IX. Sanguíneo
Risas, más risas...
ríes de todo,
menos de las cadenas
que ahora te atan.
Risas, más risas...
estoy desquiciado.
Al otro lado del espejo
te enamora observarme.
Me gustaría quizás
mis manos suavemente
deslizar a tu cuello
y cortar el tallo de una flor.
Soy un asesino,
de viaje mi mente
no está, estoy demente
y me distraigo vacío
mientras pinto paisajes
de mares de sangre
al menos lo que dure
mientras frescas perduren
las arterias de mi musa.
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