36 "Cambio"

¿Madre? no, ¿desconocida? sí.
¿Por qué ahora? ¿por qué no lo hiciste antes? ¿por qué vuelves a dañarme cuando creía que lo había superado, cuando creía que no te necesitaba?
¿Por qué esto es tan difícil para mí, cuando nunca me afectó tu ausencia?

O siempre lo hizo, solo que yo no lo quería admitir.

Si tanto quieres recuperarme, ¿por qué todavía escapas? ¿será que de tí aprendí a ser tan necio?

Y de mí padre un gran idiota.

¿Qué se siente ser como tú, Minho? tener padres, que no hayan faltado ni aun acto escolar o a un cumpleaños o siquiera estar a tu lado cuando enfermabas. ¿Qué se siente tener una hermana? no he crecido con alguien de mi misma sangre. Poco aprendí a compartir, si no fuera por mis dos amigos, sería un estúpido egoísta.
Pero tú...

Has sacado lo mejor de mí y sigo sin entender esa parte.

¿Cómo lo haces? traté de buscar una respuesta sin tí, pero fallé.

Fallar.
Nunca lo he hecho y mírame aquí, perdí todo por tí.

Mí orgullo, mi mente, mi corazón, mi cuerpo. Perdí todo y caí ante tus brazos, ¿suena mal si digo que no quiero levantarme?

Dejo el celular a un lado, al igual que mis pensamientos. Ignoro a mis dos menores y me levanto del sofá.

Estoy harto de pensar en Jihyo.

Me dirijo a un pequeño espejo sobre la pared que separa la sala de la cocina. Tengo el rostro un poco hinchado, a pesar de haber despertado ya hace horas.
Toco mi cabello, frunciendo el ceño. Ya las raíces se notan bastante, además de estar cansado del rubio.

—¿Qué tanto te miras? —aparece Jeongin, con una galleta en mano. Me aparto de ahí, volviendo al sofá.

—Creo que me cambiaré el color de pelo —junto mi celular, revisando si Minho ha mandado un mensaje.

—Sí, creo que me tendría que cortar el...

—¡No! —exclama su novio, casi ahogándose con su comida—. ¡Con el cabello no!

—Pero... —con una mano en su pecho, fingiendo una expresión de indignación, Hyunjin se gira hacia el pelinegro—. Innie, ¿te gusta más mi cabello que yo?

—Yo... eh... mmmh... pues —busca formular una respuesta, más bien una excusa.

—Ya, déjalo, lo entendí —se cruza de brazos, pero Innie posa su cabeza sobre el hombro de su novio, formando un puchero con sus labios.

—No quise decir eso, solo que me tomó por sorpresa —Hyunjin rodea el cuerpo del menor, uniendo lentamente sus labios.

Aparto la vista un poco asqueado, ya que normalmente lo hago, no lo veo. Prendo nuevamente el celular, encontrandome con el mensaje de mi madre.

No podré llegar esta semana como pensaba. Me quedaré otro mes en Estados Unidos. Si necesitas algo, hijo, solo llama.

Sí necesito una madre que no esté huyendo todo el tiempo. Necesito una madre que sepa que le hace daño a su hijo, cuando viene de la nada, diciendo que quiere formar una relación pero se escapa a la primera discusión.
¿Es verdad? ¿tienes un álbum de fotografías conmigo de pequeño?
¿Por qué le hiciste prometer eso a Minho? ¿Ni siquiera has empezado y ya te has rendido? porque sí, si escuché esa parte.

Y no me enojó, me dolió.

Me duele que le des a otras personas tu trabajo, solo porque ya tienes uno más importante. ¿Es eso? ¿tengo razón? ¿disfrutas de viajar por negocios, cuando lo único que tenías que hacer es venir y abrazarme?

Así como los padres de Hyunjin y Jeongin hacían.

—Iré a preparar café —Innie se levanta del sofá—. ¿Alguien quiere? —miro a Hyunjin, pero ambos negamos. Vuelvo mi vista hacia la pantalla, sin responder ese mensaje.

—¡Espera pequeño! —da un salto, poniéndose de pie—. ¡Estás chiquito, te puedes quemar! —y me deja solo en la sala.

Entro al chat de Minho, tecleando rápidamente

¿Quieres acompañarme a un lugar?

A veces siento que ese trabajo lo consume. Vuelve cansado por las noches y ni siquiera come una rebanada de pan o un té.
Quiero decirle que deje de trabajar, pero no soy quién para hacer eso.
Mi mente vuelve a la normalidad, leyendo el nuevo mensaje.

Te iba a pedir lo mismo.

Lo releo frunciendo el ceño, pensando en qué lugar, pero no se me ocurre ninguno.

Entonces, iremos primero ahí, ¿sí?

¿A dónde quieres, Hannie?

A un hotel.

Largo una carcajada y la pareja vuelve a asomarse por la sala, prestandome mucha atención.

¡Jisung!

Bromeo amor, lo sabrás cuando lleguemos, ¿sí? confía en mí.

Sonrío por última vez y guardo el teléfono en el bolsillo de mi chaqueta. Miro sonriente a mis dos menores, pero mi expresión se vuelve seria.

—No vimos nada —Hyunjin se lleva la taza de café a sus labios, la que anteriormente había negado.

Miro el reloj de mi muñeca y los números digitales indican que ya es hora de ir por Minho.
Hoy es la primera vez que él sale temprano y me hubiera encantado tener otros planes, pero ya es hora de cambiar mi cabello.

—Si llego y ustedes están aquí aún, pensaré que follaron, y créanme, no les gustará un Jisung traumado.

Salgo de la casa y me adentro en el auto. Arranco a toda velocidad, buscando una canción en la radio que sea agradable ante mis oidos.

Me has hecho olvidar de mi madre con tan solo un mensaje tuyo, ¿cómo lo haces?

He imaginado tu rostro sonrojarse y creo que jamás olvidaré esa adorable imagen.
Dejo el auto enfrente de la cafetería, pero no hace falta apagar el motor, porque Minho ya está afuera.
Se acomoda en el asiento y se acerca a mí para besarme. Sus labios están un poco resecos y fríos por la baja temperatura, al igual que sus mejillas.

—Te he dicho que no esperes afuera.

—Estaba el chico de la otra vez...

—Es mejor esperar afuera, sí —interrumpo, poniendo el vehículo en marcha mientras escucho su carcajada—. ¿No te molestó, verdad?

—No Hannie, suficiente hiciste ya para que no se me acercara.

—Ese es mi trabajo... pero no vuelvas a esperar afuera, no quiero verte con fiebre —ríe bajito—. ¿Dónde quieres ir?

—Al cementerio... —lo miro, encontrandome con sus lindos ojos, solo por un instante—. Claro, si tú quieres ir conmigo.

—¿Por qué lo dudas? —giro hacia la derecha, así como indica el cartel para llegar aquél lugar.

—No lo sé, tal vez no te gusta.

—Te voy a contar algo, pero no le digas nada a nadie —lo miro de reojo, notando su atención en mí—. En el funeral de mi padre, no he derramado una lágrima, pero cuando estuve lejos de tí, mientras llorabas enfrente de ese cajón —paro en un semáforo y me giro a mirarlo—. Fue la primera vez que lloré.

Le estoy contando una parte de mi pasado, una que ni siquiera abrí cuando me preguntaba por qué estaba solo en una casa tan enorme.

Giro nuevamente a la derecha, entrando en un estacionamiento viejo. Ambos bajamos del auto, me alejo poniéndole seguro, mientras siento como sus brazos rodean mi cuerpo y su rostro se esconde en mi cuello. Dejo un beso sobre su cabeza, abrazándolo fuertemente.

Sí, si tú estas conmigo, todo es mejor.

—Lo siento —sonrío.

—¿Por qué lo sientes? no hiciste nada.

—No he preguntado si querías ir conmigo desde un principio, me siento un total egoísta —tomo sus mejillas para alcanzar sus labios.

—No quiero que te sientas así, solo me quería desahogar con algo que nunca conté —dejo un beso sobre la punta de su nariz—. ¿Tú me querías ayudar, no?

—Sí, creo que es un avance —sonrie y vuelvo a besarlo.

Tomo su mano y salimos de aquel viejo estacionamiento.
Caminamos por el largo terreno, llenos de lápidas, pero mi vista se centra en él y en como el viento mueve su cabello.
Ambos paramos enfrente de una lápida, con letras en ella en la que se lee perfectamente "Lee Taeyang". Adornado con recientes flores margaritas por los costados.
Minho mira atentamente, como si estuviera hablando en su mente.

—No seas tramposo y dilo en voz alta.

—Jisung, me interrumpes.

—Quiero escuchar lo que le dices a mi suegro —larga una pequeña risa.

—¿Por qué quieres escuchar?

—Tal vez sentiría lo que es tener un padre —aparto la vista hacia aquella lápida.

—Jisung...

—Shh, olvídalo, empezaré yo —dejo un beso en su mejilla y me arrodillo ante la tumba—. Querido suegro, tuvo un hijo demasiado hermoso y sexy —golpea mi hombro—. Y que ahora mismo me esta pegando. Solo quiero decirle que gracias por crearlo, porque sino, no hubiera encontrado al amor de mi vida —Minho se posiciona a mi lado, mirándome a los ojos.

—¿Soy el amor de tu vida?

—Eres mucho más que eso —tomo sus mejillas, para atrapar sus dulces labios—. Te dejaré solo, ¿sí? olvida lo que dije antes —asiente.

Dejo un último beso y me alejo solo unos metros.
Me duele tanto que haya perdido a sus dos padres por enfermedades. Escuchar de su boca lo unidos que eran y ahora solo están él y Lisa.

¿Qué hubiera sido de mí con una familia así? sin prejuicios, orgullo, dinero, solo amor y alegría.

A cada quién le toca lo que le toca y te encontré a tí y desde ahí, mi vida ya no es tan amarga.

¿Cómo lo haces? con tan solo verte, mi corazón explota de amor y mis ganas de besarte o abrazarte aumentan de una manera inmensa que no puedo entender.

Siento como unos pequeños dedos se entrelazan con los míos, borrando toda clase de pensamientos con tan solo ver su sonrisa.

Creo que me pasaré el resto de mi vida intentando descifrarlo.

—¿Estás bien?

—Siempre que estoy contigo, todo está más que bien —agacha la cabeza mientras sonríe, notando como sus mejillas se vuelven rojitas.

—Hannie —ríe nervioso.

—Te amo —tomo su mentón para alcanzar sus labios.

—Te amo —dice, llevando sus manos a mis mejillas para apretarlas con suavidad, sin importarle mis quejas.

Sonríe satisfecho y vuelve a entrelazar nuestros dedos.
Avanzamos por el mismo camino que antes hasta llegar al estacionamiento. Pongo el motor en marcha, mientras él busca una canción.

—¿Sabes algo de Seungmin? —pregunta, volviendo a acomodarse en el asiento.

—Hablé un poco con él ésta mañana, pero no dijo nada nuevo.

—Creo que sale con Chan —lo miro boquiabierto.

—¿El  que parece un canguro? —larga una carcajada.

—¡Jisung! —golpea mi hombro una vez más—. ¿A dónde vamos?

—Iremos a cambiar el color de mi cabello.

—Te cambiarás el rub... —lo miro arqueando ambas cejas—. Eh... quiero decir...

—Me ofendes, Minho —paro en el mismo semáforo—. Estaba pensando en teñirlo de un rojo, pero no me convence —me mira mientras acaricia mi cabello—. ¿Qué sucede?

—Me despido del rubio en silencio —lo miro de reojo antes del que el semáforo de luz verde—. El negro te quedaría bien.

—Entonces iré por ese —dejo mi mano sobre su muslo para acariciarlo.

Visualizo la peluquería y estaciono el auto enfrente.
Nos adentramos en el lugar, bien iluminado, pocas personas y una excelente música.

—¡Hey, Han! —Wooyoung llama mi atención—. Hace mucho tiempo no pasas por aquí.

—Sí lo sé, pero ya es hora —otro chico se hace presente, pero lo ignoro para mirar a Minho—. Él es Woo, amigo de la universidad.

—Oh, tú debes ser el roba corazones de chicos imposibles, Minho, si mal no recuerdo.

—Si, supongo que soy yo —me mira apretando sus dientes.

—No le hagas caso —susurro en su oido.

—Y él es San —señala al chico a su lado—. Mi novio y el que te atenderá ahora —su mirada se posa en Minho—. ¿Y tú quieres hacerte algo?

—No —decimos al unísono.

No estoy listo para que le toquen el cabello.

Minho se acerca un poco más para hablarme al oído.

—¿Y si me lo pinto de un naranja o algo por el estilo?

—No dejaré que toquen ese cabello tan suave —guiña su ojo izquierdo.

—Ve, te están esperando —aparto la vista hacia San, quien prepara las cosas.

Me alejo de él, recibiendo una nalgada de su parte.
Me siento donde el novio de mi amigo lo indica, mientras él me pone una especie de capa para cubrir mi ropa.
Comienza a aplicar un liquido espeso en mi cabello, pero pierdo total control de lo que está haciendo mi peluquero. Puedo ver a través del espejo, como Minho lee una revista.

¿Cómo puedes ser tan lindo?

—Aguarda unos minutos con esto sobre tu cabeza, luego te pondré el colorante.

Asiento y el chico se va, dejándome ver a Minho por el espejo. Me levanto de la silla para ir hacia el sofá de espera.

—¿Cómo me veo? —pregunto, moviendo mi cabeza.

—Como una ardilla con papel aluminio alrededor de su cuerpo —deja apartada la revista y me mira con una sonrisa.

—Eres muy chistoso, mi amor.

Me apoyo sobre la pared, viendo la pantalla de mi celular, más bien, el mensaje de esta tarde de Jihyo. Minho se acomoda sobre mi hombro, viendo lo mismo que yo.

—¿No le has contestado aún?

—¿Tengo qué? —pasa su mano por mi cintura, dejando un pequeño beso en el hombro.

—Tú eres el único que lo sabe, Hannie.

—Jisung, ya es hora —aparece San.

Dejo mi celular en las manos de Minho y voy hacia donde me indica el chico.
Me enjuaga rápidamente el cabello y luego ya me está poniendo el tinte. Hay una bolsa encima de mi cabeza que ya llevo aguantando unos veinte minutos. Los cuales, claro, he visto a Minho leer y sonrojarse cada vez que sus ojos se encontraban con los míos.
Un viento caliente cae sobre mi cabeza, luego de enjuagarlo una vez más.
San acomoda mi cabello, ahora, en un tono oscuro.

—Bien eso es todo —dice con una sonrisa, luego de quitarme la capa.

Agradezco también sonriente y me dirijo a pagar el tratamiento. Saludo a lo lejos a mi amigo y salgo del lugar, con Minho tomándome de la mano.

—Entonces, ¿cómo me queda? —aparta su vista, pensando en una respuesta—. Vamos, dilo —acerco mi oido a su rostro para escuchar mejor.

—Te ves como una ardilla tierna.

—¿Una ardilla? —largo una pequeña risa. Sus manos van a mis mejillas para apretarlas, haciendo que mis labios se abulten.

—Mí ardilla tierna y sexy.

—Si, así está bien —aparto sus manos para entrelazarlas mientras me acerco a sus labios.

Y tú eres mi lindo gatito, el que voy a cuidar por el resto de mi vida.

Solo quedan cuatro capítulos...

Así que desde ya, les agradezco mucho por apoyarme en esta historia ❤️. Eterna agradecida con ustedes, espero con ansias para presentarles mis futuros proyectos✨✨❤️.

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