35 "Fantasma"
El día de ayer, fue muy raro. No por la visita de Jihyo, sino porque Jisung, ni siquiera ha dicho una sola palabra, solo abrió su boca para tomar un café y para comer.
No quise meterme, supongo que él me dirá lo que le está pasando cuando se sienta listo.
Pero si no pregunto, sonaría desinteresado, ¿verdad?
Solo no quiero que se sienta obligado a contarme algo que tal vez no quiere.
Pero a la vez, le sería útil.
Recuerdo como con simples palabras, él logró que yo contara todo lo de mi padre. Quizás solo fue porque lloré delante suyo, sino, él nunca hubiera sabido por lo que estaba pasando.
Nunca pensé que la relación con su madre sería tan distante, ahora entiendo por qué no me quiso contar más de ella.
No la ve como su madre.
Pero Jihyo ama a su hijo, ¿no?
¿Cómo alguien puede odiarlo? ¿O simplemente no amarlo?
Sí no fuera así, ¿por qué tendría un álbum lleno de fotografías?
"Lo miro cuando no me animo a hablarle".
Se siente culpable por no forjar una relación estable con Jisung, lo entiendo, y aunque no me lo ha pedido, haré lo posible para ayudar a Jihyo, y a Hannie también.
"Demuéstrale el amor que no he podido y que nunca podré".
Se lo prometí, pero mí amor, no se compara con el de una madre.
"Solo dime que no te irás como lo hace ella siempre".
No me iré, claro que no, te amo demasiado como para hacerlo.
¿La sientes como un fantasma, no?
Creo que te comprendo, aunque no puedo entenderte del todo.
Todo el tiempo en el que mi madre ha estado a mi lado y el de mi hermana, lo único hizo fue amarnos, al igual que mi padre.
Solo quiero ayudarte, ¿me dejarás, verdad?
No quiero que te encierres y te destruyas con pensamientos e inseguridades hacia tu madre, quiero estar para tí, así como tú lo haces conmigo.
Espero que entiendas eso y comiences a abrirte a mí.
Cierro el grifo de la ducha y paso por mi cintura una toalla blanca. Salgo del baño, pero Jisung no está en su cama, dónde lo había visto por última vez.
Me dirijo hacia el armario y tomo una camiseta con algunos garabatos en ella.
Paso tranquilamente un jean por mis piernas, cuando unas voces, proviniente del piso de abajo, discuten fuertemente. Me asomo por la puerta, la cual abro levemente, para saber lo que está pasando.
—¡No metas a ese hombre en esta discusión!
—Solo trato de darte lo mejor, así como lo hizo tu padre.
—¿Qué no entiendes? ¡Él nunca fue mi padre, porque nunca me trató como a un hijo!
—Estoy tratando de hacer lo que en un principio no hice.
—No me digas, ¿ahora tienes instinto materno?
Eres un idiota Hannie.
—Te recuerdo que lo necesitaba cuando tenía diez años, con un par de globos a los costados, con un pastel y una insignificante vela en medio, dime, ¿en dónde estabas? ¿con unos empresarios más importante que el cumpleaños de tu hijo?
—Jisung...
—Jisung, nada mamá, ¿cómo quieres recuperarme? si a los segundos ya estás tomando tu bolso y tus maletas, y te vas como si no dejaras nada abandonado.
Mi corazón se contrae al igual que mis músculos y una sensación de tristeza me invade.
Me aparto de la puerta, mirando hacia el suelo, tratando de responderme todas las preguntas en mi mente.
¿Así es como te sientes? ¿Abandonado por tu madre? ¿Por qué sientes más de lo que dices?
La puerta es abierta. Levanto lentamente mi vista hasta encontrarme a un Jisung, con sus ojos al borde del llanto.
—Yo no quise escuchar... yo... —toma de mi mano y tira de ella, para abrazarme.
—Eso no importa —esconde su rostro en mi cuello, inhalando fuertemente—. Déjame abrazarte y luego responderé todo lo que quieras saber, ¿sí?
—Te he visto llorar...
—Pero no por mi madre —interrumpe lo que iba a decir.
—¿Y eso qué? solo quiero decir que llorar está bien —acaricio su cabello—. Y hablar también —aparto su cabeza de mi cuello y le tomo de las mejillas para mirarlo fijamente—. ¿O quieres escribirle una carta? —sonrío.
—No te burles —larga una pequeña carcajada.
—Tal vez la guarde, así como yo...
—¿Dónde la has escondido? —interrumpe de nuevo.
—Dónde no la encuentres.
—Puedo escribirte una mejor —empuja mi cuerpo hacia adelante, haciendo que mis brazos rodeen su cuello.
—Puedes hacerme todas las que quieras, yo las guardaré.
—¿Puedo hacerte todo lo que quiero? —sonríe.
—Ahora no —inclina su cabeza hacia atrás, largando un suspiro y luego una pequeña risa—. ¿Prometes decirme todo lo de tu madre? quiero ayudarte Hannie.
Pero, ¿cómo lo haré?
Ahora lo entiendo, somos tan distintos; tú, adinerado y yo no. He crecido en un hogar lleno de amor y alegría y tú, lo has hecho solo. Ambos con pasados tristes, ¿es por eso que nos amamos? ¿somos tan distintos que nos complementamos fácilmente?
Te he visto llorar y tú me has visto llorar, ¿es diferente? ¿que llores por qué te sientes abandonado por tu madre?
Supongo que para tí, sí.
—¿Sabes que te amo mucho? —corre un mechón de cabello que cubría mis ojo, para luego posar su mano en mi mejilla, mientras que yo niego—. Te amo mucho.
Sonrío, acercando su rostro al mío para atrapar sus hermosos y pequeños labios.
Quiero protegerte como tú lo haces conmigo. Tal vez no sepa como hacerlo, pero aprenderé.
—También te amo, Hannie —acaricia un poco más mi cabello mientras frunce su ceño—. ¿Qué sucede?
—Has tenido un resfriado, ¿qué no aprendes a secarte el cabello?
—Ya, no va a pasar nada.
¿He dicho qué tienes unos ojos brillosos y qué si se apagan por algo, yo podría morirme?
Porque así me siento si llego a perder ese brillo tan característico de tí.
Siento sus suaves labios sobre los míos, impidiéndome volver a pensar en sus lindos ojitos.
—Llego tarde Hannie —muerde suavemente mi labio inferior.
—¿Has desayunado bien? —asiento—. Entonces vamos.
Bajamos las escaleras, con él tomando mi mano.
Reviso de reojo para ver si Jihyo se encuentra en la sala o en la cocina, pero ella no está.
Tiene razón, siempre se va.
Nos adentramos en el vehículo, el cual pone en marcha. Apoyo mi brazo sobre la puerta y en la palma de mi mano, mi mejilla, con una total vista hacia él.
—¿En qué piensas, Hannie?
—En lo precioso que estás —me mira y me sonríe.
—No me mientas.
—Te prometí que no lo haría.
Gira hacia la izquierda, encontrándose enseguida con la cafetería. Estaciona el auto y me quito el cinturón. Me acerco a él y le tomo nuevamente de las mejillas para besarlo.
—No discutas con tu madre, déjala hablar, lo que quiere es acercarse a tí.
—Lo sé —susurra y vuelve a besarme.
—Tengo que irme, pero luego hablaremos, ¿sí? —lo miro directo a los ojos.
—Te amo —sonrío. Corro un mechón de su cabello rubio y luego acaricio su mejilla.
—Te amo también —dejo un último beso en sus labios y me voy a de ahí.
Ingreso al lugar, viendo como su auto desaparece.
Voy detrás del mostrador para colocarme el delantal. Acomodo por último mi credencial y tomo una pila de los pequeños menús, con todas las promociones de la semana, ya que el menú principal está en las grandes pantallas.
Dejo los pequeños cartones en las mesas, cuando algo más me llama la atención.
—¿Qué hacen ustedes dos tan cerca? —ambos chicos me miran—. ¿Alguien va a decir algo? —me acerco más a ellos.
—Sí —se adelanta Seungmin—. No es de tu importancia —pasa por mi lado y yo me quedo mirando a mi hyung.
—Eso —Chan señala con su dedo, arqueando ambas cejas, retirándose también.
Coloco sobre la mesa, que ellos estaban "limpiando", el último menú que quedaba en mis manos, sin quitar la vista en ambos chicos.
¿Y estos dos qué?
Observo detenidamente, como Seungmin corta pastel para colocarlo en la heladera, mientras que Chan, solo apoya su brazo, con su mentón en el dorso de su mano y lo mira sonriente.
¿Es lo que yo estoy pensando? ¿Desde cuándo?
—Cuando nos lo digan, nos haremos los sorprendidos —aparece Félix junto a Changbin.
—¿Ya lo sabían?
—Si no estuvieras pensando tanto tiempo en tu enamorado, te darías cuenta —aparto la vista de Félix, un poco avergonzado.
¿Tanto tiempo pienso en Hannie como para no darme cuenta que mi hyung y uno de mis menores, están saliendo?
—Hablando de Han, ¿no hizo alguna otra idiotez? —Changbin se gana un golpe de su novio, quien termina acariciando el lugar de impacto.
—No, Changbin, no a hecho otra cosa que tratarme bien —rodeo mis ojos.
Me dirijo hacia un señor, sentado en una de las mesas. Tomo su orden, escribiendo atentamente lo que pide. Alcanzo el pequeño papel a las manos de Chan, el cual miro dudoso.
—Estás muy sonriente hoy hasta traes una camiseta roja, ¿qué te está pasando?
—Ja, ja, ja, muy gracioso —Chan se aparta y comienza a preparar la orden.
Miro hacia el reloj, el cual tan solo ha avanzado una hora.
La cafetería se ha llenado por completo, como de costumbre, pero por lo menos nos han dejado almorzar.
El día de hoy, ha comenzado bastante soleado, ahora solo hay nubes que amenazan con derramar agua por toda una semana.
Tomo mi celular y entro a mis contactos, para enviarle un mensaje.
—¿Está todo bien?
Espero unos segundos más en línea, pero no contesta y solo vuelvo a guardarlo.
¿Qué es sentirse abandonado por alguien? ¿Se siente el mismo vacío que yo sentí estando lejos de él? ¿O es algo mucho más grande que eso?
Supongo que sí y es algo que te consume lentamente.
Y entonces yo estaré ahí para ayudarte, ¿lo entiendes?
Siempre que lo necesites.
Mi vista es fija sobre aquél ventanal, viendo como cada nube se vuelve más oscura, agradable antes mis ojos. Pero aún más cuando miro hacia el reloj, dándome cuenta que falta poco para salir.
Mi teléfono vibra en el bolsillo trasero de mi pantalón. Lo busco rápidamente y sonrío ante la pantalla.
—Te extraño, ¿sabes?
Me aparto de ahí y voy hacia el baño.
—Ya vienes por mí, ¿no?
Cierro la puerta y me meto en uno de los cubículos.
—Claro, aunque ya estoy aquí.
—¿Te llevo algún café?
—No, quiero verte preparándolo.
—Iré en unos minutos.
Sonrío por última vez, antes de apagar la pantalla y volver a guardarlo.
Salgo del cubículo y me miro por un momento en el espejo. Junto un poco de agua en mis manos para mojar mi rostro. Salgo del baño y la cafetería ya está vacía.
Dejo mi delantal dónde siempre y tomo mi chaqueta, que hace unas horas he dejado apartada.
Miro por última vez a la pareja que queda; Chan pasa una mano, acariciando la espalda de Seungmin, quién sonríe nervioso.
Salgo de ahí, encontrandome con el frío de la noche y un fuerte viento. Visualizo el Jeep de Jisung y camino apresuradamente.
Entro en el interior, acomodandome en el asiento mientras abrocho el cinturón. Me giro hacia mi novio con una sonrisa, pero él solo mira hacia la ventanilla de adelante, poniendo el motor en marcha.
Silencio es lo que habita aquí. Inspecciono un poco más su mirada, la cual se nota perdida.
—Para el auto —digo, pero parece que no me escucha—. Para el auto, Jisung —inclina el volante, haciéndose a un costado. Me quito el cinturón para acercarme a él y tomarle de las mejillas.
—¿Hice algo mal? —noto como su voz se quiebra y sus ojitos se cristalizan.
—Tú no hiciste nada mal Hannie, ¿ha pasado algo? ¿algo con tu madre? —una lágrima cae y la consigo limpiar con mi dedo pulgar.
—No sé que hacer para verla como mi madre y no como un fantasma. No ha estado en mi jodida vida, ¿entiendes eso? para mí es como si fuese una desconocida —lo atraigo hacia mí y lo abrazo fuertemente.
Así, como el me pide que lo haga.
—Hannie, no digas eso, ¿sabes? se tienen que dar tiempo. Uno en el que ambos hablen, dejar que ella hable y que tú también lo hagas, así aclararán las cosas. Ésto es lo único que puedo decirte, yo...
—¿Tu madre siempre estuvo para tí, verdad? —susurra, interrumpiéndome.
—Sí... —lo alejo de mí para verlo a los ojos, porque sé a lo que se refiere—. Tu madre te ama, solo que no sabe como expresarlo correctamente.
—No lo sé...
—Pues, yo sí —limpio el rastro de lágrimas—. Mientras tú te duchabas, ella me mostraba un álbum de fotografías, contigo de pequeño, pero lo que no has visto, es la sonrisa que su rostro formaba al contarme todas las historias detrás de esa imagen.
—Esas historias se las contaban las mucamas que me cuidaban, pero si las recuerda, creo que algo es.
—Hannie, tu madre no tuvo una persona que le enseñara lo que es el amor o no fue criada con el cariño para saber demostrarlo, tal vez ese es el problema, Jihyo no sabe como expresarlo, pero ella te ama —limpio una vez más su rostro y me acerco para besar sus labios—. Vamos a casa, así te tranquilizas —asiente con una sonrisa y se aleja para poner el motor en marcha.
Me acomodo en el asiento, con mi mano en su cabello y mi vista puesta en él.
Sí, le afecta mucho más de lo que dice o demuestra.
Estaciona el auto en la entrada de su casa y ambos bajamos.
Dejo mi chaqueta encima del sofá, mirando hacia la cocina para encontrar a su madre, o está en su habitación o aquí no se encuentra.
—¿Quieres que cocine algo? —niega—. ¿Estás seguro? —asiente.
—¿Tú tienes hambre? —niego—. ¿Seguro? —asiento—. Tengo sueño —se tira sobre mí, abrazándome por la cintura y escondiendo nuevamente su rostro en mi cuello, dejando un dulce beso cerca de mi clavícula.
—Entonces vamos a la habitación —miro su pequeña oreja, esperando alguno de sus chistes—. Jisung.
—¿Qué?
—¿No me dirás nada?
—Te amo.
—Eso no —largo una pequeña risa y él se aleja, dejándome ver sus ojos, un poco rojos por el cansancio—. Te amo.
Acerco una vez más sus labios, para sentir el calor de su boca sobre la mía.
Tomo una de sus manos para entralazarlas, así dirigirnos hacia la habitación.
Jisung se tira a la cama, tirándome con él. Se acomoda en mi pecho y larga un pesado suspiro.
—¿No te pondrás pijama?
—Luego, no he estado así por unas largas horas —paso mis brazos alrededor de su cuerpo. Dejo un pequeño beso sobre su cabeza para luego posar mi mentón sobre ella.
—¿Has discutido con tu madre de nuevo? —sobo suavemente su brazo, esperando una respuesta—. ¿Hannie?
Ya se durmió.
¿Dónde estas Jihyo? ¿Por qué te vas como Jisung dice? ¿A caso no te das cuenta que eso lo daña?
Pero supongo que ahí es donde entro yo, cuidarte cuando estes mal y cumplir con mi promesa...
Darte el amor que no pudo y que no podrá, aunque estoy seguro que dejarás que Jihyo te ame.
Quedé 👁️👄👁️ por el ChanMin, porque no estaba en mis planes.
Perdón por no actualizar ayer 🤧🙏
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