TENSIÓN SEXUAL

CAPÍTULO DIEZ

Tensión sexual,

— Creo que se te veía mejor el azul. — Resaltó Rindo, aun cuando estaba viendo su teléfono. Kyomi miró a Ran, quien elevó su pulgar.

— Estoy de acuerdo.

— Bien. — La castaña se adentró de nuevo en el vestidor, sacándose el vestido para colocarse nuevamente su ropa original. — Es lo único por aquí.

— Muy bien, siguiente tienda. — Kyomi estaba segura de que se cansaría primero ella que los dos hombres.

Rindo con su canasta en manos caminó hasta la caja en donde sacó su tarjeta y pagó por todos los artículos. Tomando después la bolsa en donde se encontraba la ropa.
Ran posó una mano sobre la espalda baja de la mujer, guiándola a la salida y después a otra tienda.

— ¿Qué es esto? — Kyomi rio nerviosa.

— ¿No necesitas ropa interior? — Watanabe miró todo el sitio, más que una tienda de ropa interior parecía una tienda de lencería. Sus mejillas se pintaron de un suave rosa, no era nada nuevo para ella utilizar esa clase de prendas, aunque prefería comprarlas cuando estaba sola.

— Si no quieres, podemos continuar. — Propuso Rindo, mirando a la castaña quien negó.

— No importa. — Kyomi comenzó a caminar por el local, buscando con la mirada algo que le gustara.

Rindo tiró de la manga de su hermano, mirándole con sus ojos entrecerrados.

— No me mires de esa manera, seguro que también querías venir aquí.

— ¿No podías ser más obvio? — Rindo suspiró. — Olvídalo, eres un idiota.

Ran se encogió de hombros acercándose a la mujer. Kyomi tomó un conjunto rojo comparándolo con un conjunto azul, no parecía estar muy segura.
La mujer se sobresaltó al sentir un pecho contra su espalda y después unas manos aparecer en su campo de visión elevando el conjunto rojo y bajando el azul.

— El rojo te queda mejor.

— ¿Eso crees? — Ran sonrió ante el tono tembloroso de la fémina.

— Estoy más que seguro. — Respondió. Kyomi cerró sus ojos al sentir la punta de la nariz ajena rozar contra su mejilla por un segundo. — Si quieres probártelo, puedes hacerlo por ahí.

— Lo haré... Ya vuelvo. — Rindo miraba decepcionado a su hermano mientras negaba, aunque ambos tenían las mismas intenciones su hermano era un lanzado y demasiado obvio con la mujer.

Ran giró su rostro, mirando con una sonrisa victoriosa a su menor quien solo rodó los ojos, si Rindo no hacía algo se quedaría seguramente atrás.

— Nena. — Kyomi giró su rostro al escuchar la puerta ser tocada un par de veces. — ¿Qué tal?

— Creo que me queda bien. — Watanabe se miró al espejo, el conjunto le quedaba y se ajustaba perfectamente a su figura.

— ¿Te importa si veo?

— ¿Ver...? — Kyomi sintió su rostro enrojecerse. — Uhm... Bien.

Quitó el seguro a la puerta. Rindo abrió sus ojos con sorpresa al ver a su hermano adentrarse también al vestidor sin vergüenza alguna.

— Oh, te queda mejor de lo que pensaba. — Resaltó Ran, tomando una de las manos de la castaña para darle la vuelta y observar bien las prendas, Kyomi soltó una risilla, aunque estaba nerviosa tampoco le incomodaba del todo tener al mayor allí. Era solo para ver las prendas ¿No?

— Me llevaré este y también el negro, me gustaron mucho.

— Me gusta el negro también. — Ran sonrió, tomando a la mujer de la cintura para acercarle a su cuerpo. Watanabe posó sus manos sobre el pecho contrario con sorpresa. — ¿Quieres saber un secreto?

— ¿Qué cosa?

— Mi hermano debe de estar jodidamente celoso ahora mismo. — Susurró Ran, sonriente. — Le gustas mucho y creo que va a por ti.

— ¿Solo Rindo? — Kyomi se abofeteó mentalmente. ¿En serio le estaba siguiendo el juego a ese hombre que llevaba un par de días conociendo? Aunque en ese par de días ya había hecho todo lo que sus ex parejas no habían hecho nunca.

— ¿A qué te refieres exactamente con 'sólo Rindo'? — Ran se alejó un poco de ella, apartando un par de cabellos del rostro de la mujer.

— ¿Solo Rindo gusta de mí? — Reformuló su pregunta la menor, un fugaz brillo cruzó por los ojos de Ran mientras una enorme sonrisa se estiraba en su rostro.

— Veamos si esto te lo deja claro. — Susurró el mayor.

Kyomi se sobresaltó al ver como el hombre se abalanzaba sobre ella tomando de sus mejillas y uniendo sus labios. Sus manos no supieron en donde posicionarse y sus movimientos torpes le avergonzaron en demasía, pero finalmente posó una de sus manos sobre la espalda del contrario y otra en su nuca, profundizando el beso más.

Un suspiro abandonó sus labios al sentir las yemas de los dedos de Ran recorrer su espalda suavemente antes de terminar sobre su trasero, apretándolo a su gusto mientras unía y separaba sus labios en repetidas ocasiones.
Watanabe se alejó primero, mirando al mayor mientras un pequeño rastro de sus salivas descendía por una de sus comisuras, Ran lo notó, así que se acercó, pasando su lengua sobre él rápidamente. Kyomi no supo que decir, ni siquiera sabía aún por qué demonios había dejado entrar al hombre al vestidor, pero no podía quejarse de ello.

No todos los días se podía besar a un hombre rico y atractivo.

Cansado de esperar, Rindo tocó un par de veces la puerta del vestidor en la cual la mujer y su hermano se encontraban, no pasó mucho antes de que la puerta se abriera y dejara ver a ambas personas salir, Kyomi con su ropa original puesta... Y con sus labios hinchados.

— ¿Qué demonios estaban haciendo?

— Bueno. — Ran rio. — Solo nos besamos por cinco minutos, nada importante.

La castaña apartó su mirada avergonzada al notar los ojos del hermano menor sobre ella.

— ¿En serio te besaste con mi hermano?

— Lo siento. — Susurró la menor.

— ¿Por qué te disculpas? — En ese momento Rindo habría sacado un cigarrillo para relajarse, lástima que se encontraban en un sitio cerrado y público como lo era esa tienda. — Kyomi.

La mujer elevó la mirada, sus ojos se abrieron con impresión al ver al hermano menor acercarse a ella y posar sus belfos sobre los suyos de golpe en un corto y suave beso.

Ran chasqueó la lengua, sabía que su hermano no se quedaría de brazos cruzados desde ese momento. Tampoco era como que le molestara, pero tener a la chica para él tampoco habría estado mal.

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