Isis limpio sus lágrimas y toco su vientre con tristeza, no podía caer nuevamente en el mismo hoyo, debía de cambiar su destino, debía de vivir por ella y por su hijo.

—¿Hay alguien afuera? - una joven doncella ingreso —Trae a la modista más famosa, llama a la joyeria y a una organizadora.

Incluso si volvía a ser la esposa de Maximilliam, ella debía de vivir a toda costa.

Una boda no era algo de un día, el emperador le había dado dos semanas, dos semanas en donde debía de verse como una diosa y no como un payaso, sabía que la emperatriz le deseaba el mal a ella y a su bebé, ella seria un problema, Maximilliam se negaba y esa negativa le jugaba en contra al hacer los preparativos.

—Incluso si el se niega aún, usted puede casarse y cuidar de su bebé.

—Solo necesitamos vivir y para eso debo de casarme con alguien que me odia.

Maximilliam trato de contactarse con Jubelian de todas las maneras posibles, su boda estaba cerca y si Jubelian se lo pedía y aceptaba sus disculpas ella podía ser aún su esposa.

Todavía se preguntaba por su descuido, odiaba a Isis, la detestaba y más ahora que el emperador se empeñaba en hacerla su esposa, le desagraba la idea, pero su supuesto hijo estaba en camino y nada se podía hacer.

—La princesa se niega a verlo - Geraldine se acercó. —Le pido que se vaya.

—Cuñado, déjame verla.

—No soy su cuñado, Jubel no es tu pareja, ve con tu prometida y tu bebé, no venga más  - Geraldine cerró la puerta en su cara, Maximilliam soltó un gruñido y salió echo una furia de ahí.

Isabel observo a Isis, su sonrisa burlona se podía notar aunque fingiera amabilidad, le causaba pánico estar enfrente de ella, tenía miedo de que atentara encontra de su bebé.

—¿Qué te falta para la boda?

—Ya nada su alteza, todo esta listo. - Isabel asintió, le causaba repudio Maximilliam y ahora que este se ganaba la simpatía de la gente más, por eso quería que aquella joven fuera su ruina.

—Puede que Max sea frío ahora, pero cambiará una vez vea a su bebé, solo esfuérzate más, eres su esposa.

—Lo haré mi señora - Isabel sonrió de lado, Isis acaricio su vientre y se puso de pie. —Debo irme ya, aun debo medirme mi vestido y hablar con Max.

—Bien querida, si quieres consejos ven a mi - Isis se reverencio y salió —Idiota, busca un veneno, una vez casados haremos su vida un infierno.

Maximilliam observo a Isis, estaba enfadado de verla pero debía de calmar su temperamento, no quería hacerla perder al bebé a pesar de que odiaba casarse con ella.

—Su traje esta listo...

—Isis, escúchame bien, no te amo, no te amaré nunca y dudo de que ese bebé sea mío, si me caso contigo es porque me obligan, porque sé lo que hice, pero no esperes nada de mi.

—No se preocupe alteza, nunca espere nada de ti -la joven se puso de pie con dificultad —De alguien como usted solo se pueden esperar decepciones y malos ratos -Se reverencio ligeramente y salió de ahí, Maximilliam dio un pisotón fuerte al suelo y negó .

—Niña tonta, te estas arruinando. -Víctor lo observo desde la puerta —Cuiden de ella.

—Claro alteza.

Una boda era un día especial para la novia, pero para Isis ese día era su muerte, se casaba con alguien que no la amaba, que la despreciaba y que odiaba a su bebé, se decia así misma que solo lo hacia por él, pero su voluntad estaba a nada de quebrarse.

—Envié otra carta a Shim, pero dudo que lleguen a tiempo.

—No importa, de todos modos esta boda no es real, es solo mi funeral.

—No diga eso - Hana acaricio su espalda para darle apoyo —Usted es fuerte, puede con esto y más.

—Le arruine la vida a esa chica, amaba a Max, se nota, pero yo simplemente arruine eso.

—No arruino nada princesa, el príncipe y usted estuvieron de acuerdo con ser una pareja de toda la palabra, el era consciente de que podría embarazarse y sabía que usted era su prometida, solo fingió que no existía y se fijo en esa joven.

—Al final los hombres son así.

—Unos perros malagradecidos - Hana dijo con rabia, Isis alzó una ceja y trato de no reír.

—Cuida lo que dices Hana, pueden oírte.

—Me cae mal, lo detesto, mi señorita no debe de llorar por él, tonto.

—Ayúdame y dame un masaje, me siento cansada.

—No debe estresarse, pronto todo acabará.

—Una vez de a luz todo mejorará...

—No suena convencida - Hana suspiro.

Jubelian observo la ventana con tristeza, se había sumido en una gran depresión, se sentía tan acabada que odiaba respirar.

—Señorita debe salir de esta habitación, si sigue así acabará mal - su doncella Marylin sonaba triste.

Desde que se había anunciado la llegada de la prometida del príncipe y se había caído su gran amor, Jubelian la pasaba encerrada en su habitación lamentándose.

—Hija...

—Quiero estar sola. - Regis soltó un suspiro.

—Odio verte así, ¿que puedo hacer por ti? Dime y haré lo que sea.

—¿Puede tomar a su esposa tu? No es así, no quiero nada.

—Maximilliam cometió ese error y debe de hacerse cargo, tendrá un hijo Jubelian, tu debes de seguir tu vida, se que duele pero debes de seguir, conocer gente nueva y enamorarte nuevamente, no todo se acabó, hay mucha vida afuera de estas cuatro paredes.

—Vete.

—Nos iremos de viaje.

—¡No quiero! - Regis guardo silencio —No quiero nada.

—Hija, me preocupas, estaré aquí por si quieres algo - Regis beso su frente y salió, Jubelian se limpio el rostro y siguió observando la ventana.

El día de la boda había llegado, Isis se observo en el espejo y sonrió triste, ese día feliz no era feliz, esa sonrisa real, no era real, Isis deseaba no repetir los mismos errores de antes pero ahí estaba caminando hacia el altar para enfrentarse a una persona que la odiaba.

Miro a todos y pudo ver sonrisas de burlas y chismes sin sentidos, busco a aquella joven pero no la logro ver, pero si a su padre, su rostro cansado y triste dejaba a notar que tenía problemas en casa.

Al final le habian robado la felicidad y ella también le había robado la felicidad a alguien más.

—Los declaró marido y mujer - ese fin dio inicio a una historia aterradora para Isis.

¿Eso es así?

Ya tuvimos la boda ¿que creen que pase en el siguiente?

Imagen completa.

Mis redes.