POSESIVO

CAPÍTULO DOCE

Posesivo,

— Está despertando. — Susurró Ran. Haruchiyo se acercó a la mujer, sentándose a su lado mientras palmeaba suavemente su mejilla.

— Kyomi. — Llamó el peli-rosa. — Kyomi ¿Estás despierta?

— ¿Qué sucedió? — La castaña parpadeó un par de veces, intentando orientarse un poco antes de sentarse y mirar a su alrededor.

— Te desmayaste, aunque no sé la razón. — Respondió Rindo, acercándose a entregar un vaso de agua a la mujer. — ¿Te sientes bien?

— Estoy bien... Solo algo confundida.

— Estarás bien pronto. — Sanzu le miró por unos segundos antes de suspirar, apretando la mandíbula con fuerza para no levantarse y darle un tiro a cada uno de los hermanos en la cabeza. — ¿Pueden dejarme a solas con Kyomi?

— Bien.

Ambos hermanos se pusieron de pie y salieron de la habitación, Watanabe miró confundida a su amigo, quien se puso de pie y revolvió sus cabellos, intentando buscar palabras adecuadas.

— ¿Por qué diablos estás con ellos? — Era todo lo contrario a lo que debió decir. Kyomi frunció su ceño.

— ¿A qué te refieres? — Sanzu bufó.

— ¿Por qué sales con los hermanos? ¿Por qué con ellos?

— No estamos saliendo. — Haruchiyo le miró. — No tenemos nada formal, solo... Nos besamos y ya... No somos nada, Sanzu.

— ¿Lo dices en serio? — La mujer asintió.

— Pero ¿Por qué te importa? ¿Qué tiene de malo que salga con ellos dos?

— No puedes salir con ellos. — El tono molesto del peli-rosa sorprendió a la castaña. — No puedes hacer eso.

— Sanzu. — Kyomi frunció su ceño. — Puedo salir con quien yo quiera.

— ¿Te gustan? — Haruchiyo se acercó a ella, tomándole de los hombros. — ¿Te gusta Ran? ¿Rindo?

— ¡Sanzu! — El hombre se sorprendió. — ¿Qué intentas? ¿Qué me quieres decir con todo esto? No tiene nada de malo que quiera salir con ellos dos, he salido con muchos hombres antes.

— ¿Ya olvidaste lo que dije en el restaurant? — Haruchiyo suspiró. — Obtengo todo lo que quiero siempre-

— "Y te quiero a ti". Lo recuerdo. — Kyomi posó su mano sobre la mejilla del mayor. — Pero Sanzu, un capricho tuyo no significa nada para mí... Ellos dos... Ellos dos han sido muy lindos conmigo en este poco tiempo, y me gustaría intentar algo con ellos si se da la oportunidad.

— No lo harás.

— ¿Qué? — Kyomi notó al hombre negar. — ¿A qué te refieres con qué no lo haré?

— No estarás con ellos, no.

Kyomi iba a quejarse de la actitud del hombre, no esperó verlo acercarse a ella, uniendo sus labios en un desesperado beso que solamente transmitía deseo y poder sobre ella. Watanabe intentó alejar al peli-rosa, pero este tomó sus manos, colocándolas sobre su cabeza impidiendo sus movimientos.

Un gemido escapó de sus labios al sentir las manos del hombre recorrer su cintura lentamente.

Kyomi lo sabía, siempre lo había sabido, estaba totalmente enamorada y atraída por su amigo de infancia, pero siempre intentó negarse a creer aquello, y aun cuando tenía al hombre entre sus piernas, obligándole a rechazar a los dos hermanos quienes esperaban afuera no podía evitar sentirse de la misma forma.

Sumisa, dócil, fácil de manipular, y un montón de términos más le quedarían perfectos, porque allí estaba, besándose con aquel hombre mientras los dos hermanos afuera estaban preocupados por ella ¿Quién esperaría que estuviera de esa manera con Haruchiyo?

El sonido de la puerta siendo tocada les hizo separar, Ran se escuchó desde afuera, preguntando por la mujer.

— ¿Kyomi? ¿Estás bien?

— Estoy bie-

Su boca fue cubierta por la mano de Sanzu, quien sonrió. Watanabe tembló, sintiendo la rodilla del hombre rozarse contra su intimidad sin vergüenza.

Ante la falta de respuesta, Ran no dudó en abrir la puerta, encontrándose con la sorpresiva escena.
Kyomi se retorcía bajo el cuerpo de su jefe mientras este le manipulaba a su antojo, mordiendo y marcando la blanca piel del cuello de la fémina, acercándole más y más a él.

— ¿Qué demonios crees que haces? — Rindo se detuvo al verse un arma involucrada apuntándole a él.

— Quédate ahí, Haitani. — Sanzu sonrió, volviendo a lo que estaba haciendo.

— Sanzu. — Tembló Kyomi, enredando sus dedos en los sedosos cabellos del hombre con ella. — Detente.

Haruchiyo se alejó, mirando a la mujer a los ojos. Watanabe separó sus labios para decir algo que nunca se escuchó.

— ¿Qué pasa, linda? ¿Quieres más? — Las mejillas de Kyomi se coloraron antes de mirar a los dos hermanos, Rindo le miraba sin expresión alguna en su rostro, Ran solamente apretaba la mandíbula sin hacer nada.

— Quiero estar contigo. — Los ojos de Sanzu brillaron. — Pero también con ellos, y-

— ¿Qué? — Pronunciaron Rindo y Sanzu a la vez, Kyomi se sintió avergonzada y decepcionada de sí misma. ¿Estar con los tres? ¿Acaso estaba loca?

Necesitaba un psicólogo, y urgentemente.

— Vaya chica. — Rio Ran, dando un par de pasos hacia ellos dos, quienes le miraron. — Sanzu ¿Realmente deseas a Kyomi?

— ¿Qué te importa?

— Bueno... Si la deseas deberías de complacerla ¿No crees? — El mayor de los hermanos se sentó a un lado de la mujer, tomando su mano y depositando un beso en su palma. — A mí no me molestaría hacer lo que quieres, preciosa.

— Aléjate de ella. — Ordenó Sanzu, Ran obedeció, pero fue detenido por el agarre de Watanabe, quien ahora miraba a Haruchiyo con unos ojos idénticos a los de un cachorro rogando por algo de comida.

— Kyomi... Mierda, no me mires así, no aceptaré.

— Entonces me iré con ellos dos. — La castaña empujó a Sanzu, sacándoselo de encima. Ran elevó sus cejas con sorpresa mientras era arrastrado por la menor hacia la salida. Rindo miró a Sanzu con una sonrisa burlesca, saliendo con su hermano y su chica a la vez.

— ¡Kyomi! ¡Vuelve aquí! — Sanzu fue totalmente ignorado.

El peli-rosa se sentó en la cama, cerrando sus ojos mientras pensaba en qué hacer. No estaba dispuesto a compartir a esa mujer, la quería para él, sólo para él y no permitiría que los dos hermanos se quedaran con ella.

Kyomi salió de la construcción, fue entonces que soltó la mano de Ran antes de dejarse caer al suelo de rodillas, sintiendo su pecho doler a causa de los intensos latidos de su corazón, estuvo casi segura de que Sanzu les volaría la cabeza a ellos tres cuando salieran de ese sitio, gracias a dios no había sucedido eso.

— Kyomi. — Rindo le ayudó a ponerse de pie, tomándole de la cintura. — ¿Estás bien?

— Sí... Sí, estoy bien. Solamente esto es demasiado para mí, no puedo procesarlo... — La castaña miró a ambos hombres. — ¿Por qué demonios manipulan armas tan libremente? ¿Son todos oficiales o algo similar?

Ran soltó una carcajada, Kyomi elevó una ceja.

— Te lo explicaremos otro día. — Respondió Rindo, guiando a la mujer hacia el vehículo en el que habían llegado. — Sube, te llevaremos a casa.

— Gracias, chicos.

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Les presento a los Oc:

Watanabe Kyomi:

- Cabello castaño, ojos miel, piel clara.

Watanabe Ryo:

- Cabello castaño, ojos miel, piel clara.

Esos dos son muy parecidos, aún así Kyomi es mayor que Ryo por un par de años.

Si quieren un capítulo por la tarde, voten y comenten, si veo considerable apoyo lo subiré.

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💦 Un voto y un comentario se agradece.

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