11 "Celos"
—Gracias por lo de hoy, Jisung—. Lisa esboza una sonrisa mientras abre la puerta del auto.— Me divertí mucho—. Mira esta vez a Minho.
Al principio se notaba tímida, hice todo lo que estaba a mí alcance para que se sintiera cómoda conmigo, y creo que funcionó.
—De nada pequeña—. Sonrío volteandome a verla.— Lo repetiremos, lo prometo—.
Alza su mano, levantando su dedo meñique.
Sonrío ante su acción, entrelazando mi dedo con el de ella.
Y se va sonriente hacia su casa.
Miro a su hermano, quién tiene una expresión de felicidad.
—Creo que le agradas—. Añade, girandose hacia mí.
—Lo sé, soy bueno con los niños—. Mentira, soy un desastre.
Pero por él hago lo que sea.
Por acostarme con él obviamente.
Fue un día distinto. Comí helado, algodón de azúcar y otras cosas.
Me he subido a muchos juegos, algunos me dieron miedo por la altura. Trataba de esconderlo, pero no pude.
Cerraba los ojos con fuerza y Minho agarraba mi mano, tranquilizándome.
¿Como es que pudo lograr eso?
Trato de salir de mi trance, pero reaparece la imagen de Minho comiendo helado y yo limpiando lo que le había quedado en la comisura de los labios.
Casi los acaricio completamente, pero me pude controlar.
No lo he invitado a la fiesta, mierda.
—Emmm—. No sé como hacerlo. Llevo mirando sus ojos un largo rato.— Hay una...—. Tartamudeo. Debo parecer un estúpido.
—¿Una fiesta?—. Me interrumpe y yo asiento.— Seungmin me invitó —.
—¿Ah, sí?—. Aparto la mirada, buscando mi reloj. Ya es tarde, mi casa debe estar repleta de personas. —Lo siento, debí decírtelo antes, ¿Irás?—.
—Iremos—. Dice, sentándose correctamente.
Asiento, prendiendo el motor y poniéndolo en marcha.
Mira por la ventanilla, como siempre.
Y yo lo miro de reojo, como siempre.
Llegamos a mí casa.
Filas de autos adornan la entrada.
Personas entrando y saliendo, con vasos o botellas en la mano, bailando. La música hace que los vidrios vibren por el volumen tan alto.
Estaciono mi Jeep como puedo. No tengo espacio en mi propia casa, para guardar mi propio auto, genial.
Hasta el garage ya está ocupado.
Como hay vista directa hacia el jardín trasero, desde la entrada puedo notar al grupo de estúpidos, digo, de amigos de Soobin, quién me nota y me sonríe.
Minho me mira, como si estuviera buscando respuesta, le agarro del brazo y nos apartamos de ahí, introduciendonos hacia la cocina.
Jisoo, se encontraba sentada en la isla, comiendo pastel.
Nota mi mirada seria y se levanta apartando el plato con el postre, con una expresión de "yo no estaba haciendo nada".
Claro que no hace nada, si lo único que sirve es para fastidiar.
—Lo siento, señor, no los pude controlar—. Se justifica, haciendo referencia a la fiesta.
—Puedes irte a casa, Jisoo—. Mi mano desciende por el brazo de Minho hasta agarrar su mano, entrelazando los dedos.
—Tengo que cumplir mi—
—Mi madre no sabrá nada, puedes irte—. Le señalo la puerta por si no sabe donde está, pero ella solo mira el pastel.— Puedes llevártelo, no me gusta—.
—Gracias, señor—. ¿Está aquí para comer o qué?.— volveré por la mañana—.
Por fin nos deja solos.
—¿De que te ríes—. Pregunto golpeando levemente su brazo y ambos reimos.
Me acerco más a él, viendo sus labios. Quiero besarlos.
Pero alguien nos interrumpe.
Una cabellera color amarilla y otra pelinegra, se aproximan a nosotros.
Soobin y su amigo Huenin... No sé cuanto.
—Siento la interrupción—. La voz de Soobin me irrita.
Minho suelta nuestras manos.
Y el imbécil "como se llame", parece como si estuviera desnudándolo con la mirada.
Mis manos inconscientemente, forman un puño, y en cualquier momento puedo pegarle.
Nadie mira así a Minho.
—Han, ¿Podemos hablar?— ¿Y dejar a Minho solo, con ese hambriento? Ni loco.— es de un tema importante—.
Se a lo qué se refiere, odio que pueda sobornarme así.
—De acuerdo—. Digo dando un paso hacia el frente, pero vuelvo a mirar a Minho. — Espérame aquí, ¿Sí?—. Él asiente, tratando de formar una sonrisa.
Antes de dejar el lugar, le doy una mirada fulminante a ese idiota, espero que lo pueda comprender.
Nos dirigimos al cuarto de limpieza, para poder hablar sin el sonido de la música.
—Parece que te está yendo bien, ¿No crees?—. Se acerca a mí a paso lento.
—Claro que sí—. ¿Estas preparado para perder?
—Dime, ¿Cuando te acuestas con él?—. Trato de alejarme, pero una pared me lo impide y Soobin ya tiene sus manos sobre mí.
—¿Estás ansioso?—. Digo, con el mismo tono seductor que él, solo para seguirle el juego.
—Es que quiero pensar en como te voy a desnudar—. Desciende su vista hacia mi cuello descubierto.— y en como te voy a besar—. Que asco.
—Eso nunca va a pasar—. Lo aparto de mí empujándolo.— Ten paciencia, pero ve aprendiendo a vivir sin mí—.
Salgo del cuarto, cerrando la puerta detrás de mí.
Enfrentándome con todas las personas y la música terriblemente mala, llego hasta la cocina, pero Minho no está aquí.
Ni ese idiota amigo de Soobin.
Salgo casi corriendo hacia el jardín, buscándolo por todas partes.
¿No le habrá hecho algo o si?
Logro respirar hasta que lo veo con Seungmin y sus amigos.
¿Por qué me preocupé tanto?
Me acerco lentamente hacia el rincón en donde están bebiendo. Mi corazón también se está calmando.
Pero una persona se pone delante de Minho, tratando de hablar con él.
Es ese idiota.
Me posicionó detrás. Miro atentamente los rostros de Minho y sus amigos, están totalmente incómodos con él aquí.
—¿Se te perdió algo, cara de maní?—. Pregunto, llamando su atención.
Félix y su novio casi escupen la bebida, mientras que Hyunjin no esconde su carcajada y Minho tiene su rostro rojo.
—Mi nombre es Hueningkai—. Dice tocandome el hombro, pero aparto su mano.
—Es lo mismo, vete—.
—¿Y si no quiero?—. Avanza hacía a mí, pero yo retrocedo.
—Vete—. Pronuncio lentamente para que conecte sus neuronas y se vaya.
—Oblígame—. ¿Es esto en serio?— cómo veo que no lo haces, me quedaré aquí—. Se sienta al lado de Minho, mientras que Hyunjin se acerca hacia mí, agarrándome el brazo para controlarme y me saca de ahí.
—¿Le ibas a pegar?—. Nos adentramos nuevamente en la sala, sentandonos en el sofá.
—No le vendría mal darle vuelta el cerebro—. Hyunjin rie ante mi comentario.
Mi vista sigue pegada en la puerta de vidrio, puedo ver completamente como ese "cara de maní" le habla a Minho. Y también puedo notar su incomodidad.
—Así que es él con el cual sales—. Afirma, dándome un vaso con alguna bebida.
—Algo así—. Bebo, tomándome todo el contenido de un sorbo.
—Parece que quieres algo serio—. Lo miro, tratando de comprender el por qué de no decirle sobre la apuesta.— Te veías muy celoso—.
—¿Qué?—.
—Viste a Hueningkai coquetear con él y reaccionaste, yo haría lo mismo si se tratase de Jeongin—.
Ustedes son pareja, es totalmente diferente.
—No estoy celoso—. Claro que no lo estoy.
—Jisung, cuando aprendas a descubrir tus sentimientos, en serio que será un milagro—. Lleva su vaso hacia sus labios, abriendo los ojos como platos.
Miro nuevamente hacia el jardín y la imagen que veo, me desagrada completamente.
Cara de maní, acariciando la pierna de Minho.
Me levanto con fuerza y corro hacia allí, mientras tengo a Hyunjin tratando de detenerme.
Llego hasta él y lo agarro de la camiseta levantando su cuerpo.
—¡Qué te vayas!—. Y mi mano golpea su rostro, dejándolo caer en el piso.
Llamando la atención de todos en el lugar, pero no me importa.
Froto mi mano, tratando de contener el dolor.
Y cara de maní consigue levantarse. Con todas sus fuerzas, para luego pegarme con su débil puño.
Lo que logra hacer es girar mi cuello.
Mi labio arde y siento el sabor a sangre en mi boca.
El cara de maní se toca su nariz sangrante, mientras que yo trato de juntar más fuerza para volverle a pegar, pero alguien me lo impide.
Minho.
—¡Para!—. Su expresión es seria.— por favor—.
Bajo el brazo lentamente mientras que Minho sigue agarrándolo hasta llegar a mi mano.
Soobin y algún otro estúpido, llegaron para ver como esta el imbécil ese.
Me alejo de ahí. Tomando la mano de Minho.
Me encamino hacia mi habitación.
Cierro la puerta de un portazo al entrar.
—¡Imbécil!—. Toco la comisura de mis labios lastimados.
—No te toques—. Su mano libre, aparta la mía, acariciando mi mejilla.— puedes infectar la herida—. Observa atentamente mi rostro.—¿Tienes algún botiquín?—.
—En el baño—. Suelta mi mano y se dirige hacia el lugar.
Me siento en el borde de la cama, pensando en lo que hice.
¿Por qué reaccioné así? ¿Hyunjin tendrá razón?
No, claro que no la tiene.
Minho se sienta a mi lado, dejando la caja en medio.
Saca un algodón y le pone algún líquido y lo pasa por mi herida.
Miro sus ojos y luego su boca, está tan cerca.
—¿Por qué hiciste aquella estupidez? Ahora tienes lastimado el labio y se puede infectar—.
—Ese idiota te estaba coqueteando como un descarado, se podía notar tu incomodidad a kilómetros—. Sigo enojado.
Fue mala idea haber hecho esta fiesta.
—¿Y eso qué? Soy libre de que me coqueteen, Jisung—.
—¿Qué no entiendes que me gustas, Minho?—. Aparto su mano de mi rostro, tirando la caja, me balanceo sobre él para alcanzar sus labios y besarlo.
El me corresponde al beso y se vuelve uno salvaje.
Comienza acariciarme la espalda por debajo de la camiseta para luego rodear con sus brazos mi cuello.
Y al sentir sus manos frías, mi piel reacciona enseguida.
Sus labios son deliciosos.
No puedo pensar en otra cosa que no sea yo follandolo.
Es hora, es mío.
"Me gustas, Minho". Resuena una y otra vez.
Espero que se lo crea.
Comienzo a bajar, dejando besos en su cuello y en su clavícula.
Mi mano acaricia su abdomen, tratando de acariciar su piel y la otra acaricia su muslo de arriba a bajo.
Hasta que la habitación se ilumina con la luz del pasillo.
—Jisung, ¿Estas...—. Me separo de los labios de Minho, para ver quien es el imbécil esta vez.
—Seungmin—. Digo haciendo que Minho se separe totalmente de mí.
Seungmin está parado en la puerta con la mano tapando su boca y los ojos abiertos.
Parece que nadie le dijo.
Espera, ¿Por qué debería decirle?
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