18| Peleas entre consortes.
Kosem disfrutaba de un breve respiro en los jardines cuando la criada anunció la llegada de Haseki Rabia. La tradición las obligaba a mostrar respeto mutuo, aunque el aire se cargaba con la tensión palpable entre ambas mujeres.
Rabia avanzó con determinación hacia Kosem, puesto a que ahora ella Haseki, la segunda mujer más poderosa de este imperio, aun guardaba resentimiento a la mujer que habia sido alguna vez el gran amor de su esposo..
─── Sultana Kosem, ¿Qué es lo que la trae a estos jardines?
─── Sultana Rabia, siempre es un placer disfrutar de la belleza de este lugar. ¿No le parece?───Respondió Kosem con una sonrisa, intentando ocultar las ganas de matar a Rabia.
─── No estoy aquí para charlas superficiales. ¿Qué es lo que quieres?───Pregunto Rabia mirando a la griega.
─── La convivencia en este palacio puede ser complicada, Sultana Rabia. Y me preocupa el bienestar de mis hijos.
─── ¿Tus hijos? No son más que los hijos de este imperio. Y no necesitan tu "preocupación".
─── Claro, son hijos de este imperio. Pero no puedes negar que cada madre desea lo mejor para su descendencia.
─── ¿El mejor interés según quién Kosem? ¿O según el imperio?
─── Ambas cosas, Sultana. ¿Por qué deberíamos estar en desacuerdo?
─── Porque tus maquinaciones siempre han buscado debilitar a mis hijos.
─── Tus hijos, como los míos, son parte de la dinastía. No hay competencia, Rabia. Pero, ¿te has preguntado alguna vez si estás tomando las decisiones correctas?
─── No necesito tus consejos ni tus insinuaciones. Mis decisiones son mías.
─── ¿De verdad crees que Mehmed es el único que puede ser sultán?
─── ¿Qué insinúas?
─── Solo digo que, a veces, es bueno recordar que las dinastías pueden cambiar.
Rabia, todavía aturdida por la conversación con Kosem, se apresuró por los pasillos del palacio. El eco de sus pasos resonaba en su mente, y la incertidumbre crecía en su pecho. Sin perder un segundo, se dirigió hacia los aposentos de Mehmed.
Al llegar, encontró a su esposo absorto en asuntos de estado. Sin esperar un instante, Rabia irrumpió en la habitación, cerrando la puerta detrás de ella.
─── Mehmed, necesito hablar contigo. La sultana Kosem ha cruzado límites que no puedo ignorar.
Mehmed levantó la mirada, sorprendido por la urgencia en la voz de Rabia.
─── ¿Qué ha pasado, Rabia? ¿De qué estás hablando?
Rabia, con la respiración agitada, relató los eventos en los jardines, resaltando las palabras de Kosem sobre la sucesión y la duración de las dinastías.
─── ¡Es inaceptable! No permitiré que nadie cuestione mi reinado ni el de nuestros hijos.
─── Mehmed, esto va más allá de cuestionar tu reinado. Kosem insinuó que otros podrían ascender al trono.
Mehmed apretó los puños, su expresión mostraba determinación y una chispa de enojo.
─── Nadie tomará el trono de nuestra dinastía. Haré lo que sea necesario para proteger a nuestra familia y a este imperio.
Rabia, sintiéndose respaldada por Mehmed, asintió. Sabía que la estabilidad del imperio y el bienestar de sus hijos estaban en juego. La sombra de la incertidumbre se cernía sobre el futuro del trono otomano.
Rafat y Hande se encontraban en una sala del palacio, susurros de conspiración llenaban el aire mientras compartían sus pensamientos sobre lo sucedido en los jardines.
─── ¿Cómo dejamos que llegara a ese punto? ─── Rafat, con ojos llenos de determinación, rompió el silencio.
Hande, aún sorprendida por la revelación de Rafat, le preguntó qué planeaba hacer.
─── Si queremos mantener nuestro estatus en este palacio, necesitamos actuar. ─── Rafat inclinó la cabeza, indicando que tenía un plan.
─── Pero, ¿Qué podemos hacer? ─── Hande cuestionó, buscando respuestas.
─── Me casaré. ─── Rafat pronunció esas palabras, dejando a Hande boquiabierta.
Antes de que Hande pudiera expresar su sorpresa, Orhan, el hermano menor, entró en la habitación. Con una sonrisa juguetona, les dedicó unas palabras.
─── Aquí están las sultanas más bellas de todo el imperio. ─── Orhan hizo una reverencia exagerada.
Hande, aún procesando la noticia, respondió inesperadamente.
─── Rafat va a casarse. ─── Anunció, dejando a Orhan completamente sorprendido.
─── ¿Qué? ─── Exclamó Orhan, sin poder creer lo que acababa de escuchar.
Rafat, con determinación en sus ojos, decidió revelar su estrategia a sus hermanos mayores. Pidió a una sirvienta que llamara a Murad y Mustafá, quienes llegaron rápidamente, aún sorprendidos por la noticia que Hande había compartido.
─── ¿Con quién planeas casarte, Rafat? ─── Preguntó Murad, visiblemente confundido.
Rafat, mirando a Mustafá con complicidad, respondió con una sonrisa.
─── Sí, los rumores sobre Mustafá y yo son ciertos. Nos amamos. ─── Dijo, dejando a todos atónitos por un momento.
Después de un breve silencio, Rafat y Mustafá estallaron en risas descaradas, revelando que todo era parte de un juego.
─── ¡Pero eso es increíble! ─── Exclamó Mustafá entre risas.
Rafat, aún riendo, explicó su verdadero plan. Señaló que era amiga de un jenízaro, Iskender, el próximo aspirante a líder de los Jenízaros, y que planeaba casarse con él.
Hande, preocupada por el futuro de su hermana, cuestionó la elección de Rafat y preguntó qué lograría casándose con un simple soldado.
─── El apoyo de los jenízaros, el ejército, por supuesto. ─── Respondió Rafat con una sonrisa, mostrando su astucia estratégica.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top