Capítulo 7: Temperamento explosivo
CAPÍTULO 7: TEMPERAMENTO EXPLOSIVO
Boba, estúpida, inocente. No paro de insultarme durante el camino de vuelta a la escuela con gran intensidad. Más que andar, corro por los terrenos como si me hubieran puesto un cohete en el trasero. Paso entre algunos especialistas que, tras el entrenamiento, bromean sobre el primer día. A mí, me lo acaban de arruinar.
Las lágrimas ya se han escapado por mi rostro y ni siquiera trato de quitarlas. Me ha ofendido. Riven...yo pensé que podríamos llevarnos bien. ¡Fue él quien me empezó a hablar! Quizás solo se quería reír de mí, que soy un juego para pasar el rato. Noto que estoy moqueando y encuentro con torpeza dentro de mi bolso un pañuelo. Me limpio la nariz en una escena que seguramente sea de gran patetismo. Esos malditos ojos verdes me han engañado.
El sonido de una notificación resuena en mi bolso. Musa ha creado un grupo donde, por lo que parece, estamos todas. Ah, no. Beatrix no está. Mejor, no quiero saber nada de esa enana con la mala leche que llevo.
«La fiesta va a comenzar» leo que ha escrito mi prima. No es lo que más me apetece pero seguro que tomar algo con Ellie y las chicas me hace bien. Además, tengo que ayudar a mi amiga a ir a por su hipotético rubio. Tal vez a mí me salgan las cosas mal pero a ella estoy segura que no, con lo genial que es mi amiga. Si ese Sky no aprecia lo buena que es, es que no la merece.
-Melody, ¿qué ha pasado? -pregunta con tono preocupado nada más me acerco a ella. Aisha que parecía haberse cansado de nadar apoya su mano en mi hombro para animarme.
-Tranquilas, nada -miento sutilmente. Guardo el pañuelo en mi bolso, solo me faltaba preocupar a mis amigas o darles pena. Pongo mi mejor sonrisa y me mentalizo para soltar una buena mentira-. Había una familia de erizos muy monos y me han dado mucha ternura.
Aisha me acaba de conocer pero cree esta excusa barata...Ellie sé que no, al menos no le convence del todo. Aún con ello regresamos a paso rápido a la escuela. Los especialistas y las hadas se dirigen a la zona principal de la escuela donde ya ha comenzado la fiesta de bienvenida que resulta que hacen todos los años.
Se asemeja a los claustros de los viejos monasterios del Primer Mundo, como al que fui con mis hermanos en una escapada a Inglaterra hace unos años. Una zona de encuentro común que ahora está repleta de gente y mesas con comida y bebida bien dispuesta y que está rodeada de grandes arcos de medio punto que sujetan el piso superior, otra sucesión de arcos algo más cerrados. Hacen que la estancia de la sensación de ser muy amplia y luminosa. El gran ventanal de vidrio semitransparente ayuda, sin duda.
Este lugar es aún más hermoso de lo que me imaginaba, ojalá haber venido las veces que llamaron a mis padres. Choco con una rubia de ojos marrones por ir admirando cada detalle del complejo y se molesta por el golpe. Me disculpo enseguida pero sigue con la misma cara de perro enfadado. Ellie está a punto de sacar a pasear su lengua afilada, lo estoy viendo en sus ojos achinados. Se lo impido disimuladamente y continuamos nuestro camino para ir a saludar a Terra y Musa que toman algo en una de las pocas mesas que andan algo vacías.
-¡Eh, eh, eh! -exclamo viendo cómo pretendía irse Ellie a comer las galletas de chocolate. Sujeto su muñeca con fuerza y la regreso a mi lado-. Tú y yo tenemos que encontrar a tu hipotético rubio, no me voy de esta fiesta sin verle y que os conozcáis.
-Solo si antes me cuentas que ha hecho el idiota de los cuchillos -murmulla en mi oído con expresión de enfado aunque con las mejillas sonrosadas-. ¿Por qué llorabas?
-Simplemente no sé encajar bien que no a todo el mundo le puedo caer bien -suspiro apoyándome en una columna.
-Mel, tú eres un sol andante. Das luz a todo lo que se pone a tu lado, hasta las plantas se ponen felices a tu lado.
-Bueno, pues algo de mí no le convence a Riven -contesto con los brazos cruzados a su halago. Su bonito rostro se contorsiona en una mueca de incredulidad-. No vamos a darle más vueltas.
-Esta conversación no queda aquí -dice la castaña molesta. Vuelvo a suspirar llena de cansancio, de rabia y de tristeza conmigo misma-. Melody Haaly, por todas las hadas. ¡No te voy a permitir que en tu primer día estés con ese puchero lastimero por ese macarra!
-No es por él, es por mí. Creía estar haciendo lo correcto al ser amable porque me ayudó a encontrar a Musa -le explico con la cabeza gacha-. De todas maneras, ya está. No me lo voy a encontrar muchas veces más, siempre puedo ignorarlo en caso de que pase a mi lado o yo al suyo.
-Es lo mismo.
-También es verdad. -Ella suelta una pequeña carcajada contagiosa-. Sé que tú crees que la afortunada en esta amistad de tantos años eres tú pero las dos sabemos que, en realidad, lo soy yo por tenerte. -Le doy un abrazo de oso, esos fuertes que cortan la respiración. Para cuando me pide con golpecitos en la espalda que la baje veo una cabellera rubia justo en la otra punta del salón, enfrente nuestra-. Bien, tu rubito ha aparecido.
Ellie se gira rápidamente a mirar hacia donde señalo con la cabeza en un gesto triunfante. Paso uno, completado. Encontrar al rubiales que le ha robado el corazón a mi amiga. Paso dos: que hable con él. De momento está en una especie de trance, observando cómo bebe un líquido rosado -¿ponche mágico, quizás?- y lidiando con no babear para no manchar el suelo. En eso último exageré pero es muy cómica la escena. La luz de sus ojos se ensombrece de repente y miro al chico para ver el por qué de ese cambio.
Bloom, la inquieta chica pelirroja de antes, charla animadamente de nuevo con Sky, quien solo tiene ojos para ella. No es lo que parece, no puede ser. A mi amiga no le quitan el novio, eh...El problema es que no tengo la valentía como para ir allí y cantarle las cuarenta, además de que sería injusto para él porque no conoce la maravilla que es Ellie.
-No te pongas paranoica -le advierto-. Nada más están hablando, como vas a hacer tú.
-Me niego a ir.
-Vas.
-Que no, Mel.
-Que sí, Ellie.
Si a través de sus afilados ojos pudiese, yo que sé, lanzar fuego, ahora mismo sería ceniza. No quiere ir, esto no entraba en los planes. Está insegura por culpa de Bloom, maldita sea. ¿Por qué tenía que aparecer? No he terminado de intentar buscar respuesta a esa pregunta cuando se le acerca a la pareja la princesa purpurina a molestar. La cara de Bloom es un poema y se apresura a marcharse del lugar. Sky parece molesto con Stella, ella le habla pero el rubio corta la conversación dejándola con una mueca de desagrado y algunas personas a su alrededor aguantando la risa en sus gargantas.
-La vida es una mierda -escucho que dice alguien por detrás mía.
-¡Oh, hola Sam! -saluda Ellie poco entusiasmada, No creo que sea por el guapo moreno con sonrisa brillante que ha salido de la pared.
-Ellie, venir a Alphea ha sido lo mejor que te ha pasado -comento sorprendida y muy contenta-. Ya conoces a más personas que yo, ¡qué orgullosa estoy de ti!
-Porque elegiste hacerte amiga de la persona más inútil de este mundo -gruñe ella.
-Una enana malhumorada ha sido nuestro punto de unión -bromea el tal Sam haciendo un gesto con sus manos. Le sonrío dulcemente, tiene pinta de ser el típico amigo que te alegra hasta los días grises. Extiende su mano hacia mí-. Soy Sam y tú serás la amiga que buscaba Ellie.
-Melody, encantada. -Y es verdad. Ojalá hubiera más personas con esa energía y menos con cara de oler a mierda-. Era yo. Ellie y el modo de notificaciones "en sonido" no son muy amigos.
-¿Y quién es esa persona a la que Ellie va a matar? -pregunta con una media sonrisa. Los dos vemos cómo el ceño se le frunce aún más si es posible. Nos agarra de las muñecas y nos arrastra entre el gentío-. Oh, bueno, vamos a comer algo ya que nos lo ofrecen de tan buen gusto.
-Tengo ganas de comer unas galletas, ¿vale? -Noto que está demasiado enfadada por lo que atrapo esa mala ostia y por todo mi cuerpo se extiende la sensación de una fuerte quemazón. No suelto una sola queja pero si respiro fuerte, aliviada de que haya funcionado el método a la inversa que se me suele dar un poco peor-. Melody me ha privado de probar este manjar de dioses. -Su tono ha pasado de agresivo a calmado y bromista. Tanta mala vibra es peligrosa. En ocasiones, mi amiga tiende a ser una bomba a punto de estallar y ahí es cuando entra mi deber de ser útil para la sociedad evitando males innecesarios.
Me dedico a mirar a nuestro alrededor cuando llegamos a la mesa más cercana. No encuentro a nadie más allá del hipotético rubio y a Stella. Miento, ahora sube por una de las escaleras la enana pelirroja con sus aires de superioridad. No sé adónde se dirige ni me interesa. Tras mucho buscar veo a Terra y a Musa pero falta Bloom, pensé que solo se habría ido a otra parte de la sala tras lo de Stella pero no está. Tampoco Aisha. ¿Qué clase de fiesta de bienvenida es si falta gente a la que dar la bienvenida?
-Las chicas están por allí pero ni Bloom ni Aisha nos honran con su presencia -digo a Ellie. Tiene la misma apariencia que una ardilla comiendo avellanas, los mofletes llenos y los ojos correosos por la gula. Ahogando las penas con galletas-. ¡Ellie, traga bien!
-Efta bien. -Mi amiga hace caso y a los pocos segundos ya tiene los carrillos vacíos-. Vamos a verlas. Que casi no he hablado con Musa.
-Voy por ponche, ¿queréis? -ofrece Sam. Ambas asentimos con una sonrisa y se marcha.
-Ve yendo con Sam que voy a averiguar donde se han metido esas dos -sentencio nada más el moreno desaparece-. Es raro que no estén, vinimos con Aisha.
-Aisha va a nadar dos veces al día, me ha dicho que recogía a por provisiones y se iba -explica soltando un bostezo-. Ve si tanto te preocupan.
-¿Tú estás bien? -Ella asiente levemente pero no me conformo-. Ellie, yo...
-Tranquila, ve a comprobar que están todos bien como la buena madre que eres.
-Eres muy tonta, amiga... -Me río con suavidad y me devuelve una sonrisa ligera-. Regreso enseguida.
-Evita los cuchillos, por favor. -Suelta a modo de advertencia.
Niego divertida con la cabeza dirigiéndome hacia la multitud. Atravieso el salón sujetando mi falda, pasar al lado de especialistas o hadas que te revisan de arriba abajo según pasas no da mucha confianza. Por supuesto, no todos son así. Un chico menudo con gafas solo me hace hueco para que pase con una linda sonrisilla que devuelvo encantada. Tampoco es que interese, voy intentando pasar desapercibida tanto con la ropa -por eso, los chicos apartan rápido la mirada- como con mis acciones. Eso es hasta que Stella me llama y las personas cerca de nosotras dirigen toda su atención hacia nuestra conversación. ¡Qué gente más cotilla!
-¿Melody eras, no? -pregunta para luego sonreír de la manera más falsa que he visto-. Al final fui a hablar con la directora Dowling y ha dispuesto para ti en la habitación de las otras dos chicas una cama.
-¡Oh, muchas gracias Stella! -agradezco sin saber qué decir. Es insultante que no te quieran en una habitación sin darte una oportunidad, respetable que quiera estar sola pero no olvido cómo nos ha tratado antes. Decido sonreír simplemente, un leve cabeceo y a reiniciar la caminata pero la princesa purpurina carraspea levemente- ¿Y ahora qué? -murmuro para mí misma dando la vuelta.
-Disculpa por lo de antes pero no puedo permitir que, después de la promesa que me hizo Dowling, venga alguien y se instale tan tranquilamente -expone. Su voz suave pretende engañarme a mí y a los oyentes con sus intenciones-. No es nada personal -aclara mirando con disimulo a los de alrededor.
Estoy tan impresionada con el nivel de desfachatez y cara dura que se gasta que asiento y me doy la vuelta casi corriendo, no quiero verla más de lo imprescindible. Odio a la gente que pone buena cara frente a los demás pero luego cara a cara es una sanguijuela. Vuelo por los terrenos en dirección al bosque, el lago donde iba Aisha está allí. Quizás Bloom haya ido con ella, las animaré a volver a la fiesta y, juntas, nos lo pasaremos bien.
Estoy obviando que Bloom hablaba con Sky y sus ojos centelleaban de alegría. La chica no me ha desagradado cuando la he conocido pero quiero a Ellie muchísimo más y sé que el rubio y ella terminarán juntos. Solo hace falta que se conozcan, no tardará ni dos segundos en caer bajo la mirada intensa y llena de astucia tan característica de ella. Y si no, hay muchísimos chicos en este lugar. Escucho que alguien me llama y bajo de la nube de ensoñaciones donde Ellie y Sky sonríen cogidos de la mano. Futuro cercano, estoy segura.
-Melody, ¿qué haces? -Aisha se está secando apresuradamente en una piedra plana del lago. Mete la toalla en su mochila y saca una camiseta y un pantalón.
-Os buscaba a Bloom y a ti -contesto bajando la pendiente llena de hierbajos feliz de encontrarla-. Vaya, la pelirroja no está.
-Acabo de verla corretear hacia el interior del bosque mirando todo el rato hacia atrás, comprobando que no la siguieran -elevo una ceja preocupada por la información-. Sospechoso, lo sé.
-Vamos tras ella. No es que haya ningún peligro pero es raro.
-Sí que lo hay -dice ella colocándose la chaqueta azul y abrochándose para no coger frío-. Hoy, un alumno ha encontrado el cuerpo de una persona con grandes quemaduras y desgarros. Muerto -añade.
-No te creo -sorprendida tapo mi boca con la mano. Otra vez no-. ¿Los quemados?
-La directora ni tampoco los profesores han confirmado nada pero tiene toda la pinta.
Nuevamente una mirada dice más que mil palabras y nos precipitamos hacia el interior del bosque a la búsqueda de Bloom. No hablamos y pronto escuchamos una especie de crepitar de ramas. Uno, dos, tres. Sospecho que alguien está perdiendo el control. En un claro está Bloom parada agitando los brazos desesperada con fuego en las manos.
-Hada de fuego, genial -musito sarcásticamente. Hoy el día completo nos toca.
-¿Bloom? -inquiere lo más calmadamente que puede Aisha.
-Definitivamente está perdiendo el control.
Se ha rodeado de llamaradas en el suelo y nos mira con angustia. Joder, quiero ayudarla pero no puedo. No estoy concentrada, no puedo utilizar mis poderes sin contacto directo. Estoy tratando de calmarla, no la quito ojo...
-¡No puedo controlarla! -exclamo molesta por mi inutilidad en todo tipo de situaciones.
-¿Eres hada de la mente? -pregunta sin mirarme.
-Sí, sin embargo, no tengo el maldito poder de adentrarme en su mente y tratar de...
-Tenéis que iros, no deberíais de estar aquí -chilla Bloom. Sigue lanzando llamas sin control.
-Tú tampoco pero deberías tranquilizarte, estás perdiendo los papeles -continúa Aisha con tono neutro. Se aproxima a unos pasos antes de que pueda advertirla de la incompetencia que acaba de cometer. Los ojos de la pelirroja se colorean de naranja-. Tranquilízate.
-¡Marchaos de aquí! -vuelve a gritar pero ahora la angustia se ha extinguido y en sustitución tenemos la voz casi de ultratumba llena de ira.
Asustada, retrocedo unos pasos. El fuego se aproxima velozmente en nuestra dirección, Aisha algo intranquila pero decidida se arrodilla en el suelo. Por mi mente cruza la acción de tirarla y rodar por el suelo para luego huir hacia la escuela y estoy a punto de hacerlo pero no hace falta. No recordaba que Aisha era un hada de agua. Crea una barrera enorme haciendo que el fuego se apague al instante al chocar con ella. Bloom, después del descontrol, se queda algo confundida y rápidamente me dispongo a su lado.
Mi cuerpo convulsiona un poco al absorber tanto sentimiento, al menos Bloom ya se encuentra menos tensa. Es muy fuerte como para que pueda yo con todo, tendré que aprender. ¡Menuda bomba que es la pelirroja...y me quejaba de Ellie!
Las tres volvemos a Alfea sin hablarnos. Aisha y yo echando vistazos rápidos a Bloom, preocupadas por su estado y qué le había hecho perder el control de esa manera. La respuesta a nuestra pregunta nos la aclara nada más ascender por las escaleras que llevan a las habitaciones donde nadie nos escucha, todos disfrutan abajo.
Bloom perdió el control de su poder a lo grande. Incendió la habitación de sus padres en un arrebato de ira porque ellos, intentando que se volviera más sociable, le quitaron la puerta de su habitación robándole su intimidad. Molesta como estaba, su enfado se fue acumulando a lo largo del día hasta que explotó.
Aisha había contado que ella, por suspender un examen, desató una corriente de aguas fecales y no fecales por todo el colegio. Sin embargo, nada en comparación con Bloom que al final estuvo durmiendo en un cobertizo oscuro por miedo a volver a hacer daño a su familia hasta que la directora la encontró.
-Mi único momento de poner en peligro a alguien fue que casi provocó que se ahogara mi hermano Brandon por romperme un colgante especial -añado mi recuerdo tímidamente a la conversación-. Sentía tanta rabia que, sin tocarle, le hice sentir todo el dolor que yo sentía o más, por lo que ahora me controlo muchísimo y soy muy insegura.
Ambas sonríen apoyándome sin palabras. No es bonito perder la cordura ni hacer daño a quienes queremos. Veo cómo por la cabeza de Aisha empiezan a atarse cabos y se le ilumina la bombilla. No sé qué será pero su moreno rostro no tiene la templanza de siempre.
-Es extraño, Bloom. ¿Tus padres no saben nada de magia ni algo por el estilo?
-Os lo dije, el horóscopo es lo máximo.
-Seguro que no eres, no sé, ¿adoptada? -Joder, ya sé qué está insinuando. Niego con la cabeza pero o no me ve o no me quiere ver. Que no siga que la va a cagar.
-Ni de coña. Miles de veces me han contado lo del "bebé milagro"... -contesta ella pero no la escucho.
-No es buena idea, Aisha -susurro muy intranquila. No es el momento de lanzarlo así, de sopetón, después de todo lo que ha pasado-. Aisha...
-¡Oh, dios mío, eres una intercambiada! -exclama sorprendida la morena. Me doy un golpe en la frente, ha pasado de mi consejo como de la mierda.
Nueva bomba. Después de explicarle qué es ser una intercambiada, que realmente quiénes han sido sus cuidadores no eran sus padres porque una bruja la intercambió por un humano Bloom se va echa una fiera. No la cree pero es la verdad, la única explicación.
-La sutileza no es lo tuyo, Aisha -le reprocho algo molesta. Pobrecilla, no estaba preparada para tanta información.
-Aisha, Mel -nos llama una voz aliviada. Me giro y veo que Ellie me sonríe y a su lado el hipotético rubio se coloca de brazos cruzados-. ¿Con qué volvías enseguida?
-¿Ha pasado algo? -pregunta Sky al ver nuestras caras. Niego con la cabeza firmemente.
-Nada que deba preocuparte. ¿Y vosotros? -Ellie cambia el gesto y se acerca a mí.
-Terra está algo mal, ¿crees que podrías ayudarla?
Estoy muerta por haber absorbido en menos de una hora tanto sentimiento pero voy. ¿Por qué la gente se llena de malos sentimientos o tiene temperamentos tan explosivos?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top