Epílogo

¿Qué tan rápido se pasa el tiempo, cuando uno menos se lo espera?

Y en un abrir y cerrar de ojos, ya hemos pasado tres años.

Cuando pensé en una vida nueva, creía que sería lenta, disfrutar del momento y guardarlo por siempre en mi memoria.

Aunque eso siempre será así, por más rápido que pase el tiempo.

Tres años en los que he crecido. Me he graduado y ahora manejo una de las empresas de mi madre.
Sí, el trabajo es muy agotador, aún más si discutes todo el tiempo con un anciano de setenta años, solo porque no le gusta mi manera de hacer las cosas allí adentro. Trato de ser un buen jefe, a veces, llevo café a los demás empleados o hasta brownies hechos por Félix, ya que Hyunjin trabaja en el área de diseño.
¿Qué hay de malo en eso? ¿por qué hay que ser exigente ante las personas? así como ese viejo lo era antes de que yo llegara.

Ah, mierda, ahora entiendo.

A pesar de ello, al llegar a casa cambia completamente mi humor, es como si todo mejorara. Sí, sí, al principio me costó entenderlo, como siempre. ¿Cómo explicarlo? me encanta llegar a nuestro departamento, apenas tú te estas quitando ese traje enfrente del espejo o mientras te quejas de esa pareja que está a punto de divorciarse.

Prefiero ver como te sacas ese pantalón que ajusta tanto tu trasero que...

—¿Cómo te fue hoy, Hannie? —pregunta, haciéndome volver a la realidad—. Dime que no has discutido.

—Discutir con él se ha vuelto mi pan de cada día —larga una carcajada, colocándose la camiseta—. No veo la hora en la que pida la jubilación...

—Jisung, solo es un señor grande —se acomoda en la cama, apoyándose en mi pecho.

—¿Qué quieres que haga? ¡me discute hasta el color de mí corbata! —suelta otra carcajada, pero calla de repente.

Rodea mi cintura con sus piernas, sentandose en mi regazo, apoyando su entrepierna con la mía. Sonrío ladino y me inclino para besarlo.
Acomodo sus piernas detrás de mi espalda y me siento sobre la cama, introduciendo mi lengua en su cavidad bucal.

—He olvidado... —desciendo formando un camino de besos hacia su cuello—. Hay que esconder el lubricante en un lugar mejor... —para de hablar, largando algunos jadeos—. Lisa... lo vió y me preguntó que era —mis besos son interrumpidos por una carcajada.

—¿Y qué le dijiste? —sus manos rodean mi cuello y las mías se meten por debajo de su camiseta.

—Que es gel para el cabello.

—Tiene doce años, ya nos habrá escuchado en algún momento.

—¡No digas eso! —pasa su dedo pulgar por encima de mi labio inferior—. No quiero traumar más a mi hermana.

—Te dije que compremos esos tapones, de alguna manera hay que persuadirla y convencerla...

—¡Jisung! —tira de mi cabello—. ¿Sabes lo que me ha dicho?

—No me digas que encontró los preservativos.

—Voy a cambiar las cosas de lugar... pero no, ayer, antes de que tú llegaras, me dijo que para su cumpleaños quiere llevar a sus amigos al cine... a Taehyung y a Jennie.

—¿Ese niño de nuevo? —asiente—. ¿Al cine? ¿solos? —asiente de nuevo—. Entonces también iremos, no la dejaré sola.

—Jisung, solo es un amigo.

—¿Y eso qué? está pequeña para salir sola —me acerco para besar sus labios—. No importa como, pero iremos, tiene doce, no la dejaré ir sola hasta los quince.

—¿Hasta los quince? —asiento felizmente—. ¿Y si ven una película para niños? nos aburriremos.

—Jamás, las películas para niños son mejores... quiero decir, estaré tranquilo si es así —suelta una carcajada.

Comienza a besarme de nuevo, uniendo nuestras lenguas en un compas jodidamente excitante.
Sus manos bajan por mi espalda hasta llegar al borde de mi camiseta y subirla lentamente, clavando sus dedos en mi piel, mientras que las mías se centran en apretar su nalgas. Muerdo su labio inferior, para luego delinerar con mi lengua y chuparlo.

—Hace mucho tiempo no vamos a la playa, ¿quieres ir? —me aparto por falta de aire y el comienza a besarme el cuello.

—Hannie, fuimos la semana pasada —succiona fuertemente mi piel—. Pero me encantaría ir, la noche está increíble.

—Dile a la madre de Jennie que cuide a Lisa por nosotros —pego mis labios a la piel de su clavicula—. Que no la podremos buscar hoy —succiono un poco más, dejando una marca rojiza—. Dime... ¿te follo ahora o luego? —quita con desesperación mi camiseta, volviendo a estampar sus labios en mí.

—Ahora.

Sonrío y de un rápido movimiento lo dejo debajo mío.
Me acerco hacia su boca, la cual me está esperando pero paso directamente hacia su cuello, recibiendo un tirón de cabello.
Bajo hasta llegar a su cadera, rozando su duro miembro con mis dedos, los cuales se dirigen hacia el cordón de su pijama y tirar de ellos, para dejar el pantalón junto a su boxer en el suelo. Levanto lentamente su camiseta, clavando mis dedos en su piel, así como él lo hizo. Formo otro camino de besos húmedos, dejando alguna que otra marca en el proceso. Eleva un poco su torso y me toma del rostro para alcanzar mi boca.
Me empuja por los hombros, quedando de nuevo arriba. Sus labios se pegan a la piel desnuda, descendiendo por toda mi clavícula, aprovechando a dejar marcas y morderme suavemente.
Su lengua ahora, juega con mis pezones, succionándolos y mordiendo sin pudor, logrando que mi boca largue jadeos. Baja por mi piel, sin quitar la vista de mis ojos hasta topar con el botón del pantalón, el cual desprende y lo deja en el suelo. Se acomoda entre mis piernas y se quita la camiseta. Toma mi miembro duro, formando un vaivén lento de sube y baja, logrando que suelte aún más jadeos, queriendo más.

—Deja de jugar y chúpalo —no sé si sonó como una orden o una súplica.

Pero él supo entender. Su lengua caliente rodea mi glande, para luego rodear toda su extención. Chupa y a la vez acaricia mis testículos, torturándome.
Larga un poco de saliva, volviendo a hacer ese vaivén. Lo engulle nuevamente, metiendo todo mi pene  hasta su garganta, atragantándose un poco.
Vuelve a pegar sus ojos con los míos, tratando de respirar agresivamente. Apoya sus manos a los costados, hundiéndose en el colchón, logrando que suelte un sonoro gemido al sentir como su cálida boca se traga una vez más mi pene. Comienza de nuevo ese movimiento lento, mirándome a los ojos, excitandome cada vez más.
Mi cuerpo vibra, haciéndome soltar otro gemido por el orgasmo. Se acerca a mí, lamiendose los labios luego de haber tragado todo el semen. Levanto mi cabeza para besarlo pero el aparta su rostro, con una sonrisa juguetona y se dirige hacia el cajón para buscar el lubricante.
Vuelve a sentarse sobre mi abdomen, para esta vez sí besarme.

—¿Te ahogaste un poco, mi amor? —golpea mi hombro con fuerza.

Abre el pote, sacando una buena cantidad ese líquido viscoso y lo pasa formando de nuevo ese movimiento lento, rozando descaradamente mi glande, mirándome fijo a los ojos mientras se muerde el labio inferior.
Dirige lo que tiene en manos hacia su entrada, colocando su cuerpo un poco más sobre mi pelvis. Comienza a caer lentamente, acostumbrándose a la extención y grosor, lográndome sacar un gemido  al sentir como sus paredes aprietan mi miembro. Da pequeños saltitos, con sus rodillas pegadas al colchón y mis manos en su trasero para ayudarlo con los movimientos.
Su piel choca con la mía, soltando todos los gemidos que hemos ahogado por la presencia de Lisa.
Sus manos abandonan mis muslos como sostén y se posan en mis hombros, acercando sus labios para devorar los míos. Vuelve a enderezarse, tirando su cabeza hacia atrás, soltando otro gemido audible, uno atrás de otro, lo que me dice que he dado contables veces con su próstata.

—Tal vez... ¡mierda, ahí!... podamos cambiar... —muerde su labio con fuerza—. Podamos cambiar de roles...

—Ni lo sueñes.

—Córrete... córrete en mí, Hannie —gime una vez más.

Toma su miembro y comienza masturbarse, dejando una imagen excitante ante mis ojos. Ahora, todo su liquido está en mi abdomen, a la misma vez que el mío, está dentro suyo. Sus labios vuelven a pegarse, acariciando con su lengua toda la piel, absorbiendo cada rastro de su semilla.

—¿Quieres ducharte conmigo? —pregunto, mientras que él apoya sus manos a cada lado de mi cabeza.

—Mmm... sí —vuelve a besarme para luego morder mi labio inferior.

Sale lentamente y se pone de pie, tomándome de la mano para llevarme hacia el baño de la habitación.
Nos metemos en la ducha, mientras que el agua cae sobre nuestros cuerpos a la par que nuestras bocas se unen, formando un lento beso.
Tomo del shampoo, dejando caer el liquido sobre la palma de mi mano. Lo dejo donde estaba, mientras que él me quita un poco.

—¡No! —me quedo inmóvil ante su grito—. Yo quiero hacerlo.

Saca con suavidad mis manos llenas de espuma y sigue haciendo los movimientos que yo hacía sobre mi cabello

—Eres un caprichoso hermoso —acerco mis labios para atrapar los suyos.

Paso lo que queda de shampoo sobre su cabeza y lo masajeo suavemente hasta que el agua se lleva los restos.

—¿Qué haces con mi cabello?

—Estoy jugando con él Hannie, gracias al acondicionador puedo hacer formas —ríe, dejando una imagen tierna.

—¿Y qué tengo ahora?

—Dos cuernos —y mi sonrisa se ha ido, escuchando su carcajada.

—¿Me quieres decir algo con eso?

—Sí... —pasa sus dedos nuevamente para aplastar mi cabello—. Te amo mucho, Hannie —sonrío antes de unir nuestros labios.

Ahora, mis brazos se encargan de rodear por completo su cintura a la vez que su lengua choca con la mía.

—No me hagas esas bromas —dejo un beso en la punta de su nariz—. También te amo, mucho.

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Tres años...

¿Quién lo diría?
Tres años en los que he sido completamente feliz. En dónde los viajes y paseos no son tan constantes como lo eran antes por el trabajo, pero eso no quita la felicidad al verte llegar y lo primero que haces es abrazarme y besarme.

Sí, la sensación perfecta.

Pero prefiero eso, quedarme en casa antes que salir, así, como un completo  anciano.
Me encanta ver crecer esta familia, en como Lisa se ha convertido en una niña menos introvertida y como está superando su ansiedad, me pone feliz. También la gran confianza que ella le tiene a Jisung, como si fuera su amigo de toda la vida.

¿Qué más puedo pedir? lo tengo todo.

Gracias a mi esfuerzo he podido completar mis estudios y graduarme hasta con honores. He dejado la cafetería... sí, al principio se me hizo raro, pero me fuí acostumbrando a mi nuevo trabajo.

Abogado.

O señor sexy abogado, como me llama Jisung. Y aunque lo mire con molestia, supongo que nunca entenderá que ese apodo no me gusta.

Pero en el fondo... sí.

Desde que me gradué me ha llamado de esa manera, así que, ya estoy acostumbrado. ¿Pero cómo no gustarme? sí el tono que utiliza para llamarme de esa manera, en como se acerca y toma mi cintura, en como su respiración pega con mi oreja y hace erizar mi piel.

Sabe el efecto que él tiene en mí y se aprovecha de eso.
Y aún más tengo miedo por Lisa, porque ya sé que nos escuchó...

—¿Amor? —lo miro, aturdido por todo—. ¿En qué piensas?

—En que tienes razón... Lisa nos escuchó —siento las leves caricias de su pulgar en mi mano, las cuales están entrelazadas.

—Los tapones Minho, te dije.

—¡Jisung!

—Hay que decirle con sutileza que se los ponga porque vamos a follar —suelto una carcajada.

—Mi verdadero problema es que haré contigo, Hannie —miro hacia el frente, en como las olas bañan la arena—. Ven, vamos a sentarnos por allí —comienzo a correr, tirándole de su brazo.

Nos sentamos solo a unos cuantos metros de la orilla, escuchando el ruido de la olas.
El viento cálido y reconfortante pega sobre nosotros, al igual que la luz de la luna y sus estrellas. Y allí están mis ojos, en dos puntos brillantes en el cielo, los cuales están uno al lado del otro.
Jisung está detrás mío, rodeando mi cintura con sus brazos. Dejo caer todo mi peso en su cuerpo, sintiendo sobre mi espalda el latido de su tranquilo corazón.

—¿Los extrañas?... a tus padres —miro el agarre de sus manos, los cuales desarmo y entrelazo cada una de ellas con las mías.

—Mucho, ¿tú lo extrañas también?

—No, pero si al tuyo —lo miro, con mi ceño fruncido, él aparta la vista hacia las dos estrellas y comienza a hablar—. Sé que no he establecido una relación con tu padre, pero, a lo largo de estos años, me he dado cuenta que nos hemos vuelto una sola persona, quiero decir, lo que sientes tú, lo siento yo y lo que siento...

—Lo siento yo —termino por él—. Entonces, nos hemos vuelto una sola persona, ¿y no locos el uno por el otro? —sus ojos se encuentran con los míos, brillantes, ante la luz de la luna.

—Estoy loco por tí y lo sabes, pero no en la forma que dices, supongo.

—Me gusta estar unido a tí, me gusta estar contigo, me gusta amarte, Hannie.

—A mí tambien me gusta amarte amor, como no tienes idea.

Se acerca lentamente, así, como nuestro primer beso.
Sus labios suaves, su lengua acariciando la mía... todo se siente como si fuese la primera vez.

¿Es posible amar tanto a una persona y que a veces no sepas como expresarlo? es difícil de explicar, pero mi corazón explota tanto de amor que no se de donde sale o si siempre estuvo allí.

Solo sé que antes de tí, este amor nunca habia despertado, y sé que te sientes de la misma manera.

¿Cuándo fue que me dí cuenta de que quiero una vida contigo? ¿fue por extrañarte demasiado? ¿por amarte demás y nunca de menos? ¿o fue porque tú también me amas?
¿Cuándo fue que te convertiste en esa persona correcta para mí? ¿cuando me escribiste aquella carta? ¿fue cuando nunca te rendiste? ¿o cuando le dijiste todo lo que sentías a una puerta solo porque sabías que yo estaba detrás de ella?

No tienes por qué saberlo todo, ¿no es así? es mejor guardarse las preguntas, porque luego serán contestadas, para bien o para mal.

—Ayer he visto una película de acción y se me ocurrió mandar a Lisa de encubierto para robarle la receta de brownies a Felix, ¿qué dices? —suelto una carcajada.

—¿Por qué quieres la receta? —lo miro, con mi ceño fruncido.

—Solo es una pequeña excusa para verte cocinar.

—¿Y si la busco por internet?

—Entonces seré feliz... aunque también puedes hacer esa tarta de chocolate.

—Tines razón, hace mucho tiempo no la hago... ¡me diste hambre, Hannie!

Ansioso, sí, estoy ansioso.

Estoy emocionado por esto, por saber que es lo que va a pasar en el futuro, y sí, sé que suena loco, que es demasiado pronto, pero estoy feliz por ello, porque nos espera toda una vida juntos.
También ansío mucho ver a Lisa crecer, pero no tanto, ella es mi pequeña...

¿Nuestra pequeña niña?

Miro hacia nuestras manos, fijandome en el reloj de la muñeca de Hannie.

—Apenas son las once... ¿y si pasamos por Lisa y vamos a ver una película a nuestra casa?

—Sí, pero no dejemos que elija, me hizo ver un maratón de Barbie —suelto otra carcajada, recordando ese momento.

—Tú lo elegiste.

—A veces me haces dudar.

—Y si digo que te amo, ¿lo vas a dudar?

—Eso nunca —toma mi mejilla y une nuestros labios—. Te amo.

—Vamos a casa Hannie —aparto su mano de mi abdomen y me pongo de pie, extendiendole mi brazo para ayudar a levantarse.

—Vamos a casa —entrelaza nuevamente nuestros dedos y comenzamos a caminar por la arena.

Sí...
Tú y Lisa, ¿qué más podría pedir?


Espero que les guste❤️.
Solo quería decirles que si gustan de pasarse por mi perfil, "Mí alma rota" (ChangLix) ya está disponible. Y si lo leen, solo espero que también les guste.
Ahora sí, me despido✌️

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