4 | GÉMINIS
La noche estaba estrellada, llena de vida y con un clima más que perfecto para salir de noche con tus amigos y familiares para pasar un buen rato antes de volver al lunes, donde por toda la semana las personas solamente cumplirían sus rutinas diarias de trabajo. La luna sostenida sobre el cielo nocturno pintados de diminutos puntos blancos destellantes brindando una ligera luz blanca por su parte, que era perfectamente mezclada con las luces de las farolas de las calles, los coches y las luces de los bares y edificios de la ciudad.
Había una pequeña y notable brisa veraniega ideal, ayudaba a refrescar y sentir el calor del verano en la noche de forma abrasadora. Como si aquel pequeño soplo de aire fuese suficiente para despegar tu mente por completo y dejase a tus pensamientos apagados por unos cuantos minutos para oír el silencio atrapar tu mente y sentir aquella paz que no habías tenido en toda la semana debido al estresante horario de trabajo y rutina semanal.
Reven podía escuchar las voces de las personas hablar entre ellos, elevándola cada vez más debido al gran barullo que había dentro de aquel bar. Mientras al mismo tiempo podías percibir la música en segundo plano, casi sin notarse del todo. El sonido de vasos, platos y cubiertos reinaban al mismo tiempo en la zona.
Ella estaba sentada frente a la barra del barman, en una esquina alejada de unas cuantas personas que estaba acumuladas frente a la barra de madera pulida y rojiza. Donde el chico vestido de cabello castaño y lleno de rulos estaba preparando una bebida. Llevaba una camisa de botones negra al igual que sus pantalones, con un delantal de cintura del mismo color que estaba un poco mojado por los licores que había estado mezclando para los clientes. Frente a sí misma tenía un pequeño baso con un Jack Daniels en su interior, un whiskey que a su padre le gustaba mucho beber por los fines de semana.
Veía a las personas reunidas alrededor de mesas con sus conocidos, pasando una gran y hermosa noche entre ellos. Sentía la calidez del lugar llenar su mente y corazón, con añoranza sonreía mientras observaba en silencio los clientes del lugar. Su mente era invadida por recuerdos del pasado; donde sus padres aún estaban vivos y siempre atendían —junto a los meseros—a la clientela acumulada y masiva que solía tener el Yellow Jack.
—¿Qué tal? —un sujeto, del cual Reven no conocía en absoluto tomó asiento a su lado.
Ella no inmutó, su mirada estaba clavada en el vaso de cristal mientras divagaba dentro de su mente. Le miró por unos segundos de reojo notó que llevaba una coleta amarrada detrás de su cabeza, unos ojos celestes y cabello perfectamente bien cuidado. Suspiró con demasía para luego devolverla al vaso, como si este fuese lo más interesante del lugar.
—Vete a tomar por culo. —le respondió, de mala manera. Sabía perfectamente qué es lo que aquel chico joven tramaba.
Removió con lentitud y cuidado el vaso antes de llevarlo a sus labios y terminar de beber su contenido, soltando un suspiro después de sentir como el líquido frío y seco cruzaba su boca hacia su garganta.
Escuchó varios gritos fuera del local, y por ello se giró sobre el taburete de madera tallada hacia sus espaldas. Donde una chica castaña con el cabello recogido y mechas a los costados de su rostro caminaba apresurada hacia Reven, con una mirada de preocupación y nerviosismo. La castaña suspiró, exhalando una gran cantidad de aire al darse cuenta que un par de personas estaban armando pelea a las afueras del local. No era algo que no pasase nunca, pues el Yellow Jack seguía siendo un bar donde las personas se reunían a beber y en un malentendido las personas se desconocían como simios y terminaban a en golpizas.
—Jefa... —habló la mesera y Reven asintió antes de levantarse de su asiento con parsimonia. La joven se volteó sobre sus talones hacia la salida del bar, mientras Reven le seguía de cerca las pisadas.
La castaña abrió las puertas verdes desgastadas y dejó que la dueña y señora del lugar saliese al exterior. Donde un cúmulo de personas estaba reunidas en un círculo deforme, estallando en gritos y alientos por partes distintas. Reven notó el interior del mismo dos personas enfrentadas entre sí.
Caminó con paso marcado y apresurado hacia las personas, y una vez en el lugar empujó varios sujetos que estaban espetando y gritando para hacerse paso hasta las dos personas en el sitio. Varios individuos alrededor de ellos estaban espetando palabras y gritos de aliento como también habían personas que estaban metiéndole más carbón a la leña.
—Ya. Terminad el numerito, aquí no es la pelea de pollas. —sentenció Reven, metiéndose en el medio de ambas personas. Eran unos años más joven que ella.—Si queréis mataros entre sí, iros de aquí.
Escuchó una muy burlona y forzada risa a sus espaldas, por lo que se giró sobre sus talones. Notando que se trataba de uno de ellos, un chico de piel morena con un par de tatuajes sobre sus brazos. Cabello lacio y negro con ojos marrones, estaba parado en medio del circulo mientras trataba de no caer al suelo debido al paso tambaleante que tenía a causa de la gran cantidad de alcohol que había estado ingiriendo. Y su contrincante se encontraba de la misma forma o peor.
—¿Tú me lo vas a decir? —le preguntó con un aire de superioridad demasiado alta.—Mejor ven y chúpamela, muñeca.
Reven golpeó el interior de su mejilla izquierda con su lengua. Sintiendo una necesidad de partirle el cráneo contra el asfalto y luego arrancharle la espina dorsal para usarla de látigo para personas tan estúpidas como él. Inhaló aire y luego lo expulsó con lentitud, tratando de calmarse a sí misma. Si estaba de servicio como oficial, ya le hubiera metido la porra por el culo y hecho escupirla por la boca.
—Mira, tengo una idea. —le dijo, sonriendo de forma vacilante.—Si los dos me vencéis, os la chupo gratis. Sino, os meto uno de esos postigos por el culo y luego uso sus anos abiertos como cuba para el bar. ¿Qué os parece?
Se escuchó nuevamente una carcajada, pero se mezcló con los gritos vacilantes de las personas alrededor de ellos. Reven procedió alzar las mangas de su camisa blanca hasta sus codos, mientras tronaba los huesos de sus manos. Torció su cuello de lado a lado sonando también el pequeño hueso de su nuca.
—Ya la tengo hasta parada de imaginarlo.
—Sí, ya veremos.
(...)
Greco parpadeó dos veces antes de ver las patrullas estacionadas a las afueras del Yellow Jack, perplejo y al mismo tiempo confundido. Notó a varios de sus compañeros en el lugar. Caminó unos varios metros más, entrando al aparcamiento de coches del lateral, donde habían varios vehículos estacionados. Al frente del local se encontraba Reven de brazos cruzados con un oficial tomando nota mientras ella hablaba a un lado de una chica castaña con un uniforme de mesera, quien de vez en cuando sentía con la cabeza, vestía una camisa blanca de tres botones con unos pantalones negros rectos junto a un delantal del mismo color. Notó que el agente era Gregorio, quien se despidió de ambas caminando hacia uno de las patrullas aparcados frente al local.
Reven suspiró mientras se giraba sobre sus talones para volver a entrar al Yellow Jack seguida de la mesera, para volver a su tarea principal. La cual era atender a las personas y clientes del edificio con sus compañeros de trabajo.
Greco avanzó varios pasos hasta subir los pares de escalones de madera degastada y vieja para entrar al lugar, notando e cumulo de personas esparcidos por las mesas reunidos entre sí mientras charlaban, bebían y reían entre sí pasando una buena noche. Al parecer las personas del interior no habían notado el disturbio que había ocurrido afuera del recinto. Sintió el aroma del alcohol mezclado con el tabaco inundar la habitación, pero sin importarle en lo más mínimo caminó hasta la barra donde habían unas cuantas personas sentadas y paradas esperando su trago.
—Joder, eres como un grano en el culo. Vete ya, coño. —masculló Reven molesta.
Greco percibió su voz a su izquierda, y entre las personas la vio sentada en el último taburete de la esquina donde un hombre en estado de ebriedad estaba insistiéndole. Y que, había estado sentado en el mismo lugar desde que ella había salido a verificar que sucedía.
Caminó un poco, esquivando las personas que estaban acopladas en la barra como moscas alrededor de la basura. Llegó hasta ella y Reven percibió su presencia a sus espaldas, le sonrió con amabilidad mostrando el hoyuelo derecho de su mejilla.
—Como no te pires de mi lado, tu cara va quedar calcada en el suelo del bar. —le advirtió, molesta.—¿No te quieres ir? Muy bien.
Reven buscó alguien con la mirada, repasándola por el bar y en cuanto la encontró, sus ojos se estacaron. Hizo una señal con su mano, indicándole que se acercara a ella. Y en cuestión de segundos un chico vestido de negro apareció detrás de ella.
—Francisco, sácamelo de encima. Parece una mosca cojonera.
El moreno de ojos grises apoyó su mano sobre el hombro del sujeto y tiró de su chaqueta negra para levantarlo del asiento, y a paso obligado o arrastró por el local hacia el exterior. Donde, con las dos manos lo empujó hasta hacerlo caer sobre el asfalto.
Reven suspiró antes de ver como Greco se posaba a su lado. La castaña hizo una mueca con los labios en una línea recta, y Greco rio al ver que el hoyuelo aquel prevalecía en cualquier mueca que hiciese con la boca. Le parecía la acción más tierna que había visto en tanto tiempo.
—Buenas, Greco. —le saludó, mientras veía al castaño de rulo colocar frente a ella un vaso de agua fría. El cual tomó sin dudarlo y le agradeció con una sonrisa.—¿Quieres algo? ¿Whiskey? ¿Ron? ¿Vodka?
—Whiskey está bien.
La noche transcurrió tranquila, Greco y Reven continuaban su conversación de manera tranquila y amistosa. Reven buscaba—a toda costa—parecer alguien que no conocía absolutamente nada sobre él y su pasado. Y aunque Greco le contara un poco, muy por encima, su vida; Eva ya sabía la historia a profundidad y sabía todo de él. Mientras al mismo tiempo buscaba no darle mucha información de sí misma a él, por seguridad y precaución. Todo lo que estaba contándole eran verdades a medias o mentiras a medias. No podía arriesgarse a contarle su vida como un libro abierto o esto haría de Greco sospechar o intuir algo en ella (especialmente la parte de ser Géminis).
Tenía que parecer ignorante, tratando de hacerle ver que no conocía nada del tema. Que las cosas que él estaba diciéndole, eran algo que ella no conocía del todo (aunque realmente era todo lo contrario. Reven estaba al corriente de todo).
Greco le había contado lo sucedido con Ivanov y Gonetti hace unos meses, narró con dolor y tristeza lo que había sentido ese día al igual que expresaba el dolor que el cuerpo de policía ante la perdidas de dos agentes y compañeros de la malla. También le habló sobre el secuestro de su mejor amigo Louis; contando con sumo detalle el dolor y terror que había estado sintiendo durante el operativo. Expresó el miedo cuando vio a su amigo tomar un arma en manos y disparar hacia su ubicación.
El pecho de Reven se apretó contra su corazón con fuerza, sintiendo la empatía y dolor en la voz temblante de Greco. Quien poseía la mirada clavada en el vaso de cristal con whiskey, el cual ya era como el quinto vaso. Reven había dejado de beber hace un buen rato, ya que no era apropiado que el jefe del bar se emborrachara. Pudo ver que, de los ojos de Greco, escapaban varias lágrimas silenciosas mientras sorbía de su nariz hacia dentro.
Reven se estiró hacia la mesa desocupada a un lado suyo, tomando la pequeña cajita de servilletas y la trajo hasta la barra. Sacando de ella una servilleta blanca de papel y se la extendió. Greco la tomó entre sus dedos y prosiguió a secar sus ojos para quitarle las lágrimas acumuladas en sus ojos, luego sonó su nariz. La castaña reposó su mano sobre espalda con calma demostrando la compasión mientras sentía que su garganta se cerraba lentamente con la imagen de Greco llorar en silencio.
Le dolía en demasía por la simple razón que ese estado de Greco, se debía a su misión y sus acciones. Ella fue quien ayudó a El Sistema secuestrar a Louis, y fue quien estuvo comendando aquella misión ese día, y fue ella quien obligó al policía disparar contra él aunque supiera que Greco no estaba tan asomado como para que na bala lo alcanzara. No sentía empatía por Louis, sino por Greco. No sabía que aquello llegara afectar de sobremanera al castaño de barba.
Pero esto era parte de las misiones que debía hacer siendo Géminis. No tenía alternativa. Y por más que ella no fuese capaz de atacar y deshacerse de Greco, hablaba como Eva, como Reven. Si le ordenaban matarlo, debía ser bajo el nombre de Géminis. Y como tal, tenía la obligación de obedecer y cumplir aquello o, por el contario, sería consideraba deshonra y la fusilarían por lo mismo.
—Ven, te llevaré a casa. —le dijo Reven. Levantándose con delicadeza del taburete de madera y apoyaba sus dos manos sobre los hombros del castaño que se encontraba cohibido en su asiento con los hombros alzados.
Ehhhhhhhakdskslls aquí introducción sobre las vidas de los personajes :') se viene madrazos ahre no no me peguen 😔😔
Pero igual si we nmms
Espero que les haya gustado este capítulo de ser así no olviden de dejar una estrellita o comentario. Me ayudaría muchísimo a continuar escribiendo. 😔💞💞
No vamos.
—Homicidal_Bloody
🔥 Unas ganas de agarrarme con Wattpad tengo quien tiene Twitter acá? 👀🔥
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