31 "Respuestas"

Día cuatro.

Han jisung.
De quién me enamoré. A quién le entregué todo de mí; mí cuerpo, mí amor, mí alma entera.
Me destruyó, me hizo pedazos. Quién tomó con sus manos mí corazón y lo único que hizo fue jugar con él.

Y lo peor es que te extraño.

La persona la cual amé por primera vez. Quién escuchó todos mis problemas y supo ayudarme cuando más lo necesitaba.

Él me hacia olvidar.

Aún siento tu voz susurrándome en el oído, tus caricias en mí mejilla, tus besos en mis labios.
¿Por qué? ¿Por qué no me lo dijiste?

Pensé que me amabas.
Las personas que se aman, no se hacen daño.

Tengo tantas preguntas que una sola persona puede responder, mí Jisung.

¿Por qué me has elegido para eso? ¿Qué fue lo que te hizo elegirme para un tonto juego?

Pero nada de eso importa ahora, te extraño.

Te extraño como un loco. Te necesito a mí lado, quiero estar contigo. Tú eres quién me calma en las noches. Tú eres mi silencio luego de la tormenta. Tú eres mi manta. Tú eres quien me cuida de esas pesadillas. Tú eres mi todo y a la vez nada.

Porque siento que ya no me queda nada.

Necesito respuestas a todas mis preguntas. Necesito tiempo para aclarar mi mente, ¿entiendes eso?

¿Cómo estás? ¿Estás triste y vacío? ¿Así como me siento yo? ¿Te has curado esa herida en tu rostro? Sí, Changbin me ha contado lo sucedido, lo siento por eso.

También me ha contado que te preocupas por mis pesadillas y que has pedido por favor que no me dejaran solo por las noches.

¿Te preocupas por mí? ¿Sabes como he sonreído al escuchar eso?

Me he despertado un poco menos triste hoy. Sé que no has dejado de llamar ni de mandar mensajes.

No te has rendido, no me has dejado ir.

Me levanto de la cama y abro las cortinas para que entre luz en la habitación.
Busco un jean roto por las rodillas y una camiseta negra, con el logo de Supreme.

Sí, tú camiseta. Y sé que también tienes una mía.

¿Me extrañas, cómo yo a tí? ¿También sientes que ya no respiras?
Salgo de la habitación, yendo hacia la cocina, dónde se encuentran mis dos mejores amigos.

-¡Hyung, buenos días! -dice, Félix, ahora con cabello gris plata.

-Buenos días -me siento en una de las sillas y tomo un brownie, para llevármelo a la boca.

-No quiero sonar grosero pero, ¿tanto te gusta esa camiseta? desde que estás aquí no te la has quitado.

-¡Binnie! -regaña su novio, golpeándole el hombro.

Aparto la vista, hacia la taza de café, un poco sonrojado.
No me la he quitado hace cuatro días, a pesar de que la mayoría los pasé llorando, es una forma de sentirte cerca.

Porque ya lo dije y lo vuelvo a repetir, tú me calmas, pero tu camiseta no me es suficiente.

Tengo que ir por tí. A buscar las respuestas que necesito para saber si estoy dispuesto a perdonarte.
¿Me amas, verdad? Si no fuera así, ya habrías dejado de llamar, no te quedarías con mi camiseta, tampoco te preocuparías por mí y mis pesadillas.
¿Me quieres ver, no es así? porque yo no aguanto estar lejos de tí.

Solo dime que sí, Hannie.

Félix me matará, al igual que Changbin, pero lo entenderán.
Entenderán que estás arrepentido, ¿lo estás, verdad?

Día cinco.

Me he decidido e iré por respuestas. Aún no tengo idea de lo que vas a contestar, pero por favor, sé sincero conmigo.

No podría aguantar otra mentira de tu parte.

Me he cambiado completamente, aunque solo me he puesto una sudadera arriba de tu camiseta, no quiero que pienses que por llevarla te he perdonado.
Camino por las calles de Seúl, yendo hacia el lugar que se ha vuelto uno de mis favoritos, solo por que tú me has abierto las puertas también como si fuese mi casa.

Mierda, de solo pisar la entrada, un montón de recuerdos inundan mi mente.

Subo los escalones e inhalo fuertemente antes de tocar, tratando de calmar los latidos de mi corazón.
Jisoo aparece en la puerta. Hace una reverencia y me invita a pasar.
Y ahí está. Sentado en el sofá, leyendo un libro que se me hace conocido.

Creo que dejé de respirar por un momento.

-Joven Jis...

-Ya dije que no quiero ver a nadie que no sea... -eleva su vista, posandola en mis ojos-. Minho.

La sirvienta se va de la sala, dejándonos solos. Jisung se levanta de golpe y camina hacia mí. Toma de mi mano y tira de ella, para rodear mi cuerpo con sus brazos. Tardo unos segundo en asimilar lo que está pasando, pero lo abrazo con la misma fuerza que él. Escondo mi cabeza en su cuello, inhalando su aroma.

Lo tengo conmigo.

-Lo siento -una de sus manos va hacia mi cabello para acariciarlo-. Lo siento tanto... Yo...

-Solo vengo a hablar contigo, necesito respuestas -me alejo de él, mirándole a los ojos.

Rojos e hinchados, ha llorado.

-Te diré lo que sea -su mano desciende hasta mi cintura nuevamente-. No pensaba que fueras tú el que viniese, yo... si yo no fuí es que...

-Querías darme tiempo, a mí, a nosotros, lo entiendo Jisung -mis dedos buscan sus manos para tomarlas y sacarlas de donde están.

Quiero sentir su suave piel.

-Todo lo que dije, todo lo que salió de mi boca fue real, es real. Nada de lo que pasamos fue una mentira. Jamás te he tratado como un juguete, lo nuestro nunca fue un juego. Al principio sí, porque aún no me daba cuenta de que te amo. Minho, te amo -asiento levemente, mordiéndome la lengua para no llorar.

-¿Por qué me hiciste prometer que ibas a cuidar de mí?

-Porque quería hacerlo, te quiero cuidar, de todo, incluso de mí, sé que te hecho mucho daño con lo de la apuesta, pero si tú lo permites, quiero seguir haciéndolo, quiero seguir contigo.

-¿Me amas?

-Te amo tanto que no puedo respirar sin tí -mi corazón ha dejado latir al escuchar esas palabras-. Minho, eres la primer persona que amé en mi vida, que aún amo, demasiado.

-¿Soy tu todo? he pensado en eso estos cinco días, diciéndome que era una mentira.

-Quítate eso de la cabeza, eres mi todo, eres mi vida, te quiero conmigo ahora y siempre. Sé que fuí un idiota al no decirte nada y dejar que te enteres así, pero quiero que sepas que he pensado una y mil veces en decirte, solo que no sabía como. Ése día, lo iba a confesar, créeme.

-¿Por qué yo? ¿Qué te hizo elegirme?

-Yo no te elegí, fue Choi. De algún modo me siguió en esa fiesta y supo que yo... que yo no paraba de mirarte. Me has dejado loco desde el primer día en el que te ví, en la cafetería. Sé que no fuí del todo sincero al principio, pero nada fue mentira. Cada uno de mis te amo, eran reales, todo lo que hubo de mí para tí, fue real. Sí, debí decirte todo en cuanto mostré la foto... -la sonrisa inconsciente que tenía, se deshace.

-¿Foto? ¿Qué foto, Jisung?

-Tenia que tener una prueba para acabar con la apuesta... -cierra sus párpados, mientras que a sus últimas palabras las susurra-. Y saqué una foto.

-¿Mientras te entregaba mi cuerpo por primera vez? -mi voz se quiebra y suelto sus manos-. ¿Cómo pudiste hacerme eso?

-Juro que borré todo, nadie vió demás. No dejé que haga nada con esa foto, ni que tocase mi celular o que la viera tan de cerca, Minho, lo juro.

-¿Cuándo... cuándo fue que hiciste eso?

-Luego de dejar a tu hermana en casa y a tí en la universidad.

-¿¡Le mostrabas una foto mía, luego de haberte ganado la confianza de mi hermana!?

-Sí... -susurra-. Perdóname, por favor.

-Le has mostrado a una persona nuestra... mí primera vez, ¿cómo quieres que te perdone? yo... Jisung -mis lágrimas no paran de salir-. ¿Estás seguro de que me amas, de que soy tu todo, como tú lo has dicho? -cada palabra que sale de mí boca, me duele como el mismísimo infierno.

-Nunca estuve tan seguro en mí vida, Minho, sin tí yo no puedo...

-Pues lo hubieras pensado antes -me doy la vuelta y camino rápidamente hacia la entrada, abriendo la puerta pero él me detiene.

-No te vayas... tengo algo para tí en mí habitación, solo déjame buscarlo -me suelto de su agarre bruscamente.

-Quita tus manos -me giro nuevamente para mirarlo a los ojos-. Estaba dispuesto a perdonarte, solo quería saber si en verdad me amas, ¿pero una foto? ¿cuándo ambos teníamos sexo? ¿cuántas más has sacado?

-No Minho, no digas eso...

-¿Qué no lo diga? ¿qué es lo que tengo que decir? ¿qué es lo que quieres escuchar, eh? ¡entregué mi cuerpo, mi piel a tus manos! ¡y dejé que tomes mi corazón y solo jugaste con él! ¡me enamoré de tí, al punto en el que llegaste a ser un lugar seguro para mí!

-Sigo siendo ese lugar seguro...

-¡No! ¡ya no lo eres porque se acabó! -limpio mis lágrimas, sin dejar de mirarlo-. Ya no te amo.

-No digas eso... -se acerca a mí pero yo me apresuro en salir de ahí.

Volviendo a alejarme por tercera vez, llorando por tercera vez y él es el culpable, por tercera vez.

Día seis.

Por más de que me sienta usado, traicionado y humillado, aún no me quito tu camiseta, es la única manera de sentirte conmigo.
Dije que todo se acabó, que ya no te amo, ¿sabes cuanto me duele esa mentira?

Sí, quiero ir contigo, decirte que todavía te amo más que a nada y sentir tu suave piel junto a la mía, pero aún no puedo.

No puedo asimilar la idea de que hayas sacado una foto en medio de nuestra intimidad, para acabar con el que se supone es un juego.
¿Pero te has enamorado de mí, no es así?
¿Qué es eso que tenías para darme? ¿Me lo darás pronto?

Porque quiero... no, necesito volver a tenerte conmigo.

-Puedo ordenar, ¿o hay una fila de personas invisible? -un chico alto se pone delante mío, llamando mi atención.

-Sí, lo siento señor, ¿qué va a ordenar?

-Tranquilo, lo entiendo, hay mucho trabajo, ¿no?

-Sí, mucho -aunque la cafetería esté casi vacía, lo único que me distrae es mi mente.

-¿No me recuerdas? porque yo a tí, sí.

-No, disculpe, ¿de dónde me conoce?

-De aquí, coquetee un poco contigo y un chico rubio se puso celoso -bajo la vista, sonriendo al recordar el rostro de Jisung-. Por cierto, un café doble, con dos cucharadas de azúcar... ah, lo tomaré acá, voy a disfrutar de la vista desde aquí adentro -solo asiento-. Sehun, por si preguntas -me guiña el ojo.

-Pregunto solo para la orden -digo, con una expresión seria.

Solo espero que lo entienda.
Tomo una taza de porcelana blanca, acompañándola de un pequeño plato por debajo. Hecho café, vertiendo leche y crema de leche, junto a sus dos cucharadas de azúcar. Dejo la orden en el mostrador a punto de llevarlo, cuando una voz conocida me interrumpe.

-Sé que no me quieres ver -ni siquiera giro mi cabeza para mirarlo-. Pero necesito café, tu café, por favor -solo asiento.

-El lugar dónde te sientas está libre, solo espera un momento.

Coloco la taza de café en una bandeja redonda y lo agarro por el centro y me dirijo hacia una esquina de la cafetería, dónde ese chico está esperando.
Me acerco a él, quién me mira con una sonrisa, pero yo solo me dispongo dejarle la taza sobre la mesa.

-Espera -me agarra del brazo, impidiendo que me vaya.

-Por favor señor, estoy trabajando.

-¿Me puedes dar tu número?

-No -siento la voz de Jisung cerca mío-. Está conmigo y no te dará su número, no a personas con cara de inútil.

-Jisung, por favor -vuelvo a susurrar, mirando a ambos.

El cliente se endereza de su asiento, llamando la atención de algunas personas.

-Aléjate de él, ¿no has entendido que no quiere darte su número? déjalo trabajar en paz.

-¿Y eso a tí que te importa?

-Me importa porque soy su novio, ahora, aléjate de él.

-¿O qué? -el hombre se acerca desafiante y Jisung me aparta suavemente con su mano.

Pero todo para pegarle al hombre en el rostro. El chico tambalea un poco, tocándose la comisura de sus labios, dejando sangre en sus dedos. La cafetería se llenó de algunos gritos y susurros. Miro a Chan, quien se encuentra comiendo un muffin ante toda la escena.
Dejo la bandeja en una mesa cercana y tomo del brazo de Jisung, llevándolo conmigo. Dejando que aquel chico golpee al aire con todas sus fuerzas.
Lo empujo hacia el baño y cierro la puerta.

-¿Por qué hiciste eso, Han... Jisung?

Hannie... extraño llamarte así.

-Ya no eres nada mío...

-Te equivocas -comienza a caminar hacia mí, tomándome de las manos y me estampa contra la pared, con ambos brazos a los costados de mi cabeza-. Aún sigo siendo tuyo y tú sigues siendo mío, nada va a cambiar eso -susurra en mí oído.

Su voz con tono seductor, es lo que me hizo recordar lo que pasó aquí solo hace unos meses.
Queriendo que se vuelva a repetir.

-Déjame ir -intento que mi voz suene segura, sin mirarlo-. ¿Me escuchas, Jisung? déjame ir.

-No hasta que me mires a los ojos y me digas que ya no sientes nada por mí -mí corazón acelera, como si fuese a salirse de mi pecho.

Pero no respondo. Lo empujo con fuerza, saliendo del baño. Cierro la puerta y me apoyo en ella, escuchando a Jisung.

-¡Jodida mierda!

Sí, jodida mierda.

Porque quería que me follaras, ahí, en ese momento.
Extraño tu piel, tu cuerpo, tu voz diciendo que vuelva a repetir lo que dije, tus besos en mi cuello o tu cabeza en mi pecho, diciendo que te encanta el latido de mí corazón.
¿Sigo siendo tu paz? porque me he dado cuenta que tú eres la mía.

Día siete.

Has dejado de llamar y de mandar mensajes, ¿te has rendido, Hannie?
Por favor, no lo hagas y ven a buscarme, como yo lo hice, aunque saliera corriendo.
Ya he olvidado todo. La foto, la apuesta... te quiero, te necesito.

Te amo, Hannie.

-Minho, ¿estás bien? tienes tres órdenes atrasadas -Changbin aparece, dejando unos platos con restos de pastel en el lavabo.

-Y las estoy haciendo, ¿qué no ves? -aparto una taza con café y le vierto leche.

Dejo la pequeña taza con un plato debajo, junto a un trozo de pastel de fresa, acompañado de un jugo de naranja fresco y un muffin, para una pareja en la mesa siete. Llevo la orden y me retiro de ahí con una sonrisa, más bien con una mueca.
Vuelvo hacia el mostrador, colocando nuevos pasteles y cupcakes en la heladera exhibidora.

-Siento interrumpir -me quedo estático. El pastel cae, rompiéndose a la mitad de donde lo saqué.

Conozco perfectamente esa voz cálida y que tanto me gusta, que también hace mi corazón latir. Me doy media vuelta, sin pensarlo y lo miro a los ojos.

El brillo de sus pupilas, el cual me enamoró perdidamente, el cual amo... no lo encuentro.

-No quería venir aquí, pero no hay otro café hecho por Minho en otra parte, lo siento si no me quieres ver, pero ayer me fuí sin tener mi orden -asiento lentamente-. Un americano, por favor.

Saco el vaso con la medida que le gusta y lo dejo debajo de la cafetera para que el líquido negro caiga dentro. Pongo un poco más de agua para que el sabor no sea tan intenso.

Como a él le gusta.

Le coloco la tapa y lo dejo sobre el mostrador, sin soltarlo aún. Mis ojos avanzan lentamente hasta encontrarse con los suyos.

-Has dejado de llamar -abre un poco su boca para decir algo, pero me adelanto-. No dejes de hacerlo, no dejes de insistir, no me dejes ir, Hannie.

Salgo de ahí rápidamente y me encierro en el baño.
Me miro al espejo, mojando mi rostro con agua.
¿Por qué dije eso?
Él tendría que venir por mí, me lastimó, jugó conmigo en un comienzo.

No sé que hacer... solo no te vayas.

Salgo del baño, casi corriendo, pero lo veo marcharse en su auto.

-Creo que llegaste tarde -Changbin se asoma por detrás y me pone un papel enfrente de mi rostro-. Pero te dejó esto -tomo el papel y leo atentamente.

"No creas que dejé de amarte, aunque eso me es imposible. Te amo demasiado para dejarte ir, solo necesito darte tu tiempo. Por favor, perdóname, amor"

-Si lo extrañas tanto -comienza a decir mi amigo en mí oído-. Si ambos se extrañan, lo tienes que perdonar. Lo ví en sus ojos y en sus palabras, está arrepentido de todo Minho, él te ama.

Pues yo tampoco dejé de amarte, Hannie.

Y te odio por eso.
Te odio por extrañarte. Te odio por querer tus caricias, tus besos, todo de tí. Te odio por dejarme solo en las noches y necesitarte para calmar mi mente. Te odio porque estoy perdido sin tí. Te odio porque aún eres mi lugar seguro. Te odio porque no pude retenerte. Te odio por mentirme.

Pero aún más te odio porque no puedo odiarte.

Me acabo de dar cuenta, que la descripción de la historia, tiene la parte del baño narrada por Jisung, solo eso. Espero que les haya gustado el capítulo. ✌️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top