6.🍝
Ella lo miraba fijamente desde un par de sillas lejanas pero en el mismo comedor, una mesa increíblemente larga, todos lo niños vagaban por ahí mientras ellos yacían ahí sentados solo escuchando el sonido del joven sorber los fideos del espagueti tranquilamente, pero a Emma no precisamente le agradaba el silencio entre los dos.
- ¿Y bien? -
- ¿Qué? -
- No te había visto salir de la cama en una semana y cuando regreso aquí estás, sentado en nada más que boxers y camiseta con lentes de sol rosas comiendo un plato de espagueti frío -
- No está frío, lo calenté en el microondas -
- Ese no es el punto -
- Estaba harto de esa cama, Emma, déjame comer, no recuerdo la última vez que comí algo decente en éste pedazo de basurero -
- ¿Pero cómo llegaste hasta acá? ¿Y de dónde sacaste los lentes? -
- ¿Podrías dejarme comer? -
- Respóndeme -
- ¡Que me dejes comer, mierda! -
Le respondió molesto, a veces llegaba a ser insoportable, los niños lo eran, era difícil tener un momento de paz donde nadie lo moleste ¿Por qué la única persona con la que podía hablar tenía que hacerlo pasar por lo mismo? ese pensamiento no evitaba que se sintiera culpable por haberle gritado, la forma en que ella solo se recargó en la mesa dejándolo "tranquilo" le incomodaba, porque de nuevo permanecía el silencio, que ahora era molesto para ambos.
- Me ayudaron Sherry y Jemima -
Ella lo miró nuevamente.
- Y los lentes me los pusieron ellas, tu sabes, estaban en el baúl de cachivaches, me pusieron una estola y broches pero eran incomodos de usar -
Ni una sola replica al respecto, el silencio continuó después de eso hasta que el joven terminó de comer, Emma recogió el plato y seguidamente lo lavó en el fregadero.
- El señor Norman volvió -
Dijo aún mientras le daba la espalda a Ray enjuagando el traste.
- Se quedó a dormir a un lado mío porque se lo pedí, fue lindo -
Pero Ray seguía con las palabras El señor Norman en la mente
- Emma, de casualidad ¿Sabes si el señor Norman canta? ¿Tiene el pelo blanco? -
- Mhm -
Asintió la niña.
- Mierda -
- Me preguntó si podía escribir una canción sobre mi -
- Oh mierda -
- Ray, el señor Norman es una buena persona -
- Yo la verdad lo dudo mucho -
Emma se aceró, Ray solo la seguía con la mirada mientras ella escapaba de su rango de visión sintiendo un ligero roce en su nuca que se extendió por el cuello hasta tocar el borde una de las múltiples heridas ahora ya apenas cerradas.
- ¿Todavía te duelen las mordidas? -
- Ya no tanto, el dolor se concentra en las llagas de abajo -
- ¿Puedo abrazarte? -
Ray subió y bajó los hombros con aparente desinterés, el cual claramente no era el caso, no quería el abrazo, porque sentía que se desmoronaría con solo un toque, pero eso no sucedió, Emma le dio un cálido abrazo acunando su cabeza en el cuello enrollando sus brazos al rededor del mayor mientras el solo lo recibía con cariño.
- Ray, tengo una idea -
- ¿y cuál es tu maravillosa idea? -
- Voy a hacer que el señor Norman me adopte -
Ray rio por lo bajo, esa no la veía venir, y de verdad dolió.
- Estás loca -
- Estoy desesperada -
- Solo se han visto dos veces -
- No creo que sea peor que esto -
- ¿y sí lo es? De cualquier forma, no hablo de eso -
- ¿Entonces? -
- ¿No crees que es algo apresurado pensar en algo así? Probablemente solo eres una novedad Emma ¿Crees que el será tu principe azul solo así?
- Estoy dispuesta a comprobarlo, ya no quiero estar aquí Ray, ya no aguanto, no sé cuanto tiempo podré seguir haciendo esto -
- ¿Y qué hay de los demás? -
Dijo en alto , resopló y luego continuó por lo bajo.
- ¿Qué hay de mi? -
Dijo el mientras se quitaba los brazos de Emma de encima con mucha desilusión
- No finjas ser como el resto de nosotros, Ray, Lucas pronto saldrá del hospital y tu me abandonarás, a todos nosotros, no quiero estar aquí cuando eso ocurra -
- ¡Pero vendré a verte, a todos, como siempre ha sido hasta ahora! si tu te vas ya no habrá sentido en volver, no nos volveremos a ver -
Ray con todo el dolor sobre sus piernas no pudo evitar levantarse con desesperación al hacer esa última declaración, no tardó mucho antes de caer sobre sus rodillas destrozado, cerró sus ojos y puños con fuerza mirando hacía el suelo, la cólera podía más que el en ese momento, en la entrada ya se encontraban algunos pequeños metiches atentos a la pequeña discusión. Emma se acercó a el tratando de comprender su dolor, pero cambió de idea al rápidamente recordar que ella querría lo mejor para el, por eso no le reclamó nada cuando se tuvo que ir con su otra familia, esa que podía darle una vida por lo menos decente ¿Por qué el no se alegraba de que ella tuviera la oportunidad de ser feliz?
Se acercó a el, lo sujetó del hombro ayudándole a levantarse, éste no replicó nada pues se daba cuenta de su egoísmo, más era muy orgulloso como para disculparse y seguía temeroso por lo que pudiera llegar a pasarles en un futuro.
Emma lo ayudó con dificultad a entrar en un cuarto de los del primer piso donde lo recostó, las vendas alrededor de sus piernas estaban ensangrentadas, lo cual no era difícil de averiguar debido a la falta de pantalón, Emma procedió a cambiarlas por nuevas mientras el cubría su cara con vergüenza por la escena que acaba de presentar en la cocina.
- No tienes que hacer esto -
- Mamá no ha llegado y dudo que quieras que lo haga Krone -
- Yo puedo hacerlo solo -
- Felicidades -
Durante el proceso de curación en que Emma colocaba el alcohol ninguno se dirigió la palabra, hasta que fue hora de buscar las vendas en el botiquín portátil.
- Sabes, también dudo que quiera aceptar llevarme con el, pero, se vale soñar ¿No? -
Ray la miró con lástima mientras ella se reía un poco cubriendo lo triste que era imaginar como la rechazaría, es decir, ¿Cómo podría convencer a Isabella? ¿y si alguien la reconoce de algún programa de chismes como una niña raptada? probablemente lo meta en problemas, sería genial volver a casa pero ¿Quién sería tan loco como para arriesgarse a algo así? al menos eso significó un pequeño respiro de alivio para el chico.
Al terminar de vendarlo guardó el botiquín en el baño y luego regresó a recostarse junto a Ray
- Prometo que siempre volveré a ti aunque ya no esté viviendo contigo -
- Me agrada eso -
.
.
.
Una mujer acariciaba el suave cabello blanco del alvino mientras éste apenas se despertaba por culpa de los débiles rayos de sol que se colaban por la ventana
- Buenos días Norman~ -
Canturreaba cerca de su cara para luego depositar un suave beso en sus labios.
- De... deabstaraoca -
Balbuceó en respuesta.
- ¿Mande? -
- Te apesta la boca -
Fue golpeado con la almohada.
- Bastardo, no habías venido en semanas y cuando vienes actúas cómo un saco de papas, ¿Sabes lo ansiosos que estábamos por tenerte aquí? Dile Peter -
Al fondo de la habitación se pudieron escuchar cadenas siendo ligeramente golpeadas con un trozo de metal, uno tubo vacío.
- ¡¿Eh?! ¿Qué? ¿Qué yo qué? -
Dijo el antes mencionado parándose de inmediato olivando que seguía unido al poste con las esposas en la espalda, regresó a la fuerza al piso casi de inmediato.
- Ya amaneció solecito -
Dijo la mujer de figura escultural mientras se levantaba de la cama para dirigirse al baño mientras meneaba sus caderas de un lado al otro tratando de llamara la atención de "el amo", a quién volteó a ver para ver sí así era, para su sorpresa el se encontraba prendiendo un cigarrillo... cómo ya era costumbre, siguió su camino irritada al verse ignorada.
Legravalima, una prostituta cara, pero jamás le gustó ese nombre, prefería el termino dama de compañía para hombres adinerados, si, esa era una definición mucho más concreta.
Norman y ella se conocieron en un club exótico, su elegante porte en un lugar donde todo parecía ser salvajismo sin control, logró brillar gracias a su sobria manera de vestir y actuar, ambos cruzaron miradas y cuando menso pensó ya se había vuelto una de sus estatuillas de oro favoritas, la cual decidió guardar en su vitrina más bonita, donde guardaba sus posesiones más valiosas.
- Norman, muy rico y todo pero ¿Puedes quitarme ya las esposas? Necesito tomarme mis pastillas, me duele la cabeza -
Se quejó con un tono alegre el hombre desnudo que apenas se mantenía consiente debido a su propia estupidez.
Peter Ratri, recuerden ese apellido que es importante, otra mascota de Norman que para bien o para mal fue a dar a la casa de putas de Norman.
A resumidas cuentas es simple, tenía una familia acomodada llena de políticos, llena de responsabilidades, conoció a Norman en una fiesta, Norman se encaprichó y terminó exactamente en el mismo lugar que Legravalima, lamiéndole el culo a un ángel, a diferencia de la chica, el salí seguido de aquella casona.
Ambos vivían en una casa bastante lujosa a afueras de la ciudad, claro que auspiciada por el señor cuerdas celestiales, sin responsabilidades, ni problemas externos, todo estaría bien mientras soportaran lo suficiente.
Claro que no eran los único juguetes de Norma pero si sus favoritos, no por nada los tenía en jaula de oro, eran divertidos y lo más importante, aguantaban vara, esta era su rutina desde hacía un año maso menos, el venía, se divertían, dejaba dinero y se iba.
- ¿Qué quieres desayunar? -
Preguntó el amo mientras desencadenaba a su mascota.
- No estaría mal bañarme primero ¡Auch! -
Dijo levantándose mientras sobaba sus muñecas y posaderas, estiró su cuerpo y observó con horror sus heridas en el cuello una vez se encontró frente a un espejo.
- Mierda, hace rato que no me veía el cuerpo así -
- Yo creo que me quedó lindo -
Afirmó Norman mientras se acercaba por detrás y le plantaba un beso justo en la marca.
- ¿Necesitas qué te cure? -
- Naa, no importa ya sanará, con un baño me basta -
- ¿No hay uno en el primer piso? -
- No tiene regadera -
- Oh, es cierto... oye ¿Quieres ver la letra de mi nueva canción? -
- ¡Yo si quiero! -
Gritó emocionada la chica que apenas salía de su baño cubierta con una toalla en la cabeza y otra enrollada en su torso.
- Eres rápida -
- Pues tu eres más rápido -
Ratri atinó aguantar esa risa por muy poco, Norman solo la miró fingiendo indignación colocando una mano en su pecho.
- Quisieras preciosa -
Dijo mientras la atrapaba entre sus brazos y le daba un beso en el cuello, la toalla resbaló ante tal acto, ya que Norman había dejado la letra sobre la cama, el hombre de cabello rubio tomó las hojas entre sus manos con curiosidad, y leyó cada palabra, sintiendo un escalofrío cada vez que cambiaba de estrofa.
- Se me puso la piel de gallina -
- A ver, déjame ver -
Dijo la fémina liberándose del agarre del albino y sus caricias, teniendo una reacción similar luego de leer el segundo coro.
- ¿De donde mierda de sacaste una canción así? Es buena pero... No lo sé, es ¿Muy cruda?
- Si, y tienes razón, pero no creo que esto le corresponda cantarlo a un hombre ¿Estás seguro de sacarla? -
- No es por mi, yo no la voy a cantar, la escribí para Ayshe -
Tomó nuevamente la letra entre sus manos.
- Quiero que esta canción mueva masas -
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Por favor permíteme saber si ves alguna falta de ortografía de cualquier tipo señalándola en comentarios para corregirla lo más pronto posible, gracias <3
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