.

—Tal vez lo hice, tal vez no lo hice —respondió Bridget con fingida reflexión antes de soltar una risa—. Lo hablamos después, Lake. Ahora tienes una pelea que ganar —dijo, dándose la vuelta y dejando que Blinky tomara la palabra.

Jim sonrió mientras observaba a Bridget conversar en voz baja con Toby. Ni siquiera prestó atención a su mentor mientras este le hablaba.

—¡Maese Jim! —el grito de Blinky lo devolvió a la realidad—. No se distraiga y dígame la regla número uno.

—Siempre tener miedo.

—Regla dos.

—Siempre terminar la pelea.

—¿Y regla tres?.

—Respecto a eso, estaba leyendo... —intervino Jim, ajustándose la chaqueta azul—. Cuando la venerable Bedehilde peleó contra la hidra bestia, no había gronk-nuks, pero sí una debilidad bajo sus escamas —explicó con entusiasmo.

—Leyó el libro —murmuró Blinky, sorprendido.

—Eso me hizo pensar, ¿y si Draal tiene una debilidad?.

—¡Leyó el libro! ¡Leyó el libro! —festejó Blinky emocionado, abrazando al joven.

—Libros ricos —añadió AAARRRGGHH, ganándose una mirada ofendida de Bridget.

—¡Y ahora, el oponente de Draal! —la voz de Vendel resonó nuevamente—. ¡James Lake Jr.! —hizo una pausa mientras un troll le susurraba algo al oído—. ¡Hijo de Babura! ¡Acércate, Cazatroles humano! —exclamó, mientras las rejas se abrían para darle paso al chico.

—Aposté diez dólares por ti. No me falles —le dijo Bridget, guiñándole un ojo.

—¡Pelee con el corazón, Maese Jim!—exclamó Blinky con entusiasmo—¡Es fuerte, más fuerte que cualquier roca!—Las rejas se cerraron—Y sin duda, más fuerte que el mío...—murmuró en voz baja.

Cuando la pelea dio inicio, el suelo de la forja comenzó a elevarse, partiéndose en varios niveles desiguales. Draal atacó primero, pero Jim logró bloquearlo saltando ágilmente a uno de los bloques. El troll lo alcanzó rápidamente, lo tomó por la pierna y lo lanzó por los aires. A pesar de la caída, Jim se reincorporó, pero Draal rodó por el suelo, listo para continuar el combate. 

El joven, cubierto con su armadura, convocó su espada, bloqueando el avance del troll. Con un gesto de su mano, la espada reapareció en su poder.

—No le enseñé eso, ¿y ustedes?—preguntó Blinky, intrigado.

—Se le da natural—respondió el de chaleco con una sonrisa.

—¡Tú puedes, Lake!—gritó la pelirroja, acompañando sus palabras con un fuerte silbido.

Jim lanzó nuevamente su espada, pero Draal, con un movimiento certero, la apartó de su camino. La hoja quedó clavada en el suelo, desapareciendo al instante.

—Y ahí va ese movimiento...—suspiró el azabache, resignado.

Draal comenzó a perseguirlo mientras Jim corría para salvar su vida.

—Diez segundos y no está muerto. Eso es señal de suerte—opinó el troll de cuatro brazos. En ese momento, James pasó corriendo frente a las rejas, gritando.

El oponente de Jim dio un salto y lanzó un puñetazo. El muchacho apenas tuvo tiempo de cubrirse con ambos brazos, esperando el impacto. Varias aureolas azules lo rodearon, amortiguando el golpe.

—¡Jim!—gritaron los adolescentes desde las rejas.

—No miren, no vamos a recordarlo así—dijo Blinky, tapando sus seis ojos y los de Bridget. El troll de piel gris hizo lo mismo con Domzalski.

Un par de golpes más y Jim quedó atrapado entre los bloques flotantes. Estos se movieron, dejándolo colgando de la orilla. Draal se acercó y, pisando una de sus manos, lo hizo caer.

—¡Lo va a matar!—gritó el chico de frenos al verlo caer—. ¡Haz algo!—Corrió hacia las rejas, pero AAARRRGGHH lo detuvo tomándolo de la camisa.

—Olvida ser pacifista. ¡Ayuda a Jim!.

—No puede, es la pelea de Jim—respondió Blinky con calma.

Desde el suelo, Jim esperó a que Draal se colocara frente a él.

—Regla número tres—dijo antes de patearle los Gronk-Nuks.  

—Maravillosa jugada—aplaudió Bridget, impresionada.

—¡Por la gracia de Deya, lo encontró!—exclamó Blinky emocionado.

—¿Encontró qué?.

—Su debilidad, el punto ciego de Draal—respondió el de seis ojos, observando cómo Jim se escondía detrás de él.

—¡No puedes ser el Cazatroles, eres un muchacho!—rugió Draal, furioso—. ¡Yo soy el hijo de Kanjigar!.

—¡Y yo soy Jim, hijo de Barbara!—respondió el joven, sosteniéndose el costado con dolor—¡Y el amuleto me eligió a mí!—en respuesta, Draal gruñó con fuerza.

Jim se apartó del lugar justo a tiempo, permitiendo que una cuchilla lanzara a Draal por los aires, dejándolo al borde del vacío.

—¡Sí, lo logró!—celebró Toby.

—¡Mira, no le pasó nada! ¡Lo salvó la Virgen de Guadalupe!—gritó Bridget, dando pequeños saltos de alegría.  

—Todavía no termina. Tiene que acabar la pelea—interrumpió el troll de cuatro brazos.

—¡Termina la pelea, termina la pelea!.

Jim se acercó al borde donde Draal intentaba subir con dificultad. La espada del joven apareció finalmente en sus manos, dejando claro lo que debía hacer. Lo meditó por unos segundos antes de girarse hacia el grupo. Su mirada se clavó únicamente en Bridget, quien negó con una mueca mientras se encogía de hombros.

¿Por qué querían la muerte de uno de los suyos? Al principio, todos apoyaban a Draal, y ahora lo deseaban muerto. ¿Realmente merecía esto? El Cazatroles alzó su espada y la clavó en el suelo con firmeza antes de extenderle la mano a Draal.

—La pelea es a muerte.

—Reglas de la casa, no mías —respondió James con indiferencia—. Vamos, hombre, que no se vea raro —murmuró en voz baja. 

Los abucheos no se hicieron esperar cuando Draal aceptó la mano del muchacho, logrando así subir al escenario.

—Miren, tal vez no seguí sus reglas, pero tampoco lo hizo el amuleto cuando me eligió —exclamó el azabache hacia el público, lo que intensificó aún más los abucheos—. Justo ahora, sobre nuestras cabezas, los cambiantes están en Arcadia.

—¡¿De qué está hablando?!.

—Necesitan un Cazatroles que no viva en las sombras. Este es el momento de trabajar juntos —continuó, alzando la voz—. ¡Están construyendo el Puente...!.  

—Basta, basta. No diga más, debemos irnos ya —lo interrumpió Blinky mientras lo arrastraba lejos.

—Tienen derecho a saber —se quejó Jim, resistiéndose.

—Y usted a escuchar —replicó el de seis ojos con seriedad—. Somos una raza antigua; tomará tiempo ganar corazones y mentes.  

Lake se giró para mirar cómo Draal recibía una lluvia de abucheos, rocas e incluso algunos gnomos. La misma pregunta rondaba las mentes de Jim y Bridget:  

¿Realmente se lo merecía?.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

—¡Estas vivo!—celebro Domzalski mientras lo abrazaba

—Y golpeado—agrego el azabache—Tranquilo—añadió con algo de dolor

—Déjalo respirar—se burlo la pelirroja, cruzándose de brazos divertida

—Un minuto mas—pidió el castaño

—AAARRRGGHH, Blinky unas palabras—dijo Vendel cuando apareció en el campo de visión de los tres adolescentes

—Buena pelea—halago el de piel gris

—¡SI! muy buena pelea— felicitó el de seis ojos —Me encargare de Vendel, vaya a casa y descanse— añadió —Mañana los acompañaremos con esos ¿Cómo les llaman? ah si ¡tacos!

Mmm tacos— saboreó AAARRRGGHH

—Abriste la carta— le dijo Jim al castaño

—Cuando leí que era tu mejor amigo, llevó nuestra relación a todo un nuevo nivel— contesto el de chaleco—Mas te vale que sea el primer puesto antes que Brid'—le susurro en voz baja mirando de reojo a la susodicha

—Te escuche cabeza de carnero—dijo Bridget rodando los ojos—Me alegra que estés vivo, sabia que lo lograrías—lo empujo de lado sonriendo divertida, Jim soltó una risa nerviosa sobando su brazo mientras la veía alejarse—Ah y gracias por considerarme tu mejor amiga—agrego volteando a verlo pero sin dejar de caminar—Lo aprecio demasiado—sonrió volviendo a retomar su camino con la mirada al frente 

Lake soltó el aire que tenia retenido y luego sonrió, sintiendo esos extraños revoloteos que simplemente ya no le dio importancia. Sabia lo que significaba y eso solamente sonreír mas 

Bridget Amberhart me acabo de enamorar mas de ti, eres como mi punto débil y no sabes lo aterrador y emocionante que es eso

Editado

ME VALE HABER VUELTO BORRAR LOS EPISODIOS LA ULTIMA VEZ NO PUDE EDITARLOS PERO ESTA VEZ SI LOS EDITARE!!

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