ARRUINAR

CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE

Arruinar,

Sanzu salió de su residencia, subiendo al vehículo el cual comenzó a trasladarse hacia la dirección que la castaña había enviado varias horas atrás.
Pronto serían las doce, Haruchiyo estaba seguro que para lo que Kyomi no habían sido más que un par de horas, para él había sido una eternidad.

Claro que tenía cosas que hacer, pero la mayor parte del tiempo siempre tenía a la castaña a su lado o ambos se encontraban en algún sitio teniendo sexo como era común.
Sanzu suspiró.

— Señor, hemos llegado. — El peli-rosa miró por la ventana, la música del sitio se escuchaba fuertemente desde allí así que descartó totalmente la idea de llamar a su mujer, era probable que esta no escuchara el teléfono.

— Espera aquí.

El hombre descendió del vehículo, entrando a aquel enorme local para buscar a la menor.
Sus pies le arrastraron por el lugar, sus orbes azules recorrían a cada persona con la esperanza de encontrar a Watanabe, más esta nunca apareció.

— Hey. — Sanzu se detuvo mirando a una mujer pelinegra realmente familiar frente a él. — Tú eras el amigo de Kyomi ¿No es así?

— Su novio. — Corrigió Haruchiyo. — ¿Has visto a Kyomi?

— La he visto. — La mujer se giró, momentos después volvió a observar a Sanzu. — Encontrarla aquí será un reto ¿Por qué no te sientas y bebes algo? Yo iré a buscarla, conozco más el sitio que tú.

Haruchiyo lo pensó un par de veces antes de asentir y tomar asiento sobre uno de los tantos asientos acolchonados que en el sitio había. La pelinegra se retiró, volviendo al poco tiempo con una bebida que entregó al peli-rosa.

— Vuelvo en un momento.

Sanzu no respondió, simplemente se dedicó a beber aquel líquido, mirando entre tantas personas aun buscando a la menor.

Un mareo le invadió repentinamente, Haruchiyo se extrañó, usualmente ese tipo de bebidas tardaban en hacer efecto alguno en él, por lo que la bebida que aquella pelinegra le había dado debía de ser realmente fuerte.

— He vuelto.

Los ojos de Sanzu brillaron al notar a la castaña frente a él con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¿En dónde estabas? — La mujer no respondió, tan sólo tomó asiento sobre el regazo del hombre quien llevó sus manos inmediatamente a su trasero.

— ¿Qué te parece si nos divertimos un poco, querido?

Haruchiyo frunció su ceño, tallando sus ojos al comenzar a ver borroso.

— Mierda. — El peli-rosa maldijo. — Esa perra debió de darme algo.

— Deja de decir tonteras y apresúrate, o me iré con otro.

Sanzu gruñó con molestia, abalanzándose sobre la menor para unir sus labios en un desesperado beso.

Sus manos recorrían el cuerpo de la contraria con deseo, como siempre solía hacerlo cada vez que tenía oportunidad.
Ambos se alejaron del otro, Sanzu sonrió, pasando su pulgar sobre los labios delgados de la mujer frente a él.

Aunque Kyomi poseía unos carnosos y suaves labios.

Sus ojos se movieron lentamente hacia la multitud, sintiendo su corazón detenerse por un momento a la vez que su sonrisa se borraba y sus ojos se abrían con impresión.

¿Por qué Kyomi le estaba observando desde unos metros y no se encontraba sobre su regazo ahora mismo?

Sus ojos volvieron a la mujer frente a él, un dolor de cabeza le hizo quejarse, dándose cuenta finalmente que los cabellos que anteriormente había visto como castaños ahora se pintaban de negro.

Sanzu no dudó en empujar a la mujer de encima suyo, poniéndose de pie de golpe ignorando las quejas de la fémina a la cual segundos atrás había besado con tanta falta de vergüenza.

— Kyomi.

Sus ojos volvieron al mismo sitio anterior, Watanabe ya no se encontraba allí.

— ¡Kyomi! — Exclamó el peli-rosa, buscando con la mirada a la castaña.

Sanzu sintió algo impactar contra su pecho, encontrándose con una mujer alta de cabellos cortos castaños.
Era una de las amigas de su mujer.

— ¿¡Has visto a Kyomi!? — Narumi se sorprendió al ser tomada de los hombros por el contrario. — ¡Respóndeme!

— ¡Para, imbécil! — La mujer le apartó. — No sé dónde está, también la estoy buscando.

El hombre chasqueó la lengua, caminando hacia la salida esperando encontrarse con la castaña ahí.

Un fuerte puñetazo le tomó desprevenido, logrando hacerle retroceder unos cuantos pasos antes de poder ver a su agresor.

Una pelinegra de ojos azules.

O también, la mejor amiga de Kyomi, Reiko.

— Vete a la mierda, infeliz. — Maldijo la mayor, girándose y saliendo del sitio.

Haruchiyo se alertó al ver a Watanabe a unos metros, subiendo al vehículo de la mayor junto a las demás mujeres con las que había ido.

— ¡Kyomi, alto! — El vehículo comenzó a desplazarse, dejándole atrás.

Sanzu llevó una mano a su adolorida nariz, sintiendo un líquido salir de esta.
Los golpes de Ikeda no eran una broma.

[...]

Rindo se cruzó de brazos, mirando a Sanzu quien se encontraba caminando de un lado a otro, intentando contener su molestia para no comenzar a golpear y destrozar cada cosa que se interpusiera en su camino.

— Mi pregunta es... — Comenzó Ran. — ¿Cómo demonios te drogó esa mujer? ¿No eres experto en drogas acaso?

— ¡Cállate! — Ran fingió cerrar su boca con seguro y tirar la llave a algún sitio. — Necesito que me escuche, ella no puede creer que quería besar a esa perra.

— Bueno, creo que eso es lo que pasó ya. — Rindo sintió su teléfono vibrar, no dudó en sacarlo y contestar de inmediato al ver el nombre en la pantalla. — ¿Kyomi? — Sanzu se giró de golpe al escuchar ese nombre.

— ¿Están en casa de Haruchiyo?

— Lo estamos. — Rindo hizo una seña al peli-rosa, pidiendo su silencio. — Está desesperado.

— Rindo... ¿Puedes abrirme la puerta? Estos imbéciles que cuidan la entrada no me dejan pasar. — El hermano menor asintió, colgando la llamada.

— ¿Qué te dijo? ¿En dónde está? — Sanzu sintió sus ojos enrojecerse al notar al hermano menor ignorarle y caminar a la salida. — ¿Qué cree que está haciendo?

— Shh. — Silenció Ran. — Espera.

Los dos presentes en la sala escucharon como las puertas principales se abrían y cerraban, varias pisadas se acercaron al living, dejándose ver después de varios segundos a Rindo, y a su lado se encontraba la castaña de ojos claros.

— Kyomi.

— No quiero hablar ahora. — La castaña negó. — Me duele la cabeza, solo quiero dormir... Déjame hacer eso siquiera.

Haruchiyo apretó la mandíbula con molestia notando a la mujer irse con Rindo en dirección a la habitación principal.

— Está molesta. — Ran rio. — Deberás de endulzarla tan bien como solo tú sabes hacerlo de nuevo.

— Si no cierras la puta boca te voy a asesinar de un tiro. — Ran se encogió de hombros. — Necesito hablar con ella.

— No lo harás. — Rindo volvió a aparecerse en el sitio. — A menos de que quieras dialogar con ella adecuadamente evita molestarla o seguramente te dejará esa nariz peor de lo que ya está.

Ran soltó una carcajada. Parecía que el mayor no sabía leer las señales del ambiente.

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Tres capítulos en un día y yo hasta la madre de tareas. /llora
Nah, no se crean, soy feliz haciendo esto.

Les traigo dos cositas:

Presentación de los Oc.

Oc: Ikeda Reiko

Oc: Furukawa Narumi

Oc: Yasuda Mika

Además quiero preguntarles:

¿Creen ustedes que tanto frutifantástico tendrá sus consecuencias?🧐

El final del libro no está muy lejos y con él se vienen sorpresas. Muchas sorpresas.

Buenas noches para quienes leen ahora.🛌

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💦 Un voto y un comentario se agradece.

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