XIX. Ensueño
Quédate y por esta ocasión,
percibe la tarde fría
que algunos otoños grises
dibujaron sobre mi lecho.
Toma de mi mano y por nada
sueltes de ella otra mañana,
pues cuando despierte
quiero que sigas aquí.
Déjame escucharte al menos,
claro y tan solo una vez más,
como latidos en medianoche,
para soñarte otras mil veces.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top