13열네.
—¿Qué tenemos para cenar? —se preguntó así misma mientras abría el refrigerador, sin embargo, aquel sólo mostró estantes vacíos y una que otra botella de agua—¡Demonios! Olvide hacer las compras.
—¿Qué ocurre? —preguntó apareciendo detrás suyo.
—Nada —respondió cerrando la nevera —¿Ordenamos algo para comer?
Pero el timbre interrumpió cualquier respuesta de su parte, lo cual extraño a ambos. Era tarde para recibir visitas. Así que, algo curioso se encamino a la puerta para abrirla, y llevándose una gran sorpresa al hacerlo.
—¡Jun! —menciono atónita—¿Qué haces aquí tan tarde? ¿No deberías estar en casa?
—¿Puedo pasar? —preguntó ignorando cualquier pregunta.
—Claro, adelante—respondió aún indecisa y se hizo a un lado dejándolo entrar al departamento.
—¿A qué se debe tú...
—Vine a disculparme —le interrumpió sintiéndose completamente avergonzado —¡Traje jjajangmyeon! —alzó la bolsa en su mano.
aquello lo observó extrañada por tan repentina visita, repentina hospitalidad/amabilidad, y porque tenia días que no hablaba ni lo había visto.
—En la fiesta, me comporte como un completo idiota —dijo llevando su mano a la nuca apenado —Debí tenerte a ti como prioridad, después de todo yo fui quien te invitó.
—Ah —sonrió incomoda al recordar ese hecho —Esta bien, no pasa nada, yo, no debí irme y dejarte en ese estado tampoco.
—No yo, yo tengo la culpa, ¡Lo siento! —volvió a disculparse bajando la mirada.
—No debió comportarse como un idiota y después disculparse por ello —habló Taehyung a un lado —¡No se deben hacer las cosas con arrepentimientos!
—¿Por qué no cenamos? —preguntó sintiéndose algo incomoda por lo recién dicho del fantasma, después d todo, Jun no podía escucharle —Traeré los platos.
Sin más, camino hacia la cocina.
—¿Qué haces? —preguntó el fantasma apareciendo detrás suyo—¿Qué te hizo en esa fiesta? ¿Por qué de la nada aparece disculpándose?
—No fue nada —susurró restándole importancia—Además, tú lo dijiste, ya se ha disculpado. No puedo estar resentida.
—Mi día de pronto se empeoró —soltó en voz baja.
—Vamos, sólo cenara con nosotros —dijo sonriendo y sacó tres platos.
—¿Con Nosotros? —frunció el ceño.
Comenzó a caminar de regreso a la sala comedor, algo sencillo para cualquiera, pero al parecer, no para la peli negro, pues terminó tropezando con un pequeño escalón de la puerta soltando uno de los platos y antes de que esté logrará tocar el piso, una mano lo sostuvo.
—¡Deberías ser más cuidadosa! —dijo el fantasma sosteniéndolo—Puedes lastimarte.
—¡Hyun Joo! ¿Todo bien? —gritó la visita desde la sala al escuchar cierto ruido.
—¡Si, todo perfecto! —respondió de vuelta liberando un suspiro de tranquilidad—No logró traspasarte.
—Solo traspasa cuando quiero que lo haga, ¿Hasta ahora lo preguntas? —respondió ladino —Si no, ¿Cómo podría tomar tu mano o besar tus...
Entonces, sintió un fuerte calor pasar por su mejillas.
—Deberíamos regresar a la sala —interrumpió quitándole el plato de las manos.
—Cenemos —dijo colocando la mesa una vez llegó hasta ella.
—¿Por que hay tres platos aquí? —preguntó Jun tomando asiento.
—Bueno —tomó mi cabeza nerviosa —mmm es algo que normalmente hago ¿Te molesta?
—Oh no, en lo absoluto—exclamó negando repetidas veces —Muy bien, gracias por la comida.
16 de febrero de 2020
V
Observaba con detenimiento la puerta al frente mio, y con inquietud la atravesé, observando nuevamente las fotografías de mi y mi familia en la pared.
—¿Por qué no puedo recordarlos? —me pregunté con la frustración a flor de piel.
Unos sollozos se escucharon en la parte alta, seguido de unos gritos. Subí las escaleras con rapidez, acercándome al cuarto donde provenía aquel ruido. Topándome con mi madre sentada en una esquina de la habitación. Lloraba, y era consolada por una chica que se encontraba a su lado derecho, visualizando el lado izquierdo, estaba un chico recargado en la pared con expresión neutra.
Al frente estaba un hombre gritándole a un oficial de policía.
—¡Lo quiero muerto! —gritó desesperado—¡Ahora ese hombre recorre las calles!
—Su sentencia fue reducida por buen comportamiento —habló el oficial—Me temo que no hay mucho que podamos hacer.
—¡El mató a mi hijo! —gritó aún más fuerte con lágrimas en los ojos —¡¿Cree que puedo vivir con eso?! Sabiendo que camina por ahí, como si nada hubiera pasado. Asechando a alguien más. ¿Cómo pueden ser tan imprudentes?
Mis ojos se abrieron más de lo normal por tal sorpresa, estaba observando, después de tanto tiempo, a mi padre.
—Las pruebas no fueron suficientes para saber que el fue el responsable —contestó el oficial acompañado de un suspiro—Señor Kim, yo sé que... —dijo con voz entrecortada.
—¡Pues investiguen más! —habló el chico interrumpiéndolo completamente.
—Joven Kim, me parece que...
Mi madre se levantó de pronto y se acercó al policía.
—Madre... —habló la chica pero ella colocó su mano para impedir que continuará.
Aquella era mucha información para procesar.
—Estrangulamiento—comenzó hablando—¡Estrangulo a mi hijo! ¡Tenía 18 años! —continuó—¡¿Cree que me quedaré de brazos cruzados?! ¡No pararé hasta que ese hombre esté muerto! —dijo entre dientes —¡Así tenga que matarlo yo con mis propias manos!
—Mamá —la tomó del brazo —Necesitas descansar y dejar de decir tales incoherencias.
—Mamá tiene razón Eon Jin —dijo el chico.
—Jeong Gyu —reclamó la chica —¡No compliques más esto por favor! —suspiró cansada—Lo extraño a casi morir, y se que tú también, pero ya no podemos hacer nada.
—Hablaré con el testigo —interrumpió mi padre.
—¡Papá! —habló otra vez la chica.
—¡Haré que hable! —la miró.
—Señor Kim, el testigo sufrió un trauma, si no pudo hablar hace siete años —mencionó mirándole incrédulo—¿Por qué hablaria ahora?
—Por qué yo haré que hable —dijo antes de salir de aquella habitación enojado.
—¡Será mejor que se vaya! —dijo mi hermano saliendo detrás de mi padre.
—¡Con su permiso! —dijo el policía, hizo una reverencia y también salió.
Me quedé estático observando a mi madre y hermana.
—¡Debes detenerlos! —dijo Eon Jin —Ese señor sufrió demasiado esa noche.
—¿Y tú hermano? —preguntó con la mirada baja —¿Crees que el no sufrió?
—Omma, no quise decir eso...
—Yo lo vi cuando nos pidieron reconocer el cuerpo —dijo entre lágrimas —Me esforcé tanto por darles felicidad, felicidad que esa basura nos arrebato.
—¿Crees que Tae quisiera esto? —preguntó tomando su mano —Sabes que el no era así.
—Ojo por ojo, diente por diente —habló levantándose —Vida por vida —y salió del lugar.
El hombre. Aquel que me arrebato la vida, mi felicidad, la de mi familia. Había quedado suelto. Recorriendo las calles sin ningún problema.
«¿Las personas cambian?»... Me pregunté.
Si no lo hacen.
Entonces la vida de algunos estaba en peligro, como lo estuvo la mía.
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