28 "Verdad"

Me he estado despertando solo para verte dormir.
Como se cierran tus párpados suavemente y la curva que forman tus pestañas. O como se fruncen tus labios, formando un abierto pico adorable.

Y totalmente apetecibles.

Pero no solamente para apreciar tu bello rostro, sino para aclarar mis pensamientos. Esos que me culminan la mente y que me consumen lentamente por la culpa.
¿Cómo te lo diré? No lo sé. No he practicado o escrito algo para estar listo.

Porque quiero estarlo.

Quiero elegir correctamente las palabras para no hacerte daño, no más del que creo que te haré.

Solo quiero que entiendas que jamás fuiste un juego para mí.

A pesar de que mi acercamiento no fue del todo sincero, juro que todo lo que salió de mi boca, era real.

Esto es todo lo que tengo de mí para tí.
El amor que nunca sentí, lo siento por tí, solo por ti, Minho.

¿Me perdonarás, verdad? Porque tú no puedes vivir sin mí como yo no puedo vivir sin tí.

Y aunque no quisiera, esto es así.

Te lo diré. Todo. Absolutamente todo, desde que te conocí, desde que me enamoré hasta que te convertiste en mí todo y en la persona que más amo.
¿Me creerás? Porque haré lo posible para que lo hagas.
¿Te irás de mi lado? Ese es mi mayor miedo.
¿Te detendré? No lo sé, te daré tu tiempo, tu espacio... Mierda, lo que necesites.

Pero no me permitiré perderte, no sabiendo que tú haces de mi vida algo mejor.
No.
Tú eres mi vida y si te pierdo, ya no tengo nada.

¿Entenderás que te amo? Y no lo hago dentro de la descripción de amar, porque esto va a más allá de mí... Más allá de todo este mundo.

Se acabó el tiempo. Te lo diré, ¿cuándo? Pronto, ¿cómo? No lo sé.
Solo estoy buscando las palabras adecuadas, ¿sí? Pero mi mente se bloquea y me imagino una y mil veces tú corriendo de mí, yo no quiero eso.

Pero debo. Debo enfrentarme a la verdad.

A la verdad de que fuí un idiota al aceptar esa apuesta. De que sigo siendo el mismo idiota por pensar demasiado esto.

Me siento débil, ¿sabes? Y un total cobarde.

Débil ante el vacío en mi corazón y en todo el cuerpo si es que no me perdonas.

¿Sí sabes que te entregué todo de mí?
Al igual que tú y no lo supe cuidar como debía.
Te amo, ¿entiendes eso?

Abro lentamente los ojos, encontrandome con la luz solar del día. Largo un pequeño bostezo, estirando todo el cuerpo.
Me doy vuelta sobre el colchón para abrazar a Minho, pero grata fue la sorpresa al no encontrarlo en la cama.
Me levanto rápidamente. Cambio mi pijama por un jean, una camiseta y termino colocándome las zapatillas.
Bajo las escaleras y me adentro en la cocina, encontrando a Minho, sentado en una de las sillas de la isla y sumergido en libros.
Me acerco lentamente a él, para abrazarlo por la cintura y dejarle un beso en su mejilla.

—Jisung, casi me muero del susto.

—Ajá, tú te levantaste primero y me dejaste solo —me siento a su lado—. Hazme el favor y nunca me vuelvas a hacer eso, me acostumbré a acariciarte antes de que despiertes —se levanta de su asiento y se acerca a mí, rodeando mi cuello y yo nuevamente su cintura.

—Lo siento —acerca sus labios a los míos y los besa delicadamente—. No quise despertarte, por cierto, buenos días.

—Buenos días, ahora que te tengo entre mis brazos, claro que los son —miro sus ojos por unos segundos antes de descender mi vista a sus labios y atraer su cuerpo un poco más al mío—. Necesito tus besos, ven aquí —sonríe antes de besarme.

Mierda, me encanta tu sonrisa y tus suaves labios sobre los míos.

—Hace dos semanas que estás aquí... —

—¿Quieres que me vaya? ¿Tú madre volverá? —tartamudea un poco.

—No, ¿cómo voy a querer eso? —subo una mano hasta encajarla perfectamente en su mejilla—. Solo quería decir que fueron las mejores semanas de mi vida, no había follado tan seguido desde hace mucho —golpea la parte posterior de mi nuca y su mirada se vuelve seria mientras largo una carcajada—. Bromeo amor, ¿cuándo te darás otra ducha conmigo, eh? Aún recuerdo como pasaba jabón por tu... —

—Cállate ya, ¿sí? —desvía la vista un poco y sonrío ante el sonrojo de sus mejillas.

—Escucha, he estado mirando el bolso en el sofá y he estado pensando en que no quiero que te vayas todavía, así que, ¿qué dices si te hago un espacio en mí armario? —sonrisa vuelve a aparecer.

—¿Harías eso?

—Eso —lo vuelvo a besar—. Y mucho más, solo por tí.

En la noche. Te lo diré en la noche.
Solo quiero unas horas para darte todo el amor que siento hacia tí, aunque no creo que me alcance el día, pero haré lo posible.

Acciones, no palabras.

Bueno, las palabras también son necesarias, pero no sé como vas a reaccionar ante lo que voy a confesar.

Una gran verdad que se volvió mentira, solo cuando me sonreíste por primera vez.

¿Por qué intenté engañarme? Cuando me decía a mí mismo que eras solo un juego, que tú no me gustabas.
¿Por qué, Minho? ¿Por qué tuve que enamorarme? Aunque, se siente tan bien amarte.

Y ser amado por primera vez.

—Minho —me separo de sus labios y lo miro a los ojos—. ¿Sí sabes que te amo? —asiente repetidas veces.

—Yo también te amo —sus manos van hacia mis mejillas y las aprieta, formando un pico con mis labios y moviendo mi rostro de un lado a otro—. Demasiado —deja mi cabeza quieta para besarme.

—¿Puedo hacerte el amor arriba de los libros?

—Mmmh, no —muerde mi labio inferior y luego me mira a los ojos—. Ah, lo olvidaba, no he hecho el desayuno, no hay café y no quería despertarte para preguntar si tomas té, pero si quieres, voy al supermercado a comprar.

—Iré yo, asi no te distraigo tanto con tus estudios —se aparta un poco para que pueda levantarme de la silla—. Voy rápido, ¿sí? No me extrañes, precioso.

Salgo de la cocina para ir a la sala en busca de mi abrigo y las llaves, pero no están.
Vuelvo hacia la cocina, encontrandome a Minho, con su mano elevada y en su dedo índice con mis llaves. Las tomo formando una sonrisa y revolviendo mi cabello.

—Eres mi héroe, ¿qué haría yo sin tí?

—Ya, no exageres —dejo un beso en la punta de su nariz.

Salgo por la puerta trasera, enfrentándome al frío de las nueve de la mañana.
Me adentro rápidamente en mí auto y lo pongo en marcha.
¿Por qué hace tanto frío? Siento como mis músculos tiemblan a falta de calor.

De su calor.

Prendo la radio, encontrando una linda canción. Aunque el trayecto sea corto, necesito distraerme.
Giro hacia la izquierda, encontrandome enseguida el supermercado. Entro al estacionamiento y busco un lugar cerca de la entrada. Salgo del vehículo y camino rápidamente, adentrándome en el lugar. Voy hacia la sección de alimentos, buscando atentamente el café.
¿Es mi primera vez en un supermercado? No.
¿Venía siempre por cerveza o solo comida para el microondas? Sí.
¿Parezco un niño, el cuál no encuentra a su madre mientras busco el café? Por supuesto que sí.
Hasta que por fin lo encuentro, luego de perderme en la juguetería.
¿Pero cuántas marcas de café hay? ¿Qué marca lleva Jisoo?
Doy la vuelta para encontrarme con unos malvaviscos, también de distintas marcas.
Vuelvo al café, tomando el primero que mis ojos ven. Y porque no unos malvaviscos.
Voy hacia la caja para pagar todo. Salgo nuevamente, dirigiéndome al estacionamiento. Coloco la pequeña bolsa en el asiento del copiloto. Pongo el motor en marcha y prendo nuevamente la radio, para no pensar, no ahora ya que tengo todo claro.

Te diré la verdad, a pesar de que te pueda perder.

Doy por fin con la entrada de mi casa. Salgo con la bolsa en mano y entro por la puerta trasera.
Dejo la compra arriba de la mesada, sorprendiéndome al no encontrar a Minho o a sus libros sobre la isla.

—¿Estás en la sala? —apenas cruzo y lo veo sentado en el sofá—. ¿Qué haces aquí? Pensé que estabas estudiando.

—Me alegro también de verte, Hannie.

Mierda. Soobin, ¿ahora?

Me giro un poco para encontrarmelo parado, viendo las fotografías sobre una pared.

—¿Qué haces aquí? Vete.

Minho se levanta y camina hacia mí.

—No seas así, déjalo hablar —dice, con su voz totalmente suave.

—Él no tiene nada que decir —tiene la misma sonrisa de superioridad—. Te puedes ir antes de que te golpee como lo hice la otra vez.

—Me iré, solo tengo algo que decir.

—¿Qué cosa?

—¿No lo sabes, Minho? —comienza a acercarse—. La verdad.

—No hay verdad más falsa que salga de tu boca, vete.

—Jisung, déjalo —Minho susurra en mí oído.

—Tú no entiendes amor... —

—¿Amor? Vaya pareja de tortolitos —ríe—. ¿Sabes? Esta mañana me han enviado un video —lo miro frunciendo el ceño—. Uno que quizás quieras ver, Lee Minho.

—¿Qué video, Jisung? —toma de mí mano y se pega a mí por detrás, esperando una respuesta.

—Espera, espera —se pone un dedo en sus labios, fingiendo pensar—. Vamos a hacerlo más interesante —pone sus ojos sobre mí novio—. ¿Verdad o reto?

—No respondas —miro como puedo a la persona que esta detras mío—. ¡Vete! ¡Soobin, vete!

—No estoy hablando contigo, sino con tu noviecito —saca su celular y busca algo en él, hasta que su vista se posa en Minho—. ¿Verdad o reto? Responde, no tengo todo el día para jugar a esto.

—Verdad.

Me giro hacia Minho, mirándole a los ojos y apretando su mano.

—Ve arriba, yo hablaré con él y luego te lo explicaré todo, pero no tienes que hacer esto.

—Bien, como has elegido verdad... —

—Cállate, Choi.

—Y las reglas del juego dicen que te tengo que hacer una pregunta... —

—Ve arriba, por favor Minho —pero no me hace caso. Sus ojos se concentran en Soobin.

—¿Es verdad que Han Jisung hizo una apuesta solo para acostarse contigo?

Siento como el agarre de su mano se esta deshaciendo, hasta que están completamente separadas.

—¿Qué está diciendo, Jisung? —sus ojos, un poco aguados se encuentran con los míos.

—Estoy diciendo que solo eres una apuesta.

—No, Minho eso no es verdad.

—Si lo es y aquí tengo la prueba.

Ninguno de los dos aparta la vista del otro, mientras un video o un audio se reproduce.

¿Verdad o reto, bebé?

No me vengas con esas estúpideces.

¿Verdad o reto, bebé?

Reto.

Haremos una apuesta. He sido testigo de como mirabas a aquel chico pobre. Te voy a dar un mes, para que lo enamores y luego lo tires como la mierda que es. Sí lo logras, te dejaré en paz y te haré un cheque por el dinero que quieras. Es solo enamorarlo, acostarte con él y luego lo descartas, sé como es lo tuyo y es de una sola noche.

¿Y sí no lo logro?

Tienes que acostarte conmigo.

Está bien, ¿un mes?

Sí, si es que no te rindes antes.

Eso jamás, Soobin.

Y el audio termina de reproducirse.

Su rostro está lleno de lágrimas, al igual que el mío. Comienza a retroceder un poco y recoje su mochila. Trato de tomarle el brazo pero se suelta bruscamente.

—No me toques, déjame.

Corre hacia la puerta abriéndola como puede y yo lo sigo por detrás.
Hasta que ambos nos enfrentamos al frío.

—Minho, espera.

—¿Por qué me mentiste? —se detiene y sus ojos llorosos miran a los míos, desde una gran distancia.

—Déjame explicarte, por favor.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—Te lo iba a decir, te lo juro, solo déjame hablar.

—No, Jisung, ya está todo más que claro, solo soy una apuesta.

—¡No! ¡Jamás lo fuiste!

—Déjame en paz, Jisung, ¡Déjame pensar! —trato de ir hacia él, pero se aleja—. ¿En serio me amas? ¿O fue parte del juego?

—¡Claro que te amo!

—¿Y por qué no me lo dijiste antes?

—Te lo iba a decir hoy, te lo iba a confesar en la noche, por favor no te vayas, hablemos —limpio mis lágrimas que salen sin parar.

—Déjame solo, resultaste ser igual que como había pensado, ¿cómo pude ser tan ingenuo? ¿fuí tu juguete todo este tiempo? ¿has jugado bien, Jisung? ¿estás feliz? Ganaste. Te he dado todo mí y tú solo has jugado con eso, conmigo.

—No te vayas, por favor, nada de lo has dicho es verdad, déjame explicarte.

—No ahora, Jisung -absorve su nariz y larga un suspiro.

Se va.
No hago nada, sería absurdo seguirlo, no me escuchará.

Por favor amor, perdóname.

Limpio todo mi rostro y me adentro nuevamente a la casa, encontrandome a Soobin, sentado como si nada.

—¿Estás feliz? Cumplí tu puta apuesta, ¡Ahora déjame en paz!

—¿Estás llorando, Hannie? No lo estabas cuando me mostraste aquella foto.

—Y fue un error darte eso como prueba.

—¿Cómo lo hiciste? ¿Cómo sacaste la foto mientras le quitabas la virginidad?

—En ese entonces, no tenía idea de lo que sentía por él, solo quería que te vayas de mi vida.

—¿Y ahora qué sientes?

—Que soy un idiota, por no decirle la verdad en cuanto te dije que había follado con él, por dejar que hablaras hoy y esa vez que dije un sinfín de estúpideces —camino hacia él y lo agarro del cuello de su chaqueta, bruscamente—. ¡Déjame en paz! ¡A mí y a Minho! ¿¡entiendes!?

Mi puño se estampa con su rostro. Otra vez. Y otra vez, hasta que está en el piso, con un labio lastimado. Se recompone unos minutos después y me mira fijo.

—Aún tengo el dinero por si... —

—Métetelo por el culo, yo solo quiero que dasaparezcas de mi vida.

—Aún sigo pensando que me rogarás luego.

—Armar fantasías absurdas es tu don, cumplí la apuesta, has lo tuyo también.

—Lo haré, Han, lo haré.

Me siento en el sofá y escucho como la puerta se cierra. Me levanto nuevamente sin saber que hacer, a dónde ir o a quién llamar.
Tiro con toda fuerza y enojo lo que está encima del aparador, largando un grito.
Me apoyo en la pared y me deslizo lentamente sobre ésta. Derramando todas las lágrimas que jamás pensé que tendría.
Con un gran dolor en mi corazón y un vacío en todo mi cuerpo.

Todo de lo que tenía miedo, se está haciendo realidad.

Te lo iba a decir, ¿por qué tuvo que ser de esta manera?
Ahora entiendo lo que Hyunjin se refería, cuando decía que era peor si se enterase de la verdad por otra persona.

Lo siento tanto amor, pero haré lo posible para que me perdones, para volver a ponerte entre mis brazos. No te dejaré ir, tú eres mi vida y yo no puedo perderla.

No puedo perderte.

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