MUDANZA

CAPÍTULO TREINTA Y SEIS

Mudanza,

Kyomi se sentó en la cama, observando a su pareja acomodando sus prendas de vestir dentro de su enorme armario. No sabía cómo sentirse, de cierta manera aquello le hacía sentir como una mujer comprometida y a la vez no.

Sanzu se giró, mirándole antes de dedicarle una pequeña sonrisa coqueta que le provocó cosquillas a la menor.

— Ya está. — El hombre se acercó a Watanabe, sentándose a su lado. — ¿Qué te parece?

— Eres muy organizado. — Resaltó Kyomi, no era mentira, aquel enorme armario se dividía en diferentes secciones. — Espero que mi ropa no haga un desastre.

— No lo hace. — Haruchiyo miró el armario. — Ahora tiene más variedad de colores.

La menor sonrió antes de ponerse de pie y caminar hacia la salida, bajo la mirada del mayor.

— ¿A dónde vas?

— Tengo hambre. — Kyomi se detuvo en el marco de la puerta, mirando al peli-rosa por unos segundos. — Iré a buscar algo de comer.

— Olvídalo. — Haruchiyo se colocó en pie también. — Vamos a comer a un restaurante.

— Pero realmente tengo hambre. — Insistió la mujer. — No quiero esperar a que mi plato esté listo.

— No lo harás. — Sanzu le tomó de la muñeca, arrastrándola consigo hasta la salida, subiendo rápidamente a su vehículo.

El mayor marcó a un número, del otro lado no tardaron en contestar. Kyomi pudo escuchar como Haruchiyo daba órdenes y pronto colgaba la llamada, mirándole nuevamente.

— Tu comida está esperándote.

— Te lo agradezco.

— No me lo agradezcas con palabras. — Kyomi pasó su lengua sobre sus labios, mojándolos.

— ¿Qué es lo que quieres, Haruchiyo? — El hombre sonrió antes de empujar a la mujer, haciendo que cayera hacia atrás, recostada en el asiento. — ¿Qué harás?

— Guarda silencio. — Watanabe se sorprendió al ver al hombre comenzar a deshacerse de sus prendas inferiores, dejándole descubierta de esa zona en pocos segundos. Sus ojos observaron con curiosidad antes de jadear, mirando al hombre escupir sobre su intimidad, acercándose poco después a aquella sensible zona, deslizando su lengua sobre sus pliegues.

— Espera. — Kyomi miró hacia el conductor, este les observaba a través del retrovisor. — ¡Deja de mirar y céntrate en el camino!

El hombre obedeció, avergonzado.

— Es nuevo. — Susurró Sanzu contra su sensible piel. — Si te vuelve a mirar, mañana no existirá.

Kyomi soltó una risilla que fue rápidamente reemplazada por un gemido que escapó de sus labios al sentir como el peli-rosa hacía maravillas con su lengua en ella. Sus manos descendieron rápidamente hasta aquellas hebras rosadas, tirando de ellas.

— Sanzu. — La castaña suspiró, acercando el rostro del hombre más a su cuerpo.

Haruchiyo le miraba con una sonrisa mientras tensaba su lengua y la adentraba en la mujer, logrando hacerle retorcerse debido al placer. Watanabe cerró sus ojos con fuerza, arqueando su espalda al sentir una presión instalarse en su centro, presión deseosa por liberarse en un maravilloso orgasmo, como los que solía provocarle el hombre entre sus piernas.

Kyomi volvió a girar su rostro hacia el conductor, notando los ojos ajenos mirándole nuevamente a través del espejo retrovisor. Una sonrisa se estiró en el rostro de la fémina, sabía que Sanzu le observaba a ella, descifrando de inmediato lo que sus ojos veían al frente.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un escalofrío recorrió todo su cuerpo y un escandaloso gemido fue arrancado de su garganta junto a un repentino y delicioso orgasmo, Sanzu sonrió satisfecho, limpiando todo antes de reincorporarse, pasando su pulgar por sus comisuras para limpiar cualquier rastro de los jugos de la mujer en ellas.

— Ya no tengo hambre. — Comentó el hombre, ayudando a la mujer a colocarse sus prendas nuevamente. — ¿Tienes hambre aún?

— Que me hagas un oral no me quitará el hambre. — Haruchiyo se inclinó, uniendo sus labios con los de la mujer en un lento beso. — Tu chófer parecía realmente entretenido mirándonos.

— No me miraba a mí. — Sanzu frunció el ceño, mordiendo el labio de la castaña quien se quejó. — No volverá a posar sus asquerosos ojos en tu maravilloso cuerpo, puedes estar segura de eso.

— Eso me tranquiliza. — Kyomi se aferró al cuello ajeno. — A veces no me gusta que otros hombres me miren teniendo sexo contigo o con los hermanos.

— No los menciones. — Haruchiyo miró hacia otro lado, Watanabe tomó su rostro entre sus manos, haciendo que volviese a mirarle.

— Ran realmente cree ser capaz de hacerme sentir mejor que tú. — Kyomi se inclinó, susurrando al oído contrario. — No sabe que eres el único capaz de hacer eso.

Los ojos de Sanzu se cerraron, disfrutando de la suave voz de la mujer. Una sonrisa se estiró en su rostro, por supuesto que sabía que nadie podría hacer sentir a su mujer mejor que él.

— Kyomi. — El hombre sonrió. — Desde que te conocí cuando era un mocoso supe que sería el único en hacerte feliz.

— ¿Qué comes que adivinas? — Ambos rieron por lo bajo.

[...]

— Toma. — Rindo estiró hacia ella una rosa recién cortada.

— Rindo. — Kyomi sonrió. — Esto es muy romántico.

El hombre no respondió así que la castaña se acercó a depositar un delicado beso sobre los labios contrarios.

— Vamos. — El mayor le tomó de la mano, ambos comenzaron a caminar por el centro comercial, Kyomi mirando cada tienda y Rindo esperando por ver qué compraría la mujer.

La tarde anterior el hombre se había hecho presente en casa de Sanzu, quizá no era necesario mencionarlo, pero había llegado justo en un momento bastante íntimo entre el peli-rosa y la castaña, por no decir que el hombre de cabellos violeta los había encontrado en la cocina, en plena acción.
Por supuesto que a Rindo no le importó, así como a Haruchiyo tampoco, después de eso todo volvió a la normalidad y el hermano menor de Ran le invitó a salir el día siguiente, ofreciéndole llevarla al centro comercial para comprar lo que sea que la mujer deseara.

Por eso se encontraban allí ahora, tomados de la mano, caminando a paso tranquilo.

— Mira ese vestido. — Kyomi soltó la mano del mayor, acercándose a la vitrina de una tienda para observar el hermoso vestido colocado en exhibición. Al ubicar a una de las mujeres que trabajaba en el sitio, Kyomi se acercó, dándole una sonrisa amable. — Disculpe ¿Puedo saber cuánto cuesta ese vestido?

La mujer le observó por unos segundos, analizándola de pies a cabeza. Era cierto que esa mañana la castaña no se había puesto los típicos vestidos o trajes lujosos que Sanzu le obsequiaba constantemente, se había colocado algo sencillo, pero la menor juraba verse bien ¿Acaso era lo contrario?

— El vestido no está a la venta.

Rindo se acercó a paso lento, escuchando la respuesta de la extraña y observando a la vez el rostro desilusionado de su mujer.

— ¿No puedo dar más por él? — Insistió la castaña.

— No podría pagarlo de cualquier manera, señorita. El vestido no está a la venta. — Rindo frunció el ceño, la mujer notó finalmente su presencia. — Buenas tardes, señor ¿Le gustaría entrar y buscar algo para usted?

El hombre no respondió, solamente observó a la mujer fijamente, provocando su incomodidad. Watanabe soltó un suspiro.

— Está bien, Rin, vamos a otra tienda. — La menor comenzó a desplazarse a otra tienda. Rindo le tomó de la muñeca, impidiendo que se marchara.

— Quiero ese vestido. — Señaló el mayor, la mujer que les atendía se giró a ver el mismo vestido que había pedido la castaña.

— ¿Es para su novia? Por supuesto, iré a pedirlo de inmediato.

— Es para mi mujer. — Rindo acercó a Kyomi a su lado. — Y no quiero saber la razón por la que no se lo vendió cuando ella lo ordenó. Si mi mujer quiere algo, lo tendrá.

La desconocida se movió incómoda antes de asentir y adentrarse en la tienda.

— No era necesario, Rindo. — Watanabe sonrió, notando al mayor mirarle.

— Te dije que te compraría lo que sea que quisieras. — Su ceño se frunció. — Cuando dije lo que sea, me refería a lo-que-sea.

— Lo he entendido, está bien. — Kyomi sonrió, depositando un corto beso en los labios contrarios. — Te lo agradezco.

______________________________

Surprise!

Ya publiqué el libro de Mitsuya x Oc por si desean pasar a leer el primer capítulo.

Denle apoyo.<3

______________________________

💦 Un voto y un comentario se agradece.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top