15.🥂

Acariciaba la cabeza de pequeño girasol mientras ataba los últimos cabos sueltos con la bruja que tenía a un lado.

-  ¿Entonces eso sería todo? -

- Por supuesto que no -

Contuve el aliento un segundo y luego suspiré con pesar, ojalá existiera alguna mujer fácil. Junté mis manos sobre la mesa apoyando mi boca sobre estás mientras mis codos me sostenían.

- ¿Se puede saber qué más falta? Te di dinero, mi palabra y mi tiempo, ¿Qué más hace falta? -

Con dos horas ahí ya comenzaba a perder mi paciencia debido a la meticulosidad de la mujer al realizar cada acción, era sorprendente conocer todo el método que utilizaban para no ser descubiertos, desde cambiar constantemente de locación de manera aparentemente irregular, hasta la destrucción total de teléfonos de toda clase, era una una inmensa cantidad de movimientos los que se tenían que hacer y yo solo había sido parte de unos cuantos de ellos, Isabella me había obligado a bailar en esta sucia pista mientras ella y su grupo tocaban música, pero no se sentía como si jugaran conmigo, más bien, se sentía como si no tuviéramos ni idea de quien estaba jugando con quien; les contaré un secreto, cuando amenacé a Isabella... me puse la soga al cuello, porque hasta donde yo sé, nadie más que mi repulsivo compañero Don, sabe de esto, pero nadie se enteró, en realidad estábamos todos bailando a ciegas.

- ¿Por qué quieres adoptarla? -

- ¿Por qué no? -

- ¿Por qué es un riesgo para todos? Un gasto innecesario también, y si me sales con esa tontería de hacerlo por ella, entonces lo entiendo aun menos -

- Tienes buenos puntos, pero, lamentablemente, es una respuesta que no te puedo dar todavía, porque aun no lo sé -

- ¿Está cuerdo, señor Norman? -

-  Finjamos que si ¿Quiere? -

Guiñé un ojo mientras me levantaba de mi asiento y removía la cabeza de Emma para despertarla.

- Ahora, si no hay más piedras en el camino, propongo un brindis -

En el instante en que Emma despertó le serví una copa con vino rosa, al igual que serví una para mi y otra para la bruja .

- ¡Por Emma! -

De mala gana cubierta por una sonrisa apenas palpable, Isabella aceptó el brindis mientras Emma titubeaba al hacerlo aun algo adormilada, apenas podía con su alma.

- Por cierto, tengo una última petición por hacer antes de que la niña deje el orfanato -

El girasol la miró completamente extrañada mientras yo esperaba su burda excusa por recuperar su orgullo. 

- Uno de nuestros clientes más fieles al girasol cumplirá cincuenta años, y quiere que sea una ocasión especial, por lo que me pidió específicamente qué el pequeño girasol cantara para el una canción -

- ¿Qué? -

- Si, ya sabes, el señor Andrew Magun -

Leer a Emma era pan comido, al instante su cara se volvió una de completa incomodidad y molestia, probablemente al recordar los momentos que pasó con ese hombre. 

- Si bueno ¿Y qué canción será? -

- Dijo que eso no era de importancia -

- Perfecto, entonces yo la compondré -

- ¿Disculpe? -

- Cómo escuchó, yo la compondré, Emma la cantará y Ray la tocará en su violín ¿No suena perfecto? ¿Para cuando sería la presentación? -

- Am... en un mes -

- ¡¿TODO UN MES MÁS?! -

La niña que recién despertaba perdió los estribos de un segundo para otro, una lástima el que yo ya estuviera harto de tratar con esa mujer, de no ser así me hubiera quedado a apreciar el show.

 - Más que suficiente ¿ No lo crees? Ahora si me disculpan, tengo más asuntos que atender, adiós niña -

volví a tocar su cabellera aun cuando estaba perturbada por el pánico de pasar otro mes en el infierno, pidió clemencia con su mirada, rogando por que la sacara antes con un simple gesto, pero el trato ya había llegado a donde debía llegar, esto era un simple desliz del cual yo ya quería des afanarme.

- Isabella -

Volví a estrechar su mano, y entonces salí por la entrada principal dejando mi abrigo atrás, no es cómo si lo fuera a necesitar.

Me arrepentí segundos después al salir del restaurante y darme cuenta de la lluvia torrencial que caía del cielo, regresé, le quité mi abrigo a la niña sin decir una palabra y me fui de ahí como un campeón, traté de creer eso.

.

.

.

Mientras subía al carro observaba con asombro como el sol empezaba a descender por el horizonte, al arrancar el carro las lágrimas volvieron a rodar por mis mejillas, no hubo más, solo un desahogo antes de volver con los demás niños y fingir que me sentía bien debido a las buenas noticias, pero no era así.

¿Seré muy exigente? ¿Seguiré siendo una niña mimada que exagera las cosas? Muchos podrán pensar eso pero recordar como mi sufrimiento aun no acabaría, pensar que al  siguiente día seré invadida de culpa y dolor nuevamente me hacía un nudo en la garganta del cual no podría deshacerme hasta que... ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo sería suficiente para mi? ¿Será lo que deseo estar en casa del señor Norman? ¿De verdad me quitaré estos grilletes al cumplir mi anhelada meta? De verdad quería saber la respuesta, primero pensé que saber que saldría algún día sería suficiente, pero desde que mi plan se puso en marcha me he vuelto codiciosa, quiero desaparecer.

Llegamos a "casa" a eso de las ocho de la noche cuando la luna ya iluminaba el cielo, la contemplé ensimismada por unos segundos antes de entrar, ya casi completamente desentumida subí a la segunda planta encontrándome con Ray estaba sentado mirando al techo en el pasillo, la mitad de los niños estaba descansando aunque había unos pocos que seguían dándose lata entre si.

- Llegaste -

Dijo casi en un susurro, lentamente se levantó de su lugar y tambaleándose, a punto de caer se sujetó de la pared y  se acercó a mi mirando al suelo cubriendo su cara con el cabello.

- Si... volví ¿Me ayudas con el baño? estoy muy cansada como para-

No pude terminar mi oración antes de ser arrojada contra la pared del corredor, su mano derecha apretaba mi cuello, pero no lo suficiente como para dejar de respirar, casi como si se estuviera conteniendo.

- ... ¿De verdad piensas abandonarme? -

- Ray, ya d-discutimos sobre esto, por favor, suéltame -

- ¡VAS A DEJARME! -

Estrelló mi cabeza, cómo si no sintiera ya suficiente dolor.

- Agarraste otra vez ¿Verdad? ¡ACORDAMOS QUE YA NO CONSUMIRIAS DE ESAS MIERDAS! - 

- ¡CÁLLATE! -

Otro remate contra la pared, hizo eso dos veces más, una más fuerte que la anterior, su brazo estaba al rojo vivo debido a mi desesperación por ser liberada, los niños que quedaban despiertos en el segundo piso comenzaban a rodearnos desde una distancia segura, esta no era la primera vez que algo como esto nos pasaba, solo que las otras veces quien estaba contra la pared era Ray luego de intentar apuñalar a Isabella con tenedores, cuchillos, navajas y cúteres, no era consecutivo pero pasaba relativamente seguido, eso hasta que Ray decidió por cuenta propia "dejar" de tomar sustancias de dudosa procedencia, dejó todo menos el tabaco, al menos eso me había contado, hoy comprobé lo contrario de la peor manera. Sin más opción recurrí a la ultima solución en mi arsenal, la mítica regla numero tres, patada en los bajos como ultima línea de defensa.

Y así lo hice, con mi coraje acumulado en la punta del pie, le di con todo lo que tenía probablemente dejándolo sin descendencia, al instante cayó al piso y como si de un cachorro asustado se tratara se puso a llorar arrepentido de su error, al menos eso creí, pero no era precisamente el caso.

Lo acogí en mis brazos acariciando su cabeza intentando darle el afecto que tanto necesitaba, estuvimos así  hasta que el efecto pasó.

- Emma... lo siento -

- Lo sé -

- No era mi intención -

- Lo sé -

- Es solo que... olvídalo, no tengo excusa, tengo hambre y me duele la cabeza  -

- Traje sushi -

- ¿Crudo? -

- mitad y mitad -

 - Bien -

Bajé a la segunda planta subida en su espalda, hastiada de tener que lidiar con todo esto, el comió el sushi alegremente mientras mi estomago daba vueltas al igual que mi cabeza debido a la reciente contusión.

- Quiero que tomemos un baño -

- Bueno, deja que termine -

Comía lentamente las bolas de sushi mientras lo observaba con un sentimiento neutro entre ambos, los niños se asomaban por el marco de la puerta sin hacer ningún ruido como duendes, temerosos desde la lejanía y seguridad desde sus lugares.

Justo después de terminar me montó en sus hombros nuevamente de camino a la bañera del quinto piso, el único piso con agua directamente caliente de la regadera y solo en unas cuantas habitaciones. La bañera comenzaba a llenarse mientras nos desvestíamos, su brazo seguía sangrando y mi maquillaje si bien no había desaparecido ya no estaba inmaculadamente colocado sobre mi cuerpo y mucho menos en mi rostro. 

Puse alcohol en su brazo, el me ayudó a remover el maquillaje, cuando la bañera estuvo lista nos sumergimos en ella dando un respiro de alivio al sentir el agradable agua caliente recorrer nuestros cuerpos, me puso champú masajeando mi cabeza con delicadeza hasta casi dejarme dormida, después de los golpes se apreciaba el toque suave, yo hice lo mismo con su cabello e hicimos lo mismo al tallar nuestras espaldas, fue hasta ese momento del día en que pudimos hablar decentemente.

- Mezclé -

- ¿Qué cosa? -

- Hongo y cocaína, no estoy muerto porque el universo me odia -

- No lo vuelvas a hacer ¿Quieres? si me voy ¿Volverás a la puta droga? -

- Quién sabe -

- Prométeme que no lo harás de nuevo -

- Claro claro, no importa, ni siquiera te volveré a ver -

- Claro que si -

- ¿Realmente crees que el Norman dejará que nos estemos viendo? Es muy arriesgado para el -

- Creo que el señor Norman a demostrado ser impredecible,  nos las arreglaremos ¿Si? Yo no te voy a abandonar -

Asintió no muy convencido y luego cambió de tema, o al menos la dirección de esta.

- Pensé que hoy te irías -

- Estás loco, no me iría sin despedirme, me tendrás que aguantar un mes más -

- ¿Tanto? -

- Si, aparentemente tenemos un "encargo especial" en un mes así que hay que estar aquí para entonces -

- ¿Tenemos? -

- Tocarás el violín, bien por ti -

- Que se jodan -

- Pensé que lo disfrutabas -

- No disfruto tocar para vejestorios que me ven como un trozo de carne al cual pueden penetrar -

- Tiene sentido -

- ... Emma -

- Mande -

Dudó por un segundo, pero al final solo negó con la cabeza y me invitó a salir de la ducha argumentando que quedaríamos como pasas, secó mi cabello y viceversa, nos vestimos y fuimos a la cama, cama que yacía en completa oscuridad solo alumbrada tenuemente por la farola de la calle que apenas podía entrar a través de las bolsas de basura que también cubrían las ventanas,  había pequeños agujeros en estas hechos por los traviesos dedos de los niños que buscaban fisgonear más allá de las paredes del edificio.

Me recosté primero y luego Ray al lado mío protegiéndome de caer al abismo tomando lugar en la orilla de la cama desvencijada.

- Gracias por mantenerme cuerdo, Emma -

Escuché como ultimo susurro en el día antes de caer en un profundo sueño, mencionando por lo más bajo.

- Lo mismo digo -

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Por favor permíteme saber si ves alguna falta de ortografía de cualquier tipo señalándola en comentarios para corregirla lo más pronto posible, gracias <3

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