¿Valía la pena? ¿Realmente valía la pena todo este dolor? ¿Cambiaría realmente mi vida tanto como espero? por un lado, salía de aquí, podían degollarme después y no me importaría, solo probar la libertad unos segundos sería suficiente para mi; pero, por el otro lado, ese pequeño oasis al que me había acercado podría desaparecer en un chasquido, aun sabiendo eso, aun sabiendo que podía perder eso poco que es mío lo aposté  todo.

¿A quién le importaba  tener una bola de grasa sudada con olor a colonia y sudor sobre mi tocando mi cuerpo sin parar? soy un cascaron, esto no importa ya, en todo caso solo me tenía que tragar el vómito ¿y qué? solo un poco más solo un poco más, el fracaso no es opción, porque si yo llegara a fracasar... vivir no sería una opción tampoco.

Al menos algo bueno pasó debido a esto, estaba tan distraída pensando en cual sería mi destino, que no dolió tanto como otras noches, noches en las que mis ojos quemaban al secarse por tanto llorar.

- Hoy estás muy callada, vamos, quiero oírte llorar -

De cierto modo, me sentía fuerte, como si pudiera hacerle frente por primera vez en mi vida, en ese momento no era yo quien controlaba mi cuerpo, era una simple muñeca de trapo, pero una con ovarios

- Bájate de encima maldito cerdo asqueroso de mierda -

Al verlo a los ojos sin titubear me sentí, tan bien, vi como se levantaba de la cama y me miraba con esos inhumanos ojos suyos, fue ahí cuando supe que la cagué... no recuerdo nada más allá de eso. Lo que me despertó en aquel momento fueron los ligeros golpes de de la hermana Krone sobre mi muñeca

- Bien, creo que sigue con vida... oh, que sorpresa despertaste, con todos esos golpes no sabía si despertarías, que bueno que estás bien, tendremos que restringirle a este cliente verte por un tiempo -

- Krone ¿Qué hora es? -

- Diez de la mañana claro, hora de la inspección matutina -

- ¿Dónde está Isabella? -

- Parece que alguien comió verga de detective -

Era esa clase de comentarios tan vulgares los que me recordaban porque Ray le decía gorila, era repugnante, pero callé, todos mis aires de grandeza se desvanecieron en un santiamén al sentir al sentir mi cuerpo  tan pesado como si me moviera en arena, dolía hasta respirar, por primera vez en la mañana prestaba atención a mi entorno, mis muñecas rojas, mis piernas moreteadas casi tanto como mi estomago y mi cara, Dios mi cara, ni siquiera la había visto pero podía sentir como estaba más hinchada que un globo, pestañear me dolía, mover la boca me dolía, las orejas, el cuello, la cabeza, todo. Sin tener muchas opciones acepté con el rabo entre las patas ser cargada por la desagradable pero fuerte intento de mujer hasta el camión que nos llevaría de vuelta a "casa".

Estaba mal y era algo que sabía, a pesar de no haberme visto en un espejo todavía, podía asegurar haber visto de reojo mis mejillas lilas, Krone era la que cuidaba de nosotros la mayor parte del tiempo, cuidaba que no nos hiciéramos daño y por su puesto, cuidaba que nadie saliera, la gorila centinela de las historias para niños , ojalá este fuera un cuento para niños.

Con cada roce de algodón empapado en alcohol una lagrima amenazaba con salir, pero era algo agotador, saben, narrar cada vez que me pongo a llorar, solo me hace sentir débil, no niego serlo pero puedo vivir sin recordarlo. Terminada su labor, Krone abandonó el cuarto dando lugar a que cierto emo escurridizo con humor inusual entrara por la puerta.

- Qué honda-

- ¿Qué honda? Ni siquiera puedo moverme para golpearte ahora mismo -

- ¿Sabías que traes loco a tu querido señor Norman? -

Claro que me ignoró, pero sus palabras no eran de mi completo desinterés

- ¿De qué hablas? -

- Es una historia graciosa, verás, Isabella quería que alguien te reemplazara y yo en serio quería conocerlo así que fui, le di una mamada y-

- ¡¿QUÉ?! ¡Auch! agh, mierda eso duele -

Abrir la boca de más, eso siempre me daba problemas, claro que en más de un solo sentido, pero nadie puede culparme por sentir tanto impacto, ese hombre tan... ese hombre suficientemente bueno había caído de mi gracia en un santiamén ¿Qué hacía diferente a Ray de mi? ¿El género? ¿La edad? ¿El color de cabello? Claro que nos distinguíamos entre eso y más pero ¿Era eso realmente importante? Al final ambos somos dos niños, dos niños vendidos como ganado en este puto infierno ¿Cuál era la diferencia entre Ray y yo? Creo que era una pregunta muy complicada.

- Eres una tonta, deja de moverte, anoche casi te mueres, probablemente cualquier otro si hubiera muerto, pero el universo te odia tanto que no te deja morir pff -

- Cállate, no estoy de humor para esas bromas ¿ El señor Norman de verdad te  hizo eso? -

- ¿Eres sorda? Yo fui quien le-

- Pero te dejó hacerlo -

- Si pero ¿Quién podría resistir mi encanto sin igual? Además no creas que ocurrió más que eso -

- Ósea que no... -

- No, el muy cobarde salió de la carpa, según decía te iba a buscar, parece que fracasó -

Algo no me estaba cuadrando en este cuento.

- Ray, Ray, escúchame, no quiero que te ofendas, tal vez es idea mía pero... ¿Por qué lo dices cómo si de verdad hubieras querido que algo ocurriera? -

- A parte de sorda eres pendeja, ¡CLARO QUE QUERÍA QUE ALGO MÁS PASARA! No sabes lo extasiado que estaba viéndolo, no sé que edad tenga pero al menos no era un gordo peludo asqueroso sudado de cuarenta cincuenta que me la trataba de meter doblada, yo tenía el control de ese hombre con al menos un poco de decencia, Emma, jamás me había tocado un cliente que no me diera ganas de vomitar de solo verlo, no me hubiera molestado que me hiciera más cosas sabes, pero no, el muy puto solo me dejó con la curiosidad -

- ¿Ya terminaste tu entrañable monologo de como quieres que te la meta mi único amigo? -

- Que te den, Emma, además yo también soy tu amigo -

- Tu eres más como mi hermano que mi amigo -

- Igual duele -

Siempre tan dramático

- En fin ¿Crees que lo haya logrado, enana? -

- No tengo prisa, si no obtuvo respuestas esta semana será la siguiente, Isabella jamás dejaría ir a un cliente así por algo tan pequeño -

- Suenas muy confiada -

- Tu me lo confirmaste Ray, lo tengo en la palma de mi mano -

- Que fría -

- Bueno, tal vez exagero un poco, pero... aunque parezca difícil de creer, más con la cara de mierda que debo de tener en este momento... estoy muy feliz por esto, confío en esto -

¿Recuerdan como su madre les decía que no se hicieran ilusiones de los hombres? Las madres son sabias, al menos la mía lo era, es un consejo que siempre traté de seguir al pie de la letra, pero con mi mejor amigo y mi posible futuro tutor siendo "el enemigo" era un acto de sacrificio que por estúpida no realicé al cien por ciento. 

Cuando menos pensamos llegó la hora de cual todos temíamos, Isabella había arribado, como siempre, nadie se quedó lejos de la primera planta, en un dos por tres cada quien había tomado su lugar en la fila que ya tantas veces he acotado, mientras la puerta azotaba a su espalada ella avanzaba a paso lento frente a nuestros ojos, éramos pocos quienes no la veíamos  llenos de temor y odio cubiertos por el desasosiego, como ya se había vuelto costumbre las ultimas semanas desde que cierta persona de alta alcurnia había entrado en mi vida, Isabella se plantó en frente mío con esa sonrisa tan repugnante con la que gustaba de fastidiarnos.

- Parece que alguien tiene ciertos trucos bajo la manga -

Mirarla a los ojos al hablar sin tratar de clavarle un tenedor era demasiado pedir si me lo preguntaban a mi, mantener la compostura nunca fue una de mis mejores habilidades y la actuación se me daba fatal también, no era raro que todos pudieran controlarme a su antojo si siempre sabían en lo que pensaba, al menos podía disfrazarlo con planes elaborados que necesitaban de mi nulo autocontrol en situaciones de riesgo.

- Les tengo noticias niños, esta tarde no me quedaré, su hermanita Emma y yo daremos un paseo -

Podrán imaginar lo desprevenida que me tomaron esas palabras.

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Por favor permíteme saber si ves alguna falta de ortografía de cualquier tipo señalándola en comentarios para corregirla lo más pronto posible, gracias <3