Cae la noche, y con ella
mis lamentos a tierra.
Estrellas fugaces, tu mirada
que enseguida se alejan.

Lágrimas, rocío de mañana
inútilmente derramadas.
Adormecido, visión difusa
delirando en tu inexistente figura.

Suplicio, perdiendo la fe
y la tormenta en mi alma cae.
Quisiera perderme un instante,
creerle al tiempo lo que no debe.

Horas, minutos, segundos y te extraño;
dolor, lamento y soledad es daño.
Y pensarte en mi soledad es en vano,
si te pienso, es un sueño
y el soñarte no es sano.

¿Donde están los momentos?
¿Acaso se los ha llevado el viento?
¿Es este el final del cuento?
¿Tan cerca cómo el mismo firmamento?

Paz y agonía, siento en mis venas;
miedo y amor, me atraen con cadenas.
Feliz y devastado al tener tu alma,
fuimos noche y día habitando nada.