9.🥧
- No hay mucho que decir, Yugo es un tío mío -
Esa es una verdad a medias.
- Pero, debe haber más que eso ¿No? -
Que perspicaz eres Emma, yo también siento lo mismo, es una pena que realmente no lo sé.
- No, no hay mucho que decir, Yugo amenazó con ir a la corte por mi custodia, pero como a esa puta poco le importo solo me dejó ir -
- Pero... ¿Así de simple? pensé que habría más drama y por eso nunca te había preguntado antes -
- Oh créeme que hubo drama, pero, al final que te diga todo esto no te sirve de nada, tu situación y la mía son completamente diferentes, Isabella no tiene ni la más mínima necesidad de dejarte ir de ninguna manera, tiene dinero, estabilidad financiera, protección por cada medio ¿Qué le puedes ofrecer a cambio? Ella no te dejará ir por buena voluntad -
- A veces no sé con cual de los dos hablo -
- ¿Qué? -
- Olvídalo -
Mordía la uña de su pulgar mientras inútilmente pensaba en un plan para escapar de LaS TeMiBlEs GaRrAs DeL AvErNo, así lo percibía ella sin duda, yo siempre creí que estando juntos estaríamos bien, al menso me refugiaba en esa idea, aunque odie admitirlo ella era un respiro de... todo esto, al mismo tiempo ver su cuello me hacía poner los pies en la tierra, simplemente era mi ancla en ambos mundos, en el que quería vivir y la realidad que me tocaba vivir, algo impresionante.
- Hey, ¿Y...qué harás con los niños? Si te vas... -
- Que más me gustaría que poder sacarlos de aquí a todos ¿Crees qué no lo he pensado? Por años traté de idear un plan donde todos pudiéramos salir ilesos y no logré más que romperme una pierna de manera estúpida, ni siquiera sé si yo podré irme -
- Por favor Emma, solo baja ya de tu nube, entiende que no podrás salir de aquí de una buena vez ¿Por qué crees que ese idiota te dio alas? Sabe que no crearás un plan perfecto -
- Escucha logro de aborto, me estoy esforzando aquí, si no dirás nada colaborativo mejor toma tus palabras y métetelas por el-
- ¡MAMÁ LLEGÓ, CORRAN! -
Salvado por la campana, diría en otra ocasión, pero realmente es mucho más divertido tener a Emma gritándome a la cara que ver a Isabella haciendo cosa de Isabella. Bajamos, no quedaba de otra sinceramente, lo de siempre, regañó uno que otro niño, se burló de el labio roto de Emma, me reí también, Emma gritó, Isabella la golpeó, Emma volvió y gritar... pero esta vez Isabella escuchó. "voy a irme de aquí" esas fueron las palabras exactas que salieron de pequeña boca, como si de un trapo se tratase, Isabella tomó del brazo a Emma arrastrándola hasta el lugar donde ella antes permanecía firmemente, con una voz suave le pidió que repitiera lo que había dicho.
- ...Voy-
Antes de terminar esa oración un golpe certero fue a dar a la mejilla de mi muñeca.
- ¿Y cómo piensas hacer eso, he? Vamos, así puedo cortarte las piernas ahora mismo y ahorramos tiempo -
Su tono tan agudo y sereno siempre fue una gota de agua fría perforando mi frente, todos nos hacíamos con constancia la misma pregunta ¿Cómo un demonio tan cruel podía aparentar ser tan gentil?
- ... El me sacará de aquí -
Y entonces fue que la imbécil abrió la boca, Isabella pateó con fuerza su estomago dejándola en el piso, cundo traté de hacer algo al respecto sentí como una mano se deslizaba por mi hombro, Krone me impidió hacer cualquier movimiento, tragué en seco temiendo por el bienestar de mi amiga
- ¿Quién, Emma? -
Jaló su cabello haciendo que la viera de frente, un hilo de sangre escurría por su boca y la impotencia recorría por todo mi cuerpo como un río de lava, pero el agarre de la hermana Krone me superaba en todos los aspectos, al no responder inmediatamente, remetió otro impacto en contra de su estomago.
- DETENTE MALDITA PERRA -
Le grité a esa horrenda mujer.
Pero Emma era tan orgullosa como un guerrero, llorar no era algo que acostumbrara cerca de mamá, no lo hizo antes y no lo hizo en ese momento, pero si respondió con dignidad, tragándose ese nudo en su garganta, con voz firme, la miró a los ojos y con ambas cejas fruncidas le respondió
- El señor Norman, es un hombre fuerte y amable que me sacará de aquí en poco tiempo, ya lo verá -
Deja de hablar, por favor, te lo ruego, solo te dañas... solo me dañas
Isabella rio ante aquel incrédulo comentario.
- ¿En serio? Entonces tal vez lo mejor sea que no se vean más -
El mundo pareció detenerse en ese mismo instante, de alguna forma pude zafarme del agarre de Krone, la adrenalina recorría mi cuerpo como un tren a toda marcha, pude ver cómo Emma ya en su limite estaba a punto de lanzarse sobre esa bruja, comprendía completamente el porqué peo no podía dejar que se lastimara aun más a si misma, mamá estaba preparada para ese ataque, pero no para el que yo le di.
De un rápido movimiento logré quitarle a Emma de los brazos, mi espalda subía y bajaba, mi respiración era sonora y mi luminoso rayo de sol se aferraba con fuerza a mi, la cargué entre mis brazos y me la llevé por las escaleras sin quitarle la vista ni un segundo a las mujeres quienes nos miraban, casi como si saborearan a su presa.
Preparé la bañera, la desvestí y la metí al agua, limpiaba sus heridas abiertas y curaba sus golpes, apenas podía moverse he de suponer debido a el dolor, parecía muda, su mirada estaba perdida y permanecía estática ante cualquier movimiento que hiciera, lo cual era de extrañar, por más intenso que fuera el dolor solía estar a la defensiva, siempre atenta a los posibles monstruos que trataran de acercarse a ella, la saqué de la bañera, la sequé, sequé su cabello y la vestí, nada, al vestirla se quedó profundamente dormida sin dirigirme una sola palabra.
Pero más que estupefacto seguía molesto, simplemente no podía culparla, ¿Por qué debería? Bajé a toda prisa a la cocina de la primera planta donde Isabella se encontraba contando el dinero junto a la hermana Krone me acerqué sin dar muchos rodeos, le di vuelta a una silla y me senté.
- Piérdete gorila, necesito hablar con tu dueña -
Isabella asintió con una mirada tajante dirigida a Krone, quien de mala gana se levantó con propiedad y salió de la cocina murmurando cosas inaudibles.
- Hola cerda, ¿Cómo está papá? Fuiste a verlo hoy ¿no? -
- No me llames así pequeño bastardo, y... no le digas papá a ese... enfermo, el no es tu padre -
- Le diré madre entonces, me falta una de esas -
Isabella seguía seguía absorta en lo suyo, pero no era ninguna mujer de poco provecho, me escuchaba, y eso lo sabía perfectamente, la mujer era tan aguda de mete y cuerpo como ninguna otra persona... bueno, muy pocas personas.
- Ojalá pudiera decir que yo no soy tu madre, pero no es así, lo eres y te aguantas -
- No, mejor espero que Lucas salga del hospital, sin duda es mejor madre que tu -
- ¿Te platico cómo era mi madre? -
- No es necesario, ya me has bombardeado con esa historia cientos de veces y sigo creyendo que eres peor -
Isabella lo miró sin darle mucha importancia.
- No es solo mi culpa y lo sabes, aun no entiendo como lo prefieres a el, yo soy tu madre -
- Cierra la puta boca, el al menos trata de enmendar su error, pero ¿Tu? Tu arderás en el infierno como todos aquí y por eso tengo la esperanza de estar ahí para verlo -
Ella no respondió, siguió con lo suyo, como siempre, no podía ni verla sin sentir que necesitaba acuchillarla hasta matarla con mis propias manos, fue tan tonta en el pasado y tan repulsiva ahora que solo podía pensar en tirarle veneno, tan tonta que no escapó antes de que la obligaran a cogerse a su hermano como un asqueroso perro, tan tonta como para escapar con su hermano, tan tonta como para no abortar, la odio por ser tan imbécil y no haber pensado en las consecuencias o tal vez haberlas pensado demasiado hasta que fue demasiado tarde, por eso jamás fui completamente capaz de armar toda la historia en mi cabeza, porque no me cabe aquí arriba como se puede ser un humano tan inútil y a la vez tan vil como para no pensar que tu hijo te odiará siendo el resultado de una acción tan repulsiva como lo es la violación más aparte dentro del incesto.
- Isabella, Emma va en serio, solo quiero que lo sepas, esto no ha terminado, y mi relación con Lucas y Yugo, tampoco, hasta luego -
Dije al irme de ahí mientras metía cien dólares en mi bolcillo provenientes de la mesa en la que la bruja contaba su salario, ahora tocaba cuidar de la frágil muñeca a mi cuidado.
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