37 "Ducha"

Mierda, ésta cafetería se llena cada vez más. Estoy completamente sudado y de muy mal humor. El verano se acerca y solo significa dos cosas, sudar y sudar.
¿Por qué tiene que existir el calor como una estación? ¿Por qué tiene que durar tres meses? ¿No podemos vivir en un otoño o invierno infinito?

Qué gran idea tan imposible.

El mejor y peor invierno de toda mi vida. Te conocí, me enamoré, me rompiste y me arreglaste de nuevo, y ahora, soy feliz contigo.
¿Por qué, Hannie? ¿por qué apareciste de la nada para poner patas arriba mi ordenado mundo?

Aunque supongo que es mejor todo desordenado, no siempre tienes que entender todo.

Pero, ¿entender qué? ¿cómo de la nada te has convertido en mí todo? ¿como por tí me convertí en un egoísta al decir que eres mi persona favorita? ¿o cómo perdí la cordura? ¿mí cuerpo, mi mente, mi corazón? ¿y cómo cada uno de ellos te pertenece?
¿Tienes una explicación? porque yo, no.

Y eso es lo que no debo entender, porque me encanta sentir esto.

Como de la nada todo lo que entendía se volvió borroso ante solo escuchar tu dulce voz.

Estoy totalmente perdido.

¿Esto va a durar toda la vida? porque ya sentí lo que es perderte y necesitarte a más no poder.

Oh diablos, estoy tan cansado y la cafetería no para de llenarse. No veo la hora de irme y darme una ducha extensa de agua fría, aunque aún estemos en invierno.

—Entonces... —salgo de mis propios pensamientos cuando veo a Seungmin dejar algunos platos en el lavabo—. ¿Nos lo van a decir o lo van a seguir ocultando como un gran misterio?

—¿Ocultar qué?

—Que Chan y tú están saliendo, pensé que te gustaban las... ya sabes.

—Era así, hasta que me besó por impulso y me fo...

—Mierda, detente ahí, no necesito detalles.

Me aparto del lugar, con una bandeja en mano para dejar el pedido en la mesa once.
Vuelvo hacia el mostrador para acomodar la pila de vasos de café. Coloco en la heladera exhibidora nuevos pasteles y muffins, para que estén bien conservados y frescos.
Miro hacia el reloj, limpiando un poco el sudor en mi frente. Parece que las agujas no avanzan más de las seis y treinta, ¿por qué el tiempo pasa tan lento?

—No me digas que no aguantas las ganas de verme.

—No aguanto las ganas de irme -me giro hacia él, para mirarlo con su perfecta sonrisa y su cabello que cae sobre sus ojos.

—¿No me extrañaste ni siquiera un poquito? —forma un tierno puchero. Me apoyo con ambos brazos sobre la ancha madera que nos separa.

—Un poquito —hago la seña con mis dedos—. ¿Quieres algo?

—Tus labios —un cliente se detiene detrás de él, arqueando una ceja pero se va sin decir nada.

—¡Jisung! —me paro de puntitas para poder llegar a su hombro y golpearlo suavemente, mientras que él solo ríe—. Me refiero a si quieres un café.

—No, Hyunjin me ha hecho uno hoy.

—¿Y cómo estaba?

—Horrible —hace una mueca de asco, logrando que suelte una pequeña risa.

—¡Ay! lo que hace el amor —Seungmin se hace presente.

—Sí, y a tí también te picó el bicho, no somos estúpidos.

—Disculpenlo —dice Félix—. El calor afecta a sus pocas neuronas, ¿no, Binnie?

—¡Lo que tú digas, bebé! —grita, alejándose de nosotros.

—¿Y el canguro? —Seungmin golpea fuertemente el hombro de Jisung.

—¡Le vuelves a decir así y te cortaré el pe...

—¡No, con eso no! —interrumpo esta vez yo, avergonzándome enseguida.

Me doy la vuelta y desato las tiras del delantal para luego quitarmelo. Tomo mi chaqueta y miro a Jisung, quien ahora se encuentra solo y quien no para de reírse.
Me dirijo hacia él y le hago una seña con mi cabeza para ya irnos.
Salimos del lugar, encontrándonos con un clima húmedo a punto de llover.
Jisung me toma de la camiseta y me empuja hacia él, atrapando mis labios.

—Te dije que los necesitaba —muerde mi labio inferior y luego deja un pequeño beso—. Así que, ¿tienes miedo de que me corten el...

—Cállate Hannie, el asustado deberías ser tú —larga una carcajada.

—Te ves sexy sudado —golpeo su hombro con un poco de fuerza, pero termino acariciando la zona para que no le duela—. Mi hombro no es un saco de boxeo —forma otro tierno puchero.

—Lo siento —acaricio su mejilla y me acerco a él para besarlo.

Abre la puerta del lado del copiloto para que pueda entrar. Abrocho mi cinturón mientras él pone en marcha el vehículo.

—¿Qué harás ahora?

—Me ducharé y me iré a dormir —me mira con ambas cejas arqueadas—. Solo, Hannie, solo.

Vuelve su vista hacia la calle, formando otro puchero.
¿Por qué le niego eso? no lo sé, tal vez me gusta verlo insistir.

Si se trata de una ducha como la de aquella vez, no se lo volvería a negar.

Estaciona el auto en la entrada de su casa y ambos bajamos.
Dejo mi chaqueta encima del sofá y Jisung se dirige hacia la cocina.

—¿Quieres comer algo? —grita para que lo escuche.

—No —digo, entrando en la misma habitación.

—Me asustaste, pensé que te quedarías en la sala —me acerco a el gabinete para tomar un vaso.

—¿Ya ves lo que se siente? —lo lleno de agua y bebo de él.

—He estado pensando...

—¿Piensas?

—Shh —me abraza por la cintura y apoya su mentón sobre mi clavícula—. Cómo decía, he estado pensando en que el color naranja, te quedaría tan hermoso... y sexy, obviamente —largo una pequeña risa.

Me giro y él se endereza, poso mis manos también en su cintura, escondiendo mi rostro en su cuello e inhalo su rico perfume. Deja un suave beso en mi frente y me abraza fuertemente.

Si pudiera vivir así, lo haría.

El latido de su corazón. Ahora entiendo lo que él siente. Es tan relajante sentirlo en contra de mi cuerpo, ¿cómo algo tan simple puede ser lo mejor del mundo?

—Minho.

—¿Mmmh?

—¿No te has dormido, verdad?

—No —me alejo de su cuello y lo miro directo a los ojo—-. Bueno, casi, ¿y tú?

—Ah, si, si, casi —sonríe entrecerrando sus ojos y acerca su rostro al mío para besar mis labios.

—Iré a ducharme, ¿sí? —me alejo completamente de él y me dirijo hacia las escaleras.

Solo me faltan tres escalones para llegar al piso de arriba y Jisung ni siquiera ha salido de la cocina.

—¿No vendrás conmigo? —escucho como tose y se asoma por la entrada.

—Dime que esto no es un sueño —largo una carcajada.

—Ven, que la oferta dura poco tiempo —sale corriendo de la cocina, se quita la camiseta y sube de a dos escalones, mientras que yo intento llegar rápidamente al baño.

Abro el grifo y siento como unos labios se pegan a mi cuello y unas manos divagan por mi abdomen, debajo de la camiseta, que luego es dejada en el suelo.
Ambos entramos en la ducha, dejando que el agua caiga sobre nosotros de forma placentera. Me giro de nuevo para unir nuestras bocas. Sus besos descienden por todo el largo de mi cuello y el ancho de mi clavícula. Vuelve a bajar por todo mi pectoral, deteniéndose en mis pezones. Sigue su camino, por mi abdomen hasta llegar al botón de mí pantalón. Lo quita lentamente dejando besos a la par por toda mi pelvis.

Sus labios sobre mí piel y como ésta reacciona ante su tacto, es la mejor sensación que he tenido.

Deja la tela ya mojada en mis talones, indicando que los saque completamente. Vuelve a retomar su camino de besos, hasta llegar a mi boca.

—¿Sabes? he estado pensando también, en empezar de nuevo el gimnasio —sus labios van nuevamente hacia mi cuello.

—¿Y... cuando dejaste... de ir? —logro formular entre jadeos.

—Cuando te conocí, quería tener todo el tiempo para tí —abandona la zona para ir hacia mi boca, pero yo lo alejo.

—Pero todos te mirarían sudado y quizás con la camiseta pegada al cuerp...

—¿Celoso, mi amor? —aparta sus manos de mí cintura y las dirige hacia su pantalón, para quitarlo completamente.

—No estoy celoso —tomo el shampoo pero él logra sacarmelo de las manos, pegándome a la pared. Reviso con mi vista de arriba a abajo su formado abdomen.

—Eh, eh, tu vista aquí arriba —largo una pequeña risa y rodeo con mis brazos si cuello para alcanzar sus labios.

—Tal vez.

—¿Qué cosa?

—Tal vez esté celoso.

Vuelve a besarme, pero no dura lo que había pensado. Me empuja nuevamente hacia el centro de la ducha. Toma el shampoo y lo derrama en su mano.

—¡Eso es mucho!

Cierro la botella por él, para que el liquido espeso no siga cayendo. Saco un poco del contenido en su mano y lo paso por. Su cabeza y él hace lo mismo conmigo. El agua cae sobre mí, enjuagando mi cabello.

—Ten cuidado, echa la cabeza hacia atrás.

—No soy un bebé, Jisung.

—Eres mí bebé, así que cállate y echa la cabeza hacia atrás —acaricia mi cabello, haciendo que los restos de shampoo desaparezcan.

Lo miro a los ojos, admirando cada centímetro y como su cabello los cubre. Llevo mis manos hacia su cabeza, para quitar un rastro de shampoo.

Sus ojos logran que no pueda apartar la vista.

—Hannie.

—¿Sí?

Gira su torso para tomar la botella de acondicionador y echarlo sobre su mano. Le saco un poco del contenido de su palma, una vez más, se pasó de lo que corresponde.

—Te amo —alzo mis manos a su cabello, pasando suavemente la crema.

—Y yo, te amo, a tí —pica mi nariz con su dedo, dejando un poco de acondicionador en la punta.

Me limpio la zona refregandome sobre su pecho.
El agua se lleva los restos de acondicionador de mi cabeza, mientras que Jisung solo me besa el cuello.
Me giro para agarrar el jabón, pero Hannie me gana.

—Quédate de espaldas —susurra en mi oído.

Sus manos pasan lentamente por todo mi pecho, rodeando la zona de mis pezones para luego bajar hacia mi cadera, enjabonando perfectamente mi piel. Sus labios están pegados a la parte de atrás de mi nuca, dibujando un camino de besos, mezclados con el agua por todo el ancho de mi espalda.

Si hubiera sabido que esto sería así, lo hubiera hecho mucho antes.

Sus dedos divagan por mi pelvis, sintiendo como reacciona mi miembro a cada toque. Apoyo mi cabeza en su hombro y tomo su mano llevándola hacia mi pene. Sonríe sobre mi piel y vuelve a succionar una parte de mi cuello, para dejar alguna que otra marca.
Comienza a frotarlo, lentamente. Muerdo mi labio inferior, tratando de no soltar jadeos, pero me es imposible cuando aumenta la velocidad.

—Hannie.

—Dilo.

—Fóllame.

Me estampa suavemente sobre la pared y apoya una rodilla en el suelo, abriendo mis nalgas para introducir dos dedos. Sus movimientos son rápidos, logrando que se me escapen algunos gemidos.
Sus dedos ahora hacen falta en mi interior, pero son reemplazados por su miembro.
Deslizo mis manos hacia arriba, apoyando ambas palmas y la frente sobre la pared. Su pene entra y sale rápidamente, chocando numerosas veces contra mi próstata, haciendo de mí, un mar de gemidos.
Toma de mi falo nuevamente, frotándolo lento para luego aumentar la velocidad.

—¡Hannie! —apoyo mi cabeza en su hombro y su mano se une con la mía sobre la pared.

Siento como todo mi cuerpo vibra y veo como el semen cae sobre la mano de Jisung, yéndose con el agua.
Me giro como puedo y alcanzo sus labios. Acaricio su pene con mi mano en un lento vaivén, así como él lo hizo. Voy dejando besos por todo su cuello y me deslizo por todo su torso hasta quedar de rodillas. Meto lo que sobra del agarre de mi mano a mí boca, haciendo que suelte un sonoro gemido.
Lo engullo rápidamente, hasta que el líquido acaba en mi boca, el cual pasa gustosamente por mi garganta mientras me pongo de pie. Toma mi barbilla para besar mis labios.

—¿Ves de lo que te pierdes por no querer ducharte conmigo?

—No te acostumbres, no va a ser tan seguido.

Que no me engañe a mí mismo, porque me encantó.

Jisung cierra el grifo y sale de la ducha, colocando una toalla alrededor de su cadera, mientras que yo lo sigo.
Se detiene enfrente del lavabo, mirándose al espejo para acomodar su cabello. Rodeo su pequeña cintura, dejando un suave beso en el centro de su espalda.

—No te enojes Hannie, lo repetiremos mañana —guiño mi ojo y me retiro del baño.

Tomo del armario un pijama, que solo consiste en un short y en una camiseta de Jisung.
Apago la lámpara de mi lado y me acuesto. Me acomodo mirando hacia el balcón, el perfecto cielo estrellado, recordando la primera vez que subimos al techo.

Y el primer "te amo".

Jisung se acomoda en la cama, pasando una mano por mi cintura. Me doy vuelta y me acerco un poco más a él, escondiendo mi rostro en su cuello, también abrazándolo por la cintura.

—¿Tienes frío? —pasa sus dedos por mi mejilla y luego por mi cabeza—. ¿Qué tengo que hacer para que entiendas que debes secarte el cabello? —alzo mi mano para corroborar si el suyo está seco y sí, si lo está.

—Shh —vuelvo a colocar mi brazo donde estaba, acercando mis pies a los suyos—. Si dormimos así, no va a pasar nada.

Deja un suave beso en mi frente y devuelve su brazo nuevamente hacia mi cintura. Inhalo su dulce aroma, dejando también un beso debajo de su barbilla.

—Por cierto, ¿te gusta que me corra en tu bo...

—Cállate Jisung —larga una pequeña risa.

—Te amo mucho.

—Te amo también -susurro cerca de su oído—. ¿Tienes algo que hacer mañana?

—Estar contigo, ¿por qué?

—Quiero llevar a Lisa al parque.

—Entonces, ahí iremos.

¿Qué haría yo sin tí? creo que lo intenté y fallé.
¿Estaremos juntos el resto que nos queda de vida? porque me he vuelto dependiente de tí y créeme, no me gusta.

Pero me voy contradecir una vez más; me dejaré caer a tus brazos, dudo que pueda salir de ahí como pensaba.


Tres capitulos...

Solo quiero agregar, muchas gracias por todo. Por sus votos y sus comentarios, en verdad contesto poco, pero leo todos👀👁️👄👁️.
Nunca pensé que está historia sería tan significante para mí, porque nunca pensé que con ella se pudieran identificar o que le gustara como escribo.
Esto se ha vuelto como un desahogo para mí y ustedes me incentivan a aquello, gracias❤️
¿Tienen algún capitulo favorito?

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