XVI. Alecto
Me hizo inmortal de plebeyos,
en tu boca descubrí que mientes.
Castaños funestos cabellos;
envenenan, parecen serpientes.
Azotas mi mente,
¿por qué te privé de tus alas?
ahora se muestra indiferente
mientras me acarician las balas.
Mil artilugios, directa, amor;
no se agotan tus medios.
Recuerdame todos los días mi error:
añorarte hace momentos previos.
Me asciende, con besos, levito;
profusa intangible esper.
Me trae llorando, loco le recito
"¿qué me hiciste, mujer?".
Llevo pensando en vos,
eso no es lo correcto.
Alcanza un viaje de dos,
háblame en nuestro dialecto.
Se despidió, me dijo "adiós",
entonces fue tan perfecto...
¿Esos ojos eran de Dios
o acaso serían de Alecto?
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