3. 𝑹𝑶𝑪𝑨𝑫𝑹𝑨𝑮𝑶𝑵

Rhaenyra veía con una pequeña sonrisa a su familia, lo que más le gustaba de estar en el castillo de Rocadragón era que podía estar junto a ellos en completa tranquilidad, sin las peleas de sus hijos con sus medios hermanos, ni la tención que había entre ella y su ex amiga. Solo quería que esa paz que tenía nunca acabara.

Jace hacía reír al más pequeño de la familia, Viserys, con pequeñas cosquillas. Rhaena hablaba alegremente con Baela, quien había llegado esa mañana de visita volando en Danzarina, Luke y Joffrey estaban muy entretenidos comiendo pastel.

—¿Recuerdan a la princesa Vaenerys Stark? —Rhaenyra llamó la atención de todos en la mesa.

Al escuchar aquel nombre, el mayor de los Velaryon se atoró con el vino que bebía, aún moría de pena al recordar lo que pasó ese día. Las gemelas le enviaron una mirada burlona mientras Lucerys los veía sin comprender que les pasaba.

—¿La niña de los ojos de colores? —preguntó confundido, recibiendo una mirada de reproche de su hermano mayor.

—Es la niña a la que Jace hizo caer al mar —dijo Rhaena entre risas.

Su madre giró a verlo confundida, ella no sabía eso.

—Fue un accidente —dijo apenado.— No era mi intención tirarla, me tropecé con una roca y cuando me di cuenta ya la había echo caer al agua.

Rhaenyra giró a ver a su esposo en el momento en el que soltó una fuerte risa. Daemon ahora sabía por que vio a su sobrina tan molesta y completamente mojada. Vaenerys había soltado maldiciones que ni siquiera el sabía.

—Ya lo recuerdo, luego de que eso pasó no dejó de hablar de ella por meses —dijo Luke. Su hermano lo pateo por debajo de la mesa y el menor evitó hacer una mueca de dolor. 

—¿Por qué la pregunta? —intentó cambiar de tema.

Los esposos se dieron una mirada antes de hablar.

—Tengo el placer de anúnciales la próxima unión que habrá en nuestra familia —Rhaenyra se levantó de su asiento.— El compromiso entre mi prima, la princesa Vaenerys, y mi hijo Jacaerys.

Jace dejó caer sus cubiertos por la sorpresa. No sabía que decir, su mente había quedado en blanco. 

—Hagamos un brindis por la próxima pareja en casarse —pidió Daemon viendo con burla la reacción de su hijastro.

Todos hicieron el brindis, menos Jace que se había quedado paralizado.

—Lo más probable es que Vaenerys llegue el día de mañana, les pido que se comporten y hagan que se sienta lo más cómoda posible.

—Siéntete afortunado Jace —el príncipe mayor mayor palmeó su espalda con algo de fuerza.— Fue un milagro que Lord Cregan Stark aceptara la propuesta de matrimonio, no es un secreto para nadie de los siete reinos que él ha rechazado todos los Lores que querían a mi sobrina como su esposa o esposa de sus hijos.

—Y si no la tratas como es debido tendrás al Norte como enemigo —comentó Baela con una pequeña sonrisa burlona, estaba disfrutando el pequeño ataque de nervios que su primo parecía estar teniendo.— Los rumores dicen que Winterfell quiere mucho a su princesa.

—Ella me debe de odiar —susurró.

—Si es igual de rencorosa que mi hermana... entonces si debe debe de odiarte —le dijo Daemon recibiendo una mala mirada de su esposa.

—Estoy segura que ella sabe que fue un accidente.

Jacaerys asintió, solo le pedía a los Dioses que Vaenerys, su ahora prometida, lo aceptara y su matrimonio no sea un infierno para ninguno de los dos. 

El se esforzaría para que su matrimonio funcionara, solo esperaba que ella también estuviera dispuesta a lo mismo.

 

El grupo de hombres que acompañaba a Vaenerys habían partido ya de Winterfell hacia Rocadragón, mientras que ella había decidido ir volando en Rhaekhar sin que ellos se perdieran de vista.

Sintió el aire del nuevo lugar chocar sus rostro, haciendo que se sintiera un poco incómoda. Podría tener sangre del Dragón corriendo por sus venas y soportar llamas de fuego, pero no cuando había estado toda su vida en el invierno, viendo los copos de nieve caer diariamente y el frío viento chocar su rostro.

En las orillas de la playa, Daemon, Rhaenyra y Jacaerys esperaban la llegada de Vaenerys. Tal como un caballero había dicho, un barco se veía venir con el emblema de la casa Stark en sus velas.

Vaenerys vio como la balsa llegaba a la orilla antes de ordenarle a Rhaekhar descender en un lugar espacioso. El dragón rugió con fuerza una vez aterrizó y Vaenerys bajó con cuidado de su lomo para acercarse a ellos con su mano fija en la empuñadura de su espada, tormenta helada.

A medio camino los caballeros enviados por su tío se colocaron detrás de ella y Maelyx a un lado, a pesar de que Cregan insistiera en que la loba se quedara en Winterfell, ella se había negado rotundamente alegando que no podría estar separada de su compañera.

La respiración de Jacaerys se cortó al verla, había cambiado mucho desde la última vez que la había visto. Su cabello estaba recogido en un moño con pequeños mechones sueltos, dejando a la vista es pequeño pedazo de cabello color castaño. Sus ojos de distinto color, que a él se le hicieron los ojos más hermosos que había visto, veían el lugar con curiosidad conforme avanzaba hacia ellos.

—Dioses —susurró casi sin aliento.

Daemon vio a su esposa con una diminuta sonrisa, él había tenido razón, siempre la tenía.

—Princesa Rhaenyra —dijo Vaenerys una vez estuvo frente a ellos.— Príncipe Daemon, príncipe Jacaerys. 



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top