18 | GÉMINIS
No podía dormir, había una espina extraña clavada en medio de su pecho que le impedía poder cerrar los ojos sin sentirse agobiado o preocupado. Ella le había dicho que estaba a su alrededor, que siempre le estaba mirando pero esta vez era diferente, no sentía como si estuviese cumpliendo su palabra. Y como consecuencia, se sentía ¿preocupado? por una persona que no conoce de absolutamente nada.
Desde que Géminis lo había dejado solo en el departamento, sus pensamientos fueron quienes hicieron acto de presencia y su mente comenzó a trabajar en miles de teorías y conspiraciones en torno a ella. Había algo en la chica de blanco que le resultaba demasiado familiar, y por otra parte no conocía nada de ella. Tuvo el impulso de quitarle su pasamontañas unas cuantas veces pero corría el riesgo de terminar muerto y no quería arriesgarse a ello.
Comenzó a investigar sobre aquel apodo por Internet: Géminis. Era un sobrenombre que le llamaba demasiado la atención; había conocido a gente con apodos muy extraños y raros. Pero ella portaba el nombre de un signo zodiacal, y por algo debía serlo. Ella le había dicho que controlaba las voces, las conversaciones y que todo lo sabe. Era casi una característica típica que suelen tener las personas nacidas bajo ese signo zodiacal.
Tal vez si investigaba su signo por internet, podría llegar a entenderla y conocerla más. Aunque posiblemente ese no fuese su signo zodiacal.
Su mente comenzó a repasar los puntos y las pistas que fue recolectando a medida que veía a Géminis cerca de él. Su postura al estar parada. Su forma de hablar. Su altura. El color de sus ojos. Su tono de voz distorsionado por el aparato molesto en su mascarilla. Su conocimiento sobre el CNP, Pero aún así, todo ello no le llevaba a ningún lado concreto. Ella podía estar dentro de la malla, o haberlo sido en su tiempo. Sin embargo tenía algo, Géminis fue oficial en su pasado o lo es.
El celular de Greco comenzó a recibir numerosos mensajes, demasiados. Tantos que pensó que eran parte de algún spammer o broma de mal gusto. Eran ubicaciones de GPS y él no confiaba demasiado sobre si tocar aquel enlace o no hacerlo. Su intriga y curiosidad le decían que lo hiciera, mientras que su lado precavido y lógico le recomendaba no hacerlo. Entonces decidió confiar en los mensajes del número que llegaban cuando leyó el nombre de Reven Ge en ellos.
"Greco, soy Sagitario. Compañera de Géminis, soy la persona con la que ella habla siempre por el pinganillo. Te pido por el amor de Dios que vayas a las ubicaciones que te envíe, son los puntos del rastreador de ella. No puedo contarte que ha sucedido con Géminis, tienes que ir a recogerla o esto terminará muy mal."
"No vayas solo, ve con tus compañeros. No les digas nada sobre ella, solo recógela y sácala de ahí lo más rápido que puedas. Enciérrala, que nadie más que tus compañeros y tú la veáis."
"Están vigilándome, no puedo hacer mucho. Toda mi fe la coloco en ti.
"De verdad, ayúdala."
ATTE: Sagitario, sibilina descendiente.
Un nudo se formó en medio de su garganta. Algo le decía que aquello era verídico, que no buscaban atraparlo encerrarlo en algún momento. Que realmente Géminis estaba corriendo peligro en estos momentos y aquella chica, llamada Sagitario, estaba tratando de ayudarla a espaldas de su organización. Y no tenía a nadie más que a él para socorrer a Géminis en estos momentos.
Entonces Greco confirmó su teoría sobre Géminis, estaba trabajando a espaldas de su organización. Puede que alguien le haya enviado a protegerlo o mantenerlo con vida de manera anónima, y por esa misma razón se consideró traición o algún tipo de deshonra en su grupo. Ellos tal vez se enteraron de los movimientos que ella estaba haciendo hacia él y por ello estaba en peligro.
Aún así no lo pensó más, y de inmediato se levantó del colchón donde reposaba recostado. Tomo su suéter negro mientras se colocaba las zapatillas con rapidez, tratando de tardar lo más mínimo y llegar a tiempo hacia la ubicación que le había enviado Sagitario al móvil. A trotes apurados salió del departamento que Géminis le había dejado hace unas horas, corriendo por los pasillos mientras se colocaba su suéter negro para salir del edificio.
(...)
La mañana comenzaba hacer acto de presencia. Las nubes blancas esparcidas sobre sus cabezas atrapaban los rayos matutinos del Sol comenzando a salir de aquel escondite detrás de las montañas. Dejando que sus rayos amarillos y naranjos sean quienes den la bienvenida agradable a las personas de la ciudad para luego encargarse él en iluminar el día con sus rayos y luz.
Greco observaba por los espejos retrovisores mientras conducía completamente nervioso por la carretera desolada que llevaba al Norte. Louis y Gonzales estaban con él, tratando de sacarle una explicación coherente que les respondiera porqué Greco estaba tan preocupado y nervioso al mismo tiempo, llevándolos hacia una dirección que ellos estaban desconociendo por completo. La última ubicación que le había enviado Sagitario a su teléfono móvil terminaba a un lado de la carretera a unos cuantos kilómetros alejada de Sandi.
—Cuando llegue, no la atosiguéis. No la interroguéis. No hagáis nada. Confió en vosotros en esto, y la persona que me contactó también. —comentó Greco, observando por el espejo retrovisor a Gonzales. Quien observaba por la ventanilla del lado derecho. Luego debió la mirada unos segundos a Louis que estaba a su lado, y este le devolvió la mirada asintiendo con la cabeza.
—No te preocupes, Greco. —le respondió Gonzáles.
Sus ojos captaron una mancha blanca sobre la carretera, literalmente estaba en medio de la misma. No estaba sobre la orilla. Es como si, la persona que la dejó allí, buscase que la arrollaran con las intenciones más retorcidas y macabras que un ser humano promedio podía llegar hacer. Louis también pudo notarlo al mismo tiempo que él, dudando sobre lo que era aquello realmente tirando en medio de la carretera. Hasta que, finalmente se acercaron lo suficiente para notar que se trataba de una persona inconsciente vestida de blanco.
Louis emitió un insultó estupefacto ante aquello. Mientras que el corazón de Greco pareció encogerse dentro de su pecho, como si alguien lo hubiese tomado con sus dos manos y lo estuviese estrujando de la misma forma que exprimes un limón. Su respiración se detuvo unos cuantos segundos, mientras parecía que sus manos empezaban a sudar frío.
Se detuvo a un lado, abriendo la puerta de aquella camioneta negra con rapidez. Gonzáles también bajó de la misma para ayudar a su amigo de barba tomarla en brazos y meterla dentro del vehículo. El castaño notó el estado de la chica de blanco, notó varios raspones y heridas superficiales sobre su piel. Su uniforme—el cual siempre estaba intacto—estaba completamente manchado de sangre, tierra y manchas desconocidas. Estaba incluso roto.
La metió en la parte trasera del vehículo, y subió junto a ella. Gonzales tomó el volante mientras escuchaba a Greco gritarle alterado que se largara lo más rápido posible del sitio, algo que él inmediatamente hizo sin rechistar en el momento. Louis se giró sobre su asiento para verla, notando que llevaba el mismo tipo de uniforme que las personas que, hace unos meses atrás, lo habían secuestrado e incluso lo habían obligado disparar contra sus compañeros del CNP.
No estaba seguro si se trataba de la misma chica, estaba demasiado cubierta para serlo, pero sin embargo el signo sobre su frente le hacía dudar mucho sobre ella. Desvió la mirada hacia su amigo que le miraba con los ojos exaltados y preocupado. Tratando de acomodarla mejor sobre el asiento y así poder tomarle el pulso para corrobora que se encontraba con vida.
Greco no estaba seguro si ella estaba en buen estado, por lo que necesitaban llevarla al Hospital para que un médico la atendiera. Pero las palabras que le había enviado Sagitario le dejaban en claro que nadie debía verla, que la encerraran y alejaran. Que nadie más que ellos tres sean quienes la viesen.
Louis se devolvió al frente con un sentimiento de confusión y al mismo tiempo dudoso sobre aquella chica. Con el ceño ligeramente fruncido. Usaba el mismo uniforme que las personas que habían atracado el Banco Central. Aunque sabía que conocía ese atuendo de color blanco y símbolo en medio de su frente por otra razón, no estaba muy seguro dónde los había visto. Pero sabía que los conocía desde antes de aquel atraco al Banco de Los Santos.
Greco tomó con cuidado sus mulecas, tratando de encontrar el pulso y entonces se percató de las heridas que ambas poseían. Sus guantes de cuero—similares a los que suele usar Volkov—estaban estaban cortados, como si hubiese estado atada con algo y de la fuerza que ejercía los hubiese cortado hasta lastimarse las mismas. No eran muy problemáticas, eran superficiales pero aquello le preocupó de todas formas.
Desvió la mirada de sus muñecas lastimadas hacia el rostro de ella, con el pasamontañas manchado de tierra y algunas manchas de sangre. Entonces su mente formuló varias preguntas entorno al estado deplorable en el que se encontraba, de verdad no podía entender qué es lo que había sucedido con ella para que su compañera acudiera a él. Para hallar a Géminis en medio de la carretera inconsciente. Para notar que portaba heridas sobre sus muñecas de ataduras. ¿Qué le habían hecho?
—Louis, llama a Isabella. —ordenó Greco, con la voz tendida en un delicado y fino hilo. El nudo en su garganta no le permitía poder decir algo con normalidad, es como si realmente no quisiera que él hablara.
Tragó en seco, tratando que su saliva pudiese pasar su garganta. Sus cuerdas vocales parecieron enredarse entre sí como si le impidiese poder decir aunque sea, una sola palabra. Con el pulso temblando, tratando de mantenerse clamado y tranquilo colocó sus dedos sobre el reverso de su muñeca derecha. Tocando las heridas que poseía en la misma, tratando de verificar que tenía pulso.
Esperó unos cuantos segundos en la misma posición hasta que sintió aquellas pequeñas pulsaciones que daba, notando que aún se mantenía con vida. No estaba débil, por lo que no se encontraba en muy mal estado. Sin embargo no iba a quedarse con aquella idea, quería que un médico le dijese que realmente no estaba corriendo peligro y que ella estaba en buen estado. Sabía que Sagitario le dijo que no debía verla nadie más que ellos, pero sabía que podía confiar en ella. Había algo en Isabella que le decía que Géminis estaría segura en sus manos. Solo esperaba que de verdad fuese así.
Su teléfono móvil volvió a vibrar en su bolsillo trasero por lo que, con rapidez lo sacó para revisar los mensajes que había en él. Llegaban del mismo número privado con el cual Sagitario había contactado con él hace unas horas atrás.
"Gracias, Greco. Ella te lo agradecerá también."
Volvió apagar la pantalla del teléfono. Para luego colocarlo en su bolsillo trasero. Debió la mirada hacia Géminis, que estaba sobre su regazo inmóvil, parecía como si realmente estuviese durmiendo. Aunque sabía que no era así, no estaba durmiendo como un pequeño ciervo junto a su madre. Parecía un pequeño pichón de ave con un ala partida el cual perdió el vuelo y estaba perdido, entonces ahora se encontraba entras las manos de un humano que haría lo posible para sanarle el ala y cuidaría de él hasta que fuese capaz de emprender vuelo nuevamente.
La camioneta se detuvo, y Greco despegó la mirada del rostro de Géminis para observar a través de la ventanilla polarizada. Viendo que se encontraban en el portal de su casa. Quería insultar y lanzarle algo a Gonzales por traerlos a este sitio, no lo consideraba para nada un lugar seguro pero tampoco podían perder más tiempo así que abrió la puerta de su lado y, con ayuda de González, la sacaron del interior del vehículo mientras Louis abría la puerta de la casa para facilitarles la entrada a sus amigos.
La tomó entre sus brazos, pasando los mismos por debajo de sus pineras y espalda. Dejando recaer su cabeza contra su pecho por inercia. Caminó con rapidez hacia la entrada de su casa la cual no visitaba por varios días debido a lo que estaba sucediendo a su alrededor.
Entró a la misma escuchando los ladridos de Soyla a lo lejos junto a sus pisadas, oyendo como corría hacia él mientras Greco avanzaba por la sala hacia su habitación más cercana. Louis iba delante de él, siendo guiado por el comisario para que le abriera la puerta.
El francés tomó el pomo de la puerta de color marrón oscuro y dejó pasar al castaño, quien con pasos apresurados se acercó a la cama en medio de la habitación. La dejó reposar con cuidado sobre el colchón, tomó su cabeza con las mayores sutilezas que había en el mundo para dejarla reposar suavemente sobre la almohada.
Louis observó todo desde lejos, apoyándose contra el umbral de la perta completamente abierta, con los brazos cruzados sobre su pecho. Sin entender correctamente por qué estaba socorriendo aquella persona enmascarada, estaba más que claro que ella pertenecía alguna organización criminal pero no sabía por qué Greco estaba ayudándole. No entendía qué tipo de relación tenía con aquella persona y por qué la encontraron en medio de la nada en ese estado. Y estaba seguro que Gonzáles estaba del mismo modo que él, pero ninguno de los dos podía decir nada debido que Greco se los había pedido.
Sin embargo, no descartaba que se formularan miles de cuestiones y dudas en torno a lo sucedido y las acciones de su amigo de barba.
Escuchó las pisadas apresuradas de Soyla retumbar. Corrió hasta él, ladrando para darle la bienvenida de vuelta a casa. Para decirle a su manera el tiempo que lo había echado de menos. Greco se sentó al borde del colchón, con cuidado mientras tomaba en brazos al pequeño pug para acariciarlo. Sintiendo las lamidas de la pequeña cachorra en su mano mientras acariciaba su cabecita cimarrón.
—¿Qué te ha dicho Bella? —le preguntó Greco, de espaldas a Louis. Con un tono de voz que salió más profundo y apagado de lo normal.
—Ya estoy aquí, Greco. —la voz de la médica llamó su atención así que se giró sobre sí mismo para ver a la castaña con una mirada preocupada hacia él. Luego la posó sobre la chica sobre el colchón a unos centímetros de él.
—Bella, revísala por favor. —habló Greco, levantándose de su lugar para caminar hacia la chica que vestía de negro.
Isabella asintió con un solo movimiento por lo que, avanzó atravesando la habitación y sentarse con cuidado sobre el colchón a un lado de la chica.
Louis se despegó del umbral de la puerta, y retrocedió en sus pasos para volver a la sala principal donde se encontraba Gonzáles sentado en el sofá. Mirando sus pies con sus codos apoyados sobre sus piernas. Bastante pensativo sobre lo que había sucedido y lo que estaba haciendo Greco con ella. Sabía que su amigo jamás tendría alguna relación amistosa u amorosa con una persona que es buscada y pertenece a una banda criminal, al menos eso pensaba después de lo que había sucedido con Lamar hace varios meses atrás. Pero ahora estaba dudando de aquello nuevamente ni siquiera entendía qué pasaba a su alrededor.
Louis caminó con pasos silenciosos hacia él para sentarse a su lado. Apoyó su mano derecha sobre el hombro de su compañero antes de clavar su mirada reflexiva en un punto inexistente dentro de la sala sumida en la incertidumbre y dudas.
Pasaron un par de horas desde que Isabella había llegado y comenzado atender a Géminis. Greco no quería despegarse de ella en ningún minuto, sentía que si la dejaba sola podía sucederle algo grave e incluso una espina de desconfianza se plantaba sobre la castaña que estaba atendiendo a Géminis, quien aún permanecía inconsciente. Isabella le había dicho que no corría ningún tipo de riesgo o algún problema grave que le obligase llevarla al Hospital de urgencias. Le dijo que portaba varios hematomas alrededor de su cuerpo, golpes y rasguños de algún tipo de impacto con raspaduras esparcidas, las cuales fueron disminuidas gracias a su uniforme blanco.
Isabella le había dicho a Greco que ella debería despertar en un par de horas más, pero que no estaba dentro de algún riesgo. Estaba en buen estado, todas sus heridas eran superficiales que, con un poco de vendaje y desinfectante podrían sanarse al cabo de unos días.
Greco observaba a través de las cortinas rojizas, espiando hacia el exterior para tratar de percibir algún tipo de peligro allí afuera. Sin embargo no veía nada más que la calle desértica y silenciosa de Paleto. Se volteó sobre sus talones y sus ojos captaron a Isabella tomando el cubrebocas que llevaba en el rostro, queriendo quitarle lo que llevaba en el rostro para poder limpiar el resto de heridas que veía debido a su pasamontañas blanco manchado de carmesí. No parecían grandes o profundas por el tamaño de las mismas, sin embargo debía desinfectarlas de igual forma.
—¡No, no! —espetó Greco, llamando su atención por lo que ella volteó su rostro desconcertada. Viendo como el castaño de apresuraba hacia ella.—No se lo quites, por favor.
—Pero tengo que limpiarles las heridas. Si la dejo así se infectarán. —explicó Isabella.
Y Greco entendía su razón pero no quería que ella viese la verdadera identidad de Géminis y tampoco quería que nadie supiese quién era ella. Ni él quería saberlo, por más intrigante y desconcertante que le llegase a ser, no quería ver su identidad hasta que ella misma lo chiera. Una parte de él sabía que si veían su rostro hora, lo lamentarían y posiblemente Géminis se molestara.
—Por tu bien, Bella. No lo hagas. —le aconsejó Greco, más compasivo y tratando de hacer entrar en razón a la castaña para que no lo hiciera. Ella suspiró con pesadez desviando la mirada hacia sus pies, como si le molestara en sobremanera no poder terminar su trabajo.
—Vale. —finalmente accedió y Greco se lo agradeció internamente.
Isabella optó por dejar los algodones con desinfectante dentro de su pequeño botiquín de primeros auxilios en silencio, bajo la mirada desinteresada de Greco sobre ella. Como si se asegurase que no hiciese una acción imprevista que pusiese en peligro a Géminis a unos cuantos centímetros de ella, pues estaba sentada al bordillo de la cama para más comodidad.
Se levantó de su lugar y, antes de salir de la habitación, observó a Greco parado a unos cuántos metros de ella en silencio. Como si tratase de entender qué ocurría dentro de su mente para poder entenderlo o saber por qué él estaba defendiendo y salvando a alguien que obviamente no parecía ser una persona legal o si quiera un civil más. Era obvio que pertenecía algún tipo de organización criminal y no entendía por qué él estaba actuando de ese modo. Soltó su suspiro antes de abandonar la habitación por completo, dejando a Greco sólo con sus pensamientos y Géminis.
Greco también soltó un suspiro, preocupado y al mismo tiempo ansioso mientras caminaba hacia la salida de aquel cuarto donde estaba Géminis. Tomo el pomo de la puerta y antes de cerrar, observó hacia el interior, viendo a la chica vestida de blanco aún reposar sobre el colchón en el mismo sitio donde la había dejado desde un primer momento. Cerró la puerta con cuidado y lentitud, escuchando el suave chirrido de la madera al cerrarse hasta que hizo contacto con la cerradura.
Hooooola como están? Todo bien? Akhdiaksl ✨✨✨ espero que sí
¿Ustedes continúan confiando en Sagitario? 👀👀
Estoy meditando si matar a Géminis, es que tiene toda la pinta 😔😔 perdón es que no tiene forma de librarse A
QUÉ HDP QUE SOY ES QUW MEREZCO PEGARME EL DWDO CONTRA UN MUEBLE 😭😔
Tremendo mi zepeto 😎👊
Me acabo de dar cuenta que Derrick (el nuevo oj de Karchez) también tiene un tipo de control sobre las vOCES Y OBSERVA Y SABE RODO OK BUENO MISMA VENA DRAMÁTICA
Espero que les haya gustado este capítulo de ser así no olviden dejar una estrellita o comentario. Me ayudaría muchísimo a continuar escribiendo.
Nos vemos.
—Homicidal_Bloody
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